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ENTRANDO EN LAS RIQUEZAS DE LA PALABRA - Christian Chen

ENTRANDO EN LAS RIQUEZAS DE LA PALABRA
Christian Chen
Primera edición: Junio 2005
Las citas de las Escrituras corresponden a la versión Reina-Valera 1960,
salvo donde se indique otra cosa.
Transcripción: Carla Álvarez, Mª Alejandra Araneda, Carla Bustamante,
Denisse Cabello, Dámaris Apablaza.
Traducción: Jairo Dos Santos, Andrew Webb.
Edición: «Aguas Vivas».
Diseño & Diagramación: Mario Contreras.
EDICIONES «AGUAS VIVAS»
Temuco - CHILE.
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PRESENTACIÓN
Los mensajes que conforman este libro fueron impartidos en
la Primera Jornada de Entrenamiento Bíblico para Jóvenes, entre
los días 5 y 8 de agosto de 2004, cerca de Rancagua, Chile.
Su expositor fue Christian Chen, conferencista internacional
con un fructífero ministerio en países como Estados Unidos, Canadá,
Formosa, Singapur, Australia, Nueva Zelandia, Brasil y ahora
también en Chile.
La Jornada se desarrolló en pleno invierno, con un clima bastante
helado; sin embargo, eso no fue impedimento para que más
de cien jóvenes de diversas ciudades del país se dieran cita y disfrutasen
con un corazón encendido la preciosa enseñanza. Muchos
de ellos fueron despertados para una búsqueda de la voluntad
de Dios para sus vidas. Muchos de ellos empezaron a amar la
Palabra y a leerla como nunca antes.
Oramos al Señor para que esta palabra que trajo tanta bendición
a un centenar de jóvenes, pueda traerla a otros por medio de
este libro, en todos los países de habla hispana. Para que en un
plazo no muy lejano, el Señor tenga en todo lugar siervos y siervas
ministrando con gracia la Palabra, para el lavamiento y embellecimiento
de Su amada.
Los Editores
Temuco (Chile), junio de 2005.
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INDICE
Aclaraciones previas ............................................................. 9
1. El Salmo de la Palabra .................................................... 11
2. El trasfondo del Salmo 119 ............................................ 25
3. Condiciones para ser rico en la Palabra ......................... 43
4. Los tratos de la Cruz ....................................................... 61
5. El secreto del Señor ........................................................ 81
6. El ejemplo de Mateo .................................................... 105
7. El principio de la doble mención ................................. 125
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ACLARACIONES PREVIAS
Antes de comenzar, quisiera hacer algunas aclaraciones. Cuando
hablamos de ‘entrenamiento’ significa que estamos en la Escuela
de Cristo. Entonces, debemos tener presente que Cristo es
nuestro Maestro.
Ahora, en la Escuela de Cristo hay siervos que ayudan a impartir
algunas cosas entre los hermanos, pero nadie puede tomar
el lugar de Cristo. Todos nosotros somos discípulos de Cristo;
éste es el verdadero significado del discipulado.
En segundo lugar, cuando estamos siendo entrenados por el
Señor significa que estamos siendo disciplinados por el Señor.
En este tipo de encuentro, sólo podemos ayudar a alguien que ya
es bueno, para que sea mejor. No es que vamos a traer a alguien
de lo malo a lo bueno. Nuestra meta es, si el Señor lo desea,
llevarlos de lo bueno a lo mejor. Esto significa que ya tienes un
corazón para el Señor, deseas servir al Señor, y este es el punto
de partida.
En tercer lugar, como éste no es un encuentro normal, ustedes
tienen que darme permiso para poder hacerles preguntas;
aunque yo entiendo que ya tengo este permiso, pues para esto he
sido invitado. Yo acostumbro a formular algunas preguntas muy
sencillas al comienzo de cada sesión; y vamos a empezar esta
noche. Antes de eso, tendré una lista con sus nombres, su procedencia
y su edad. Pero como yo no deseo avergonzarles, siempre
haré preguntas muy, muy simples. Si están atentos a lo que
compartiremos, ustedes podrán responder, porque no son preguntas
difíciles.
Haremos preguntas para ayudarles a poner atención a lo que
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está siendo compartido. Si alguien no sabe responder, se enojará
consigo mismo, y dirá: «¡Cómo es que no pude responder una
cosa tan simple!».
Mi responsabilidad es compartir con ustedes acerca del estudio
de la Biblia: cómo estudiar la Biblia, o cómo entrar en las
riquezas de la Palabra. Todos nosotros leemos la Palabra, todos
estudiamos la Biblia; sin embargo, no cualquiera puede recibir
el beneficio. Todos la estudiamos, pero no cualquiera entra en la
cosecha de la Palabra. Nuestro propósito será ayudar a los hermanos
y hermanas a entrar en las riquezas de la Palabra.
A nosotros nos gustaría comenzar desde la Palabra de Dios.
En otras palabras, iremos a ella para encontrar las respuestas. No
vamos a buscar en la sabiduría humana; sabemos que esta sabiduría
que buscamos tiene que venir de arriba. No solamente la
Palabra de Dios va a interpretar la Palabra de Dios, sino que
además sólo ella nos puede enseñar cómo entrar en las riquezas
de la Palabra de Dios.
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EL SALMO DE LA PALABRA
«¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra»
(Sal. 119:9). «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar
contra ti» (Sal. 119:11). «A toda perfección he visto fin; amplio sobremanera
es tu mandamiento» (Sal. 119:96). «La exposición de tus palabras
alumbra; hace entender a los simples» (Sal. 119:130).
Oremos: Amado Señor, ponemos este tiempo en tus manos.
Tanto los que hablan como los que oyen, todos nosotros nos
sentamos a tus pies. Tú eres nuestro Maestro en la Escuela de
Cristo. Oramos para que en verdad hables a nuestros corazones
en este fin de semana. Te damos gracias por este maravilloso
momento que tenemos juntos; aunque haya frío afuera, oramos
para que mantengas nuestros corazones ardientes. Tenemos
una sola pasión y ésta es: Señor, te amamos; deseamos
agradarte. Que tu corazón pueda estar satisfecho. Todos los
que estamos aquí anhelamos, por tu gracia, aprender algo. Enséñanos,
Señor. Unge tu Palabra; unge también nuestros oídos.
Unge a quien va a hablar y a quien va a traducir. Gracias, Señor,
en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
El Salmo más largo Como ustedes saben, el Salmo 119 es el Salmo más largo
de toda la Biblia. ¿Ustedes saben cuántos versículos tiene?
¡176! Ahora, ¿por qué es tan largo? Porque algo ha
tocado el corazón de Dios. Cuando uno habla con una madre
acerca de su bebé, ella habla mucho. Ella nos dirá que, cuando
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su bebé nació, los pájaros cantaban en lo alto de los árboles, y
que sucedieron muchas otras cosas. Uno descubre que esa mamá
habla y habla, y no para de hablar. Entonces uno sabe que algo
ha tocado su corazón.
Así, aunque hay tantos capítulos en la Biblia, cuando uno llega
al Salmo 119 ve que, por causa de que algo ha tocado el corazón
de Dios, él no puede hacer otra cosa sino hablar, hablar y hablar.
Por eso, este es el más largo de todos los capítulos de la Biblia.
En cambio, el Salmo 131 es uno de los más cortos:
Jehová, no se ha envanecido mi corazón,
ni mis ojos se enaltecieron;
ni anduve en grandezas,
ni en cosas demasiado sublimes para mí.
En verdad que me he comportado
y he acallado mi alma.
Como un niño destetado de su madre;
como un niño destetado está mi alma.
Espera, oh Israel, en Jehová,
desde ahora y para siempre.
¿De qué habla este Salmo? Solamente de una palabra: humildad.
Si uno desea saber algo acerca de la humildad, basta con
que lea este Salmo. Ahora, ¿qué es la humildad? Humildad no es
mirarse a sí mismo como inferior: humildad es no mirarse a sí
mismo en absoluto. Cuando uno no se mira a sí mismo, no tiene
nada que decir de sí mismo. Es por eso que este es uno de los
Salmos más cortos. Si usted es alguien que no tiene egoísmo,
entonces tiene pocas palabras.
Conocí personalmente al hermano T. Austin-Sparks. Cierta
vez, en Nueva York, estuvimos en una cena juntos, y me senté
cerca de él. Sin embargo, él rara vez decía algo en la mesa. Encontré
eso muy extraño, pues cuando los hermanos nos reunimos
para tener una cena juntos, compartimos. Más tarde supe
que no era así sólo en Nueva York; también era así en Londres.
Cuando él estaba con los hermanos más jóvenes podía sentarse
por una hora sin hablar ninguna palabra. Así es un hombre que
verdaderamente no está ocupado de sí mismo. Toda persona que
no está ocupada consigo misma es de pocas palabras.
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Entonces, en contraste con el Salmo 131, en el Salmo 119
vemos como si Dios no pudiera hacer otra cosa sino continuar
hablando. Es que ese Salmo está en el corazón mismo de nuestro
Dios. Por eso dice: «En el principio era el Verbo (la Palabra),
y el Verbo (la Palabra) era con Dios, y el Verbo (la Palabra) era
Dios» (Juan 1:1).
Dios se expresa a través de la Palabra
Nosotros tenemos dos libros en la Biblia acerca del principio.
El evangelio de Juan: «En el principio era el Verbo (la Palabra),
y el Verbo (la Palabra) era con Dios, y el Verbo (la Palabra)
era Dios» (Juan 1:1). Y el libro de Génesis: «En el principio
creó Dios los cielos y la tierra. Y dijo Dios: Sea la luz, y fue la
luz» (Gn. 1:1-2). Ahora entendemos cómo Dios creó los cielos y
la tierra. Allí tenemos la Palabra. Porque «en el principio era el
Verbo (la Palabra), y el Verbo (la Palabra) era con Dios, y el
Verbo (la Palabra) era Dios». Ahora entendemos que, no importa
si se trata de la Palabra de Dios encarnada o de la Palabra de
Dios escrita, ella es la cosa más importante en el universo. Porque
a través de la Palabra –la Palabra escrita o la Palabra encarnada–
Dios se expresa de una manera muy maravillosa.
Dios desea expresarse a sí mismo. Uno de los grandes dolores
que experimentamos en nuestra vida es cuando no podemos
expresarnos. Usted puede estar lleno de amor, puede ser un gran
padre, sin embargo, si no sabe cómo expresarse a sí mismo, usted
sufrirá un gran dolor. Normalmente los padres expresan su
amor a sus hijos; igualmente los abuelos siempre buscan la manera
de expresar su amor. Yo conozco a un hermano que, si tuviera
hijos, sería un gran padre; sin embargo, como él no tiene
ningún hijo, entonces tiene muchos perros y gatos. Esa es la
manera cómo él expresa su amor. Hermanos y hermanas, es un
gran dolor si alguien no es capaz de expresar su amor.
¿Cómo Dios se expresa a sí mismo? A través de la Palabra.
Primero, a través de la Palabra encarnada –porque la Palabra se
hizo carne– es decir, nuestro Señor. Cuando nuestro Señor bajó,
entonces los cielos bajaron, entonces el amor se hizo carne; la
humildad se hizo carne, la paciencia se hizo carne. Antes, el amor
era muy abstracto, y la paciencia y la humildad eran cosas abstractas.
Pero cuando el Señor Jesucristo se inclina y escribe algo
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en la arena, ahí vemos la humildad1. A través de Jesucristo, el
amor de Dios se ha manifestado y expresado.
Luego, Dios también se expresa a través de su Palabra, la
Biblia. A través de la Biblia uno sabe que «de tal manera Dios
amó al mundo». Entonces, hermanos, esto es muy importante.
Si no conocemos la Palabra, ¿cómo vamos a conocer a Dios?
¿Cómo vamos a experimentar las riquezas del corazón de Dios?
Ahora uno entiende por qué, cuando Dios abre su boca acerca
de la propia Palabra de Dios, es como si no pudiera detenerse.
En el Salmo 119, desde el versículo 1 hasta el 176, es como si
Dios pusiera todas las cosas acerca de su Palabra en este solo
capítulo. Este capítulo, en verdad, es una mina de oro de Dios.
Yo sé que algunos de ustedes ya han memorizado estas palabras,
y pienso que sería una cosa maravillosa si ustedes pudieran memorizar
todo este Salmo.
Cuando alguien deseaba invitarme, en Brasil o en otros lugares,
yo siempre ponía una condición: «Si ustedes desean que yo
comparta sobre el Salmo 119, entonces, tienen que leerlo por lo
menos 50 veces. Si ustedes tienen 20 personas que hayan leído
el Salmo 50 veces, entonces voy; de otra forma, me perdonarán,
pero no puedo ir». Esa es la condición. Sin embargo, el Señor
siempre hace más de lo que pedimos, porque cuando después
nos reunimos supe de algunos que lo habían leído más de 100
veces.
Entonces, si verdaderamente deseamos conocer al Señor, tenemos
que estar disponibles para el Espíritu Santo. El mundo
desea a los jóvenes. El mundo desea tu contribución. Pero, hermano,
¿estás dispuesto a entregarte a ti mismo al Señor? Mientras
estés en la alborada de tu vida serás enriquecido con la Palabra.
Yo sé que sus padres siempre desean darles lo mejor a ustedes,
pero les voy a decir una cosa: Ningún padre puede darles un
mejor regalo que éste: que sean enriquecidos con la Palabra del
Señor. Si sus padres pudieran procurar un ambiente tal, que ustedes
tengan un anhelo por la Palabra de Dios, eso es lo mejor
que ellos podrían darles.
Este es un fin de semana en que se supone que ustedes van a
aprender más acerca de la Palabra de Dios. Así que vamos a permitir
que la Palabra nos enseñe cómo penetrar en sus riquezas.
1 Referencia a Juan 8:6.
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Ustedes saben que el Salmo 119 es muy largo. Recuerdo a un
pastor anciano. Cierta vez iba a predicar un sermón, pero olvidó
su texto. Intentó recordar sobre qué versículos iba a hablar, pero
no podía acordarse. Entonces dijo: «Vamos a leer el Salmo 119».
Toda la congregación se puso en pie y leyeron el Salmo completo,
desde el versículo 1 hasta el 176. Pero cuando terminaron, él
aún no podía acordarse del versículo. Entonces dijo: «¡Hermanos,
este capítulo es tan maravilloso! Vamos a leerlo otra vez»,
así que leyeron una vez más los 176 versículos. Cuando terminaron,
el tiempo del culto ya había concluido. Entonces él dijo:
«El tiempo se acabó, ¡así que nos vamos a despedir!». ¡De verdad,
este es un Salmo muy largo!
Una estructura muy especial
Quiero que los hermanos sepan primeramente que este Salmo
tiene una estructura muy especial, única. Cada ocho versículos
se forma una unidad. Por ejemplo, desde el versículo 1 al 8 está
la primera unidad. Desde el versículo 9 al 16 hay otra unidad.
¿Por qué esta estructura es tan especial? Si leemos todo el Salmo
vamos a descubrir que puede ser dividido en 22 unidades, y cada
unidad tiene 8 versículos. Ahora, oigan con atención: el alfabeto
hebreo tiene 22 letras. El alfabeto griego también tiene 22 letras.
La primera es «alfa», la última es «omega». Claro que para nosotros
el hebreo y el griego son muy complicados; pero si queremos
usar el alfabeto inglés, lamentablemente, éste tiene 26 letras.
La primera es A, la última es Z.
En el alfabeto hebreo, desde la primera hasta la última, hay
22 letras. Así pues, tenemos 22 letras para 22 unidades. Y en
cada unidad tenemos 8 versículos. A la primera unidad corresponde
la primera letra. En el versículo 1 la primera palabra comienza
con la letra «a». Cuando llegamos al versículo 2, la primera
palabra también comienza con la letra «a». (Yo creo que es
mejor usar el griego, porque también corresponde a las 22 letras).
Cuando llegamos al versículo 3, también la primera palabra
comienza con la letra «alfa». Desde el versículo 1 hasta el
versículo 8, todos comienzan con la letra «alfa».
Ahora, cuando llegamos al versículo 9, que pertenece a la
segunda unidad, tenemos la letra griega «beta». Entonces el versículo
9: «¿Con qué limpiará el joven su camino?», si lo escri16
biésemos en griego, la primera palabra comenzaría con la letra
«beta». Lo mismo ocurre con el versículo 10, con el 11, con el
12 y así hasta el 16. Entonces, desde el versículo 1 hasta el 8
todos comienzan con «alfa»; desde el versículo 9 hasta el 16
todos comienzan con «beta»; y la tercera unidad comienza con
la letra «gamma», que es la tercera letra del alfabeto griego; y así
hasta que llegamos a la última unidad. En la última unidad, cada
verso comienza con la letra «omega». De esta manera, descubrimos
en este salmo una estructura maravillosa.
Tenemos, pues, 22 unidades, y cada unidad comienza con
una letra del alfabeto hebreo. De acuerdo al orden «alfa, beta,
gamma...» podríamos decir que la primera unidad es la unidad
«alfa», la segunda es «beta», la tercera es «gamma», etc. En la
unidad ‘gamma’ cada primera palabra empieza con la letra
‘gamma’. Yo sé que hay una traducción en inglés del Salmo 119
que fue hecha de acuerdo a esta estructura. No sé si la habrá en
español. Si ustedes encuentran alguna versión con esta estructura,
eso podría ayudarles. Si no existe, los desafío a que la hagan.
Escriban una versión española del Salmo 119 con esta estructura.
Obviamente, tienen que usar 22 letras, y no 29. Entonces,
cuando los hermanos lean esa versión, van a saber cuál es la
estructura del Salmo 119.
Ahora, esto tiene mucho significado. ¿Por qué Dios ha escrito
este Salmo con esta estructura? La primera razón es porque
este Salmo nos habla acerca de la Palabra de Dios. Todo hijo de
Dios debería saber todo acerca de la Palabra de Dios. Debido a
que el Espíritu Santo organizó de esta manera este Salmo, es
muy fácil recordarlo. Pero no sólo el Salmo 119 tiene esta estructura,
también otros Salmos la tienen. Estos son llamados
«Salmos alfabéticos»2. Sin embargo, no hay otro Salmo como el
119, tan simétrico, tan perfecto en su estructura. Este es el único
Salmo alfabético que tiene una estructura tan rígida, y con un
tipo de simetría perfecto. Es muy hermoso. En la Palabra de
Dios uno no sólo ve la verdad, sino también la hermosura.
Ahora, ¿por qué 22 unidades y en cada unidad 8 versículos?
Porque las 22 unidades nos hablan de las 22 letras del alfabeto.
Cuando uno quiere expresar algo en hebreo, uno pone las letras
juntas, las ordena, hace los arreglos y los cambios, y así se pro-
2 También llamados acrósticos.
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ducen las palabras. Esto significa que los fundamentos de las
palabras son las letras. Si nosotros quitamos las letras, no tenemos
palabras. Las palabras son combinaciones o arreglos con
distintas letras. Este es el fundamento de todo.
En el último libro de Apocalipsis, Dios dijo: «Yo soy el Alfa
y la Omega». Y después nuestro Señor dijo: «Yo soy el Alfa y la
Omega». ¿Qué significa eso? Debemos recordar cómo Dios presenta
su Palabra, cómo habla su Palabra. Supongamos que usted
hace una llamada telefónica. Su nombre es Pablo, pero la otra
persona no puede entenderlo, ¿qué hace usted? Deletrea su nombre:
P-a-b-l-o. Cuando uno deletrea, significa que está volviendo
a los fundamentos del lenguaje. Así, la persona del otro lado
puede entender.
Nosotros no conocemos a Dios; entonces ¿cómo vamos a
conocerle? A veces, él tiene que deletrear. Y cuando él deletrea,
dice: «Alfa» y «Omega». Significa, entonces, que a través de
Cristo nosotros comenzamos a entender. Por esa razón nunca
podemos dejar a Cristo fuera de la Palabra de Dios. Sin Cristo
uno no puede entender la Palabra, porque estas letras son las
unidades de construcción de la lengua. Cristo es la única piedra
angular de la Palabra de Dios. Si sacamos a Cristo, no queda
nada. Cuando estudias la Biblia, ¿has encontrado a Cristo? A
veces es necesario que Dios deletree su Palabra y Voluntad para
ti. Nuestro Señor dijo: «Yo soy el Alfa y la Omega». Esto es muy
importante, hermanos.
Algunas personas dicen que, en promedio, uno encuentra a
Cristo cada 25 versículos de la Biblia, porque Cristo está en todo
lugar. En el Antiguo Testamento tenemos 333 profecías acerca
de la Primera Venida de Cristo. Si uno lee el Antiguo Testamento,
sea a través de la profecía, de la tipología, de los rituales
judíos, de los colores, o de los números; de muchas maneras, va
a encontrar a Cristo.
Hubo un gran erudito bíblico llamado John Bengel. Era profesor
de una universidad alemana. Muchos estudiantes lo admiraban,
porque no sólo era un erudito, sino también era muy piadoso;
y ellos deseaban conocer su secreto. Entonces un estudiante
muy travieso fue a su oficina a ver qué estaba haciendo.
Como él era un gran erudito de la Palabra, el estudiante pensaba
que lo iba a encontrar realizando una investigación, recolectan18
do datos. (Si John Bengel estuviera vivo hoy, lo imaginaríamos
sentado ante su computador). Ese estudiante estaba esperando
algo así. Sin embargo, John Bengel abrió su Biblia y entonces
oró así: «Amado Señor Jesús, esta es una nueva oportunidad
para poder reunirnos». ¡Él iba a encontrarse con Cristo en la
Palabra de Dios!
Hermanos, ¿podrían ustedes encontrar a Cristo en todas las
páginas de su Biblia? Si sólo puedes decir: «Aquí yo sólo veo
palabras», no olvides: la piedra angular es Cristo. No podemos
sacar fuera de la construcción esta piedra. En la Biblioteca del
Congreso de Estados Unidos está la declaración de emancipación
de los esclavos. Al leer esas palabras, uno se entera de cómo
los esclavos negros fueron libertados. Al mirar de cerca, se lee la
historia, pero cuando uno se aleja un poco y mira a la distancia,
ve la forma de una cabeza humana, la cabeza de Abraham Lincoln.
Si uno mira de cerca es una declaración, pero si mira de lejos es
Abraham Lincoln.
Lo mismo sucede con la Palabra de Dios. Si vemos Génesis,
Éxodo, y Apocalipsis, Mateo, Juan, y muchas cartas, es porque
estamos mirando de cerca. Pero si deseamos entender la Palabra
de Dios, al mirar de lejos, vamos a ver a Cristo. Por esta razón, el
Espíritu Santo intenta hacernos recordar que si deseamos entrar
en las riquezas de la Palabra, tenemos que recordar que nuestro
Señor es ‘Alfa’ y ‘Omega’. Y esta estructura del Salmo 119 nos
hace recordarlo.
La clave para entender la Biblia
Otra cosa que quiero que los hermanos recuerden es que añl
estudiar la vida de nuestro Señor y sus discípulos, antes de Su
resurrección, él nunca impartió clases de enseñanza bíblica.
Nosotros tenemos clases para el estudio de la Biblia en todos los
lugares; sin embargo, en la Biblia vemos que el Señor impartió
algo semejante a una clase bíblica sólo después de haber resucitado.
No antes. La razón es muy simple: Después de la resurrección,
el Espíritu Santo nos va a conducir a la verdad. Y entonces,
cuando él se encontró con sus discípulos, les abrió la Biblia. ¿Se
acuerdan de los discípulos que iban camino a Emaús? Por alguna
razón, ellos bajaron desde Jerusalén hacia Emaús. Estaban
viajando hacia el occidente; iban descendiendo a medida que el
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sol descendía. No sabemos por qué viajaban hacia allá; probablemente
estaban desanimados después de la crucifixión del
Señor. Recordamos cómo el Señor caminó con ellos, y él les
abrió la Palabra. Entonces, ambos discípulos sentían que su corazón
ardía en su interior. Ellos conocían la Biblia, porque eran
judíos ortodoxos. Sin embargo, la Biblia era un libro cerrado
para ellos. Conocían cada palabra del alfabeto hebreo, pero no
discernían, porque era un libro cerrado para ellos. Sin embargo,
el Señor abrió sus ojos, de tal manera que cuando él les explicaba
la Palabra, ellos sentían que ardían por dentro. Así recordarían
más tarde lo que había ocurrido.
Cada vez que uno quiere conocer la Palabra, ¿tiene su corazón
ardiendo? Algunos de ustedes son estudiantes de Física,
Química, de Psicología u otros campos. Déjenme desafiarles:
cuando ustedes se sientan en su puesto, cuando su maestro está
enseñando algo, luego de terminada la clase, y dos de ustedes
conversan, ¿podrían decir que cuando su profesor estaba enseñando,
su corazón ardía? ¡Eso nunca ocurre! Yo estuve en la
Universidad por muchos años enseñando Física, pero nunca oí
decir a algún alumno que cuando el profesor estaba enseñando
su corazón ardía. ¡Al contrario, el corazón se vuelve más y más
frío!
Ahora bien, al estudiar la Palabra, depende de cómo uno la
estudia. Uno puede asistir a diversas clases de estudio bíblico.
Supongo que en la Universidad de seguro ustedes tienen alianzas
bíblicas de estudiantes, y cuando se reúnen para estudiar la
Palabra, a veces están muy ardientes, porque hay discusiones
muy encendidas. Algunos hermanos hablan a gritos, así que la
atmósfera es muy caliente; sin embargo, tu corazón no está ardiendo.
¿Qué significa eso? Significa que hemos perdido la clave,
hemos olvidado la clave. Cuando el Señor estaba con aquellos
dos discípulos, sabemos que algo ocurrió mientras él les iba
explicando. Ahora sabemos cuál es el secreto.
Vamos al evangelio de Lucas, capítulo 24:32: «Y se decían el
uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras
nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?».
Cuando el Señor nos abre las Escrituras, nuestro corazón arde
dentro de nosotros. Ahora, esto ocurrió con los dos discípulos
que iban bajando, tal como el sol, hacia occidente. ¿Cómo lo
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hizo el Señor? Versículo 25: «Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos,
y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han
dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y
que entrara en su gloria?». El versículo 27 es una clave muy
importante: «Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos
los profetas —esto significa todo el Antiguo Testamento–,
les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían».
Algunos maestros de la Biblia explican a las personas acerca
de toda la Biblia y eso es todo. Hay estudios bíblicos, en que
ellos conocen muy bien su Biblia y explican todas las Escrituras,
y eso es todo. Sin embargo, es distinto con nuestro Señor.
¿Qué hizo él? Él les declaraba en todas las Escrituras lo que de él
decían. Aquí tenemos la clave. Cuando esta clave nos es dada,
podemos hallar a Cristo en el Antiguo Testamento. Entonces
toda la Escritura se abre. Antes de eso, sin duda, es un libro cerrado.
Pero ahora es distinto, ¿por qué? Porque el Señor abrió las
Escrituras, aplicando cada página de las Escrituras a sí mismo.
Ahora entendemos por qué Cristo dijo: «Yo soy el Alfa y la
Omega». Es muy claro. Y más que eso, si leemos en el versículo
44: «Y les dijo: –a los otros discípulos– Estas son las palabras
que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que
se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés,
en los profetas y en los Salmos», entonces, en el versículo 45, él
les abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras.
Esta es la manera normal de entender la Palabra. Hoy tenemos
muchas clases de enseñanza bíblica por todas partes. Cuando
estamos en la Universidad hay muchas reuniones de comunión;
sin embargo, ¿cómo estamos estudiando la Biblia? Si uno
estudia la Biblia cuidadosamente, ya nos ha sido dada la clave.
Entonces podemos empezar por aquí. Sin embargo, el Señor
desea hablarnos algo más.
Tenemos estas 22 unidades que nos hacen recordar que Cristo
es el Alfa y la Omega, como la piedra angular de la Palabra de
Dios. Si sacamos a Cristo fuera, no nos queda nada. Esta es exactamente
la afirmación que Martín Lutero hizo a sus compañeros.
El secreto de la comprensión que Martín Lutero tenía de la
Palabra, es que su manera de interpretación era cristocéntrica. Él
dijo: «Toma a Cristo contigo, y vas a entender la Palabra». Esto
es verdad.
21
El número 8 nos habla de resurrección
Hermanos, en el Salmo 119 tenemos 22 unidades y cada unidad
tiene 8 versículos. Ahora, el número 8 en la Biblia siempre
nos habla de resurrección. Porque el número 7 habla de perfección,
y el número 8 está más allá de la perfección. Todos en esta
tierra cuando llegan al 7 llegan al fin, la muerte significa el fin,
pero gracias a Dios, nuestro Señor no sólo murió, sino también
resucitó. En el octavo día, el Señor resucitó. Este es el día de
nuestro Señor. Hablando estrictamente, el día del Señor –el día
domingo– es el día octavo. Es el día de la resurrección. Es el día
que Dios ha escogido, y deberíamos alegrarnos en él. El número
8 en la Biblia siempre nos habla de resurrección.
Y eso nos hace recordar la naturaleza de la Palabra. ¿Por qué
resurrección? Significa que la Palabra de Dios pudo pasar la prueba.
El enemigo de Dios intentó destruir la Palabra de Dios. En
los primeros tiempos de la historia de la iglesia, muchos intentaron
usar la fuerza para hacer desaparecer la Palabra de Dios. Y
por eso muchos la quemaron. Ellos pensaban que no tendríamos
más la Palabra de Dios. Después de la persecución, el Imperio
Romano dio una orden requisando las Biblias. El Imperio Romano
ofreció una recompensa a todo aquel que entregara su Biblia.
No más de 50 copias fueron encontradas en el Imperio
Romano. La Biblia debería haber desaparecido. El enemigo de
Dios usó la fuerza del Imperio Romano para destruir todo, pero
aún había Biblias. Uno de los emperadores romanos dijo que el
nombre ‘cristianismo’ tenía que desaparecer. Sin embargo, hoy
el evangelio aún está entre nosotros. Entonces, la Palabra de Dios
es como un anciano que tiene 1600 años. Uno puede ponerlo en
el fuego, puede ponerlo en el agua; no importa cómo usted trate
a este hombre de 1600 años, él puede soportar la prueba. La
Biblia pasó por la muerte, no obstante, la Biblia salió de la muerte.
Eso pasó en el comienzo. Yo recuerdo que durante la persecución,
una abuela estaba cocinando. Ella iba a hacer pan; estaba
amasando la harina para hacer el pan y ponerlo en el horno,
cuando el enemigo tocó la puerta. Como ella sabía quién estaba
tocando, tomó la Biblia, la puso dentro de la masa, y puso el pan
en el horno. Cuando los perseguidores llegaron, no hallaron ninguna
Biblia. Luego, cuando se fueron, la anciana sacó el pan del
22
horno, y la Biblia estaba adentro, intacta. Aquí tenemos un ejemplo
de cómo, literalmente, la Biblia salió del horno, sin daño.
Esto significa que en verdad la Biblia puede soportar la prueba.
Lo mismo ocurrió en China, gracias al Señor. Aunque el enemigo
intentó usar la fuerza para hacer desaparecer la Palabra de
Dios, más tarde descubrieron que eso no iba a funcionar, así que
buscaron otras maneras. Cuando llegamos al siglo XIX, como la
gente estaba recurriendo a la razón, los ateos intentaron construir
una teoría para decir que no hay Dios. Un ateo muy famoso,
Voltaire, dijo: «Un día uno va a encontrar Biblias sólo en los
museos». Él desafió la Palabra de Dios, intentó señalar errores
en ella, y estaba muy seguro en sus razonamientos científicos,
de que un día la Biblia sólo estaría en los museos. Sin embargo,
después de cien años, la Biblia no había sido enviada al Museo:
aún estaba en las manos de muchos cristianos. En cambio, cien
años después, las obras de Voltaire fueron puestas a la venta en
un remate, y sus 92 libros fueron vendidos por dos dólares. Y
más aun, su casa fue comprada por la Sociedad Bíblica de Ginebra,
y desde aquel lugar fueron distribuidas muchas Biblias.
La Palabra de Dios puede soportar la prueba. Con el despertar
del racionalismo tenemos el llamado Humanismo. Las personas
empezaron a decir que Dios tenía que salir de su trono
para sentarse ellos en ese trono. Comenzaron a juzgar todas las
cosas de acuerdo a la razón. Entonces vino Darwin y muchos
otros. Cuando uno está en la Universidad, hay otro gran desafío
y es la así llamada ciencia. Muchos han sugerido que la Biblia
no podría pasar la prueba de los descubrimientos científicos. Sin
embargo, hermano, recuerda: la Biblia nunca cambia, ella es siempre
la primera edición. Nunca hubo una segunda edición. ¡Gracias
a Dios! Esta Biblia tiene, por lo menos, 1600 años. (Yo debo
ser muy cuidadoso cuando digo 1600 años. ¿Qué quiero decir
con eso? Que desde los escritos de Moisés o de Job, hasta el
Apocalipsis de Juan, tenemos cerca de 1600 años, o quizá más).
Ahora, déjenme hacerles una pregunta: En el tiempo de Moisés
él había aprendido toda la sabiduría de Egipto, él conocía la
ciencia de su tiempo; si el libro de Génesis hubiese estado en
concordancia con la ciencia de su tiempo, entonces no concordaría
con la ciencia de hoy. Afortunadamente, cuando llegamos
a Génesis descubrimos que Génesis no concordaba con la cien23
cia de aquella época. Según la ciencia de entonces, ¿cuál era el
origen de la humanidad? En el comienzo, a orillas del río Nilo
había un gusano. Según la ciencia de los egipcios, el hombre
había surgido de la evolución de ese gusano. Los egipcios fueron
los primeros evolucionistas. Pero recordemos: si la Biblia
hubiese coincidido con la ciencia de aquel tiempo, no podría
concordar con la ciencia de hoy. La ciencia es como un bebé,
aún está en la etapa de crecimiento. La Biblia nunca ha cambiado;
no obstante, la ciencia está cambiando todo el tiempo. Por
eso ella tiene una primera edición, una segunda edición, una
tercera edición. Tenemos Física clásica y Física moderna. Cuando
llegamos a la Física Moderna, las leyes de Newton tienen que
ser revisadas. Aquella ley se aplica a nuestra vida diaria, pero no
se aplica al mundo pequeño, al de los átomos. Por eso vemos
que la ciencia cambia todo el tiempo. Sólo cuando la ciencia
llegue a la madurez, entonces va a tener concordancia con la
Palabra de Dios.
Vemos que la Biblia puede pasar la prueba aunque haya de
enfrentar todos los dardos lanzados por la ciencia. Cuando la
gente asegura que no cree en los milagros, dice: «Los milagros
son cosas que ocurren en contra de las leyes naturales». Sin
embargo, ustedes pueden desafiar a tales personas diciéndoles:
«Tú no crees en los milagros porque dices que los milagros son
cosas que ocurren contra las leyes naturales; entonces te pregunto:
¿Quién va a decir lo que es un milagro o no es un milagro?
Ninguna persona está calificada para eso a menos que conozca
todas las leyes de la naturaleza». Pregunta a tu profesor, pregunta
a todos los científicos: «¿Hay alguien que se atreva a decir
que conoce todas las leyes del universo?». Entonces, es una insensatez
que alguien haga una afirmación como ésa. Pero nosotros
sí encontramos milagros en la Palabra de Dios.
Hermanos, ¿entendemos ahora por qué 8, 8, 8? Significa que
la Palabra de Dios puede pasar por la prueba de tal forma que
ella puede pasar a través de la muerte y salir de la muerte. Pero
más que eso, cuando leemos la Palabra de Dios, lo mismo sucede
con nosotros. A veces pensamos que es el fin de nuestra vida,
llegamos al final de nuestra vida natural. Las cosas que han ocurrido
no nos dejan ir más adelante. Y uno piensa: «Quizá mañana
no podré seguir siendo más un cristiano». De una forma u
24
otra, nosotros en verdad pasamos a través de la muerte, pero,
gracias a Dios, cuando entramos en contacto con la Palabra de
Dios, de alguna forma ella nos vivifica. Si uno ha leído el Salmo
119 va a descubrir muchas frases como ésta: «La Palabra de
Dios vivifica». ¿Qué significa eso? Que aunque estuvimos en el
valle de sombra de muerte, gracias a Dios, he aquí que estamos
vivos. No sólo la Palabra de Dios tiene el poder de resurrección,
también ese poder puede ser aplicado a aquel que lee la Palabra
de Dios, porque lo vivifica.
***
25
2
EL TRASFONDO DEL SALMO 119
«Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (Sal. 119:105).
Vamos a continuar compartiendo la Palabra de Dios a partir
del Salmo 119. Veremos que la estructura del Salmo 119
es muy peculiar. Tiene 22 unidades, que se corresponden
con las 22 letras del alfabeto hebreo, y cada unidad tiene 8
versículos.
Cuando nosotros pensamos en el número 22, pensamos en el
alfabeto. Entonces descubrimos que Cristo es el Alfabeto de Dios.
«En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y el
verbo era Dios… y el Verbo de hizo carne». Sin Cristo, no somos
capaces de entender la Palabra.
Cada unidad tiene ocho versículos y eso es significativo. El
número 8 se refiere a la resurrección. La razón de esto es el valor
que en la Palabra tiene el poder de la resurrección o la naturaleza
de la Palabra. La Palabra de Dios puede pasar a través de la
prueba de la muerte. Nadie puede pasar por ella. Hitler falló.
Napoleón falló. Todos los grandes en la historia fallaron. Nuestro
Señor Jesucristo es el único que pasó por la muerte, y salió de
allí en gloriosa resurrección.
La Palabra de Dios tiene la misma naturaleza; pero no sólo
ella. El poder de la resurrección se puede aplicar a todo aquel
que lee la Palabra. Cuántas veces pensamos que ya estamos en
la muerte; a veces toda una congregación se torna muerta, pero
si somos tocados por la Palabra, somos vivificados otra vez. La
Palabra de Dios tiene un poder maravilloso sobre nuestras vidas.
26
La Palabra de Dios se interpreta por medio de la Palabra
Ahora, ¿por qué estudiamos la Palabra? Para saberlo, tenemos
que obtener esa información de la estructura del Salmo 119.
El Salmo 119 tiene 22 unidades y cada unidad tiene 8 versículos.
Tenemos una estructura matemática muy simple: 22x8=176
versículos. El Salmo 119 es 22 veces 8. Eso está claro.
Sin embargo, encontramos algo similar al Salmo 119 en otra
parte del Antiguo Testamento. No es en el libro de Salmos, pero
la estructura es muy similar. Vamos a descubrir dónde están estas
estructuras similares. Entonces le vamos a preguntar al Señor
por qué él puso estas cosas en la Biblia. Tenemos que descubrir
los hechos en la Biblia.
Nosotros conocemos la historia de Isaac Newton. Cuando él
estaba durmiendo bajo un árbol, una de las manzanas cayó en su
nariz. Él despertó, y en aquel momento descubrió algo: descubrió
un hecho. Antes de eso, él había estado preocupado por la
relación entre la tierra y la luna. Él no lograba entender aquello
hasta el momento en que cayó una manzana en su nariz. Entonces
hizo una pregunta: «Si Dios es el Dios de la creación, él debe
ser el Dios de la unidad. ¿Será posible que la relación entre la
tierra y la luna sea la misma que la relación entre la manzana y
mi nariz?». Entonces descubrió una ley maravillosa. Y es así
que nosotros conocemos este mundo perfecto.
Lo mismo ocurre si uno trabaja en la Palabra de Dios. Tenemos
que buscar los hechos. Si tenemos los hechos, vamos a descubrir
algo, y entonces todo adquiere significado.
Vamos a buscar otra porción de la Palabra, el libro de Lamentaciones.
Miremos todo el primer capítulo. ¿Cuántos versículos
hay en este capítulo? 22. ¿Y en el capítulo 2? 22 ¿En el capítulo
4? 22 ¿Y en el capítulo 5? 22 ¿Cuántas letras tiene el alfabeto
hebreo? 22. Ahora, si volvemos al capítulo 1 veremos algo muy
interesante. El versículo 1 comienza con la letra ‘alfa’, el versículo
2 con la letra ‘beta’, el versículo 3 con la letra ‘gamma’, y el
versículo 22, con la letra ‘omega’. Esta es una estructura
alfabética. Con el capítulo 2 ocurre lo mismo.
Cuando llegamos al capítulo 3, ¿cuántos versículos tenemos?
66, y aquí tenemos lo mismo. Después de ‘alfa’, ‘beta’, ‘gamma’
tenemos otra vez ‘alfa, ‘beta’, ‘gamma’, y otra vez ‘alfa’, ‘beta’,
‘gamma’, tres unidades. Y cada unidad ¿cuántos versículos tie27
ne? 22. Entonces, en total, ¿cuántas unidades tenemos en Lamentaciones?
¡7! Y en cada una de las siete unidades tenemos
22 versículos. ¿Y qué significa eso? ¡7x22!
Vamos ahora a abrir nuestras Biblias en Proverbios, en el
último capítulo, el 31. Todas las hermanas deben acordarse muy
bien de este capítulo, empezando desde el versículo 10: «Mujer
virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente
a la de las piedras preciosas». Aquí encontramos una
mujer virtuosa. En el hebreo significa solamente una mujer virtuosa.
Desde el versículo 10 hasta el versículo 31, ¿cuántos
versículos tenemos acerca de la mujer virtuosa? ¡22 de nuevo!
¡Esto es muy interesante! El versículo 10 comienza con la letra
‘alfa’, el versículo 11 comienza con la letra ‘beta’, el versículo
12 con la letra ‘gamma’, y el versículo 31 con la letra ‘omega’.
¿Ven eso? Tiene la misma estructura alfabética.
Entonces, uno pone esto en combinación con Lamentaciones,
y entonces ¿cuántas unidades tenemos en total? 8 unidades.
Y cada unidad tiene 22 versículos. ¿Qué estructura es esta? 8x22.
Ahora, conocemos que en el Salmo 119 tenemos 22x8; y Lamentaciones
más el pasaje de la Mujer Virtuosa en Proverbios
tenemos 8x22. De alguna forma, Dios puso estos pasajes juntos,
para que pudiéramos acordarnos de algo.
Dios quiere que, como trasfondo del Salmo 119, tengamos el
mensaje de Lamentaciones y el mensaje de la mujer virtuosa. Si
uno estudia Lamentaciones y la Mujer Virtuosa, tenemos que
recordar que el Salmo 119 es su trasfondo. Ellos se explican el
uno al otro. Ellos se interpretan el uno al otro. ¿Cómo entender
la Palabra de Dios? La Palabra de Dios se interpreta por medio
de la Palabra de Dios.
Tenemos, entonces, estas dos figuras: 22x8 y 8x22. Si uno
estudia matemáticas, a los matemáticos les gusta estudiar las
formas simples a través de la geometría. Vamos a reducir esto a
dos rectángulos (Ver figura en página siguiente). Dios puso estos
dos juntos, y de alguna forma intenta correlacionarlos, y eso
nos hace acordarnos de la cruz. Ahora, no podemos detenernos
en eso; tenemos que ir a través de la Biblia. Tenemos que estar
familiarizado con estas dos porciones de la Palabra. En toda la
Biblia no encontramos algo como esto otra vez. Por eso es que
tenemos algo de simetría como trasfondo de todo este cuadro. Y
28
ahora nos preguntamos: ¿Es posible que el Espíritu Santo desee
llamar nuestra atención sobre esto? Queremos encontrar cuál es
el mensaje que hay como trasfondo de Lamentaciones, y cuál es
el mensaje que hay como trasfondo de la Mujer Virtuosa. Entonces
vamos a intentar hacer una revisión rápida de estas dos porciones
de la Palabra de Dios. Ahora, ¿qué es Lamentaciones?
El trasfondo de Lamentaciones
De acuerdo a la tradición, probablemente Jeremías, el profeta
que lloró, se escondió en una caverna en el Gólgota, mientras
veía la ciudad de Jerusalén quemándose. La ciudad de Jerusalén
cayó en las manos del Imperio Babilónico. Como un profeta que
amaba a su patria, cuando Jeremías vio la ciudad de Jerusalén
quemándose, nos habla a través de Lamentaciones. Fue como si
un fuego del cielo cayera y quemara sus huesos. Él no podía
hacer otra cosa sino llorar. No sólo había fuego sobre Jerusalén,
sino también había fuego en sus propios huesos. Entonces por la
inspiración del Espíritu Santo, él escribió este maravilloso libro
de Lamentaciones.
Jeremías lloró sobre Jerusalén. ¿Por qué Jerusalén? Porque
había una tragedia allí. Porque el pueblo de Dios falló contra
Dios, entonces Dios los llevó cautivos a Babilonia. Pero antes
de eso, la ciudad de Jerusalén fue quemada, y de ella no quedó
piedra sobre piedra. Hubo una destrucción total. Sin embargo en
el Antiguo Testamento, esa ciudad de Jerusalén pertenecía al Gran
Rey, porque es la ciudad del Gran Rey, la ciudad de Dios. Y si es
así, ¿por qué fue quemada?
8 x 22
= Lamentaciones
+ Pasaje de la Mujer Virtuosa
22 x 8 = Salmo 119
22
22
22
22
22
22
22
22
22 22 22 22 22 22 22 22
29
En Jerusalén estaba el templo, y el templo de Dios representa
la presencia de Dios. La Jerusalén de Dios representa el testimonio
de Dios. Cuando tenemos por dentro la presencia de Dios,
eso se va a expresar externamente a través de Jerusalén. Cuando
usted ve la hermosura y la gloria de Jerusalén es porque Dios
está allí. Pienso que esa es la diferencia entre Jerusalén y la ciudad
de Nueva York. Eso es lo que hace la diferencia entre Jerusalén
y Santiago. ¿Por qué Jerusalén es tan hermosa? Porque
Dios está allí. Los cielos son los cielos porque Dios está allí. El
infierno es el infierno porque Dios no está allí. Por tanto, cuando
la presencia de Dios es real allí, entonces el testimonio de Dios
también debe ser real.
Este es el deseo de Dios: habitar en medio de su pueblo. ¡Gracias
a Dios por eso! Entonces, porque él está habitando en medio
de ellos, tenemos el templo de Dios y tenemos la ciudad de
Dios. Eso significa la presencia y el testimonio de Dios en el
Antiguo Testamento. Sin embargo, el pueblo de Dios falló en el
Antiguo Testamento. Ellos adoraron ídolos; no fueron fieles al
Señor. Dios les dijo: «Voy a salir de vosotros. Yo soy santo, por
eso ustedes tienen que ser santos». Dios sólo puede habitar en
medio de un pueblo santo. Cuando nosotros estamos sucios, cuando
estamos en pecado, cuando estamos en la carne, ¿cómo puede
Dios habitar entre nosotros?
Supongamos que usted comparte su habitación con un amigo.
Supongamos que su amigo es muy limpio, extremadamente
limpio. Si usted va a vivir con él, usted va a sufrir. Usted sufre
porque él es muy aseado. Pero él también va a sufrir porque
usted es muy descuidado.
El hermano Watchman Nee conoció una pareja, en que la
esposa era muy aseada, pero el marido era muy desordenado.
Un día el hermano Watchman Nee visitó esta familia, y, para su
sorpresa, la casa era un caos. Todo estaba fuera de lugar. Entonces
el hermano Nee preguntó: «¿Qué pasó aquí?». El marido le
dijo: «Estoy muy contento, porque mi esposa fue a casa de su
madre por una semana, así que esta semana para mí es un cielo.
Yo no soporto todo en orden, todo limpio». Así que puso todo en
desorden. «¡Por una semana yo tengo mi cielo particular!», decía.
Entonces el hermano Nee preguntó: «Entonces, ¿por qué te
casaste?». Él dijo: «Yo no sabía esto». Antes de casarse todos
30
fingen ser ángeles. Uno nunca sabe cómo es el otro; solamente
cuando te juntas a vivir bajo el mismo techo, y habitan juntos,
entonces tú entiendes.
Dios dijo: «Yo soy santo, por eso ustedes tienen que ser santos
». ¿Qué ocurrió? Que un día el pueblo de Israel no se mantuvo
en santidad. De acuerdo con Ezequiel, el profeta, la gloria de
Dios se empezó a retirar. Y gradualmente vemos que la gloria
pasó del Lugar Santísimo hasta la puerta, y después se fue al
Monte de los Olivos, y de allí ascendió hacia el cielo. Y desde
aquel tiempo en adelante, Dios pasó a llamarse «el Dios de los
cielos». Si usted lee el libro de Daniel verá que él es «el Dios de
los cielos», no más el Dios de los cielos y de la tierra. La gloria
ya no está más allí; el templo es como cualquier otro edificio.
Ahora, Dios desea salvar al pueblo de Israel de la presunción –
Presunción significa que alguien piensa que es espiritual–. Cuando
tenemos el templo sin gloria es como un edificio cualquiera,
y Dios permitió que no quedara piedra sobre piedra. Es lo que
ocurrió con el pueblo de Israel en la historia de Israel.
Ahora, cuando la realidad se fue, cuando la presencia de Dios
se fue, él permitió que Nabucodonosor quemara toda la ciudad.
Eso fue lo que ocurrió. Y cuando Jeremías vio todo ese escenario,
de alguna forma el fuego también cayó en sus huesos, y él
lloró. El libro de Lamentaciones es el registro de un profeta que
llora. Cuando él vio la condición de Israel, no solamente vio la
ciudad; en verdad, con el trasfondo de la ciudad y del templo
está estampada toda la tragedia del pueblo de Israel. Por esa razón,
Jeremías lloró sobre Jerusalén. Pero recuerden, hay alguien
que es mayor que Jeremías.
Nuestro Señor preguntó a sus discípulos: ¿Qué piensan las
personas de mí? Y uno de ellos respondió «Jeremías». ¿En qué
se asemeja nuestro Señor a Jeremías? La última vez que nuestro
Señor entró a la ciudad de Jerusalén, cuando vio la ciudad, la
Biblia dice que nuestro Señor lloró sobre Jerusalén: «Jerusalén,
Jerusalén, cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina
junta sus polluelos. Yo lo deseé, pero tú no quisiste».
Si estudiamos la porción de Mateo capítulo 23, los eruditos
de la Biblia dicen que esta porción tiene una estructura poética.
No solamente es poesía, tiene también la forma de una lamentación.
Ahora entendemos, ¡nuestro Señor también lloró sobre Je31
rusalén! Esto es lo que en verdad ocurrió. Pero, ¿qué nos enseña
esto? Sabemos que luego que nuestro Señor murió por nosotros
en la cruz y resucitó y ascendió a los cielos, y el Espíritu Santo
vino a la tierra, entonces la iglesia nació. Ahora, hermanos, en la
iglesia encontramos la presencia de Dios. Por eso Pablo dice:
«Ustedes son el templo de Dios». Eso significa que, a través de
la iglesia de Dios hoy, la presencia de Dios ha sido traída a este
mundo. No importa dónde usted esté –si en Temuco, Santiago, o
cualquier otro lugar–, cuando nos reunimos juntos, traemos la
presencia de Dios allí. ¿Cómo sabemos que la presencia de Dios
está allí? Porque el Nombre de Dios está allí, y la gloria de Dios
está allí.
Dios está deseoso de habitar en medio de su pueblo. Sin embargo,
tenga cuidado, no crea que porque fue iglesia alguna vez,
siempre será iglesia. Es lo que ocurrió con la iglesia en la época
del oscurantismo. Es lo que ocurrió en el tiempo de
Nabucodonosor. Ellos dijeron tres veces: «Este es el templo de
Dios». Pero, hermanos, cuando la gloria se ha ido, el templo es
como cualquier otra estructura; Dios va a permitir que no quede
piedra sobre piedra. Esto es por el amor de Dios, porque Dios
desea que la apariencia exterior y la realidad sean lo mismo.
Cuando nosotros nos reunimos juntos como iglesia, la gloria
de Dios está aquí, la casa de Dios está aquí; entonces tenemos el
testimonio de Dios. Jerusalén representa el testimonio de Dios.
Las personas veían solamente a Jerusalén; el mundo sólo ve el
testimonio. Como iglesia tenemos que hacer la presencia de Dios
conocida para el mundo. ¿Pero qué ocurre hoy, en general? Si
somos honestos, vamos a reconocer que la iglesia de Dios, en
general, está casi como Jerusalén en el tiempo de Lamentaciones.
Cuando la iglesia está en ruinas, cuando el testimonio de Dios
ya no está más ahí, ¿quién está llorando? Nuestro Señor está
llorando. Ahora entendemos, hermanos y hermanas, por qué
necesitamos del Salmo 119. La razón es muy sencilla. Si en verdad
oímos el lloro de nuestro Señor, conocemos la tragedia de la
iglesia. Si en verdad oímos el lloro del Señor, y si nos ponemos
al lado de él, si simpatizamos con nuestro Señor, si decimos «yo
quiero ser uno con el Señor», entonces vamos a llorar con él.
Así, ¿por qué Lamentaciones? Gracias a Dios, Jeremías dijo que
32
–después de 70 años– Dios iba a traerlos de vuelta a Jerusalén;
saldrían de la destrucción a la reconstrucción. Este es el amor de
Dios.
Por eso, no critiques a tus hermanos y hermanas. El hecho de
que todo estaba destruido no significa que Dios abandonó su
obra y su pueblo. ¡Al contrario, Dios, en su amor, va reconstruir
lo que fue destruido! Por esa razón, algunas personas tienen que
volver hacia Jerusalén. Sin embargo, sólo 50.000 personas volvieron
a Jerusalén; los demás permanecieron en Babilonia. Pero,
¡gracias a Dios por aquéllos! Como Esdras, que nació en
Babilonia, él no tenía ningún motivo para volver, porque el futuro
de la generación más joven estaba en Babilonia. Antes del
cautiverio, los israelitas eran los mejores agricultores del mundo,
y después que estuvieron en el cautiverio en Babilonia, se
convirtieron en los mejores comerciantes del mundo. Desde entonces,
los judíos construyeron un gran imperio invisible en este
mundo. Aunque esas 50.000 personas –como Esdras y esa generación
más joven– no tenían una conexión emocional con Jerusalén;
mas, de alguna forma Dios trabajó en Esdras, y ellos retornaron
a Jerusalén.
Esdras estaba haciendo dos cosas: estaba intentando hermosear
aquel templo, y segundo, estaba recuperando la Palabra de
Dios. Ahora, hermanos, ¿por qué tenemos que conocer la Biblia?
Algunos dicen: «Algún día yo quiero ser un gran erudito,
como G. Campbell Morgan, o como J. N. Darby, o como Martín
Lutero». Hermanos y hermanas, gracias a Dios, el Señor puede
usarte a ti como a Martín Lutero. El Señor puede usarte a ti como
a G. Campbell Morgan. Si estudias la Biblia, y entras en la cosecha
de la Palabra, puedes hacerte conocido, no sólo en Chile,
sino internacionalmente; entonces te volverás un erudito, un
maestro de la Biblia. ¡Eso es muy posible! Pero ¿es esa la motivación
correcta para estudiar la Palabra?
Hermanos y hermanas, Dios nos ha dado su Palabra con un
trasfondo: ¿Has oído el llanto del Señor? ¿Has visto que la iglesia
hoy está en ruinas? El Señor necesita de la generación más
joven, como Esdras. Aunque ellos no habían visto Jerusalén,
ellos retornaron a Jerusalén. Y gracias a Dios, a través de Esdras,
nosotros tenemos los 39 libros del Antiguo Testamento.
¿Cuál es la razón por la cual tenemos el Salmo 119? Creemos
33
que Esdras es quien reunió el Salmo 119. La Palabra de Dios fue
restaurada. Antes había solamente una palabra aquí, otra palabra
allá. Cuando uno está en una clase de Biblia en el campus universitario,
descubre algo aquí, algo allí. Ahora, si en verdad Dios
tiene misericordia de nosotros, seremos capaces de ver la Palabra
de Dios como un esbozo general, porque ahora los 39 libros
juntos son uno. Ahora ya no tenemos más un retazo de revelación
aquí, otro poco allá, fragmentada. Tenemos la revelación
total. ¿Cómo podríamos ver todo como una unidad completa?
Ahora entendemos. Si uno en verdad conoce Lamentaciones, es
bendecido por el Señor; entonces, va a volver a Jerusalén. Dios
desea utilizarte a ti para la recuperación de su testimonio. ¡Cuán
importante es la generación más joven!
Ahora, ¿por qué Esdras volvió? Esdras volvió, no para sí
mismo, él volvió por la voluntad de Dios. Hermanos y hermanas,
esto hace la gran diferencia. ¿Tú estudias la Palabra de Dios
porque deseas ser un gran erudito, o porque deseas revelación
de la voluntad del Señor? Esto es muy importante. Es por eso
que tenemos Lamentaciones. Aún hay muchas personas que están
en Babilonia hoy; aún están en la confusión, aún no conocen
la voluntad de Dios. Sólo cuando estemos llenos de la Palabra
de Dios, entonces el Señor va a hacer su obra de restauración.
El significado de «La mujer virtuosa»
Ahora llegamos al pasaje de la mujer virtuosa. A algunas personas
les gusta este pasaje. Algunos hermanos, antes de casarse,
memorizan esta porción de la Escritura. ¡Es su sueño! Ellos desean
encontrar una compañera como la que se describe aquí, una
mujer virtuosa, cuyo valor sobrepasa el de las piedras preciosas.
Todo hombre procura tener una mujer virtuosa. Pero este es el
Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento tiene que ser traducido
al lenguaje del Nuevo Testamento.
En la carta a los Efesios, encontramos una frase que es la
traducción de la mujer virtuosa al lenguaje del Nuevo Testamento.
Pablo dijo que Cristo se va a presentar a sí mismo una iglesia
gloriosa. La «mujer virtuosa» significa simplemente la «iglesia
gloriosa». Significa la iglesia en su madurez – sin mancha, sin
arrugas. Ahora, ¿cómo la iglesia puede madurar, y llegar a estar
sin mancha? ¿Cómo va a ocurrir eso? ¡A través de la Palabra! Y
34
la Palabra, en griego, significa ‘rhema’ es decir, la palabra de
vida. ¿Ahora, como vas a quitar tus arrugas? Algunas hermanas
intentan hacer eso lavándose con leche, otras se realizan una
cirugía, o se ponen colágeno. ¿Cuándo uno empieza a tener arrugas?
Cuando está envejeciendo. ¿Cómo quitarse las arrugas? Hoy,
cuando las personas se inyectan colágeno están intentando darle
vida a su rostro; pero espera otros diez años y tendremos muchas
más arrugas. Eso significa que, sea individualmente o como
iglesia, cuando nosotros estamos envejeciendo, cuando andamos
en la carne, cuando vivimos en el viejo Adán, cuando permitimos
que el viejo hombre tenga el control sobre nosotros,
entonces obviamente vamos a mostrar arrugas.
¿Cómo la iglesia puede madurar? El rhema, la Palabra de
Dios, es la respuesta. Cuando la iglesia está llena de rhemas,
cuando la iglesia está llena de la Palabra de vida, toda suciedad
se va, todas las arrugas se van. Entonces vemos la iglesia gloriosa.
La razón de por qué tenemos arrugas es porque estamos en la
tierra. Cuando somos terrenales, cuando somos controlados por
este mundo, no podemos evitar tener arrugas. Pero si somos llevados
a los lugares celestiales, entonces uno se ve a sí mismo
como cuando tiene 20 ó 22 años.
Ahora, ¿cómo podemos tener una iglesia gloriosa? En palabras
del Antiguo Testamento, ¿cómo podemos tener nosotros
una mujer virtuosa? Ahora es muy claro. Esdras deseaba hacer
un templo hermoso. Embellecer el templo simplemente significa
llevar la iglesia hacia la madurez. ¿Cómo se puede hacer eso?
Tenemos que restaurar la Palabra. Cuando la Palabra esté restaurada,
entonces el Señor tendrá su iglesia gloriosa. Ahora, si la
Palabra es tan importante, si la Palabra es lo único que va a llevar
la iglesia a la gloria, es por eso que necesitamos el Salmo
119. Sin la Palabra de Dios, podemos trabajar, podemos decir
que tenemos el orden del Nuevo Testamento, que todo está de
acuerdo a la Biblia; pero no olviden que la iglesia sólo puede
llegar a la madurez a través de la Palabra.
¿Por qué Esdras regresó? Porque si él no volvía, entonces
Jerusalén permanecería en ruinas. Belén permanecería en ruinas.
El templo permanecería en ruinas. Entonces, ¿cómo Jesús,
el Salvador de la humanidad, podría ir a nacer en Belén? ¿Cómo
35
el Señor iba a poder entrar en el templo, de acuerdo a la profecía
de Malaquías, si el templo se mantenía en ruinas? Ahora entendemos:
Esdras volvió, y todo aquel pueblo volvió, no por sí mismos,
sino porque ellos estaban esperando la venida del Mesías.
Ellos sabían bien que el Mesías vendría muy pronto. ¿Y quiénes
estaban apresurando su venida? Aquellas personas que estaban
retornando a Jerusalén. Ahora, cuando el Mesías vino, nosotros
tenemos una maravillosa esperanza, porque es el Mesías, nuestro
Salvador, quien va a traer la salvación. Eso fue muy verdadero
con Esdras, pero también es verdadero contigo.
Si ustedes, como jóvenes –ellos eran muy jóvenes– en verdad
vuelven a Jerusalén, no será por ustedes mismos, sino por
causa de la venida del Señor. Es porque están esperando su retorno.
Antes del regreso de nuestro Señor, la iglesia tiene que
madurar. ¿Cómo va a suceder eso? ¿Cómo Cristo puede presentarse
a sí mismo una iglesia gloriosa? Antes de la venida de nuestro
Señor, eso es lo que él está haciendo. El Señor va a tener una
iglesia sin mancha a través de la Palabra.
Ahora entendemos: Lamentaciones, más la mujer virtuosa,
simplemente nos hablan de que nosotros somos exactamente
como Esdras. Si por la misericordia de nuestro Dios volvemos a
la voluntad de Dios, será con un propósito: que el Señor pueda
restaurar su propio testimonio. Pero ¿cómo esto puede ser hecho?
No hay otro camino, sino la Palabra de Dios. Es por eso
que siento que este primer Entrenamiento tiene que lograr que
los jóvenes reconozcan que esto es muy básico. Si no conocemos
la Biblia, ¿cómo Dios va a restaurar su iglesia? ¿Cómo la
iglesia puede crecer hasta la madurez? ¿Cómo podremos ser uno?
Tenemos que permitir que la Palabra de Dios obre en nuestras
vidas; entonces él va a obtener lo que desea. Esto es muy, muy
importante.
Ahora tenemos aquí el Salmo 119, la Palabra de Dios. Ahora,
la Palabra de Dios te va a vivificar. Cuando estamos vivos, significa
que no tenemos arrugas. Las personas van a ver que somos
jóvenes, con la verdadera juventud. El mejor tiempo es cuando
uno es joven. El tiempo más hermoso es cuando uno se convierte
en esposo o esposa. Esta es su gloria. En aquel tiempo
usted no tiene arrugas. Es la hermosura de la vida, la gloria de la
vida. Por esa razón, nosotros tenemos que estar saturados con la
36
vida. Sin Palabra no hay vida. No es porque estamos intentando
hacer algo que tenemos vida. Algunas personas creen que si estamos
saltando tenemos vida, si cantamos en alta voz tenemos
vida. No, hermano; sólo la Palabra de Dios te va a traer vida.
Gracias al Señor, a través de su Palabra vamos a madurar. La
razón de por qué estudiamos la Palabra es porque hemos oído el
llanto de nuestro Señor. Entonces, respondiendo al llamado de
nuestro Señor, deseamos volver a Jerusalén. Y aunque para otros
jóvenes el futuro esté en Babilonia, vamos a hacernos insensatos
por amor al Señor; volveremos a Jerusalén, no porque queremos
ser famosos, sino porque cuando estudiemos la Palabra,
cuando seamos ricos en la Palabra, por esa Palabra tendremos
una iglesia gloriosa.
«Para santificarla (la iglesia), habiéndola purificado en el
lavamiento del agua por la palabra.» (Efesios 5:26). Esta palabra,
en griego, es rhema. Significa la ‘palabra de vida’, que vino
de la palabra de verdad, que ha sido derivada de la palabra de
verdad. Hay otra palabra en griego que se llama logos. Pero,
hermanos, en la iglesia, nosotros necesitamos el rhema, la palabra
de vida.
Hoy nosotros vivimos en tiempos de la decadencia del testimonio
del Señor, cuando la mayoría de los santos aún están en la
confusión. Por eso estamos deseosos de regresar a Jerusalén,
porque hemos oído el llanto de nuestro Señor. Ahora entendemos
por qué estudiamos la Palabra, por qué el Salmo 119. Si
vemos este trasfondo, entonces tendremos la motivación correcta
para estudiar la Palabra de Dios. Si tenemos la motivación
correcta para estudiarla, tendremos una cosecha. Y eso es muy
importante.
Yo conozco a muchos jóvenes buenos que estudian la Palabra,
pero desafortunadamente tienen una motivación errónea.
Aunque trabajan arduamente, no obtienen ningún resultado. Que
esta Conferencia pueda tener una influencia duradera. El resultado
de ella tal vez va a ser conocido diez años más tarde, quizás
veinte años más tarde. Tienes que permitir que el Señor trabaje
en tu vida por lo menos veinte años. Y después de veinte años,
probablemente en esta tierra de Chile, Dios va a recoger su cosecha.
Pero depende de cómo ustedes conozcan la Palabra de Dios.
Por esta razón ha sido mostrada esta figura maravillosa en el
37
Antiguo Testamento, y con ese trasfondo, ahora podemos entender
por qué estudiamos la Palabra.
La Palabra vista desde cuatro ángulos
Ahora vamos a avanzar un paso más. Vamos a volver al Salmo
119. Si uno lee el Salmo 119 va a descubrir que el Espíritu
Santo empleó 8 vocablos para describir el término ‘palabra’.
Conocer la Palabra de Dios es como conocer al Hijo de Dios.
Nunca se le puede observar desde un solo ángulo.
Supongamos que ustedes visitan las cataratas de Iguazú. Las
cataratas de Iguazú son mucho más hermosas que las cataratas
del Niágara. Ahora, por causa de que Iguazú es tan hermoso, tan
grande, uno tiene que acercarse desde distintos ángulos, no sólo
desde el ángulo de Brasil, sino también desde Argentina. Si tenemos
un acercamiento desde dos ángulos, podemos ver todo el
espectáculo. Algunas veces es posible caminar por un puente,
sobre el agua. Algunas personas toman un helicóptero para ver
desde arriba. De igual manera, si uno visita las cataratas del
Niágara, debería usar al menos tres días para poder apreciar su
grandeza. El Hijo de Dios es mucho mayor que las cataratas del
Niágara o de Iguazú.
Es por eso que tenemos cuatro evangelios, para acercarnos
desde cuatro ángulos distintos. Mateo presenta a Cristo como el
Rey; Marcos lo presenta como el Siervo de Dios; Lucas, como
el Hijo del Hombre, y Juan presenta a Cristo como el Hijo de
Dios. En Mateo tenemos el León; en Marcos tenemos el Buey;
en Lucas, el Hombre, y en Juan, el Águila. No se puede tener
una visión completa de Cristo mirándolo sólo desde un ángulo.
Si uno desea conocer a Cristo, son necesarios los cuatro distintos
ángulos. Lo mismo ocurre con la Palabra escrita de Dios.
Entonces uno pregunta: ¿Por qué tenemos ocho palabras?
Porque estas ocho palabras forman cuatro parejas. Cada pareja
es un ángulo. Cuatro parejas de palabras significan cuatro ángulos.
Cristo es la Palabra encarnada. Si uno quiere conocer la Palabra
encarnada, hay cuatro ángulos distintos. La Biblia es la
Palabra escrita de Dios. Si uno quiere conocer la Palabra, otra
vez tenemos cuatro ángulos distintos.
Vamos a intentar descubrir cuáles son estas ocho palabras.
Tenemos la palabra ‘ley’ y la palabra ‘mandamiento’. Estas con38
forman un par. Luego tenemos ‘palabra’, pero en hebreo tenemos
dos vocablos, que vamos a llamar ‘palabra 1’ y ‘palabra 2’.
Éstas también forman un par. Luego tenemos los ‘testimonios’ y
los ‘juicios’, que forman otro par. Finalmente tenemos la palabra
‘estatutos’ y la palabra ‘preceptos’, otro par. Así, tenemos
que acercarnos desde cuatro ángulos distintos para poder entender
la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios es muy rica.
Si estudiamos este Salmo, veremos que en él no hay un solo
tinte de dispensacionalismo. Cuando nosotros leemos otras porciones
del Antiguo Testamento, nos da la impresión que ellos
vivían en el tiempo del Antiguo Testamento. Pero es muy interesante:
Si estudiamos el Salmo 119, aunque es un capítulo del
Antiguo Testamento, uno no siente que está en el Antiguo Testamento.
No hay un tinte de dispensacionalismo. Por esta razón es
eterno. No pertenece sólo al Antiguo Testamento, sino que pertenece
también al Nuevo Testamento. ¿Cómo así? En este Salmo
no encontramos fiestas, no encontramos la Pascua, ni la fiesta
de los Tabernáculos, no encontramos los rituales, ni los sábados,
ni encontramos a David, ni a Salomón, a Moisés ni a Aarón,
ni encontramos a Egipto, ni a Jerusalén, ni a Sion, ni el templo,
ni el altar. No encontramos ninguna de esas cosas. ¿No es algo
maravilloso? ¡Es un capítulo especial, único en toda la Biblia!
Es un capítulo del Antiguo Testamento; sin embargo, cuando
leemos todo el capítulo, sentimos que no hay un tinte de judaísmo
en él. Es por eso que el Salmo 119 es maravilloso. Es por eso
que deseamos alentar a los jóvenes para que lo aprendan de memoria.
Uno se pregunta: ¿Y la ley? ¡Es del Antiguo Testamento!
¡No, estás errado! La ley en la Biblia es un término general. Aún
antes de Sinaí, encontramos la palabra ‘ley’; no sólo después de
Sinaí. Eso significa que la palabra ‘ley’ existía antes de Sinaí.
Cuando hablamos de tener un tinte del Antiguo Testamento, nos
estamos refiriendo al tiempo después de Sinaí. Entonces, hermanos,
¿por qué Abraham es el padre de nuestra fe? Porque él
creyó a Dios y le fue contado por justicia. El primero que fue
justificado por la fe fue Abraham, antes que la ley del Sinaí hubiera
sido dada. Pero eso no significa que Abraham no estuviera
bajo la ley. Entonces esta palabra ‘ley’ es un término general, es
un término amplio. Simplemente significa que Dios nos da una
39
dirección general. Desafortunadamente, el pueblo judío intentó
analizar esa ley y la cambió en 615 reglas y reglamentos. En eso
se tornó el judaísmo. En el principio, cuando Dios nos dio la ley,
nos dio una dirección general; ese es el significado de la ley.
Entonces, hermanos, en el tiempo del Nuevo Testamento, nosotros
no estábamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Pero eso no
significa que estábamos sin ley. Estamos bajo la ley de Cristo,
así como Abraham estaba bajo la ley de Dios aún antes del Sinaí.
Ahora entendemos que esa palabra ‘ley’ era un término general.
Entonces, tenemos que entenderla de acuerdo a la idea original.
Ahora, ¿cuáles son las ocho palabras? Ley, que significa ‘dirección
general’. Luego, mandamientos, que significa que Dios
deletrea mandamientos específicos, así como los diez mandamientos.
Luego tenemos testimonio, que significa el ‘patrón’ de
Dios. Cuando Dios estableció su testimonio en la tierra, deseaba
que todos supieran quién es él. También tenemos los juicios; y
los testimonios están conectados con los juicios. Lo mismo ocurre
con los estatutos y preceptos. Estatutos significa que algo,
una tarea, ha sido asignada. O por causa de su condición, de
alguna forma Dios te ha asignado algo. Entonces los estatutos
significan una asignación; que tenemos una porción de la Palabra
de Dios, y somos responsables por esa porción. Lo mismo se
aplica a los preceptos. Preceptos significa que a alguien le ha
sido encargada alguna porción de la Palabra. Eres responsable
por llevar esa Palabra adelante.
Cuando hablamos acerca de la ley, siempre hay algún principio.
Cuando hablamos acerca de los mandamientos, siempre hay
una aplicación de aquel principio, que está relacionada con la
experiencia. Entonces la ley es objetiva, y el mandamiento es
subjetivo. Significa que es algo que nosotros tenemos que cumplir.
Del mismo modo, el testimonio de Dios es objetivo. ¿Cómo
vamos a vivir ese testimonio? ¿Cómo vas a vestirte? ¿Cómo vas
a usar el pelo? Eso depende de los juicios. Solamente cuando
uno desea vivir ese testimonio, entonces la Palabra de Dios se
torna muy específica. Y esos son los juicios. Si vamos al Antiguo
Testamento, veremos que los juicios, de hecho, tienen algo
que ver con la experiencia. Cuando uno sabe lo que Dios desea,
cuando uno conoce el testimonio de Dios, uno desea vivir ese
40
testimonio. Ya no tiene más libertades. ¿Cómo vas a vestirte?
¿Cómo te vas a presentar a ti mismo? Esa palabra es juicios. El
juicio es el lado experimental del testimonio. Tenemos que recordar
que estos dos forman un par.
Con los estatutos es lo mismo. Estatuto significa una ‘asignación’.
Todo hijo de Dios recibirá una asignación. Los estatutos
significan lo objetivo. En cambio, cuando llegamos a los
preceptos, eso significa algo muy subjetivo. Esta es tu porción;
eres responsable por esa porción. Es por eso que algunos tienen
esa palabra y otros no la tienen. Para algunas personas eso es el
mundo, pero para otra persona tal vez eso no es el mundo. Cada
uno tiene su propia porción.
Ahora, cuando hablamos acerca del término «Palabra de
Dios», normalmente pensamos que se refiere simplemente a la
Palabra de Dios de un modo general, pero aquí tenemos ángulos
distintos. Una proyección general, el lado objetivo, y también el
lado subjetivo. Tenemos los principios y la aplicación de esos
principios.
De este modo, tenemos la ‘palabra 1’ y la ‘palabra 2’. Voy a
mostrarles dónde encontramos la ‘palabra 1’ y dónde la ‘palabra
2’.
En la primera unidad (versículos 1 al 8) no tenemos el término
‘palabra’. La ‘palabra 1’ la tenemos en los siguientes
versículos: 9, 16, 17, 25, 28, 49, 65, 74, 81, 89, 101, 105, 107,
114, 130, 139, 147, 160, 169. La ‘palabra 2’ la tenemos en los
versículos: 11, 38, 41, 42 (dos veces), 43, 50, 57, 58, 67, 76, 82,
103, 116, 123, 133, 140, 148, 154, 158, 162, 170, 172. 1
Estas cuatro palabras se encuentran en casi todas las unidades.
El Espíritu Santo ha hecho una rotación de estas palabras.
Es una permutación; algunas veces la ‘palabra’ aparece primero,
otras veces la ‘ley’ aparece primero. Otras veces ‘juicios’ aparece
primero. Este es el énfasis del Espíritu Santo. Intenta estudiar
cómo esas palabras están distribuidas. Tú puedes hacer tu propio
estudio, y te vas a impresionar con la Palabra. Intenta hacer
tu tarea. Lee todos los versículos donde es mencionado el término
‘palabra’, y ve cuánto el Señor va a hablar a tu corazón.
En otra ocasión, busca todo lo que aparece con la palabra
‘ley’ y ‘mandamiento’, entonces podrás pasar por el Salmo 119
ocho veces. Cuando estudias el Salmo 119 de esta manera, si
41
recuerdas que estas palabras forman cuatro pares, de cuatro ángulos
distintos, podrás ver cuán rica es la Palabra de Dios. La
Palabra de Dios es tan grande, por eso tenemos que acercarnos a
ella desde cuatro ángulos distintos. Al compararla con los cuatro
evangelios, tenemos una simetría entre la Palabra encarnada y la
Palabra escrita: cuatro evangelios, y cuatro pares de palabras.
Vamos a concluir esta sesión leyendo el versículo 96. Es un
versículo verdaderamente maravilloso: «A toda perfección he
visto fin; amplio sobremanera es tu mandamiento». Que el Señor
hable a nuestros corazones.
***
1 En la Biblia Reina-Valera 1960, la ‘palabra 2’ es traducida, además de ‘palabra’, de
otras diferentes maneras. Así, en los versículos 11, 41, 50, 76, 170, 172, traduce
como ‘dichos’, en el 42, como ‘respuesta’, y en el 148, como ‘mandatos’.
42
43
3
CONDICIONES PARA SER RICO
EN LA PALABRA
«¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra»
(Sal. 119:9). «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar
contra ti» (Sal. 119:11).
Hemos mencionado que en este capítulo 119 hay 8 términos
o vocablos usados para describir la «Palabra»,
y estos 8 términos pueden ser divididos en 4 pares:
Ley y Mandamientos, Palabra 1 y Palabra 2, Testimonios y
Juicios, Estatutos y Preceptos.
Ahora bien, cuando uno mira ‘Ley’ y ‘Mandamientos’ descubre
que la ley siempre se refiere a una dirección general, a un
principio. Pero cuando llegamos a los mandamientos, es aquella
ley asentada, vivida en nuestras vidas. Lo mismo se aplica a los
testimonios y los juicios, estatutos y preceptos, palabra 1 y palabra
2.
Si nosotros estudiamos la distribución de los primeros términos
de cada par; es decir, la ley, la palabra 1, los testimonios y
estatutos, vamos a descubrir algo muy interesante. Como tenemos
solamente 22 unidades, en una distribución normal,
promediada, uno debería hallar en cada unidad una vez cada
palabra. Así, la palabra ley debería aparecer 22 veces, lo mismo
testimonios, palabra 1 y estatutos.
Pero es muy interesante que la Biblia usa la palabra ley en 25
versículos, testimonios en 23 versículos, palabra 1 en 23
44
versículos y estatutos en 22. Ahora, si estudiamos este capítulo
119 comparándolo con otros pasajes del Antiguo Testamento,
llegamos a una conclusión: los vocablos correspondientes a ley,
testimonios, palabra 1 y estatuto, son vocablos de principios;
ellos nos dan una idea general, una dirección general, una afirmación
general y un testimonio en general.
Por otro lado, los segundos términos de cada par tienen la
siguiente incidencia: preceptos aparece en 21 versículos1, juicios
en 21, palabra 2 solamente en 19, y mandamientos en 22
versículos. Entonces siguiendo esta distribución, vemos que el
primer vocablo corresponde a un principio y el otro a la aplicación.
Sin embargo, en esta sesión nos vamos a concentrar en la
‘palabra 1’ y en la ‘palabra 2’. La razón es muy sencilla: si leemos
cuidadosamente cada una de las unidades, descubriremos
que, cuando las dos ‘palabras’ aparecen, la ‘palabra 1’ aparece
antes. Es decir, la ‘palabra 1’ siempre toma la delantera. De alguna
forma, la ‘palabra 1’ puede representar el principio aquí.
El valor numérico de las palabras
Ahora bien, en hebreo cada letra y cada palabra tienen un
valor numérico. En el mundo hebreo no existen los números
arábicos 1, 2, 3, etc. La letra ‘alfa’ tiene valor 1, ‘beta’ tiene valor
2, de esta forma, si uno sigue, va a llegar al numero 10; entonces
la próxima letra tendrá el valor 20 y después 30, después 100,
después 200, después 300, y después 400. Si tenemos el valor de
cada una de las letras vamos a obtener la suma total. Por ejemplo,
‘David’. Si sumamos todas las letras de la palabra David
obtenemos el número 14. Es por eso que en Mateo capítulo 1
tenemos 3 series de 14 generaciones.
El valor de la palabra David es 14, y nuestro Señor Jesucristo
murió por nosotros el día 14. Si miramos la vida de David antes
de subir al trono, él vivió su vida huyendo de un desierto a otro.
Sabemos que David era distinto, diferente a cualquier otro rey.
Otros reyes hacen que las personas tengan que escapar por sus
vidas, pero David antes de alcanzar el trono, corrió por su propia
1 En la Versión Reina-Valera no se usa la palabra ‘preceptos’, sino mayoritariamente
‘mandamientos’; sin embargo, en el hebreo aparece en los siguientes versículos: 4,
15, 27, 40, 45 , 55, 63, 69, 78, 87,94, 100, 104, 110, 128, 134, 141,149, 168 y 173.
45
vida y eso nos va a dar un principio muy importante: si no hay
cruz tampoco hay corona; primero es la humillación y después
la exaltación. Si uno quiere conocer a Cristo como Rey, Mateo
nos lo muestra. Ahora, ¿qué tipo de rey es él? Porque él se ha
sentado en el trono de David. ¿Cómo David llegó a su trono?
Primero humillación, primero sufrimiento, siendo rechazado,
siendo perseguido. Ahora, hermanos, ese es el camino de la cruz.
Pero finalmente vino la exaltación y la corona. Esa es la vida de
David.
Si queremos conocer a Cristo como Rey, hay 3 series de 14
generaciones cada una. En todas partes uno va a encontrar la
marca de la cruz. Ahora vemos cómo el número 14 tiene tan
grande significado. Por eso me gustaría describir a ustedes el
valor numérico de las palabras.
Si ponemos el valor numérico para cada una de estas 8 palabras,
descubriremos que la ‘palabra 2’ tiene el mayor valor numérico,
2007. El de ley es 1812. Esto es muy sencillo; hoy podemos
usar un computador y es muy fácil hacer los cálculos. Ahora
bien, si hablamos de prioridades, de seguro que la ‘palabra 1’
siempre tiene el liderazgo en cada unidad, pero cuando hablamos
del valor numérico, por alguna razón, el Espíritu Santo llama
nuestra atención sobre ‘la palabra 2’, que toma el liderazgo.
Ahora bien, el Espíritu Santo usa ‘palabra 1’ y ‘palabra 2’
como representativas de las 8 palabras. Como no tenemos tiempo
de pasar por todo este estudio detalladamente, nos restringiremos
a analizar sólo la ‘palabra 1’ y la ‘palabra 2’. Ustedes
pueden estudiar por sí mismos. Después del Entrenamiento, cuando
vuelvan a sus hogares, pueden dedicar su corazón a estudiar,
por ejemplo, la palabra ley y mandamiento, y van a descubrir
que hay énfasis distintos. Lo mismo con testimonios y juicios.
Es muy interesante, hermanos; aprenderías acerca de cómo deberías
peinar tu pelo, cómo deberías vestir, cómo vas a vivir tu
vida: éstos son los juicios. El Señor tiene una palabra para ti,
tomando como base los testimonios.
Si deseas vivir como testimonio del Señor y no solamente
para ti mismo, debes vivir como un representante, como un embajador
para Cristo. No te representas solamente a ti mismo,
sino también a toda una nación. Como si fueras embajador de
Chile. No puedes emborracharte, pues se supone que uno no
46
puede estar ebrio en público, porque eso avergonzaría a la nación.
Como ven, hermanos y hermanas, es por causa del testimonio.
Entonces tenemos los ‘juicios’. Este es el lado experimental
de la palabra ‘testimonio’.
Esto es muy rico, pero lamentablemente no tenemos tiempo
para entrar en ello. Ahora sólo les daremos algo para que puedan
comenzar el camino, así que vamos a concentrarnos en la ‘palabra
1’ y la ‘palabra 2’.
La ‘palabra 1’ y la ‘palabra 2’
Entre estas dos palabras, la ‘palabra 1’ casi siempre viene
primero que la ‘palabra 2’. Ahora, la ‘palabra 1’ está relacionada
con la visión y la ‘palabra 2’ con nuestra experiencia. Si has
nacido de nuevo, entonces verás el reino de Dios, eso es visión;
es algo realmente muy objetivo para ti. Sin embargo, nuestro
Señor después dice que si alguno nació de nuevo va a entrar en
el Reino de Dios. Esto es experiencia. Ahora vemos que la vida
es muy equilibrada, no es sólo algo objetivo. Cada vez que el
Señor muestra su palabra, siempre sigue la aplicación, la experiencia.
Es por eso que el otro Consolador está aquí, el Espíritu
Santo, quien va a conducirnos a toda la verdad. La verdad no es
solamente objetiva, sino que se torna en nuestra experiencia, y
más que eso, si leemos todo este capítulo, vamos a descubrir un
desarrollo de estas palabras. En el comienzo, el énfasis está en la
‘palabra 1’, sin embargo, uno descubre que más adelante la ‘palabra
2’ se vuelve cada vez más rica. Si leemos cuidadosamente
estas 22 unidades, tendremos esta impresión.
Permítanme repetir las tres características de estas 2 palabras.
Primero, que la ‘palabra 1’ siempre toma el liderazgo. En cada
unidad descubrimos que la ‘palabra 1’ siempre aparece primero,
aunque hay algunas excepciones. Segundo, cada vez que hablamos
de la ‘palabra 1’, casi siempre sigue la ‘palabra 2’. Tercero,
si pasamos por las 22 unidades, vamos a descubrir un patrón de
progreso, de modo que cuando llegamos al final del capítulo
119, tenemos la impresión de que el Espíritu Santo llama más la
atención hacia la ‘palabra 2’. Estas son las tres características
que ustedes deben recordar.
Ahora, ¿cómo uno define estas dos ‘palabras’? Nosotros no
podemos definirlas, pues tenemos que definir la Palabra de Dios
47
con la Palabra de Dios. Esta es una ley básica de interpretación.
Ahora tenemos que descubrir cómo el Espíritu Santo usa estas
palabras. Por ejemplo, cuando vamos al Nuevo Testamento sabemos,
claro, que fue escrito en griego. Y cuando hablamos del
griego, tenemos que hablar del griego clásico. Pero, ¿qué es el
griego clásico? Platón y Sócrates saben qué es eso, porque ellos
lo usaron. Pero esta no es la única manera de entender el Nuevo
Testamento. Usted tiene que saber cómo el Espíritu Santo usa
las palabras. Por ejemplo, en griego, la palabra ‘amor’ tiene tres
palabras, una conectada con nuestro físico, otra con nuestra alma
y la otra con nuestro espíritu. Sin embargo en la Biblia, sólo hay
un énfasis en dos de estas tres: la relacionada con nuestra alma y
la relacionada con nuestro espíritu. Sin embargo, en el mundo
griego clásico, ellos usan muchas veces la palabra eros (amor),
que está conectada con nuestro cuerpo físico. Eso es en el griego
clásico. Pero cuando Dios usa la palabra amor el Espíritu Santo
usa a propósito una palabra casi desconocida en el mundo griego,
la palabra ágape, porque ella casi no ha sido contaminada.
Ellos no la usan frecuentemente. Si vamos a la literatura, casi no
conseguimos entender cómo ellos definen esta palabra. Sin embargo,
ellos usan la palabra fileo, como en Filadelfia, ‘amor de
hermanos’.
Entonces, de estas tres palabras, en el mundo griego usaban
la que corresponde al amor físico y al amor en el alma. Sin embargo,
cuando Dios, por el Espíritu Santo, describe lo que es el
amor, usa la palabra ágape. Y aquí se nos presenta un problema,
porque si estudiamos la literatura no sabemos cómo los griegos
definen la palabra, porque ha sido el Espíritu Santo quien la ha
usado. Entonces ¿cómo podemos comprender esta palabra? Tenemos
que recorrer toda la Biblia, e intentar descubrir cómo el
Espíritu Santo la ha empleado.
Y ese es el griego bíblico, no el griego clásico. Si uno estudia
la Palabra tiene que poner el énfasis más en el griego bíblico. En
otras palabras, si deseamos descubrir cómo el Espíritu Santo ha
empleado esta palabra, uno la puede juzgar por el uso. Déjenme
darles un ejemplo. Yo sé que a ustedes no les gusta el inglés, sin
embargo, ustedes tienen alguna noción del inglés. Ustedes conocen
la palabra square, cuadrado. Ahora, cuando uno habla de
‘cuadrado’ significa una figura geométrica. No obstante, los jó48
venes emplean esta palabra de una manera distinta. Si uno va a
los Estados Unidos y escucha a los jóvenes, ellos dicen: «Mi
papá es muy cuadrado». ¿Qué significa esto? Significa que cuando
el papá viste una camisa, abrocha hasta los botones de arriba,
no como los jóvenes, que usan la camisa abierta. Entonces, el
papá está fuera de moda, y dicen: «Mi papá es cuadrado». Es así
como entienden la palabra ‘cuadrado’. Si uno va al diccionario,
no va encontrar que ‘cuadrado’ significa ‘fuera de moda’. Quizás
dentro de unos quince años esa palabra va a significar ‘pasado
de moda’. Otro ejemplo: En los Estados Unidos los jóvenes
dicen que algo es muy ‘cool’, pero ‘cool’ no tiene nada que ver
con ‘temperatura’, sino con que algo es maravilloso. Los jóvenes
siempre están emocionados, entonces cuando ellos se enfrían
dicen que era ‘maravilloso’. ¿Cómo sabemos lo que significa
la palabra ‘cool’? Para llegar a una conclusión, hay que intentar
estudiar cómo los jóvenes la usan. De la misma manera
hemos de hacer si deseamos conocer la ‘palabra 1’ y la ‘palabra
2’. Claro que si tú no tienes tiempo, tienes que concentrarte en
este capítulo, y ver cómo el Espíritu Santo las usa.
‘Logos’ y ‘rhema’
Ahora, si tienes más tiempo para estudiar todo el Antiguo
Testamento, verás que hay dos palabras en hebreo que se usan
para definir ‘palabra’: la ‘palabra 1’ y la ‘palabra 2’. Pues bien,
¿cuál es el significado de la ‘palabra 1’?
Vamos a leer el versículo 43: «No quites de mi boca en ningún
tiempo la palabra de verdad». Aquí está claro: ‘palabra 1’
significa palabra de verdad. El versículo 50 dice: «Ella es mi
consuelo en mi aflicción, porque tu dicho (o palabra) me ha
vivificado». Entonces ‘palabra 2’ significa palabra de vida. ¿Ven
eso, hermanos? La palabra de verdad se refiere a los fundamentos,
los principios. La ‘palabra 1’ siempre tiene liderazgo, pero
no podemos sólo oír la palabra, sin ser transformados. No puedes
solamente escuchar la palabra y no hacer nada. No; descubrimos
que a la ‘palabra 1’ siempre sigue la ‘palabra 2’. Una es
la palabra de verdad y la otra es la palabra de vida.
Después de haber estudiado este capítulo, veremos que hay
algo en común con el Nuevo Testamento. En griego, también
hay 2 vocablos para describir ‘palabra’. Uno es logos y el otro es
49
rhema. Este es el griego bíblico; así es como el Espíritu Santo ha
empleado la palabra logos y la palabra rhema.
Cuando la Biblia habla acerca de la ‘palabra’ en Isaías, usa el
griego logos. Esto significa que toda la Biblia es el logos de
Dios, y eso se ha fijado en la palabra que esta contenida en la
Biblia. Este es el fundamento. Logos significa «Dios ha hablado
con nosotros». En la historia, Dios ha hablado una vez con nosotros,
y toda su Palabra está en la Biblia. Entonces, cuando en la
Biblia se refiere a la palabra de Isaías, va a emplear la palabra
logos.
En cada uno de los libros en la Biblia, tenemos el logos de
Dios y eso nos habla acerca de la Palabra de verdad. Recordemos,
es una revelación total, una revelación en una pieza completa.
Cuando la Biblia usa la palabra logos, siempre se refiere a
la Palabra de verdad, a nuestro fundamento; todo va a ser construido
a partir de allí, y la Biblia es la Palabra de Dios. Entonces,
cuando ustedes conocen la Biblia, significa que están recibiendo
un amplio conocimiento acerca de la Palabra de Dios. Eso es
verdad, eso es muy preciso, no hay ningún error. Así que, cuando
la Biblia emplea la palabra logos, se refiere a la Palabra que
Dios habló por primera vez en la historia, y eso es la Biblia.
Sin embargo, cuando llegamos a la palabra rhema, tenemos
que descubrir cómo el Espíritu Santo emplea esta palabra. Ustedes
recuerdan cuando el Señor dijo: «La palabra que os he hablado
es espíritu y es vida». En griego, esa palabra es rhema. No
es de sorprender que cuando el Señor dijo: «No sólo de pan
vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios», esta palabra en
la lengua original es rhema.
Ahora ¿cómo Dios nos va a hablar el rhema? Tenemos que
acordarnos cómo nuestro Señor habló con sus discípulos: «Cuando
el Consolador venga, él os recordará todas las cosas que os
he dicho». Entonces, hermanos, Dios habló la Palabra a través
de la Biblia; sin embargo, ahora el Espíritu Santo está aquí. El
Espíritu Santo habita en tu espíritu y habita en mi espíritu. Ahora,
sobre la base de la Palabra de Dios, el Espíritu Santo va a
hablar una vez más. Hoy día, no en la historia, esta es la palabra
que él habla una vez más, por segunda vez. Esta palabra nos
hace recordar una Palabra que Dios ha hablado antes por primera
vez. La Palabra que ha sido hablada por primera vez es logos;
50
la Palabra que ha sido hablada por segunda vez es rhema. La
palabra de verdad es objetiva; rhema es muy subjetiva, pues el
Señor te habla a ti.
Déjenme darles una ilustración. Isaías 7:14: «Por tanto, el
Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y
dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel». Esta es la
Palabra de Dios, es una palabra profética. Ahora, piense en eso,
¿cuántas vírgenes en la tierra de la Biblia habían leído esta parte
de Isaías? Esa es la palabra de verdad, he aquí seguramente la
virgen concebirá y dará a luz un hijo, esa es la Palabra de Dios.
Eso es logos. Seguramente, muchas vírgenes habían leído esta
palabra una y otra vez, sin embargo, esta es una palabra general
que probablemente se aplica a otras personas, no a mí. Es la
Palabra de Dios, sin embargo, no produce un efecto en mí. Yo sé
que seguramente un día la virgen concebirá y dará a luz un hijo,
pero aunque soy virgen, no tiene nada que ver conmigo. La Palabra
de verdad aquí se torna muy objetiva, sin embargo, tenemos
que acordarnos que en la historia, algo ocurrió.
Vamos a leer en Lucas 1:30: «Entonces el ángel le dijo: María,
no temas, porque has hallado gracia delante de Dios». Ahora
Dios habló con María personalmente a través de un ángel. «Y
ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás
su nombre JESÚS» (v. 31). ¿Ven eso, hermanos? Dios había hablado
a través de Isaías una vez en la Biblia: «...la virgen concebirá
y dará a luz un hijo»; sin embargo, ahora es diferente: aquí
Dios habló una vez más. Ahora esta palabra se aplica a María.
Aquella palabra de Isaías capítulo 7 versículo 14 se tornó vida
para María. Ella nunca había imaginado que eso le iba a ocurrir
a ella, pero Dios habló una vez más.
Ahora, aquí tenemos un problema, pues ella no era casada,
¿Cómo podría ocurrir aquello? Ella tenía una lucha en su interior,
ella sabía que eso debía ser la Palabra de Dios, sabía que eso
debía ocurrir en su vida. Pero hermanos, la reputación es la segunda
cosa más importante en la vida de toda persona. No importaba
si María se amaba tanto a sí misma; ella sabía que si eso
de hecho ocurría, ¿qué costo tendría para sí misma? Finalmente,
María no resistió, ella se rindió. «Entonces María dijo: He aquí
la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra» (v.
38). Antes de eso, ella tenía preguntas: «¿Cómo será esto? Pues
51
no conozco varón». Como ven, ella tenía muy clara su mente,
por eso tenía una lucha en su interior. Sin embargo, si leemos
este capítulo, finalmente ella se entregó. Esto es hermoso. «He
aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu Palabra
». Ahora, esta ‘Palabra’ en griego es rhema.
¿Por qué es ‘rhema’? Porque no es sólo la palabra que estaba
escrita en Isaías 7:14. Ahora Dios habló una vez más, y eso en
verdad creó un problema para María. Finalmente, ella se entregó
y por eso dijo: «He aquí tu sierva, hágase conmigo conforme a
tu rhema». Entonces hermanos, ahora ustedes entienden cómo
el Espíritu Santo usó cuidadosamente la palabra logos y la palabra
rhema.
Lo mismo ocurrió con Pedro. El Señor le dijo: «Hoy me vas
a negar tres veces». ¿Cuál fue la reacción de Pedro? Piense en
esto: ¿Usted piensa que esa es la Palabra del Señor? ¿Usted cree
que esta Palabra de nuestro Señor es igual a la Palabra de nuestro
Dios? Aquí la palabra era tan objetiva para él, que nada le
ocurrió. Él aún ponía toda confianza en sí mismo, por eso estaba
condenado a fracasar. Sin embargo, gracias a Dios, después que
él negó al Señor, aunque había fracasado, no podía quitar sus
ojos del Señor. Aunque él no pudo pagar el precio, no pudo seguir
al Señor, él no podía quitar sus ojos del Señor. Cuando negó
al Señor, el Señor lo miró.
Piense en esto: si Pedro no hubiese mirado al Señor en aquel
momento, ¿cómo el Señor habría podido traspasar el espacio
por medio de sus ojos? Ahora, ¿por qué Pedro pudo ser restaurado?
Porque tenía un corazón para el Señor. Aunque cayó, él no
podía sacar sus ojos del Señor. Entonces, cuando el Señor volvió
sus ojos y lo miró, la Biblia dice: «él se acordó de la palabra
del Señor» y salió y lloró. Aquella palabra, en griego, es la palabra
rhema. No fue la primera vez. Cuando el Señor le habló la
primera vez era sólo algo objetivo, él aún pensaba que era capaz
de seguir al Señor. Sin embargo, él ahora se acuerda de la Palabra
del Señor y es quebrantado en pedazos. Este es Pedro, y aquí
tenemos la palabra rhema.
Me parece que es muy clara la forma como el Espíritu Santo
emplea las palabras logos y rhema en el Nuevo Testamento.
Ahora, en la historia, Dios habló con nosotros a través de la
Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis; está completo, es decir,
52
Dios no va a decir nada más porque ya ha dicho todo en la Biblia.
Pero, gracias a Dios, hoy cuando estudiamos la Biblia, el
Espíritu Santo está en nosotros y él va a basarse en la Palabra
que ha sido dada la primera vez. Cuando el Espíritu Santo está
obrando, nunca hace su obra aparte de la Palabra de Dios; él
siempre se basa en la Palabra que ya ha sido hablada. Él unge la
Palabra en nosotros y hace esa Palabra viviente, y entonces esa
Palabra que hizo que María se entregase a sí misma, y esa Palabra
que hizo que Pedro saliera llorando, la llamamos ‘palabra de
poder’, y también la podemos llamar ‘palabra de vida’, porque
antes yo estaba en una condición de muerte, pero ahora estoy
vivificado, antes yo estaba tan frustrado que ya no podía avanzar
más, porque el costo era muy alto. Así como María: «¿Cómo
esto puede ser hecho, si yo no conozco varón?». Entonces, si yo
sigo al Señor, si esto en verdad ocurre, si la operación de la cruz
es en verdad muy aguda, esto significa que me va a costar toda
mi vida. Pero gracias a Dios, esa Palabra tiene tanto poder, tanta
vida, que yo deseo entregarme al Señor.
Así que, hermanos y hermanas, tenemos las experiencias,
gracias a Dios. Y llamamos a eso rhema, que significa ‘palabra
de vida’, o ‘palabra de poder’. ¿Cómo sentimos vida? ¿Cómo
sentimos poder en nuestras vidas? ¿Cómo me ocurre esto? Yo
soy transformado en una persona distinta; la Palabra de vida
tiene un impacto muy grande en mi vida. Es por eso que la Biblia
emplea el rhema.
Sin embargo, la ‘Palabra de verdad’ es siempre el fundamento.
Sin logos no hay rhema. Esto es muy importante: el Espíritu
Santo nunca habla aparte del logos; entonces cuando el logos es
rico, eso da el fundamento al Espíritu Santo para hablarnos una
y otra vez. Ahora entiendes por qué memorizamos la Biblia,
porque memorizar la Biblia significa esto, de alguna forma tú
eres tan rico con el logos, que ahora el Espíritu Santo puede usar
esta palabra y soplar sobre ella. Entonces se manifiesta con tanto
poder y vida, que somos quebrantados, somos alimentados, somos
revestidos de poder. La Palabra de verdad es siempre el
fundamento. Pero recuerden, el logos solo no es suficiente, porque
todo es objetivo, todo es sólo en la mente, nada es experiencia.
¿Ven eso, hermanos?
Tal como un tren que tiene rieles para mantenerlo en el cami53
no correcto, pero no tiene el poder para avanzar, así también
ocurrirá si tú conoces solamente el logos. Si estás muy contento
porque te has graduado en la Escuela Bíblica, y piensas que eres
capaz de enseñar a otras personas, pero no tienes la experiencia,
si es algo que sólo pasa de tu mente a la mente de la otra persona,
entonces tienes el logos, pero no tienes el rhema. Sin embargo,
podemos servir a otros hermanos, si es que hay una comunión
de tu espíritu con el espíritu de la otra persona. Tú no te introduces
a ellos para decirles cuántos diplomas tienes de la Escuela
Bíblica. Lo importante es lo siguiente: ¿estás pasando la vida de
Cristo de tu vida a la vida de otras personas? Ahora, ¿cuánto
conoces la Palabra? Probablemente la conozcas sólo de una
manera objetiva, nunca ha entrado profundamente en tu vida, es
por eso que no tiene poder. Eres un maravilloso profesor, eres un
erudito bíblico, pero no consigues influenciar a otras personas.
Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que veamos
que el logos es sólo el comienzo, es el fundamento –una superestructura–,
ahora Dios desea construir una «estructura».
Entonces, el fundamento es el logos, pero luego el rhema
tiene que ser más y más rico. Cuando la iglesia esté llena de
rhemas, Dios podrá un día presentarse a sí mismo una iglesia
gloriosa; pero esto no significa que todos conozcan sus Biblias
en sus mentes. Gracias a Dios, podemos ver la relación entre
logos y rhema.
Supongamos que tenemos siete galletas. Cuando yo me he
comido las siete galletas, digo: «Estoy satisfecho». Ahora, hermanos,
fíjense en eso, cuando tenemos seis aún tenemos hambre,
pero cuando hemos comido la séptima galleta decimos:
«Estoy satisfecho». Entonces uno piensa: «Sólo necesito la última
galleta, no necesito las primeras seis». Sin embargo, las primeras
seis son el fundamento, usted va construir sobre eso, así
que después que ha comido la séptima galleta estará satisfecho.
Algunas personas dicen: «Nosotros no necesitamos logos,
porque el Espíritu Santo nos da la palabra (el rhema)»; sin embargo,
se han olvidado que cuando el Espíritu Santo les da esa
galleta, primeramente les ha dado otras seis. Cuando estás lleno
con el logos, entonces viene el rhema. Entonces, hermanos, no
echen fuera las seis primeras galletas, no digan que no tienen
valor, nosotros necesitamos el logos. Sin embargo, por el Espíri54
tu Santo, ahora tenemos la séptima galleta y estamos satisfechos.
Esta es la relación entre logos y rhema.
Hermanos, si vemos esta figura, cuando lleguemos al capítulo
119 descubriremos una cosa muy interesante: que aunque
esto es Antiguo Testamento, en hebreo también tenemos ‘palabra
1’ y ‘palabra 2’. Y, para el uso en este capítulo, inmediatamente
uno conecta la ‘palabra 1’ con el logos y la ‘palabra 2’ con
el rhema – palabra de verdad y palabra de vida. Entonces, a fin
de entrar en las riquezas de la Palabra de Dios, por un lado hemos
de ser ricos con el logos, y también ser ricos con el rhema.
Porque cuando tenemos los dos, entonces podemos entrar en las
cosechas de Dios. Gracias a Dios. A través del Salmo 119 encontraremos
un camino. ¿Cómo podríamos nosotros recibir logos
y recibir rhema? Es necesario tener todo el capítulo 119 de Salmos
para responder esta pregunta.
Quiero darles otra demostración para que todos puedan comprender.
Hubo una hermana, una hermana joven, que tenía temor
de muchas cosas. Ella nunca se sentía segura; por ejemplo,
cada noche cuando iba a acostarse no apagaba la luz, porque
tenía miedo a la oscuridad. Ahora, gradualmente vino a conocer
al Señor, entonces ella se alentaba a sí misma, diciendo: «Hay
un modo como yo no tendré miedo a la oscuridad». Ella sabía
que la Biblia era la Palabra de Dios, entonces ella ponía la Biblia
bajo su almohada, y cuando tocaba la Biblia pensaba: «Estoy
tocando la Palabra de Dios», y entonces no sentía miedo. Ahora,
esta hermana estaba durmiendo sobre la Palabra de Dios, y así
creció en el Señor. Sin embargo un día, cuando estudió la Palabra,
descubrió que en la Biblia hay una frase que dice: «No temas
», y esa era la palabra que ella necesitaba. Sin embargo, se
preguntó: ¿Cuántas veces en la Biblia el Señor dijo: «No temas
»? Entonces dijo: «Voy a verificar, usando una Concordancia,
cuántas veces aparece en la Biblia la frase «No temas». Para
su sorpresa, descubrió que aparecía 365 veces. Recordó que cada
año tiene 365 días, y cada día ella podía usar un versículo de la
Palabra. Entonces agradeció al Señor, y quitó la Biblia de debajo
de su almohada. No tuvo más miedo, porque cada día ella iba a
recibir el aliento del Señor: «No temas».
Ahora, hermanos, esto es rhema, esto es algo muy práctico
en tu vida. Tienes que tener esa experiencia. Si yo les pidiera que
55
me dieran un testimonio, algunos de ustedes van a encontrar
muchas historias como esta. Gracias al Señor. Hermanos y hermanas,
cuando estudiamos la palabra tenemos el logos, entonces,
de tiempo en tiempo el Señor nos habla y esta palabra es el
rhema.
Cuando yo estaba en la Universidad, un día alguien me hirió
y yo estuve tan enojado con él que no podía superar eso. Por
toda una noche no pude dormir. Entonces le dije al Señor: «Señor,
mañana le voy a decir algo a esa persona, que si con lo que
ella me dijo no pude dormir una noche, con lo que yo le voy a
decir no dormirá por una semana». Sin embargo, no lo pude
hacer. Como cristiano no se supone que yo haga eso, eso es contra
la Palabra. Entonces dije: «Señor, dame permiso sólo por un
día, solamente un día, después de eso yo vuelvo». A mí me bastaba
que el Señor me diera sólo un día, y después que yo tuviera
mi venganza, entonces me arrepentiría. Sin embargo, aquella
noche el Señor no me soltó. Yo había estudiado Juan muchas
veces, sin embargo, aquella noche, Dios me habló a través de
Juan. Si usted recuerda, después que el Señor murió en la cruz,
un soldado introdujo la lanza en su costado y salió sangre y agua.
Aquella figura me capturó. No sólo encontramos el perdón –la
sangre habla del perdón–; sino también el agua – que habla del
sufrimiento de vida. Hermanos, cuando yo fui tocado por esta
palabra, lloré delante del Señor y dije: «Perdóname, Señor».
Eso es rhema. Yo pienso que cada uno de ustedes debe tenerlo.
Si tú no has tenido esto, probablemente no seas salvo. En el
momento en que tú eres salvo, es porque el Señor ya habló contigo,
y esto es rhema. Basado en la Biblia que tú conocías muy
bien desde cuando eras joven, ahora el Espíritu Santo va a hablar
una vez más. Entonces, hermanos, cada uno de nosotros
tenemos logos, todos nosotros tenemos rhema; sin embargo,
nuestra pregunta es: ¿Cómo podemos ser ricos con logos?, y
luego, ¿cómo podemos ser ricos con rhema? Nosotros deseamos
ambos. La respuesta se nos da en este Salmo 119.
Condiciones para ser rico en la Palabra
Ahora no tenemos tiempo de recorrerlo; sólo voy a darles
algunas indicaciones y ustedes pueden meditar en el Señor, y
probablemente van a ganar algo de este capítulo. Nuestro tiem56
po es tan limitado que no podemos entrar en este capítulo. Hay
tantas cosas que me gustaría compartir esta vez, pero ahora sólo
puedo darles el esqueleto de todo el capítulo.
Las veintidós secciones pueden ser divididas en dos partes.
La primera parte son las primeras cinco secciones. Ahora, el 5 en
la Biblia nos habla de «gracia» y también de «responsabilidad».
Cuando estudiamos la Palabra de Dios, tenemos que tomarlo
con responsabilidad, y ¿cómo vamos a tomar nuestra responsabilidad?
Es por la gracia. Entonces, en las primeras cinco unidades
descubriremos quién está calificado para ser rico con la Palabra.
Tú tienes que asumir alguna responsabilidad, tienes que
cumplir algunas condiciones. En estas cinco secciones vamos a
descubrir cinco condiciones. Tenemos que pasar por esas cinco
secciones para ver qué condiciones son éstas.
Ahora, veamos lo siguiente: siempre que estudiamos la Biblia,
todo lo que queremos es el método. Algunos dicen: «Si yo
tuviera el método, conocería la Biblia muy bien». Nosotros siempre
buscamos mejores métodos; sin embargo, Dios está siempre
buscando mejores hombres, porque el método de Dios es el hombre.
Algunas veces pensamos que si tenemos el método conoceremos
la Biblia. No; la persona es muy importante. ¿Quién eres
tú? ¿Quién soy yo? Esto va a determinar si seremos ricos o no en
la Palabra de Dios.
Si el hombre no está correcto, aun cuando se tenga el método
correcto, no va a funcionar. El Salmo 119 es muy claro; en las
primeras cinco secciones se nos dice que hay cinco condiciones,
muy importantes condiciones. Si cumples esas condiciones, entonces
estarás calificado para ser rico.
Ahora ¿cuáles son las condiciones? Las cinco condiciones
están deletreadas en los primeros versos de las cinco secciones;
los siete versos restantes van a intentar describirla.
Primera. Versículo 1: «Bienaventurados los perfectos de
camino». Uno «ya está en el camino». Ahora, existe la posibilidad
de que te hayas contaminado, y esto nos hace recordar a
aquellos que iban en el desierto. Recuerden, cuando el sacerdote
intentaba servir en el tabernáculo, como no había piso de madera,
entonces se contaminaba, por eso había un lavatorio entre el
altar y el Lugar Santo, y había agua allí para lavarse las manos y
los pies. Esto significa que alguien está en camino a Canaán.
57
Aquí tenemos a alguien que está en el camino. Ahora, el lavatorio
representa la Palabra de Dios, entonces ahora habrá limpieza.
Cuando hablamos de la Palabra de Dios, inmediatamente
tenemos a alguien que va en camino; ya no está más en Egipto,
salió de Egipto, pero no ha llegado a Canaán todavía. Sin embargo,
anda en la ley de Jehová; en otras palabras, está caminando
bajo la dirección del Señor. El Señor lo va a conducir por las 42
estaciones, por todo el camino a Canaán. Es muy simple: es una
persona que ha sido salvada, y no solamente salvada, está avanzando
en dirección a Canaán, está caminando hacia la madurez.
Es la primera condición, es muy simple; es por eso que luego
habla de diligencia. En la versión inglesa dice «que sean guardados
tus mandamientos diligentemente».2 Es necesario que seamos
diligentes. D. L. Moody dijo: «No conozco a ninguna persona
que sea perezosa que haya sido salvada». Pienso que eso es
muy fuerte en esta frase. También puedo decir: «Yo nunca he
visto una persona perezosa que sea rica en la Palabra de Dios».
La diligencia está involucrada.
Campbell Morgan es conocido como «el hombre de la Palabra
». Él conocía la Biblia tan bien que es considerado como el
Príncipe de los expositores. ¿Cuál era su secreto? Cada día, a las
seis de la mañana, se sentaba en su oficina y sólo salía de allí al
medio día. Todos los diarios de la mañana se convertían en periódicos
de la tarde para él. Ahora, si alguien le preguntaba: «¿Cuál
es su secreto?», escuchen con cuidado, lo que él decía: «Sudor,
sudor y sudor». ¡Si has estudiado la Palabra hasta el punto de
sudar…! Yo sé que hay muchas personas que sudan cuando comen;
sin embargo, ¿cuántas veces nosotros estudiamos la Palabra
hasta el punto de sudar?
Es la primera sección, esto nos habla de la primera condición.
Esa es la base, es el mínimo.
Segunda. Luego llegamos al versículo 9: «¿Con que limpiará
el joven su camino?», y al versículo 11: «En mi corazón he
guardado tus dichos, para no pecar contra ti». Aquí tenemos la
Palabra de Dios y a un joven. Y nos acordamos de que en las
epístolas de Juan tenemos a los padres, a los jóvenes e incluso a
los niños. Ahora, ¿cuál es la característica de los jóvenes? Ellos
2 La versión Reina-Valera dice: «Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos
» (119:4).
58
conocen la Palabra, ellos han vencido al mundo, y la razón por
la que han vencido al mundo es porque conocen la Palabra. Para
conocer la Palabra es necesaria la fuerza de la juventud, y si
quizás ya no eres tan joven, por lo menos es necesario tener un
espíritu joven.
Hermanos y hermanas, cuando somos jóvenes, cuando estamos
en la alborada de nuestra vida, es el momento en que todo el
mundo nos quiere atrapar, en el que quieres dar una maravillosa
contribución al mundo. Ellos quieren pagarte sueldos muy altos.
En Estados Unidos, especialmente en Nueva York, a aquellos
jóvenes que viven en Manhattan, el mundo les ofrece los
sueldos más altos que hay. Piensen en eso. A veces el mundo los
quiere atrapar, están tan ocupados que no tienen tiempo de pololear,
ya no tienen su propia vida. Ahora hermano, recuerda, si
has sido atrapado por el Señor no esperes a ser un viejo para
decir: «Ahora quiero servir al Señor». Cuando estás en la aurora
de tu vida, este es el mejor tiempo. No te quejes después que
tienes mala memoria.
Cuando estás envejeciendo y miras hacia atrás, vas a descubrir
que no es tan mala tu memoria. Aquello no es más que una
excusa para ser perezoso. Cuando somos jóvenes tenemos una
mente tal, que debe ser controlada por el Espíritu Santo. No sabes
cuánto potencial tienes en tu mente. Recuerden: sólo los jóvenes
pueden ser ricos con la Palabra. Tenemos que usar cada
momento en la mañana de nuestra vida antes de que sea demasiado
tarde. Sin duda, al leer esta segunda sección, vas a descubrir
que este es un requisito importante.
Tercera. Versículo 17 «Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde
tu palabra. Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley».
Hermanos, solamente el siervo puede descubrir las maravillas
de la palabra de Dios. ¿Eres tú un siervo? Ahora, hermanos, ¿por
qué Dios dijo a Moisés: «Quita tu calzado»? Porque solamente
un hijo lleva calzado, un esclavo no tiene calzado, ¿Ven eso?
Moisés pensaba que él era un príncipe egipcio – él era llamado
‘hijo de faraón’. Sin embargo, el Señor le dijo: «Quita tu calzado
». Tú nunca servirás al Señor como un príncipe de Egipto;
quita tu calzado, eres solamente un esclavo. Nosotros hemos
sido comprados con la preciosa sangre de nuestro Señor y deseamos
ser sus esclavos. Entonces, mis hermanos, por esta ra59
zón el siervo pudo orar: «Abre mis ojos, y miraré las maravillas
de tu ley». Este es otro secreto.
Cuarta. Versículo 25: «Abatida hasta el polvo está mi alma;
vivifícame según tu palabra». Nuestra tendencia es estar siempre
abatidos hasta el polvo, porque hemos sido hechos de polvo.
De acuerdo a nuestra naturaleza somos terrenales, estamos siempre
vinculados a la tierra. Sin embargo, dice: «Vivifícame según
tu palabra». Solamente después de ser vivificados estamos capacitados
para conocer la Palabra. Sólo los espirituales, sólo los
celestiales, están calificados para ser ricos en la Palabra de Dios.
Quinta. Veamos finalmente el versículo 33: «Enséñame, oh
Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin».
Esto es obediencia hasta el fin, obediencia hasta la muerte. La
obediencia es el mejor comentario de la Biblia.
Estas cinco son las condiciones para que sepamos entrar en
las riquezas de la Palabra. Ahora, cuando ustedes vayan a casa,
pueden leer estas cinco secciones. Si son honestos consigo mismos,
les voy a pedir: ¿Cuántos de ustedes están calificados para
ser ricos en la Palabra de Dios? Si ustedes son honestos, ninguno
va decir: «Estamos calificados». Es por eso que tenemos el
versículo 41. Cuando llegamos al final de nuestros recursos terrenales,
Dios comienza a hacer algo. Sin embargo, Dios nunca
baja sus patrones, aún tenemos que cumplir estos cinco requisitos.
Sin estos cinco requisitos, es imposible ser rico.
Necesitamos de la misericordia
Ahora hermanos, Dios tiene que hacer algo más, entonces
veamos el versículo 41: «Venga a mí tu misericordia, oh Jehová;
tu salvación, conforme a tu dicho». Hermanos y hermanas, nosotros
necesitamos misericordia. Sin misericordia no somos capaces
de cumplir estos cinco requisitos. El hermano Watchman
Nee solía decir: «Si alguien no sigue al Señor no va a llegar a
ningún lugar; sin embargo, si alguien está buscando al Señor
puede ser que tampoco llegue a ninguna parte; sólo aquellos que
buscan al Señor y reciben su misericordia llegarán al fin». Recuerden
hermanos y hermanos, necesitamos seguir en pos del
Señor, necesitamos estas cinco condiciones delante del Señor;
sin embargo, siempre necesitaremos misericordia.
Pero, ¿qué es misericordia? Cuando yo doy mi dinero a mi
60
hermano, eso es gracia, pero cuando doy mi dinero a alguien
que está pidiendo en la calle, eso es misericordia. Solamente
cuando alguien se considera a sí mismo como nada, entonces ha
de alcanzar misericordia.
Ahora viene el desarrollo. Ahora tenemos las próximas 17
secciones, y más que eso, no solamente necesitamos de misericordia,
necesitamos también de su salvación, la salvación que
no solamente nos hace salvos, sino esa salvación que nos califica
para conocer la Palabra. ¿Cómo el Señor va a hacer eso en
nuestras vidas? Si leemos las siguientes 17 secciones vamos a
obtener la respuesta. En esas 17 secciones descubriremos cómo
el Señor está obrando en nuestras vidas para hacernos ricos en
su Palabra.
***
61
4
LOS TRATOS DE LA CRUZ
«Bien has hecho con tu siervo, oh Jehová, conforme a tu palabra»
(Sal. 119:65). «Antes que fuera yo humillado descarriado andaba, mas
ahora guardo tu palabra» (Sal. 119:67). «Desfallece mi alma por tu
salvación, mas espero en tu palabra. Desfallecieron mis ojos por tu
palabra, diciendo: ¿Cuándo me consolarás? Porque estoy como el odre
al humo; pero no he olvidado tus estatutos» (Sal. 119:81-83).
El Salmo 119 es una introducción a la cosecha de la Palabra.
Ahora, si queremos conocer algo concreto, debemos
ir al Nuevo Testamento; sin embargo, el Salmo 119
nos da una figura general. Esta figura nos fue dada para que
tuviésemos una impresión general acerca de la Palabra de Dios.
Ustedes saben muy bien que el Salmo 119 tiene 176
versículos, y que puede ser dividido en 22 unidades, porque
hay 22 letras en el alfabeto hebreo. Esas letras son las piedras
de construcción de la lengua hebrea. Cristo dijo: «Yo soy Alfa
y Omega», pues nosotros sabemos que Cristo es la piedra de
construcción de la lengua de Dios. Entonces, si queremos entender
la Palabra de Dios tenemos que traer a Cristo con nosotros.
Una vez Martín Lutero hizo la siguiente pregunta: «Si uno
saca a Cristo fuera de la Biblia, ¿quedará algo? Es imposible».
Sabemos que al estudiar la Biblia, si sólo estudiamos doctrinas,
si sólo estudiamos enseñanzas, no entramos todavía en el alma
de la Biblia. Por eso, este Salmo está dividido en 22 secciones,
ya que nos hace recordar que así como tenemos 22 letras en la
62
lengua hebrea, de la misma manera encontramos a Cristo en casi
cada página de la Biblia.
Cada sección tiene 8 versículos. En la primera sección, cada
versículo comienza con la letra Alfa; en la segunda sección cada
versículo comienza con Beta, hasta que llegamos a la última
sección, en que cada versículo comienza con la letra Omega.
Alfa, Beta y Omega corresponden al griego. Usamos esto sólo
como una ilustración para que ustedes puedan entender la estructura
del Salmo 119.
El número 8 nos habla de resurrección, de que la Palabra de
Dios pudo pasar la prueba de la persecución. Antiguamente querían
eliminar la Palabra quemando las Biblias; sin embargo, en
los tiempos modernos vemos que la Palabra de Dios pasó la
prueba del racionalismo y de la ciencia humana, de modo que la
Palabra de Dios tiene el poder de resurrección y cuando esta es
aplicada a nosotros, lleva consigo tal poder de resurrección.
Algunas veces pensamos que estamos al final de nuestra vida
cristiana, que no podemos avanzar mas allá; sin embargo, cuando
somos tocados por la Palabra, somos vivificados, somos
reavivados. ¡Gracias al Señor!
Por qué deseamos estudiar la Palabra de Dios
Este es el Salmo 119. Sin embargo, en el Antiguo Testamento,
en el trasfondo del Salmo 119, encontramos Lamentaciones,
y también los últimos 22 versículos de Proverbios. Encontramos
así 8 secciones de la Palabra. En Lamentaciones tenemos 7
secciones, cada una tiene 22 versículos y luego agregamos los
últimos 22 versículos de Proverbios, y una vez más tenemos 8
secciones. Sin embargo, estas ocho secciones tienen algo que
ver con el alfabeto. Por ejemplo, en el capítulo 1 de Lamentaciones,
el versículo 1 comienza con la letra Alfa y el versículo 2 con
la letra Beta; y el último versículo con la letra Omega. Lo mismo
se aplica a los capítulos 2, 4 y 5. Y luego, cuando llegamos al
capítulo 3 encontramos 3 secciones. En total, tenemos 7 secciones.
Cuando llegamos a los últimos 22 versículos de Proverbios,
donde se nos habla de la mujer virtuosa, el versículo 11 comienza
con Alfa y el versículo 31 comienza con Omega. Esto no
puede ser accidental, en toda la Biblia tenemos sólo estas dos
63
partes con estructura alfabética, que de alguna manera tienen
alguna clase de simetría. Por un lado, el Salmo 119, 22 veces 8,
y Lamentaciones más la mujer virtuosa, 8 veces 22. ¿Ven esto,
hermanos? Esto significa que estas dos figuras se interpretan la
una a la otra.
¿Por qué estudiamos la palabra de Dios? No porque deseamos
convertirnos en eruditos bíblicos (lo cual es loable); la razón
por la que estudiamos la Biblia es porque detrás del Salmo
119 tenemos Lamentaciones, siendo así capaces de oír el llanto
del profeta Jeremías. Cuando Jeremías vio que toda la ciudad
Jerusalén se estaba quemando, que el templo de Dios estaba en
ruinas, él lloró sobre Jerusalén. Ahora hermanos, hoy la iglesia
en general también está en ruinas, y vemos las decadentes condiciones
espirituales por todas partes.
Nuestro Señor es mayor que Jeremías. ¿Has oído el llanto de
nuestro Señor? Si lo has escuchado, te levantarás, responderás al
Señor, y volverás a Jerusalén después de casi 60 años de cautiverio.
Serás como Esdras. Esdras era un joven, en la Biblia. Cuando
él regresó, primero quería embellecer el templo. En el lenguaje
del Nuevo Testamento, esto significa hacer madurar la iglesia,
¿Cómo puede ser hecho esto? Recordemos que Esdras fue
quien restauró la Palabra de Dios. Él reunió los 39 libros de la
Biblia, para que así pudiésemos comprender la Palabra de Dios
como una sola pieza. Ahora tenemos todo el consejo de Dios en
el Antiguo Testamento. Es un maravilloso descubrimiento, y esto
es Lamentaciones.
¿Y qué nos dice la mujer virtuosa? En el lenguaje del Nuevo
Testamento, significa la iglesia gloriosa. Cuando la iglesia alcance
la madurez, entonces el Señor se va a presentar a sí mismo
una iglesia gloriosa. ¿Y cómo puede ocurrir esto? A través de la
Palabra. Esta palabra en el original significa rhema (palabra de
vida). Cuando la iglesia está llena de la palabra de vida, ese es el
verdadero reavivamiento. ¡Cuando eso ocurra, hermanos, el Señor
regresará muy pronto!
Cuando ponemos estas dos cosas juntas, entendemos por qué
queremos estudiar la Palabra: porque hemos oído el llanto de
nuestro Señor, porque sabemos que su deseo es que la iglesia un
día alcance la madurez, y esto sólo ocurrirá cuando seamos ricos
en la Palabra. Este es el trasfondo. Está muy claro.
64
Requisitos para entrar en las riquezas de la Palabra
Cuando volvemos al Salmo 119, descubrimos que estas 22
unidades pueden ser divididas en dos partes principales. La primera
abarca 5 secciones, y el 5 nos habla de responsabilidad.
¿Cómo podemos tomar responsabilidades? A causa de que el 5
en la Biblia siempre representa gracia, necesitamos gracia para
tomar nuestras responsabilidades. Entonces descubrimos en las
5 primeras secciones cuáles son los requisitos para entrar en las
riquezas de la Palabra. Encontraremos 5 requisitos, y todos ellos
están dados en los primeros versículos de cada sección. Los 7
versículos restantes simplemente desarrollan el pensamiento del
primer versículo.
Por ejemplo, en el versículo 1: «Bienaventurados los perfectos
de camino, los que andan en la ley de Jehová». Estas personas
ya están en el camino, y son perfectos en el camino. Es como
un sacerdote del Antiguo Testamento cuando estaba en el desierto.
Como en el tabernáculo no había piso de madera, al pisar la
arena, ellos se contaminaban. Por lo cual, antes de servir al Señor,
debían lavar sus manos y pies en la fuente que estaba frente
al altar. Eso significaba que esa persona ya no estaba más en
Egipto, sino que iba camino hacia Canaán. Entonces, el primer
requisito es que tú debes ser alguien que ya haya sido salvado;
ya no estás en Egipto, pero vas en camino hacia la tierra prometida.
«Bienaventurados los que andan en la ley de Jehová». Este
es el primer requisito. Si seguimos leyendo más adelante, descubriremos
que hay mucho desarrollo de este mismo pensamiento.
Luego, el primer versículo de la segunda sección: «¿Con qué
limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra». Aquí
nos habla del joven. Recuerden, cuando estudiamos la Palabra
necesitamos fuerza, fuerza espiritual y también fuerza física. Por
esa razón sabemos que hay una relación entre la Palabra de Dios
y el joven. Deberíamos estudiar la Palabra cuando aún somos
jóvenes. Muchas personas prometen al Señor que van a servirlo
cuando sean suficientemente maduros, cuando tengan terminados
sus negocios en esta vida; después de eso estudiarán la Palabra,
servirán al Señor. Sin embargo, en ese tiempo su memoria
ya les falla, van a encontrar muchas limitaciones ¿Por qué? Porque
este mundo ha tomado la mejor parte de su vida, y solamen65
te dan lo que resta al Señor ¡No! El Señor desea lo mejor de ti, lo
mejor de tu vida, y solamente darás al mundo lo que resta.
Por esa razón, cada uno de los que conoce la Biblia –porque
han conocido la Biblia desde muy jóvenes– han sido verdaderos
Timoteos. Pensemos en los doce discípulos de nuestro Señor,
cada uno de ellos era joven. Ser joven es un requisito importante.
Obviamente, esto no significa que si tú eres viejo no puedes
entrar en las riquezas de la Palabra. Yo conozco hermanos que
aunque tienen 70 años han podido memorizar el Salmo 119.
Recordarán a un erudito de la Palabra llamado H. C. G. Moule,
el obispo Moule. Él era realmente un hombre espiritual, conocía
bien su Biblia. Si quieren ver un libro acerca de Romanos, deberían
comprar el que escribió el obispo Moule. Él realmente conocía
la Palabra. Él contaba que cuando tenía 70 años de edad
memorizó el Salmo 119.
Entonces, hermanos y hermanas, lo importante no es la edad;
lo importante es si tienes un espíritu joven, y esta sí que es una
calificación. Es por eso que en 1ª de Juan, cuando habla de los
padres, de los jóvenes y de los niños, ¿cuál es la característica de
los jóvenes? Ellos conocen la Palabra. Este es el segundo requisito.
El tercer requisito está en el versículo 17: «Haz bien a tu siervo
». Recuerden, ustedes deben ser siervos, deben sacarse el calzado,
porque están parados en tierra santa. No puedes venir como
un príncipe de Egipto. Solamente cuando te vuelves un esclavo,
cuando le dices al Señor: «Yo no quiero ir libre», entonces puedes
orar: «Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley». Esto es
muy importante. Tenemos que consagrarnos nosotros mismos al
Señor y decir: «Yo amo a mi Amo, yo no quiero ir libre». Entonces
el Señor abrirá tus ojos para ver las maravillas de la ley.
Versículo 25: «Abatida hasta el polvo esta mi alma; vivifícame
según tu palabra». De acuerdo con nuestra condición natural,
somos terrenales, estamos apegados al polvo. Nuestra alma siempre
se apega al mundo, por eso nos convertimos en terrenales.
Por eso dice: «Vivifícame según tu palabra». Necesitamos ser
revivificados cada día; así, en vez de terrenales nos volveremos
celestiales. Sólo un hombre espiritual puede entender la Palabra
de Dios. Debemos ser espirituales, debemos ser celestiales. Es
por eso que cuando tenemos estudios bíblicos, si sólo tenemos
66
inteligencia, o si sólo tenemos una mente muy ágil, es posible
que conozcas cada palabra de la Biblia y, sin embargo, es muy
difícil entrar en las riquezas de la Palabra. Si alguien estudia
Física o Ciencias Médicas, lo único que necesita es una mente
sana. Sin embargo, para estudiar la Palabra no es suficiente tener
una mente sana. Sólo el hombre espiritual conoce las cosas espirituales.
Esto es algo que tiene que ver con la naturaleza de la
Palabra. Vamos a hablar sobre eso más tarde; sin embargo, esto
es un requisito.
Luego, el versículo 33: «Enséñame, oh Jehová, el camino de
tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin». Aquí encontramos obediencia,
y obediencia hasta la muerte. La obediencia es el mejor
comentario de la Biblia.
Estos son los 5 requisitos. Ahora si de hecho queremos llenar
estos cinco requisitos, y si somos honestos con nosotros mismos,
vamos a decir que es casi imposible, que ninguno de nosotros
está calificado. ¿Esto significa que debemos renunciar? ¡No!
Es por eso que tenemos desde el versículo 41 hasta el versículo
176. ¿Qué debemos hacer?
Necesidad de misericordia
Puesto que nosotros nunca hemos vivido al nivel de este patrón;
puesto que nunca hemos cumplido estos requisitos, entonces
podemos orar con la oración del versículo 41: «Venga a mí
tu misericordia, oh Jehová; tu salvación, conforme a tu dicho.»
Ahora hermanos, ¿qué necesitamos? Necesitamos misericordia.
Cuando doy mi dinero a mi hermano, eso es gracia. Cuando doy
mi dinero al mendigo en la calle, eso es misericordia. Entonces
hermanos, cuando estudiamos la Biblia, no le decimos al Señor:
«Yo tengo algo, pero no tengo suficiente; necesito que me fortalezcas
», eso es solicitar gracia. Pero hermanos, ustedes necesitan
algo más que gracia, porque si somos como aquel mendigo,
no somos nada. Entonces descubrimos que lo que necesitamos
verdaderamente es misericordia. El hermano Watchman Nee dijo:
«Aquellos que nunca van en pos del Señor, nunca van a obtener
nada; sin embargo, aquellos que van en pos del Señor puede
que obtengan o no algo del Señor; aquellos que buscan, que
siguen al Señor, y que también reciben misericordia, ellos son
los que van a obtener algo».
67
Lo mismo se aplica a este libro de la Biblia: tarde o temprano,
vamos a descubrir que no estamos calificados. No digamos
que porque vivimos en el hemisferio sur, o por otra razón, que
no podemos cumplir estos requisitos. ¡Oh, no! Incluso si uno
visita Alemania, o cualquier otro país, la misma regla se aplica a
todos. No importa cuál es tu circunstancia, no importa cuán diligente
como estudiante eres, cuando llegamos a la Biblia, siempre
dirás: «Para mañana, para mañana, para mañana». Hermanos,
tenemos muchos mañanas. Algunas veces tenemos muy
buena memoria. No me digas que tienes mala memoria, porque
cuando una persona te hace diez veces algo bueno, tú te olvidas,
pero si la misma persona te trata mal sólo una vez, tú lo vas a
recordar muy bien. Entonces, hermanos, no me digan que tienen
mala memoria.
Pedro era así, él tenía una memoria muy buena, ¿Cómo sabemos
esto? Porque cuando el perdonó a su hermano, sabía que lo
había perdonado 1, 2, 3…7 veces; él sabía contar muy bien. Él
tenía un libro donde escribía: «Esta es la séptima vez que perdono
a mi hermano». Nosotros somos exactamente como Pedro;
sin embargo, cuando llegamos a la Palabra de Dios, decimos:
«Tengo una memoria muy mala». ¿Ven esto? En los asuntos de
este mundo ustedes son capaces de recordar todo muy bien, pero
cuando llegamos a la Biblia es como si tú no pudieses recordar
nada. Lo mismo pasaba con Pedro. Él recordaba que esa era la
séptima vez que perdonaba a Andrés, pero cuando se trataba de
la Palabra, no podía recordarla muy bien.
Comparando el evangelio de Marcos con el evangelio de
Mateo, Mateo es más extenso: tiene 28 capítulos. En cambio,
Marcos tiene solamente 16. El evangelio de Marcos se basó en
el material entregado por Pedro. Pedro tenía mala memoria, porque
cuando alguien habla mucho, normalmente tiene dificultad
para oír. Aquellos buenos para hablar, normalmente son pobres
en oír; es por eso que nunca recuerdan. Si tú hablas y hablas, y
nunca escuchas, es evidente que vas a fracasar en recordar. Si
llegamos al evangelio según Marcos, hay más páginas dedicadas
a la obra del Señor que a la palabra hablada. Aunque Pedro
recuerde algunas palabras, éstas son siempre una versión condensada.
Es por eso que cuando estudiamos el evangelio de
Marcos, comparado con el de Mateo, es muy breve.
68
Hermanos, de acuerdo con nuestra naturaleza, tenemos que
decir que nadie está calificado. Cuando estudiamos la Palabra,
el enemigo de Dios no te lo va a permitir, él te va a estorbar, él
quiere hacerte lento en la Palabra de Dios. Entonces tenemos
que decir: «Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; tu salvación,
conforme a tu dicho». Ahora, ¿qué es misericordia? No es que
yo voy a hacer algo; sino Dios tiene que hacer algo, porque la
salvación pertenece al Señor. Cuando uno habla de salvación no
significa lo que yo hago, sino lo que el Señor está haciendo.
¡Gracias, Señor!
Nuestro Señor nos ha provisto de una maravillosa salvación.
En la salvación no sólo estamos capacitados para ir al cielo; a
causa de esta salvación plena, a causa de lo que el Señor ha
hecho en nuestras vidas, nos va a equipar para estudiar la Palabra.
Es por eso, hermanos, que necesitamos que el Espíritu Santo
obre en nosotros diariamente. Cuando estamos siendo transformados,
cuando vamos llegando a la madurez, llegamos a ser
más y más ricos en la Palabra. La riqueza en la Palabra de Dios
es proporcional al grado de madurez de nuestra vida cristiana.
Esto es realmente interesante.
Fíjese en algún profesor en la Universidad. Él puede ser muy
bueno en su mente, porque todo lo que él conoce está en su
mente sana. Esto no tiene nada que ver con su vida personal: él
puede vivir una vida santa o una vida corrompida, no hay diferencia.
Como Agustín de Hipona, que era un profesor en la Universidad.
Él tenía una mente muy sana; sin embargo, las cosas
que él conocía no eran proporcionales a su vida. En verdad, vivía
una vida pecaminosa; él fue un gran pecador antes de convertirse
en un gran santo. Sin embargo, cuando estudiamos la
Palabra, tenemos que aclarar que es muy diferente. No pienses
que porque eres inteligente conoces la Biblia. La riqueza de la
Palabra de Dios en ti depende de tu madurez en la vida cristiana.
Entonces, ¿cómo podemos crecer? Necesitamos ser tratados por
nuestro Señor; el Espíritu Santo tiene que tratar con nosotros
cada día. Mis hermanos, ¿han recibido ustedes el trato del Espíritu
Santo? Gracias a Dios, sólo cuando el Espíritu está tratando
contigo, tú continúas creciendo.
Cada día la madre trata con su bebé; es el trabajo integral de
la madre. Ahora, si la madre sabe cómo tratar con el niño, éste
69
crecerá saludable. Entonces, hermanos, el que las riquezas de la
Palabra estén en nosotros es proporcional con nuestra vida cristiana.
¿Cómo podemos crecer? Por los tratos del Espíritu Santo.
Así que, hermanos, cuanto más trata el Espíritu Santo con nosotros,
más crecemos en el Señor; entonces seremos ricos en la
Palabra. Esto es muy importante. Normalmente la gente piensa
que si va a un estudio bíblico, entonces estará calificada. Esto es
cierto con la Física, con la Ciencias Médicas y muchas otras
cosas, pero no es verdadero con la Biblia.
De modo que necesitamos otra oración – la del versículo 65.
Esta no es sólo una oración, sino también una declaración: «Bien
has hecho con tu siervo, oh Jehová, conforme a tu palabra».
Ahora, hermanos, nuestro Señor desea que seamos ricos en la
Palabra, por eso el salmista dijo: «Bien has hecho con tu siervo,
oh Jehová, conforme a tu palabra». Con el objetivo de que seamos
ricos en la Palabra, Dios ha tratado bien con nosotros. El
trato de Dios es lo más importante; este trato está en las manos
del Espíritu Santo. Es por eso que estamos en la escuela de Cristo,
estamos siendo disciplinados por nuestro Maestro, estamos
siendo disciplinados por el Espíritu Santo.
¿Cómo el Espíritu Santo va a tratar con nosotros? Si estudiamos
la Biblia, hay solamente un método. ¿Qué es el evangelio?
¿Qué es la salvación? Pablo dijo: «Yo no conozco nada, sino a
Cristo y Cristo crucificado». Ahora, la cruz de Cristo es el centro
de la salvación. Cuando Cristo Jesús murió por nosotros en la
cruz, sabemos lo que significa. Cristo nos habla de redención en
la cruz, pero eso es sólo el comienzo. Si uno estudia la Biblia
(especialmente el Nuevo Testamento), no sólo descubriremos la
redención de la cruz, sino también la comunión de la cruz.
Si estudiamos la palabra ‘cruz’ en el Nuevo Testamento, descubriremos
que una clase de versículos están relacionados con
la redención de la cruz, sin embargo, también encontraremos
otros pasajes que dicen que he sido crucificado con Cristo, que
nuestro viejo hombre ha sido crucificado, y que tenemos comunión
con su sufrimiento. Si alguien quiere seguirme, dice el Señor,
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Cuando ponemos
todos estos versículos bíblicos juntos, ¿qué significan? Significan
la comunión de la cruz. Así que, recuerden, la cruz no
sólo nos redime, sino que está también la comunión de la cruz;
70
significa que tomamos nuestra cruz y seguimos al Señor. Esa es
nuestra experiencia: Yo he sido crucificado con Cristo. Hermanos
y hermanas, esto es algo que tiene que ver con nosotros
mismos. Así que la cruz no es sólo algo objetivo.
¿Cómo hoy podemos crecer juntos? Gracias a Dios, el único
método del Espíritu Santo, de cómo trata con nosotros, es la
cruz. ¿Ven esto? Pero ¿por qué la cruz? Porque a través de la
obra de la cruz tendremos menos de nosotros mismos. La cruz
opera para que nosotros disminuyamos y él pueda crecer. Así
verdaderamente creceremos.
El significado de las diecisiete secciones
Luego tenemos 17 secciones después de las 5 primeras unidades.
Ahora, estas 17 secciones también pueden dividirse en
dos partes, 14 y 3. Vamos a ver que desde el versículo 41 hasta el
versículo 152 hay 14 secciones. Y luego desde el versículo 153
al 176, tenemos 3 secciones. Ahora, 17 es igual a 14+3. Debemos
recordar, hermanos, que nuestro Señor murió en una día 14,
así que el número 14 en la Biblia siempre significa cruz. En
Mateo capítulo 1 tenemos tres series de 14 generaciones. Esto
nos hace recordar la vida de David. Ahora, él pasó la humillación
antes de la exaltación, la cruz antes que el trono. Es por eso
que el 14 nos hace recordar la clase de rey que era David. Cristo,
como Rey, nos es presentado en Mateo. Entonces recordamos
cómo él se volvió un Rey al morir por nosotros en la cruz. De
este modo, él está en el trono. Recordemos que el 14 en la Biblia
nos habla de la cruz.
Ahora ¿entendemos cómo podemos volvernos espirituales?
El Espíritu Santo tiene que tratar con nosotros a través de un
camino, el camino de la cruz. Es por eso que tenemos las 14
secciones. Luego, nuestro Señor resucitó al tercer día, así que en
las últimas 3 secciones encontraremos resurrección, encontraremos
la cosecha. Hermanos, ¿ven ustedes esto? Es muy importante:
solamente a través de la resurrección podemos entrar en la
cosecha. Así que cuando llegamos a las últimas 3 secciones, verdaderamente
entraremos en la cosecha de la Palabra, porque si
estudiamos la ‘palabra 1’ y la ‘palabra 2’ en este capítulo 119, en
el comienzo encontraremos más la ‘palabra 1’, pero hacia el final,
especialmente en las últimas 3 secciones, encontraremos
71
más la ‘palabra 2’. Estudiaremos la estructura, pero ahora no
tenemos tiempo para entrar en eso.
Está muy claro. Vemos que la Palabra de Dios se vuelve más
y más rica, ¿Por qué? Porque hemos sido tratados por el Espíritu
Santo y por el camino de la cruz. De este modo, creceremos.
Debemos recordar: 14+3=17, y 17 en la Biblia habla de muerte
y resurrección. Recordarán que el arca se detuvo en el monte
Ararat el día 17, ¿Por qué? Porque después de la muerte, ellos
ahora estaban en el terreno de la resurrección. Eso es 17. Y no
solamente eso, recordamos también que José fue traicionado
cuando tenía 17 años de edad, y después su padre lo vio en el
trono. El 17 en la Biblia nos habla de muerte y resurrección,
habla de una vida que sale de la muerte, habla del secreto de la
cosecha. Esto es absolutamente verdadero.
Este verano ocurrió algo en Estados Unidos que apareció publicado
en los periódicos. ¿Han visto una foto de George Bush
donde parece que hay un insecto detrás de él? ¿Alguno de ustedes
vio esa foto? Existe un insecto llamado cigarra. Ahora, de
alguna manera una cigarra aparece detrás de George Bush. Esta
cigarra era muy brava, pues se atrevió a tocar a George Bush.
¿Saben qué ocurrió? Ese era el mes en que millares y millares de
cigarras vuelan por los cielos de Estados Unidos oriental. Y cada
mañana, ellas se levantan muy temprano, y por eso, cuando el
sol brilla más, el ruido es cada vez más alto. Después de un mes,
las cigarras se aparean, entonces algo muere y cae en la tierra y
espera en ella por 1, 2, 3 años hasta llegar a 17 años. Entonces
salen de la tierra como cigarras. Esto significa que cada 17 años
estas cigarras salen de la muerte. ¿Qué significa esto? Que Dios
quiere usar su creación para hacernos recordar este ciclo de vida.
Más allá de estos 17 años, hay muerte y resurrección. Entonces,
para que una cigarra pueda tocar a otro Presidente de los Estados
Unidos tendrá que esperar otros 17 años. Ahora los hermanos
entienden que desde el versículo 41 hasta el versículo 176 se nos
habla de un proceso de muerte y resurrección.
Dos aspectos de la obra de la cruz
Cuando consideramos las 14 secciones, éstas a su vez pueden
dividirse en dos secciones de 7 y 7, que representan los dos
aspectos de la obra de la cruz. En efecto, la obra de la cruz tiene
72
dos aspectos: uno aparece en las primeras 7 secciones, y el otro
en las siguientes 7 secciones. En otras palabras, desde el versículo
41 hasta el versículo 96, encontramos 7 secciones, esto es
un gran párrafo. Luego, desde el versículo 97 hasta el versículo
152, tenemos otro gran párrafo. Así que estos dos párrafos nos
mostrarán dos aspectos distintos del obrar de la cruz.
El primer párrafo es la obra positiva de la cruz. ¿Por qué?
Porque la obra de la cruz desea ayudarnos a crecer. Pero cuando
llegamos al segundo párrafo, por causa de que amamos la Palabra
de Dios, descubriremos que la palabra ‘amor’ aparece con
frecuencia. De hecho, encontramos la palabra amor 18 veces en
este capítulo 119. Sin embargo, tenemos que desde el versículo
97 hasta el 152 la palabra amor aparece 12 veces.
Aquí se nos habla de cómo nosotros debemos amar la Palabra;
aquí encontramos a alguien que realmente ama la Palabra.
Él quisiera entrar en las riquezas de la Palabra, pero descubre
que hay un impedimento, que él no puede llegar allá. En otras
palabras, de alguna forma en nuestras vidas, tarde o temprano,
descubrimos que no somos idóneos para conocer al Señor, para
conocer la Palabra, así que encontraremos impedimentos aquí y
allá. Cuando estudiamos esta parte de la Palabra, descubrimos
cuántos impedimentos hay de nuestra parte. Es por eso que el
Espíritu Santo tiene que tratar con nosotros, y la cruz tiene que
hacer su obra más profunda, tiene que remover todos los impedimentos.
Es por eso que digo que es el aspecto negativo.
Entonces, en las primeras 7 secciones, la obra de la cruz es
para que crezcamos, para que maduremos; para que nosotros
disminuyamos y él pueda crecer. Esa es la obra de la cruz. Sin
embargo, en las otras 7 secciones, una vez que yo amo al Señor,
que yo amo la Palabra y que yo deseo dedicar todo mi tiempo a
eso, descubro que tengo un problema. Por ejemplo: supongamos
que después de esta Conferencia, digamos: «Oh, quiero
estudiar la Palabra; cada día voy dedicar una hora para estudiar
la Palabra». Bueno, intenta esto: Puedes empezar tu programa
de estudio, puedes decirle a todo el mundo que deseas estudiar
la Palabra, cada día una hora. Pero sólo espera una semana, y
descubrirás que no eres capaz de estudiar la Palabra. Puedes ser
un buen estudiante de Física, sin embargo, descubrirás que, de
alguna forma, no eres capaz de estudiar la Palabra.
73
¿Por qué? Muy simple; cuando te sientes a estudiar la Palabra
por una hora, todos sabrán que tú estás estudiando la Biblia;
tus padres estarán contentos de que tú estás estudiando la Biblia,
¡y por una hora! Ustedes han tenido esa experiencia. Ustedes
dicen: «Me voy a concentrar por una hora». Sin embargo, después
de algunos minutos, tu mente se empieza a pasear desde
Santiago hasta Temuco, de Temuco a Nueva York y de Nueva
York a Londres.
Muchas cosas ocurren en nosotros. En una hora de estudio,
estás sólo diez minutos realmente concentrado, los 50 restantes
estás viajando alrededor del mundo. Hermanos, ¿ven esto? Tú
amas al Señor, de otra manera ¿por qué derrocharías tu tiempo?
¿Por qué no estudiar Física? Pero tú has dedicado tu tiempo al
Señor. Entonces descubrirás que aunque estás deseoso de hacerlo,
no puedes controlar tu mente; tu mente está vagando. Esto es
muy importante, hermanos, porque nosotros hemos caído y a
causa de nuestros pecados, nuestra mente es muy difícil que se
pueda concentrar. Es por causa de la caída del hombre.
Cuando trabajamos por una hora, probablemente sólo tendremos
10 minutos de buen resultado, porque un día para nosotros
significa solamente una hora y un año significa sólo un mes.
¿Por qué? Porque hemos caído y porque vivimos en la carne. Es
por eso que trabajamos. Algunas personas tienen un buen carácter,
y por eso tienen un buen desempeño y obtienen algunos
logros. Pero sin importar esto, por causa de nuestra caída, nunca
podremos tener un 100% de eficiencia.
Pero con nuestro Señor es distinto, porque un día suyo es
como mil años para nosotros. Un año para nuestro Señor es como
un millón de años para nosotros. ¿Ven la diferencia? Nuestro
Señor trabajó sólo por 3 años y medio. Ahora, todo el mundo no
puede contener su obra. Ahora ustedes entienden por qué necesitamos
salvación. Gracias a Dios, la salvación ya ha sido dada;
ahora el Señor desea compartir con nosotros la comunión de la
cruz. Entonces, gracias al Señor, hoy nosotros recibiremos los
beneficios de la salvación. Es por eso que el Señor tiene que
obrar, para remover todos estos impedimentos, así nuestra mente
no va a vagar nunca más. A veces, cuando estudiamos la Biblia
somos realmente curiosos; de este modo, malgastamos mucho
el tiempo; entonces no es de sorprender que no haya 100%
74
de eficiencia. Así que, hermanos, la obra de la cruz es para aumentar
la eficiencia en el estudio de la Biblia; y este es otro
aspecto de la obra de la cruz.
El obrar positivo de la cruz
Yo pienso que no tenemos tiempo para ir a los detalles, por
eso ahora sólo voy a mencionar rápidamente algunas cosas para
que luego ustedes tengan alguna clase de impresión.
Por ejemplo, vamos a las primeras 7 secciones (el obrar positivo
de la cruz). Voy a usar dos expresiones para hacer una distinción:
la obra de la cruz y el obrar de la cruz. La «obra de la
cruz» significa la obra que ha sido consumada por nuestro Señor
Jesucristo. Cuando decimos «el obrar de la cruz», significa que
hoy el Espíritu Santo aplica lo que nuestro Señor ha hecho en la
cruz y lo hace efectivo en nuestras vidas. A esto llamamos ‘obrar
de la cruz’, el cual se centra en la obra del Espíritu Santo hoy. La
obra de Cristo es historia, y el obrar del Espíritu Santo es hoy. A
esto llamamos ‘el obrar de la cruz’.
Entonces, cuando llegamos a esta primera sección, encontramos
el versículo 65: «Bien has hecho con tu siervo, oh Jehová,
conforme a tu palabra». Ahora sabemos, que aquí está el trato
de nuestro Señor; necesitamos el trato del Espíritu Santo, sólo
entonces podremos avanzar. A causa de esta oración o a causa de
este entendimiento, el Señor no va a obrar hasta que nosotros le
digamos: «Señor, por favor haz tu obra». Sólo después de eso, el
Espíritu Santo empieza a trabajar en nuestras vidas.
El versículo 67 dice: «Antes de que fuera yo humillado (afligido,
en inglés), descarriado andaba; pero ahora guardo tu
palabra». ‘Palabra’ en este versículo, es ‘palabra 2’. Ahora tenemos
que combinar el versículo 65 con el versículo 67. En el
versículo 65 tenemos ‘palabra 1’, que corresponde a la palabra
logos (la palabra de verdad) – el Espíritu Santo siempre trabaja
tomando como base la palabra de verdad, luego sigue siempre la
‘palabra 2’. Entonces, ¿de qué modo podemos tener la palabra
de vida hoy? Algo interesante aquí es: «Antes de que fuera yo
humillado (afligido, en inglés), descarriado andaba». En otras
palabras, «antes de que yo fuera tratado por el Espíritu Santo,
descarriado andaba. Pero ahora por medio de la aflicción aprendí
a guardar tu palabra (palabra 2), ahora yo guardo tu palabra de
75
vida». Hermanos ¿ven eso? Entonces, después de haber sido
tratados por el Espíritu Santo, todas las cosas trabajan juntas
para que nosotros podamos disminuir y para que él pueda crecer.
Cuando eso ocurre, nos volvemos más y más ricos en rhema.
Ahora vemos que el Espíritu realmente trabaja de acuerdo a este
camino.
En el versículo 71, de la misma sección, está el verdadero
secreto de estas 7 secciones. Versículo 71: «Bueno me es haber
sido humillado (afligido en inglés), para que aprenda tus estatutos
». Ahora, es bueno para mí, es positivo para mí. Nosotros
no pensábamos que las aflicciones nos traerían algo bueno. Cuando
estamos en aflicción o en sufrimiento, siempre decimos: «¿Por
qué a mí? ¿Por qué a mí?». Si el Señor pusiera un millón de
dólares en tu cuenta bancaria, nunca preguntarías: «¿Por qué a
mí? ¿por qué a mí?». En cambio, cuando estamos sufriendo,
siempre nos preguntamos esto. Sin embargo, hermanos, es porque
Dios ha hecho bien para contigo; entonces encuentras el
provecho en tus sufrimientos. Este sufrimiento no quiere decir
que tengas un accidente con tu vehículo. Si eso ocurriera ¿cómo
podrías tomar tu cruz y seguir al Señor todo el día? Nosotros no
tenemos un accidente automovilístico cada día. No, hermanos.
Descubriremos que cada día todas las cosas trabajan o cooperan
juntas. En sus hogares ustedes viven con sus padres, con sus
hermanos y hermanas, en el colegio tienen compañeros. Todas
las cosas trabajan juntas.
Ahora hermanos, si ustedes alguna vez sufren, ¿por qué sufren?
Porque de repente ven una cara fea y eso les hiere. O algunas
veces escuchan voces que no les son agradables o alguien
les hace un simple comentario y eso realmente les hiere. Sin
embargo, hermanos, en verdad todas las cosas trabajan o cooperan
juntas. Nosotros somos muy orgullosos, nosotros no soportamos
la crítica –Nosotros somos perfectos, así que nadie puede
decir nada de nosotros–. Sin embargo, hermanos, el Señor crea
todo este ambiente para que nosotros podamos disminuir y para
que él pueda crecer. De esta forma, verdaderamente aprendemos
la lección de la humildad. Así llegamos a la madurez.
Entonces, tenemos que recordar que la aflicción no significa
un gran sufrimiento. No; porque la cruz debe ser tomada cada
día. Es así como en tu familia, en el colegio, en la sociedad, vas
76
a aprender muchas lecciones. Es por eso que nos damos cuenta
que nuestro jefe es muy duro con nosotros. A veces pensamos
que nuestros padres son muy difíciles. «Algunas veces» es muy
importante. Algunas veces mis hermanos y hermanas son muy
difíciles y cuando llegamos a la iglesia encontramos algunos
hermanos que son muy difíciles; en el colegio encontramos compañeros
que son muy difíciles. Cuando estamos manejando el
vehículo, otras personas violan la ley; sin embargo nosotros nunca
hemos quebrantado la ley –Es por eso que usted sufre todo el
tiempo, porque usted es tan bueno y todos los demás son tan
malos. Es por eso que sufres–. ¿Ven esto, hermanos? Hasta que
el Señor trabaje en nuestras vidas, sólo entonces diremos: «Bueno
me es haber sido humillado (o afligido)». Ahora, hermanos,
yo podría seguir con esto; sin embargo, como tenemos el tiempo
limitado, solamente les voy a dar un esqueleto y ustedes en sus
casas lo leerán y lo descubrirán por ustedes mismos.
Vamos al versículo 81: «Desfallece mi alma por tu salvación…
». ¿Ven, hermanos, qué significa esto? Significa que necesitamos
el trato del Espíritu Santo cada día, «…mas espero en
tu palabra». Cuando tú estás haciendo Su obra, nos volvemos
más y más pequeños y él se torna más y más grande. Hermanos,
solamente de esta manera entraremos en las riquezas de la Palabra.
En el versículo 82 sigue la ‘palabra 2’: «Desfallecieron mis
ojos buscando (en inglés) tu palabra». «Desfallecen mis ojos»
corresponde a «desfallece mi alma». Esta es una forma muy
poética: «Desfallece mi alma por tu salvación». ¿Ven esto, hermanos?
Así que necesito su obrar para que yo pueda ser abundante
con la Palabra y, al mismo tiempo, «desfallecieron mis
ojos buscando tu palabra, diciendo: ¿Cuándo me consolarás?».
«Esta palabra es ‘palabra 2’ en el versículo 82; así que ‘palabra
2’ sigue a la ‘palabra 1’. El rhema sigue al logos. Logos es el
principio, rhema es la aplicación; siempre es ésta la secuencia.
Pero aquí él pregunta: «¿Cuándo me consolarás?» ¿Cuándo
tendré verdaderamente la cosecha de la Palabra? Aquí viene una
descripción, que es la única figura en todo este capítulo. Versículo
83: «Porque estoy como el odre al humo, pero no me he
olvidado de tus estatutos». Oigan cuidadosamente: el odre al
humo. Esto es una figura. En la Biblia dice «estoy como el odre
77
al humo», después de mucho trato del Espíritu Santo, después
de muchas oraciones, después de muchas esperanzas, después
de muchos deseos. Luego que ocurre, él dijo: «Porque estoy
como el odre al humo». Gracias al Señor, es esto lo que el Señor
está haciendo en las primeras 7 secciones. Entonces, cuanto más
crecemos, más pequeños nos volvemos; nosotros disminuimos
y Cristo crece. Así la gente va a ver Cristo en su hermosura en
nosotros. ¿No es esto maravilloso?
Ahora, cuando esto ocurre, significa que la palabra logos que
ha sido depositada en nosotros ha sido transformada en rhema,
volviéndose cada vez más y más rica. ¿Cómo explicamos todo
esto? El Espíritu Santo usa la figura de un odre al humo. Esto es
interesante. ¿Por qué? ¿Qué significa un odre al humo? Antiguamente
se ponía el buen vino en el odre, sin embargo, este
vino no era el mejor. Tenemos que transformar el buen vino en
el mejor vino. Pero ¿cómo vamos a hacer esto? Antiguamente,
ellos ponían el odre sobre el fuego. Este fuego era muy suave,
era casi nada; todo lo que ellos necesitaban era el humo de ese
fuego. ¿Ven esto, hermanos? Cuando el humo está ascendiendo,
aquella ceniza del humo, de alguna forma se deposita en el odre,
porque este humo tiene algo de temperatura. Originalmente, el
odre era muy hermoso, sin embargo, al haber tanto humo depositado
en él, ya no lo era. De alguna manera la temperatura es
adecuada para que así finalmente el buen vino se convierta en el
mejor. ¿No es esto algo maravilloso?
Según Pablo, nosotros debemos dejar que la Palabra de Cristo
habite en nosotros ricamente. Entonces la palabra de verdad
(‘palabra 1’) está en nosotros. Nosotros somos como el odre.
Esta es la Palabra de Dios, para aprenderla, para memorizarla.
Pero, hermanos, solamente cuando nosotros disminuimos y él
crece, cuando nos volvemos espirituales, todos los logos depositados
en ti y en mí gradualmente se tornan rhema, la palabra de
vida, la palabra de poder. Esto no sólo te transforma a ti, sino
que también influenciará a otros hermanos. Esto es lo que el
Señor está haciendo. Desde el versículo 41 hasta el versículo 96,
después que nos volvemos un odre al humo, entonces podremos
apreciar la Palabra.
El versículo 89: «Para siempre, oh Jehová, permanece tu
palabra en los cielos» El versículo 96 es una maravillosa con78
clusión para estas 7 secciones: «A toda perfección he visto fin;
amplio sobre manera es tu mandamiento». Este es el primer
aspecto del obrar de la cruz.
El obrar negativo de la cruz: removiendo los impedimentos
Ahora vamos a las otras 7 secciones, versículo 97: «¡Oh, cuánto
amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación». Luego
vamos a encontrar otras 11 veces la palabra amor en estas secciones,
que son dos tercios de las que aparecen en este capítulo.
Amar la Palabra es una cosa, entrar en las riquezas de la Palabra
es otra cosa.
Ya les he mencionado que el Señor tiene que hacer algo en
nuestras vidas. ¿Por qué? Porque la Biblia no se contradice a sí
misma; por el contrario, ella siempre tiene conflictos contigo y
conmigo. ¿Por qué? Porque nosotros hemos caído, nuestra mente
ha caído. Recuerden que nuestras mentes han sido
distorsionadas. Entonces, por causa de que nuestras mentes han
sido distorsionadas, no son adecuadas para estudiar la Biblia.
No es de sorprender que algunos liberales piensen que la Biblia
tiene errores. Intentan usar sus mentes caídas para criticar la
Palabra de Dios, diciendo que la Biblia está llena de errores.
Cuando cortamos la carne con un cuchillo, algunas veces tenemos
dificultades, así que desistimos. ¿Cuál es nuestra conclusión?
¡La carne está muy dura! Sin embargo, nunca te preguntas:
«¿Pasará algo con mi cuchillo?». Algunas veces no hay nada
malo con la carne: algo está mal con el cuchillo. El cuchillo no
tiene filo, entonces no es de sorprender que no puedas cortar.
Ahora entendemos que ese es el problema cuando estudiamos la
Biblia: siempre intentamos usar nuestras mentes caídas para estudiar
la Palabra.
Hermanos, la Biblia nunca se contradice a sí misma; sin embargo,
ella siempre intenta contradecirte a ti. Significa que la
cruz tiene que hacer una obra en tu vida. Hermanos, la cruz siempre
se contradice con nosotros. A menos que seamos tratados
por la cruz, no estaremos en armonía con la Palabra. Esto es muy
importante. Así que cuando estudiamos estas 7 secciones, descubriremos
enemigos. Muy interesante. Cuando leemos las 7
secciones anteriores, también hay enemigos, pero son enemigos
diferentes. En las primeras siete secciones, estos enemigos siem79
pre son externos que tratan conmigo. Sin embargo, en las segundas
7 secciones, aquellos enemigos siempre confrontan la Palabra,
por eso descubriremos que estos enemigos son diferentes.
Los enemigos en las primeras siete secciones son usados por
Dios para hacerme madurar. En las segundas 7 secciones los
enemigos intentan impedirme estudiar la Palabra.
Ahora, el Espíritu Santo, por medio del obrar de la cruz, intenta
remover todos estos impedimentos. Por ejemplo, en el versículo
113: «Aborrezco a los hombres hipócritas; mas amo tu
ley». La palabra ‘hipócrita’ significa alguien con la mente vacía,
significa vanidad, habla de curiosidad. Muchas personas estudian
la Biblia; sin embargo, todo lo que desean es satisfacer sus
necesidades. Entonces el Espíritu Santo tiene que hacer su obra.
Ahora, hermanos, muchos de los liberales son eruditos; ellos
conocen sus Biblias; sin embargo, antes de que se convirtieran
en liberales ellos eran muy evangélicos, de otra manera no hubieran
malgastado su tiempo en estudiar la Palabra. A lo mejor
hubieran ocupado su tiempo estudiando Física, Química o alguna
otra cosa. Ahora, si uno los mira, ellos siempre se sienten
orgullosos de sus descubrimientos.
Debido a esto, debemos leer del versículo 126 al 128. Esta
debe ser nuestra actitud: «Tiempo es de actuar, oh Jehová». ¿Ven
esto? «Tiempo es de actuar, oh Señor, porque han invalidado tu
ley». ¿Quiénes son estos? Los liberales. Ellos consideran tu Palabra
como vacía. «Por eso he amado tus mandamientos mas
que el oro, y mas que el oro muy puro. Por eso estimé rectos
todos tus mandamientos sobre todas las cosas, y aborrecí todo
camino de mentira». ¿Qué significa esto? Que puedes encontrar
algún error en la Palabra de Dios. Nosotros estamos en la tierra,
nosotros cometemos errores. Algunos dicen que no hay milagros
en la Biblia. ¿Por qué dices que los milagros contradicen
las leyes naturales? Inconscientemente estás hablando de que
conoces todas las leyes naturales; sin embargo, si dices eso, yo
me pregunto si eres realmente honesto. Ningún científico puede
decir que conoce todas las leyes naturales; entonces ¿cómo pueden
decir que no hay milagros en la Biblia? «Por eso estimé
rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, y aborrecí
todo camino de mentira».
Mi tiempo ha terminado. Si ustedes realmente estudian esta
80
porción, lo van a ver con mucha claridad. Versículo 140: «Sumamente
pura es tu palabra, y la ama tu siervo». Como la Palabra
de Dios es pura, nosotros también deberemos ser puros. Y
porque esta Palabra es tan pura, es por eso que ella es exacta. No
debemos decir «más» o «menos». La Biblia nunca dice «tres
magos», sino que dice «unos magos». ¿Ven esto, hermanos? La
Palabra de Dios es muy exacta. Aquellos sabios vinieron desde
el oriente después de un año del nacimiento de nuestro Señor.
En la primera Navidad los magos no estuvieron allí. Cuando
vemos una representación de la primera Navidad, los magos ya
están ahí, quizás ellos tomaron un avión para llegar a tiempo…
La Palabra de Dios es pura y nosotros no somos puros, nosotros
no somos exactos.
Tenemos que recordar que el Señor dijo que ninguna coma ni
tilde será quitada. En el hebreo, cuando tenemos una palabra, ni
una coma ni una tilde puede ser quitada porque si no sería una
palabra totalmente distinta. Entonces tenemos que recordar: la
Palabra de Dios es tan exacta que el Espíritu Santo tiene que
hacernos exactos. De alguna forma, nuestro carácter va a ser
construido por nuestro Señor. No sólo con diligencia, sino que
tampoco seremos más curiosos; intentaremos ser exactos, y también
obedeceremos a la Palabra de Dios. Luego descubriremos
que el obrar de la cruz removerá todos estos impedimentos. Entonces
estaremos más equipados para entrar en la cosecha.
***
81
5
EL SECRETO DEL SEÑOR
La Palabra encarnada y la Palabra escrita Vamos a abrir nuestras Biblias en Juan capítulo 1:1. «En
el principio era la Palabra, y el Palabra era con Dios, y
la Palabra era Dios». Versículo 14: «Y aquella Palabra
fue hecha carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre), llena de gracia y de verdad».
La ‘Palabra’ que hemos mencionado aquí en el griego es logos.
Vamos a repetir una vez más. «En el principio era el logos, y el
logos era con Dios, y el logos era Dios». Entonces, el versículo
14: «Y aquel logos fue hecho carne, y habitó entre nosotros».
Capítulo 2:22: «Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos,
sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron
la Escritura y la palabra que Jesús había dicho». La ‘palabra’
griega aquí también es logos. «Ellos creyeron la Escritura y
el logos que Jesús había dicho». El logos que Jesús había dicho
tiene el mismo peso que la Escritura. Por eso es que la Biblia
dice: «Ellos creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había
dicho».
En el capítulo 1, el logos fue hecho carne. Tenemos así la
Palabra encarnada. En el capítulo 2 tenemos la Palabra escrita.
La Escritura, y la ‘palabra’ que Jesús había dicho. Antiguo Testamento
más Nuevo Testamento; así tenemos la Palabra de Dios.
La palabra encarnada y la palabra escrita.
Ya hemos utilizado varias horas viendo el Salmo 119, porque
éste es un capítulo muy rico. Podríamos ocupar toda esta Confe82
rencia para estudiar sólo este Salmo, pero pienso que tenemos
mucho más que decir, porque esto no es solamente algo que nos
ha sido dado en el Antiguo Testamento. El Salmo 119 es muy
rico, pues cubre casi todos los aspectos de la Palabra de Dios;
pero es sólo cuando vamos al Nuevo Testamento que todo se
torna muy, muy claro.
Cuando hablamos del logos tenemos que volver a Juan capítulo
1. Aquí vemos que logos simplemente significa algo que
tiene que ver con el Señor Jesucristo. «La Palabra fue hecha
carne». Significa que nuestro Señor Jesucristo vino a esta tierra,
y sabemos que él es el Hijo de Dios, y sabemos que él es la
Palabra encarnada. Ahora, estas dos palabras, en griego, son la
palabra logos. Tenemos la palabra encarnada, y la palabra escrita.
Ya hemos dicho que Dios tiene que expresarse a sí mismo. Es
algo muy doloroso si uno no logra expresarse. Dios es amor. Él
está lleno de amor, y para poder expresar su amor, creó los cielos
y la tierra, y creó los seres humanos. Eso simplemente nos dice
que él deseaba expresarse a sí mismo. Sin embargo, cuando él se
expresa a sí mismo, lo hace por medio de la Palabra. Así, solamente
a través de la palabra encarnada y la palabra escrita, Dios
pudo expresarse a sí mismo de una manera plena. A través de su
Hijo Jesucristo, nosotros podemos conocer a nuestro Dios plenamente.
Y también a través de la Palabra escrita podemos saber
que Dios es amor, que Dios es santo, y muchos otros atributos.
Entonces descubrimos que Dios tiene la Palabra encarnada y
también la Palabra escrita. Entonces, tanto la palabra encarnada
como la palabra escrita en la Biblia son simplemente logos.
El hermano Campbell Morgan intenta hacernos recordar que
nosotros en verdad no tenemos por qué distinguir entre ‘palabra’
escrita con mayúsculas y con minúsculas. Conocemos que el
vocablo «palabra» en inglés, cuando es traducida del griego hacia
el inglés, por ejemplo, «en el principio era la Palabra», es
Palabra con mayúscula. Sin embargo, cuando se habla de la palabra
escrita, algunas veces los traductores simplemente usan la
palabra con minúsculas. Entonces, según el hermano Campbell
Morgan, no hay nada en el original que corresponda a esa diferenciación.
Por ejemplo, en: «Y aquella Palabra fue hecha carne,
y habitó entre nosotros», los traductores usaron la letra mayús83
cula; y en: «...ellos fueron a todas partes predicando la palabra»,
usaron letra minúscula. Ahora bien, todas ellas son «palabra».
Para que podamos comprender la Palabra escrita, es claro
que tenemos que entender la Palabra encarnada. Ahora nosotros
miramos a nuestro Señor, y si el Señor lo permite, encontraremos
a Cristo en la Palabra. Si uno quiere conocer cualquier cosa
acerca de la Palabra, es claro que tenemos que volvernos hacia
nuestro Señor Jesucristo y entender cómo él ha tratado con la
Palabra escrita. Él es el Hijo de Dios. Él debería conocer la Palabra
muy bien; sin embargo porque Cristo es el Hijo del Hombre
y también el Hijo de Dios, la palabra fue hecha carne, entonces
nos acordamos que también es el Hijo del Hombre. Sin embargo,
la única distinción es que él no tiene pecado. Como Hijo del
Hombre, él vivió una vida como usted y yo, su vida creció desde
la infancia a la adultez pasando por muchas etapas y él aprendió
a través de esas etapas. Cuando llegamos al Nuevo Testamento
todo se torna muy claro.
Pero, primero, tenemos que ver que cuando hablamos de la
Palabra encarnada y la Palabra escrita, descubrimos una simetría
o semejanza aquí. La palabra encarnada, simplemente significa
Dios-Hombre (en inglés se escribe con un guión). ¿Cómo
uno explica al Hijo de Dios? Él es verdaderamente Dios y verdaderamente
hombre. Nosotros decimos Dios-Hombre. Esa es la
Palabra encarnada. Ahora, qué decir de la Palabra escrita: divina-
humana, esa es la palabra escrita. Cuando el Señor habló su
palabra por medio de manos humanas, el contenido es la palabra,
sin embargo, necesitamos una mano humana para expresarla.
Así como nuestro Señor Jesucristo; cuando él reprendía a la tempestad,
era Dios, sin embargo, antes de eso, él durmió en la barca.
Ese es el Hijo del Hombre, el Dios-Hombre.
Ahora conocemos muy bien que en su interior él es Dios; sin
embargo, la palabra fue hecha carne. Podemos saber que íntimamente
él es Dios, pero externamente él se presenta a sí mismo
como el Hijo del Hombre. Entonces él tenía hambre, él también
lloraba y muchas cosas, así como tú y yo. En tanto es el Hijo de
Dios, él es libre de pecado. Eso es la palabra encarnada. Lo mismo
es con la palabra escrita. Hermanos, ¿ven eso? En todo el
contenido de la Biblia, es la Palabra de Dios, por eso ella es
espiritual.
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El Señor dijo: «Las palabras que yo os hablo son espíritu y
vida», entonces, sólo podemos acercarnos a ella con nuestro espíritu;
es una cuestión espiritual, no es una cuestión intelectual.
Ahora, sabemos que el modo como uno estudia Física no es el
modo adecuado para estudiar la Biblia. Aunque este es uno entre
muchos libros, es un libro muy especial. Aquí hay 66 libros, uno
está escrito por Mateo, otro por Juan, etc. Todos los escritores
son humanos, así que es igual a la palabra encarnada.
Sabemos que Dios es Dios en el interior, pero en una forma
humana. Sin embargo, este hombre no tiene pecado. Uno ve el
paralelo entre las dos cosas. Ahora la Palabra de Dios, Cristo, es
el contenido de la Biblia, la palabra que el Señor habla y ha
hablado es espíritu y vida, es básicamente espiritual. Eso es una
cosa. Sin embargo, por otro lado, porque ha sido escrita por la
mano humana, tenemos varios autores humanos. Ha sido escrita
entonces en griego; en el Antiguo Testamento el idioma es hebreo.
Tanto el griego como el hebreo son idiomas humanos.
Entonces es divino-humano. Tenemos un elemento dual aquí,
por un lado divino, por el otro lado humano; por un lado espiritual
y por el otro lado es un libro más entre muchos otros libros.
Si tenemos esta comprensión, entonces sabremos cómo estudiar
la Palabra; entonces descubriremos el método correcto para
estudiar la palabra. Según este paralelo, nuestro Señor no tiene
pecado, aunque haya tomado la forma humana; él no tiene nada
que ver con la naturaleza humana pecaminosa. Si uno ve este
paralelo, el dedo que escribió la Biblia es un dedo humano, sin
embargo, la palabra es la Palabra de Dios.
¿Han ustedes visto esta ilustración en el Antiguo Testamento
en Daniel 5? ¿Han leído la historia? El rey de Persia tuvo tanto
miedo cuando vio un dedo que estaba escribiendo en la pared, el
cual anunció el juicio de Dios. La palabra era la palabra de Dios,
sin embargo, aquel dedo era un dedo humano. Esto es una ilustración:
es la Palabra de Dios, sin embargo ha sido escrita por
una mano humana, con el dedo de Mateo, con el dedo de Pablo,
con el dedo de Moisés.
Y sucede una cosa interesante: aunque sea una forma humana,
sin embargo, no hay error. Así como el Señor Jesucristo es
perfecto y sin pecado, en la Palabra de Dios nunca encontrarás
ningún error. Esto es muy importante. Cuando llegamos a la
85
Biblia tenemos que ver eso. Porque de hecho, Dios, por medio
de la Palabra encarnada y de la Palabra escrita, se va a expresar
a sí mismo. Jesucristo es perfecto y sin pecado; lo mismo ocurre
con la Palabra de Dios escrita. Descubriremos que no hay ningún
error, ninguna falta. Por supuesto, las copias pueden tener
errores; eso es otra cosa. Estamos hablando de la Palabra de Dios
original; de acuerdo al lenguaje original, no hay ningún error.
Es por eso que tenemos el gran descubrimiento en el siglo
XX de los rollos del Mar Muerto. En los rollos del Mar Muerto,
después de 7.000 años, encontraron una cosa impresionante.
Descubrieron que el Antiguo Testamento, la Palabra de Dios
(aparte del libro de Ester), en el hebreo, es exactamente el mismo
que miles de años atrás. Hermanos y hermanas, es una cosa
maravillosa, la Palabra de Dios es muy exacta.
Ahora, no tenemos tiempo para profundizar en este punto.
Creo que es muy claro que cuando hablamos de nuestro Señor,
por un lado es la Palabra encarnada, por otro lado también estamos
tratando con la Palabra escrita de Dios. Y ya hemos visto el
paralelo entre la palabra escrita y el logos.
El carácter dual de la Palabra
Ahora, algo más. Por causa de que hay un elemento doble en
la Palabra de Dios, el camino, el medio, es importante. Porque la
palabra de Dios es espíritu y es vida, tenemos que acercarnos a
ella con medios espirituales, y porque tenemos el elemento humano
en la palabra –es exactamente igual como cualquier otro
libro en el mundo–, tenemos que acercarnos con medios terrenales.
Ahora, ¿qué significa eso? ¿Cómo vamos a estudiar la Biblia?
¿Como cualquier otro libro? ¿Cómo podemos estudiar Física?
¿Cómo podemos estudiar Química? Hermanos, cuando
estudiamos, de hecho tenemos que usar nuestras mentes, porque
hay este elemento humano en la Palabra de Dios. No pienses
que eres espiritual, y que porque la Palabra de Dios es espíritu y
vida, no tienes que usar tu mente. Si no usas tu mente, nunca
entenderás Matemáticas. Si no usas tu mente nunca entenderás
Geometría. La razón por la que creces en tu conocimiento es
porque pasas por un proceso de crecimiento. Entonces no tienes
que ser perezoso con tu mente. Por este motivo, Pablo siempre
86
decía: «¿O no sabéis?» ¿Qué significa eso? Que «deberías saber,
deberías usar tu mente».
La Biblia es un libro espiritual; sin embargo porque tiene este
elemento doble, tenemos que usar dos medios distintos para acercarnos
a ella. No es suficiente si sólo nos acercamos con nuestras
mentes. Con tu mente, tú eres capaz de entender Física,
Química y también la Palabra de Dios. Eso es solamente porque
hay este elemento humano, tú tienes que entender con tu mente.
Pero eso no significa que con sólo eso la Escritura estará abierta
para ti. Es por eso que necesitamos el Espíritu Santo.
Cuando el Espíritu Santo viene conduciéndonos a toda verdad
y nos vivifica, él renueva nuestras mentes. Significa que
cuando nos acercamos a Dios, debemos hacerlo no sólo con
nuestra mente natural, no sólo con nuestra mente caída. Si te
acercas a Dios sólo con tu mente caída estarás en problemas.
Llegarás a alguna conclusión, así como los primeros teólogos
liberales llegaron. Es por eso que hoy muchas personas no creen
en la Biblia, porque son meros estudiantes de Teología. Ellos
vienen de los Institutos de Teología, y emplean sus mentes caídas
para estudiar la Palabra. No hay problema para estudiar solamente
Física o Química; sin embargo, eso no es verdad cuando
estudias la Biblia. Aún cuando usas tu mente, la Biblia dice
que «...presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo». Sólo así
sus mentes serán renovadas.
Hermanos, cuando estudiamos la Palabra, debemos usar nuestras
mentes; sin embargo, es sólo a través de nuestra mente renovada,
ya que la obra del Espíritu Santo es renovar nuestras mentes.
Pero más que eso, tenemos que acercarnos con medios espirituales.
En otras palabras, hay una cosa espiritual conectada con
este libro. Entonces algún tipo de entendimiento depende del
nivel de nuestra vida cristiana. Por ejemplo, cuando recién eres
salvo, hay algunos pasajes de la Biblia que no entiendes. Sin
embargo, después de 5 años, cuando tu vida ha crecido, entonces
entenderás esas palabras. ¿Por qué? Las riquezas de la Palabra
de Dios son proporcionales a tu vida. Ahora, ¿cómo puedes
crecer? Tienes que disminuir y Cristo tiene que crecer.
Por eso, cuando vamos por el camino de la cruz, nos tornamos
como el odre al humo. Externamente nos tornamos feos,
sin embargo, internamente el vino está cada vez mejor. Es por
87
eso que en nuestro mensaje anterior hablamos de las primeras 7
secciones después del versículo 41. Ahora, aquella parte del obrar
del Espíritu Santo, es para hacernos espirituales. Eso por un lado.
Pero otro aspecto, a causa de nuestra mente caída, es que nosotros
también juzgamos la Biblia de acuerdo a nuestra carne, y no
es de sorprender que lleguemos a conclusiones erradas.
Algunas veces somos curiosos, y no estamos preocupados
por el mensaje de la Biblia. Solamente deseamos demostrar a las
personas que conocemos mucho. Esa es una mente doble en la
Biblia, es una mente de vanidad. Uno estudia la Biblia; sin embargo,
es vanidad de vanidades. Este es un impedimento para
que se haga un entendimiento correcto de la Palabra. Ahora, vemos
que el Espíritu Santo está haciendo un trabajo más. Oh,
nosotros amamos la Palabra, pero no significa que vamos a tener
una cosecha. ¿Por qué? Porque nuestras mentes necesitan
ser renovadas. Entonces nuestra carne tiene que ser tratada.
Entonces, hermanos, por un lado, uno se torna espiritual; se
acerca a la Biblia con los medios espirituales. Eres espiritual, y
la Palabra es espíritu y vida. Entonces, se hace una armonía con
la Palabra, tú eres vivificado con la Palabra, y te tornarás rico
con la Palabra. Por otro lado, a causa del elemento humano, tenemos
que ser cuidadosos. Nosotros tenemos la carne y todo lo
que pertenece al viejo Adán, pero eso tiene que ser tratado. Yo
creo que eso está claro. ¿Ven eso, hermanos? Ahora, sabemos
cómo podemos tener una cosecha en la Palabra. Por eso no hay
excusa.
Pero algunas personas pretenden escaparse. Ellos piensan:
«Nosotros tenemos que servir al Señor, tenemos que leer la Biblia,
así que podemos ser perezosos en la escuela». Hermanos,
la escuela es un buen entrenamiento. Si estás bien entrenado en
estudiar Física y Química, descubrirás que eso es útil. Lo único
que es necesario es que tu mente sea renovada y el Espíritu Santo
saque todos los impedimentos. Sin embargo, tu mente es útil.
Tú no deberías decir: «Yo nunca uso mi mente». No, hermano.
Si verdaderamente te tornas espiritual, descubrirás que tu mente
es muy aguda. Tu mente volverá al diseño original de Dios. Entonces,
cuando estudias la Biblia una hora, significa una hora,
no significa solamente 10 minutos.
A causa de la naturaleza de la Palabra encarnada, tenemos los
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elementos espirituales y los elementos humanos. Entonces usamos
ambos medios para acercarnos a la Palabra. Si uno descuida
la parte espiritual, entonces la Biblia se torna como cualquier
otro libro. Si usas sólo tu mente, tu mente caída, llegarás a una
conclusión errada, así como las conclusiones de los liberales.
Sin embargo, si deseamos acercarnos a la Palabra, la mente tiene
que ser renovada y la obra de la cruz tiene que tratar con nosotros
para remover todos los impedimentos. Entonces tendrás el
secreto. Esto es importante: tenemos que mantener el equilibrio
de los dos lados. Algunas personas tienden a enfatizar solamente
el lado espiritual y de alguna forma su estudio no tendrá un fundamento,
porque tiene la tendencia de seguir su propio sentimiento
y esto es muy peligroso. Entonces necesitamos el equilibrio
de estos dos aspectos, porque esta es la Palabra escrita de
Dios. Cada vez que nosotros pensamos en la Palabra escrita de
Dios, sólo pensamos en la Palabra encarnada de Dios. Y cuando
hablamos que hay una correspondencia de uno a uno, es porque
ya obtuvimos algún secreto. Ahora, vamos a avanzar un paso
más adelante.
El ejemplo de nuestro Señor
Cuando nuestro Señor estaba en la tierra –conocemos su historia–,
él creció desde la niñez hasta que un día llegó a los doce
años de edad. Él fue a Jerusalén con sus padres, pero aquel año
era un año muy especial. ¿Por qué? Porque Jesús se tornó un
hijo de la ley. En aquel tiempo, doce años de edad era un año
muy importante para un niño. En otras palabras, antes de doce
años, él era sólo un niño, no podía tomar ninguna responsabilidad
en cuanto a la Palabra de Dios. Ellos podían estudiar la Palabra,
y podían conocer algo acerca de la Palabra de Dios.
Por ejemplo, a todos los niños judíos, antes de tener 12 años
de edad, les enseñan Génesis 1, cómo Dios creó los cielos y la
tierra, y algunas partes de Deuteronomio. Sin embargo, no mucho,
porque son muy jóvenes. De todas maneras, ellos tenían
que jugar un juego. Ese juego es el siguiente: ellos debían buscar
un versículo de la Biblia, un versículo muy personal. ¿Cómo
un judío normal jugaba este juego? Supongamos que mi nombre
sea Pablo, Paul en inglés. Supongamos que mi Biblia no está
en hebreo sino en inglés, entonces cuando leo mi Biblia en in89
glés, ¿cómo voy a saber que este versículo me pertenece a mí?
Porque mi nombre es Paul, comienza con la P y termina con la
L. Entonces con eso en mente, si voy a la Biblia, si yo encuentro
un versículo que empiece con P y termine con L, éste es mi
versículo personal. Todo niño judío jugaba este juego.
Ahora, hermanos, Jesús es el Hijo de Dios. Él no tenía que
jugar este juego, él debería conocer la Biblia muy bien. Sin embargo,
uno descubre que de acuerdo a la Biblia, él pasó por un
proceso de crecimiento; eso significa que pasó por un proceso
de aprendizaje, porque él es el Hijo del Hombre. Como el Hijo
de Dios, él es la Palabra encarnada.
Hermanos, es claro que él entendía cada palabra. Algunas
veces cuando nosotros estudiamos la Biblia, no podemos recordar
algunos versículos bíblicos. Y algunas personas piensan:
Supongamos que un día haya algún tipo de invención, una máquina
que tenga un agujero; entonces yo pongo la cabeza en esa
máquina y hago algunas conexiones, y hago que toda la Biblia
entre a mi cabeza, y todo estará en la memoria. Si eso ocurriera,
podríamos decir: «La Biblia está en él». Nosotros desearíamos
que algo así pudiera ocurrir, pero no es posible; sólo el Hijo de
Dios puede acordarse de cada vocablo de la Palabra porque él es
el Autor de la Palabra. Éste es el misterio de la piedad.
Cuando nuestro Señor estaba en la tierra, en lo que respecta a
él como Hijo de Dios, no necesitaba aprender, pues él es el Autor
de la Palabra. La Palabra estaba en él. Sin embargo, por cuanto
él se tornó hombre (la Biblia dice que él «se vació a sí mismo, se
despojó a sí mismo»), como Hijo del Hombre, tuvo que empezar
de la niñez, siguiendo un proceso de crecimiento, y eso es
muy doloroso. Eso significa pasar por el proceso de aprendizaje.
Entonces, hermanos, probablemente, como Hijo del Hombre,
nuestro Señor también jugó este juego. Ahora, si estudiara
mi Biblia en inglés, específicamente en la Versión King James,
descubriremos que hay un versículo que dice que «mejor es humillar
el espíritu con los humildes, que repartir despojos con los
soberbios. Este versículo en inglés comienza con «orgullo»; en
inglés comienza con «P» y «caída» en inglés termina en la letra
«L». Si yo descubriera este versículo y mi nombre es Paul, yo
diría que este es mi versículo personal. Entonces, todo judío
normal tenía que pasar por el mismo proceso de crecimiento.
90
Hermanos y hermanas, probablemente nuestro Señor haya jugado
este juego.
Cada noche la madre judía hablaba a sus hijos antes que se
durmieran. «En tus manos encomiendo mi espíritu», es la oración
de todo niño judío. Cuando nuestro Señor murió en la cruz,
su última oración fue la oración que él había aprendido cuando
era niño. ¡Pero en la cruz cuando él repitió aquellas palabras, era
con tal espíritu!
Cuando nuestro Señor era joven, como Hijo del hombre, él
pasó por ese proceso de crecimiento y pasó por todo lo que ustedes
deben pasar. Alguna vez tú te preguntas: ¿Por qué tengo que
ir a la escuela? ¿Por qué no vamos a servir al Señor inmediatamente?
Hermano, primero tienes que pasar por los dolores del
crecimiento, primero tienes que crecer. Tienes que pasar por el
proceso de aprendizaje. Jesucristo es nuestro ejemplo.
Ahora, nuestro Señor Jesucristo, en el capítulo 17 de Juan,
habló acerca de la gloria que tenía con el Padre desde el principio.
Es una gloria intrínseca, es la gloria del Hijo de Dios. En el
mismo capítulo, él dijo: «La gloria que me has dado». Esta es la
gloria que le ha sido dada, no es la gloria intrínseca. ¿Qué gloria
es ésta? Es la gloria del Hijo del Hombre. ¿Por qué es la gloria
del Hijo del Hombre?
Déjenme darles una buena ilustración. El príncipe Carlos, de
Inglaterra, tiene una gloria, la gloria real del Palacio. En el momento
que el nació, él ya tenía esa gloria, porque él es un príncipe,
el hijo de la reina. Eso es una cosa, pero eso no significa que
no reciba otra gloria. Para que él sea entrenado, algunas veces, la
reina envía a su hijo al ejército. Y siendo un soldado, él se humilla
a sí mismo, él es obediente. Él conoce la voluntad de su madre,
su madre desea que un día él sea un comandante, pero él ya
es un rey. ¿Por qué él tiene que humillarse a sí mismo? Él podría
simplemente proclamarse rey y gobernar el país. No, hermanos,
él tiene que pasar por un proceso, un proceso doloroso, empezando
como soldado. Él es obediente a la voluntad de su madre.
Él va a trabajar duramente y un día va a llegar a ser teniente,
luego coronel, finalmente general y después Comandante en Jefe.
Ahora, si trabaja duro y finalmente llega allá, entonces un día la
reina le va a dar la gloria de ser el Comandante en Jefe.
Cuando nuestro Señor estaba en la tierra, él fue tan humilde;
91
tomó la forma humana, como un esclavo, y murió en la cruz. Él
fue mucho más humillado, de modo que dice la Biblia: «Dios le
exaltó». Nuestro Dios verdaderamente le exaltó y le dio un nombre
sobre todo nombre. Y esta gloria, es la gloria del Hijo del
Hombre. Nuestro Señor dijo: «La gloria que me diste yo les he
dado». Esta es la gloria del Hijo del Hombre. Eso es muy importante.
A causa de esta gloria, nosotros estamos siendo transformados.
Esta gloria no es la gloria intrínseca del Hijo de Dios, esta es
la gloria compartida por Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el
Espíritu Santo. Porque Cristo fue hecho carne, él es exactamente
como cualquiera de nosotros, pero sin pecado. No olvidemos: él
pasó por el mismo proceso que tú y yo estamos pasando. Él
obedeció a su Padre, y dijo: «Yo no puedo hacer nada por mí
mismo, solamente lo que veo hacer a mi Padre, eso hago yo
también». Se despojó de sí mismo. Él debía saber, él creó los
árboles, él es el Hijo de Dios; pero cuando se tornó en un carpintero,
él tenía que mirar cómo su padre José fabricaba una mesa,
y entonces él también hacía una mesa. ¡Oh, hermanos! ¡Cómo
se humilló a sí mismo! ¡Cómo se limitó a sí mismo en cuanto
Hijo del Hombre! A través del sufrimiento aprendió la obediencia.
Como Hijo de Dios, él había creado los árboles. Como Hijo
de Dios, él conocía la Palabra.
Gracias a Dios, para darnos la salvación, él recibió la gloria
del Hijo del Hombre, y él la pasó a nosotros, para que podamos
ser transformados a su imagen. ¿Qué significa esto? Cada hijo
de la familia tiene que transformarse en un hijo obediente. Algunas
personas dicen: «Si yo soy salvado, me voy a convertir en
un ángel; no tengo más humanidad en mí». Eso no es verdad.
Por causa de que hemos caído, nuestra naturaleza humana ha
sido contaminada. Pero no olvidemos que después que somos
salvos, somos más humanos que antes.
Hablando estrictamente, hoy en el mundo de los humanos, la
humanidad ha caído a tal punto que nos tornamos sub-humanos.
No es de sorprendernos que en la televisión, en las películas,
encontremos esas cosas de la caída, cosas que uno sólo encuentra
en los zoológicos. Pero cuando somos salvados, no significa
que no somos más padres o que no somos más madres. Aún
tienes tu función como padre; sin embargo, ahora debes ser me92
jor padre que antes. Aún eres un hijo, pero ahora eres un hijo
obediente; entonces tus padres verán la gloria y la hermosura de
Cristo en ti. Tus maestros verán la hermosura de Cristo en ti.
Cuando nosotros estamos siendo transformados a la imagen
de Cristo, ¿qué significa? Que nosotros recibimos la gloria del
Hijo del Hombre, permitimos que el Espíritu Santo trabaje en
nuestro corazón para ser así transformados. Ahora, eso significa
que pasaremos exactamente por el mismo proceso que él pasó
en los días de su carne. Él no tenía que pasar por eso, pero como
Hijo del Hombre, él creció desde la niñez.
Ahora, en el capítulo 2 del Evangelio según Lucas, se nos
dice que cuando el Señor tenia 12 años de edad, sus padres y él
fueron a Jerusalén; sin embargo, aquel año fue diferente, porque
aquel año él tenía 12 años de edad. Significaba que aquel año él
iba a tornarse un hijo de la ley, un hijo de la Palabra. ¿Qué significa
eso? Desde allí en adelante, él tenía responsabilidad para
con la Palabra de Dios. Antes de eso, él no podía tomar ninguna
responsabilidad; conocía la Biblia, conocía su versículo personal,
pero era sólo un niño. En cambio ahora, al tornarse un hijo
de la ley, a partir de este punto, crecerá y pasará por otra crisis y
de ahora en adelante será responsable por la Palabra de Dios. Y
es así que se tornó hijo de la ley.
Y por todo un día, María y su padre José no pudieron encontrarlo.
Ellos pensaron que el niño estaba con la compañía. Algunas
veces pensamos que María no era una buena madre, porque
¿cómo una madre va a perder a un hijo por más de un día? Pero
si conociéramos las costumbres de esos tiempos, no pensaríamos
así. Por razones de seguridad, los judíos siempre viajaban
en grupos. Y ellos siempre dividían el grupo en tres partes, los
adultos iban en la primera y en la última, y todos los niños iban
en el centro, con las mujeres. Es así como iban a Jerusalén y
regresaban.
Cuando ellos fueron a Jerusalén, Jesús no tenía 12 años de
edad aún, él debía estar en el grupo del medio. Él no era responsable,
era como cualquier otro niño. Entonces María podía saber
dónde estaba él. Sin embargo, cuando regresaron de Jerusalén,
Jesús se había tornado un hijo de la ley; ya era crecido. Entonces
estaría en el primer grupo o en el último. Y es por eso que María
estaba despreocupada, porque ella pensó: «Ahora que él ha cre93
cido está en el grupo de adelante o en el de atrás». Y es por eso
que ella no podía encontrarlo.
Sin embargo, ella descubrió que en verdad él estaba en el
templo. Yo sé que ustedes conocen este versículo muy bien, solamente
voy a leerlo. Yo pienso que este pasaje es muy importante,
Lucas 2:46: «Y aconteció que tres días después le hallaron
en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley,
oyéndoles y preguntándoles» Ahora, aquí los doctores de la ley
significa los rabinos. Cuando ellos entraron en el templo desde
el sur, había escaleras allí, y los rabinos las usaban para dar sus
clases. Ahora, Jesús se tornó el hijo de la ley y descubrimos que
él estaba sentado en medio de los doctores de la ley oyéndoles y
preguntándoles.
Hermanos, como Hijo de Dios, él es el maestro, él no necesita
ser enseñado, pero como Hijo del Hombre, él necesita pasar
por el proceso de aprendizaje. Entonces hermanos, ¿como
uno podía conocer cosas? Él tenía que pasar por un aprendizaje.
Durante el proceso de aprendizaje, se nos dice oyéndoles y
preguntándoles, por un lado oyendo, y por otro lado preguntando.
Ahora hermanos, éste es el Hijo del Hombre. Cuando nosotros
nos tornamos hijos de la ley, cuando somos responsables
por la Palabra de Dios, inmediatamente descubrimos que necesitamos
maestros. Es por eso que en la iglesia no tenemos sólo
apóstoles, sino también maestros. Tenemos que pasar por el proceso
de aprendizaje.
Cuando uno aprende, por un lado tiene que oír, tiene que
recibir, y al mismo tiempo tiene que hacer preguntas. Entonces
tenemos el versículo 47: «Y todos los que le oían, se maravillaban
de su inteligencia y de sus respuestas». Hermanos, nuestro
Señor tiene una mente como la tuya y la mía. Como Hijo del
Hombre, él ejercitó su mente, él vino a dar entendimiento, «y
todos los que le oían se maravillaban de su inteligencia». ¿Qué
significa eso? ¿Qué estaba haciendo? Por un lado, él no solamente
estaba sentado allí escuchándoles, hizo también preguntas,
y, por otro lado, él habiendo recibido algo, podía responder
y dar una contribución. Así que él habló a las personas lo que
había entendido. Y las personas se maravillaban de su inteligencia
y de sus respuestas. Eso significa que había desafiado a las
94
otras personas, y que también le habían desafiado, y que les había
hecho preguntas a ellos. Entonces, hermanos, ¿no es esa la
experiencia de la clase? La experiencia de la clase significa que
uno pasa por los dolores del proceso de aprendizaje. Y esto pasó
con nuestro Señor.
Ahora hermanos, oigan cuidadosamente, nosotros debemos
saber cuánto él aprendió. Él hizo eso cuando tenía 12 años de
edad. Nuestro Señor vivió en silencio delante de Dios por 30
años. Él vivió una vida escondida y es claro que él ayudó a su
padre a hacer el trabajo de carpintería. Sin embargo, también
creemos que durante este período de tiempo de verdad él pasó
por ese proceso de aprendizaje y su entendimiento de la Palabra
creció más y más. Él debe haber progresado mucho. Entonces
deseamos saber, ¿cuál es ese progreso? Y de ese progreso descubriremos
el secreto de estudiar la Palabra. Entonces hermanos,
¿cómo vamos a estudiar la Biblia? El Señor nos va a dar el secreto.
Vamos a hablar de eso más tarde.
El Señor pasó por un proceso de aprendizaje
Pero antes de eso, vamos a mencionar una cosa más. 18 años
más tarde Jesús tenía casi 30 años de edad, pero la Biblia nunca
nos dice lo que aconteció en esos años. Cuando él tenía 12 años,
él se mostró a sí mismo como el hijo de la ley; sin embargo, ¿qué
ocurrió en esos 18 años? Después, tenemos que recordar que él
fue bautizado. ¿Por qué necesitaba el bautismo? Porque era el
Hijo del Hombre. Después pasó por la tentación. Nosotros sabemos
eso, como Hijo del Hombre, ahora él fue tentado, pero gracias
a Dios, él no falló. Se nos dice que estaba lleno del Espíritu
Santo. Luego se fue a Nazaret.
Vamos a ver lo que ocurrió en Nazaret. Lucas 4:16: «Vino a
Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la
sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer». Ahora,
vamos a explicar un poco más este pasaje. En el tiempo de Jesús,
había muchas sinagogas. Sinagoga es aquel lugar donde
uno se reúne para leer la Biblia y también para orar. Ahora, la
Biblia en el Antiguo Testamento estaba en un rollo, entonces
ellos lo ponían en algún lugar en la sinagoga y si uno deseaba
leer la Biblia, alguien tenía que darle el rollo, entonces lo abría y
leía.
95
Hay una cosa interesante al leer el versículo 17: «Y se le dio
el libro del profeta Isaías». ¿Han leído ustedes el libro de Isaías?
¿Cuántos capítulos tiene el libro de Isaías? 66 capítulos; es casi
el libro más largo en toda la Biblia. Y ustedes dicen: «Oh, está
bien, yo sé cómo leer el libro de Isaías», porque en nuestras
Biblias, Isaías está dividido en 66 capítulos, y cada capítulo en
versículos. Sin embargo, en el tiempo de Jesús, el libro de Isaías
no estaba dividido en capítulos ni en versículos.
Cuando tenemos un rollo, un rollo largo –66 capítulos– y
cuando se le abre, si no conoces bien la Biblia, y si no sabes qué
versículo vas a buscar, tienes que ser muy entendido en la Biblia
para saber cómo encontrar el lugar correcto, porque nuestro Señor
quería encontrar un lugar exacto. Cuando él leyó, él quería
decirles algo, quería mostrarles a ellos que él era aquel que había
sido enviado por el Padre. Él estaba lleno del Espíritu Santo, él
era el Hijo de Dios. Ahora, él desea presentarse a sí mismo a
todos sus parientes y las personas de su ciudad. No podría leer
cualquier versículo en el libro de Isaías. El Señor deseaba leer
Isaías, sin embargo, él deseaba presentar una porción exacta de
Isaías.
Entonces hermanos, lo importante es esto: supongamos que
tú entras a una sinagoga y deseas decir algo y deseas leer una
porción determinada de Isaías. Cuando abres el rollo, yo temo
que no sabrías dónde encontrar esa porción, a menos que tengas
memorizada la Palabra, a menos que aquella Palabra ya esté en
ti; de otra forma es imposible encontrar aquel lugar. Algunas
veces yo uso la Biblia inglesa, pero en mi casa yo leo la Biblia en
chino, yo sé donde están localizados los versículos, pero cuando
yo leo la Biblia inglesa, aunque esté dividida en versículos y
capítulos, si yo no conozco muy bien la Biblia, es realmente
muy difícil encontrar un versículo específico.
Ahora vamos a leer el versículo 17: «Y se le dio el libro del
profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde
estaba escrito». Como Hijo de Dios, él dice «Ven» y la palabra
esta ahí. Sin embargo, porque él es Hijo del Hombre, no solamente
abrió el libro, sino que, además, tuvo que buscar el lugar.
Esto prueba que él es el Hijo del Hombre. Sin embargo, una
cosa nos sorprende mucho: él pudo encontrar el versículo exacto.
La palabra exacta que él deseaba presentar a ellos es:
96
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido
para dar buenas nuevas a los pobres;
me ha enviado a sanar
a los quebrantados de corazón;
a pregonar libertad a los cautivos,
y vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;
a predicar el año agradable del Señor»
(Lucas 4:18-19).
Ahora, ¿por qué él citó estos versículos? Porque en el versículo
21 él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura
delante de vosotros». ¿Hermanos, ven eso? El Mesías que
ellos estaban esperando ¡está aquí! Porque aquella profecía de
Isaías, decía que un día el Mesías vendría, y él diría: «El Espíritu
del Señor está sobre mí, porque me ha ungido». ¿Qué significa
‘ungido’? Mesías. El Mesías significa ‘el ungido’. Ahora, el
Mesías ya está aquí «para predicar el año agradable del Señor
», «para pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos
». ¡Este es el evangelio! ¡Estas son buenas nuevas! ¡El Salvador
de la humanidad ya está aquí!
Entonces hermanos, a menos que conociera el libro de Isaías
muy bien, ¿cómo él sabría que Isaías 61 es la profecía acerca del
Mesías? Entonces, él leyó esta parte. Además, él sabía donde
parar de leer. Si él no supiese donde debería detenerse, estaría en
problemas, porque él deseaba decir a las personas «Yo soy el
Salvador, yo soy el Mesías» «Hoy se ha cumplido esta Escritura
delante de vosotros». Ese es el mensaje. ¿Ven, hermanos? Es
muy claro.
Esa es la Palabra de Dios escrita. Ahora deseamos mostrar
que él es la Palabra encarnada. Pero, hermanos, como Hijo del
Hombre, no olvidemos, él tenía que encontrar el versículo y solamente
leer una cierta porción del versículo. Vamos ahora a
Isaías 61 –esa es la fuente– y ahí vamos a ver dónde nuestro
Señor paró de leer. Él no solamente está familiarizado con la
Biblia, y por causa de que él conocía tan bien la Biblia, él debería
saber dónde detenerse.
Vamos a leer Isaías 61:1, y veremos cuál es la fuente de lo
97
que el Señor Jesucristo leyó: «El Espíritu de Jehová el Señor
está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar
buenas nuevas a los abatidos, vendar a los quebrantados de
corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura
de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de
Jehová». Y entonces el Señor paró, él no debía proseguir, ¿por
qué? Porque cuando el Señor leyó esta porción, él vino como
Salvador de la humanidad. Sin embargo, si proseguimos leyendo
en el versículo 2: «… a proclamar el año de la buena voluntad
de Jehová, y el día de la venganza del Dios nuestro» ¿Qué
significa esto? Significa juicio de Dios, el Señor del juicio. Este
el versículo 2.
¿Te puedes imaginar? si uno no ha memorizado todos los
versículos, entonces uno diría todo el versículo. Sin embargo,
nuestro Señor Jesucristo paró en el medio de él, no pudo seguir
leyendo más; si proseguía entonces erraría. ¿Por qué? Porque la
venida del Mesías es doble. Dos mil años atrás él vino como el
Cordero de Dios, como Salvador de la humanidad; sin embargo
un día, él vendrá otra vez más, como el León de la Tribu de Judá,
como el Señor de juicio. Entonces hermanos, si él seguía leyendo,
él habría leído sobre la segunda venida del Mesías. Nuestro
Señor sabía eso muy bien. Sin embargo, los rabinos no entendieron
eso. Si uno pregunta a cualquier rabino, simplemente no
podrían entenderlo: Ellos conocen solamente una venida del
Mesías. Aún están esperando que el Mesías venga por primera
vez. Sin embargo el Señor les dijo que ya había venido. ¡Esas
son buenas nuevas!
Cuando el Señor vino por primera vez, el Cordero de Dios
entró a Jerusalén en un pollino; sin embargo, cuando venga otra
vez, él vendrá en un caballo. En aquella ocasión será el Señor de
juicio. Entones, si proseguimos leyendo, el versículo 3: «… a
ordenar que a los afligidos de corazón se les dé gloria en lugar
de ceniza…». Si seguimos leyendo, todo esto se refiere a los
últimos días. Un día, acuérdese, el Mesías va a establecer su
reino sobre esta tierra, entonces veremos la venganza de Dios.
Pero, gracias a Dios, nuestro Señor no solamente estudió la
Palabra, no solamente memorizó la Palabra en su corazón, también
pasó por la dolorosa experiencia del aprendizaje. Como
Hijo de Dios, él era bien capaz de guardar toda la Palabra en su
98
corazón; sin embargo, él se restringió a sí mismo, se humilló a sí
mismo. Mis hermanos, ahora nosotros entendemos, estamos siendo
transformados a la imagen de su Hijo; significa que tenemos
que pasar exactamente por ese mismo proceso doloroso.
El secreto del Señor
Entonces, hermanos, ¿cómo nuestro Señor estudió su Palabra?
Podemos obtener esta información de los 4 evangelios. Es
muy interesante. Y nuestro Señor nos va a enseñar un secreto
muy importante. Hay más de 5 pasajes en los 4 evangelios, en
que él nos hace recordar una cosa. De hecho, nuestro Señor estaba
delante de aquellos eruditos bíblicos y se suponía que ellos
conocían la Biblia muy bien. Nuestro Señor era simplemente un
carpintero, había vivido una vida escondida. Cuando habló con
los fariseos, los escribas, que son eruditos de la Biblia, ellos leían
la Biblia y nuestro Señor también leía su Biblia. Sin embargo
hermanos, cada vez nuestro Señor los desafiaba.
El hermano Stephen Kaung estudió Historia en la Universidad,
y se suponía que él debería conocer la historia muy bien;
sin embargo, el hermano Watchman Nee siempre le molestaba,
porque se suponía que el hermano Kaung debería conocer muchos
eventos históricos. El hermano Nee no estudió en la Universidad;
en cambio, el hermano Stephen Kaung se graduó en la
mejor Universidad, y el hermano Stephen logró un récord en esa
Universidad que aún no ha sido batido. Entonces se suponía que
el hermano Kaung debería saber más que el hermano Nee sobre
historia. Cuando el hermano Nee le desafió, entonces el hermano
Kaung era el experto y el hermano Nee no era el experto. El
que no era experto estaba desafiando al que era experto.
Ahora, en este desafío, nosotros sabemos cómo nuestro Señor
estudiaba su Palabra, y cómo aquellos rabinos, aquellos eruditos,
recibían una disciplina muy rígida. Sin embargo, ellos no
conocían sus Biblias, no conocían la Palabra. Entonces, hermanos,
¿cuál es el secreto? El secreto es muy simple.
Si uno desea conocer la Biblia, tiene que leer la Biblia, y ese
es el secreto que nuestro Señor nos regala. ¡Ese es el secreto!
LEE TU BIBLIA. Sin embargo, después de leer, vas a descubrir la
diferencia entre los eruditos de la Biblia y nuestro Señor. Y entonces
sabrás cómo él leyó su Biblia. Aunque simplemente era
99
leer la Biblia, descubrirás que el Señor es muy diferente de los
rabinos. Aquellos rabinos son expertos en la Biblia; en cambio,
nuestro Señor no es experto, él nunca fue a la escuela, nunca
recibió un entrenamiento académico. Sin embargo, hermanos,
cuando se enfrentó con aquellos eruditos, cuando se enfrentó
con los escribas y fariseos, nuestro Señor siempre los desafiaba,
y por su desafío, por un lado, vemos cuán profundamente nuestro
Señor entró en la Palabra. Sin embargo los eruditos no podían
alcanzar su profundidad. Y por otro lado, el secreto es aún
el mismo: lee la Biblia.
Vamos a revisar algunos versículos bíblicos, por ejemplo
Mateo 12:3: «Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David?
». Eso es muy extraño, si esas personas conocían sus Biblias,
¿por qué ellos estaban criticando a los discípulos? Ellos
pensaban que los discípulos habían violado la ley del sábado,
porque los discípulos arrancaban las espigas y las comían. Ahora,
de acuerdo a estos eruditos bíblicos, esos discípulos habían
violado la ley. ¿Cómo ellos definían trabajar? De acuerdo a su
tradición, de acuerdo a la interpretación de los rabinos, ellos decían:
Si uno separa el grano de la cáscara del trigo, eso ya es
trabajar. Ahora, los discípulos tomaron el trigo, lo frotaron y
entonces se comían los granos, así que ya violaron el sábado.
Esa es la situación. Cuando viene una situación cómo esa, es la
oportunidad para que veamos cuán profundo es el Señor con la
Palabra.
Hermanos, yo estoy hablando aquí, porque he preparado algo.
Por causa de que puedo preparar muy bien, yo puedo hablar de
esto o aquello. Todo está activo. Ahora, cuando vemos de pronto
alguna situación, uno se torna pasivo, ¿no es cierto? Uno nunca
espera que al pasar por los campos de trigo, cuando los discípulos
los están frotando, vengan las críticas, diciendo que tus discípulos
están violando el sábado. Ahora, nuestro Señor tenía que
reaccionar. Y cuando reaccionó a esa situación, él siempre aplicó
la Palabra. Y cuando él usó la Palabra, no es como en una
predicación. Él no tenía todo organizado de antemano; todo ocurrió
en aquel momento. No había tiempo para ir a buscar el rollo,
ni de ir al computador a verificar dónde está el versículo. Ahora,
de cuán rico eres en la Palabra de Dios depende cómo reaccionarás
en esta situación.
100
Entonces nuestro Señor habló de lo que ocurrió con David.
¿Recuerdan la historia? Está en 1 Samuel 21. Un día David entró
en la casa de Dios y pidió comida. En el Lugar Santo tenían
los panes de la proposición, así que David pidió esos panes.
Entonces los sacerdotes le dieron el pan para comer. Ahora, ¿por
qué nuestro Señor dijo eso? En aquel tiempo David estaba huyendo
por su vida, el Espíritu Santo le había ungido como rey,
sin embargo él había sido rechazado. Hermanos, nuestro Señor
deseaba mostrar a esas personas que él había nacido como Rey.
Sin embargo, él fue rechazado. ¿Ven eso, hermanos? Aquellos
seguidores de David comieron algo de la casa de Dios. David
había sido rechazado, ellos tenían hambre y les fueron dados los
panes de la proposición.
Lo mismo ocurrió aquí, nuestro Señor es el verdadero David,
y al ver que sus seguidores tenían hambre, él comió algo
en sábado. ¿Habían violado ellos el día de reposo? Si ellos
violaron el sábado, entonces David también había violado el
sábado. ¿Por qué el día de reposo? Si estudiamos 1 Samuel
veremos que nunca está mencionada la expresión ‘día de reposo’.
Entonces, ¿por qué el Señor citó esa parte? ¿Cómo vamos
a conectar esto con el día de reposo? Es impresionante, hermanos
y hermanas. Sí, nosotros sabemos que el Señor citó esa
parte, pero si vamos a 1 Samuel capítulo 21, te aseguro que tú
no encontrarás la palabra ‘día de reposo’ allí; sin embargo, sabemos
que David hizo eso en el día de reposo. ¿Cómo sabemos
eso? Por el contexto. Si estudiamos la Palabra muy bien,
está muy claro que ocurrió en el día de reposo. ¿Por qué? Porque
si aquellos sacerdotes pudieron dar el pan de la proposición
a David debe haber sido el día de reposo, porque en cada
día de reposo ellos tenían que cambiar los panes. ¿Cómo sabemos
eso? Tenemos que ir al Pentateuco, entonces sabremos
que cada día de reposo ellos cambiaban los panes. Entonces,
hermanos y hermanas, ¿cómo uno podría conectar ambas cosas?
Si leemos Mateo 12:5: «¿O no habéis leído en la ley, cómo
en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día
de reposo, y son sin culpa?». ¿Ven eso, hermanos? Aquí encontramos
que dos veces el Señor dijo: «¿No habéis leído? ¿No
habéis leído lo que hizo David?». Entonces otra vez: «¿O no
101
habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en
el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?».
Ahora, si estudiamos Levítico 24, el pan de la proposición es
cambiado cada sábado. Ahora, hermanos, ¿ustedes consideran
que los sacerdotes en verdad estaban violando el día de reposo?
Entonces dijo: «Yo soy el Señor del día de reposo, yo he sido
rechazado, así cómo David ha sido rechazado; sin embargo mis
seguidores tienen hambre; sí, ellos están frotando alguna cosa
en el sábado, exactamente como David hizo en el día de reposo
».
Hermanos, si uno conoce la Biblia, si es un erudito de la Biblia,
¿cómo podría criticar a los discípulos del Señor? Ahora,
nuestro Señor usó esta oportunidad para presentarse a sí mismo
como Señor del día de reposo.
Cuando estudiamos esta porción de la Palabra, nos sentimos
avergonzados al ver cómo el Hijo del Hombre, nuestro Señor,
no sólo estudió la Palabra tan cuidadosamente, sino que él sabía
cómo aplicar esa Palabra. Era como David, estaba siendo rechazado;
ahora sus discípulos tenían hambre y eso le hizo acordarse
de los seguidores de David.
Nosotros no tenemos más tiempo hoy. Si leemos los 4 evangelios,
hay muchas ocasiones en que el Señor, por ejemplo, en
Mateo 21:16 dice: «Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leíste: De la
boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
». Aquí tenemos otra situación. En el templo, aquellos niños
estaban cantando alabanzas. Entonces le preguntaron: «¿Oyes
lo que éstos dicen?». ¿Y qué les dijo el Señor? «Sí; ¿nunca
leísteis: de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste
la alabanza?». El Señor no dijo: «Espera un momento,
voy a buscar mi computador», o «Voy a buscar mi concordancia
». No, hermanos. En toda situación, el Señor sabe cómo aplicar
la Palabra de Dios y puede citar la Palabra de Dios. Hermanos
y hermanas, esto no será así en nosotros, a menos que la
Palabra esté habitando ricamente en nosotros.
No tenemos tiempo de pasar por todos los pasajes, pero les
voy a dar otro ejemplo. Mateo 21:42 dice: «Jesús les dijo: ¿Nunca
leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los
edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo.»
Y así en adelante. Si en verdad ustedes leen sus Biblias, ve102
rán que el Señor siempre hace una pregunta: «¿No han leído?».
Toda vez que vamos al Señor, si deseamos conocer el secreto de
cómo estudiar la Palabra, él dice sólo una palabra: LEER. «¿No
has leído...?». Hermanos y hermanas, eso nos lo va a recordar
siempre el Espíritu Santo.
Nuestro Señor es el Hijo del Hombre. La Palabra se hizo
carne para que pudiera tornarse nuestro Salvador. Pero más que
eso, fue a través de su ejemplo. Tenemos que acordarnos que
como Hijo del Hombre, él pasó por todo ese proceso de aprendizaje.
La Palabra se tornó rica, no sólo estudiando el Antiguo
Testamento, los Diez Mandamientos escritos en dos tablas de
piedra, una relacionada con Dios y la otra relacionada con el
hombre. Nuestro Señor podía resumir todos aquellos mandamientos
que están relacionados con el hombre, en una sola frase:
«Ama a tu prójimo como a ti mismo». Si haces esto, entonces
no matarás, entonces no cometerás adulterio. Pero más que eso,
cuando tenemos aquellos otros mandamientos en la otra tabla,
que están relacionados con Dios, ¿qué dijo nuestro Señor? Los
resumió en una sola frase: «Amarás a tu Dios, con todo tu corazón,
con todo tu ser», y ese es el resumen de la ley de Dios.
Entonces hermanos, el Señor no solamente estudió la Palabra,
él era capaz de mostrar la suma total de la ley. En otras
palabras, él verdaderamente nos puede mostrar la voluntad de
Dios. Ahora, cuando alguien hizo la sugerencia de que Moisés
había dado permiso para que las personas pudieran divorciarse,
nuestro Señor dijo: «No era así en el principio». Él llevó a las
personas de vuelta a Génesis. Esa es la voluntad eterna de Dios;
sin embargo, lo que Moisés les dio es la voluntad permisiva de
Dios. Todo está en la Biblia, pero si uno desea seguir al Señor,
tiene que volver al comienzo. Es así cómo nuestro Señor usó la
Palabra de Dios.
Finalmente, después de la resurrección, él fue capaz de pasar
por toda la Biblia, abriendo los ojos de los discípulos, abriendo
las Escrituras para ellos. Ahora ya no sería más un libro cerrado.
Él pasó por todo el Antiguo Testamento, revisando las cosas que
decía sobre sí mismo. Hermanas y hermanos, él no perdió ninguna
página, porque casi cada 25 versículos uno va a encontrar
a Cristo. Él es el Alfa y la Omega, la piedra de construcción en el
idioma de Dios. Ahora entendemos: después de la resurrección,
103
él se mostró a sus discípulos; entonces los ojos de ellos fueron
abiertos, y no solamente abiertos, porque también su corazón
ardía. ¡Gracias a Dios!
Este es el camino para estudiar la Palabra; es el camino para
ayudar a los hermanos y hermanas. Puedes impartir una clase de
Biblia; sin embargo, si los corazones de las personas permanecen
fríos, aún la Biblia es un libro cerrado. Pero, hermanos y
hermanas, es muy sencillo el secreto que recibimos de nuestro
Señor. Es solamente una palabra: LEER. ¿No has leído? ¿Por qué
no han descubierto eso? Porque no han leído suficientemente,
porque no han leído con cuidado. Entonces, hermanos y hermanas,
es muy claro, lo importante es: tenemos que leer. Cualquier
método va a ayudar, pero lo importante es: LEER LA PALABRA.
Ese es el secreto que recibimos de la Palabra de Dios.
En nuestra próxima sesión, a partir del Nuevo Testamento
vamos a ver que, aparte de este principio general dado por nuestro
Señor, que es LEER, hay otras porciones del Nuevo Testamento
que nos enseñarán otros secretos.
***
104
105
6
EL EJEMPLO DE MATEO
«Pero les dijo: «¿No habéis leído lo que David hizo, cuando él y los
que con el estaban tuvieron hambre... ¿O no habéis leído en la ley,
como en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de
reposo, y son sin culpa?» (Mt. 12:3, 5).
«Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al
principio, varón y hembra los hizo» (Mt. 19:4).
«Y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca
leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la
alabanza?» (Mt. 21:16).
«Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon
los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor
ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos?» (Mt. 21:42).
Esta mañana vamos a compartir acerca de cómo nuestro
Señor estudiaba la Palabra. Es claro que la Biblia no nos
habla específicamente acerca de lo que él hacía al respecto.
Sin embargo, por los registros que tenemos, casi podemos
imaginar qué tipo de vida tenía el Señor con la Palabra.
Siempre desafiaba a las personas, a los expertos, e incluso a los
eruditos bíblicos: «No habéis leído eso? ¿Nunca habéis leído
aquello? Eso nos dice cuál es el secreto: LEER.
Hoy el problema es el siguiente: ¿Cómo leemos la Palabra de
Dios? Para algunos, es como si esas palabras nunca existieran.
Sin embargo, para nuestro Señor la Palabra no era solamente
real, sino que él pudo derivar de la Palabra todo el consejo de
Dios. Ese es nuestro Señor; él es la Palabra encarnada. También
había muchos discípulos con él. Vamos a ver cómo el Señor
106
influyó sobre estos discípulos, especialmente sobre Mateo.
Cinco veces en este maravilloso libro de Mateo, él se acordó
que Dios mencionaba la palabra «LEER». Nuestro Señor estaba
muy sorprendido de que muchas personas leyeran la Biblia –especialmente
aquellos eruditos– como si nunca la hubiesen leído.
Es como si sólo él hubiese leído la Biblia. ¿Pueden ver la diferencia
aquí? Entonces, el secreto para ser rico en la Palabra es LEER.
La pregunta es la siguiente: ¿Nosotros hemos leído? Este es
un gran desafío y Mateo se acuerda de este desafío.
Descubriendo a Mateo
Mateo era uno de los discípulos que había sido enseñado por
el Señor. Recordemos que después que nuestro Señor resucitó,
él abrió las Escrituras para ellos, y abrió sus ojos para que las
pudieran entender. Entonces recordamos cómo el Señor pasó
por todo el Antiguo Testamento en todo lo que decía respecto de
sí mismo. De esa forma, este libro, la Biblia, se tornó una Biblia
abierta. Entonces los discípulos de Cristo aprendieron el secreto.
Y uno de los discípulos, Mateo, aprendió mucho, y también
se convirtió en un hombre de la Palabra. Finalmente, llegó a ser
un ministro de la Palabra. Ahora deseamos aprender con él cuánto
él aprendió a los pies de nuestro Señor Jesucristo. Ahora él nos
va a compartir su secreto a nosotros. Esta noche vamos a pasar
por el evangelio de Mateo y de este maravilloso libro vamos a
intentar descubrir cuán ocupado estaba él con la Palabra de Dios,
cómo alguien puede vivir una vida con la Palabra, y como él nos
ha transmitido lo que ha recibido. Esta noche vamos a tratar de
aprender algunos secretos con Mateo, uno de los doce discípulos
de nuestro Señor Jesús.
Ahora, hermanos, si deseamos saber alguna cosa sobre Mateo,
vamos a descubrir que casi no lo conocemos, porque sabemos
que era Pedro quien hablaba por todos los discípulos. Cuando
Pedro habla, entonces lo conocemos. Entre los doce discípulos,
nunca oímos hablar a Mateo. Es claro que algunas veces la Biblia
menciona que los discípulos hacían preguntas y que Mateo
era uno de ellos. Sin embargo, al estudiar la Palabra, sabemos
cuándo habló Andrés, cuándo habló Pedro, incluso cuando habló
Tomás; pero es muy interesante que nunca oímos lo que
Mateo haya hablado.
107
¿Quién era Mateo? Sabemos que era un cobrador de impuestos.
Todos sabemos eso. Sí, aquellos doce discípulos de nuestro
Señor eran pecadores; pero desde el comienzo todos sabían que
Mateo era un pecador, porque era un cobrador de impuestos. Es
como si la palabra ‘pecador’ hubiera estado escrita en su frente.
Tenemos que esperar algunos años para descubrir que Pedro
niega al Señor, que Pedro era un pecador. Desde el principio no
se nos descubre a Pedro. Uno no sabe que Pedro era un pecador,
porque aún no había negado el Señor. Solamente tres años después
Pedro falló terriblemente. En el principio, no sabemos que
Tomás era aquel que tenía dudas – sólo después de un tiempo se
manifiestan sus dudas. Y la mayor sorpresa de todas fue Judas.
Judas era uno de los Doce. En griego, en un lugar se nos dice
que era uno de los prominentes entre los Doce. En otras palabras,
es muy probable que por tres años Judas se haya proyectado
a sí mismo como alguien muy espiritual. Era tan preeminente,
era tan espiritual, que nadie sabía que Judas iba a traicionar a
nuestro Señor. Por esos tres años, Judas se escondió a sí mismo.
De alguna forma, él daba a las personas una impresión de que
era uno de los preeminentes. No es de sorprender que cuando
uno a uno preguntaban: ¿Soy yo Señor? Cuando Judas preguntó
¿soy yo? sabemos que el Señor dijo «Sí». Sin embargo ¿cómo
se explica que los otros discípulos no trataran con Judas antes?
Pedro amaba tanto a su Maestro, que cortó la oreja de un soldado.
¿Ustedes creen que si Pedro hubiera sabido que Judas era
quien iba a traicionar al Señor habrían pasado uno o dos años sin
que lo hubiese echado fuera? ¿Lo ven? Judas, desde el principio,
se mostró a sí mismo como alguien muy espiritual. Nadie tenía
la menor idea que él iba a traicionar al Señor; incluso ellos confiaron
el dinero a Judas.
Está muy claro desde el principio que los doce discípulos
eran pecadores; sin embargo, sólo cuando esperamos algunos
años descubrimos que Pedro negó al Señor tres veces; que Tomás
era aquel que tenía dudas, y que Judas fue quien traicionó al
Señor. Entonces decimos: «Ah, ellos son pecadores»; sin embargo,
finalmente salvos por la gracia, con excepción de Judas
porque Judas es el hijo de la perdición; él nunca fue salvo; es la
única excepción.
Sin embargo, hermanos, todos nosotros éramos pecadores
108
así como los 12 discípulos lo eran. Sin embargo, Mateo era el
único de quien desde el principio todos sabían que era un cobrador
de impuestos. Los judíos odiaban a los recolectores de impuestos.
¿Saben por qué? Porque se supone que los cobradores
de impuestos son agentes del Imperio Romano; ellos tenían que
cobrar impuestos a su propio pueblo. Ellos chupaban la sangre
de su propio pueblo. Todos los judíos odiaban a los cobradores
de impuestos. En el tiempo del Imperio Romano los romanos
sabían que era muy difícil recolectar impuestos del pueblo. Entonces,
ellos nunca ocupaban a los oficiales romanos, sino a los
judíos para cobrar el impuesto a los judíos.
En aquel tiempo el derecho de cobrar los impuestos recaía en
los ciudadanos romanos; sin embargo, no lo hacían ellos mismos.
Si ellos hacían eso, iban a encontrar resistencia de los judíos.
Entonces ¿qué hacían? Ofrecían el derecho de cobrar los
impuestos al mejor postor. Por ejemplo, en el área del Mar de
Galilea cualquier judío podía cobrar los impuestos; y, ¿cómo
uno podía obtener ese derecho? El derecho estaba concedido a
los romanos. Sin embargo, el que pagaba el precio más alto en el
remate obtenía ese derecho. Por eso, el cobrador de impuestos
debía ser alguien muy rico. Tenía que tener suficiente dinero
como para obtener el derecho de cobrar los impuestos. Por eso
sabemos que Mateo era muy rico. Piense en eso. Él era, además,
muy inteligente. Una vez que él había pagado el precio deseaba
recuperar su dinero; él quería hacerse rico como cobrador de
impuestos. A causa de que había pagado un precio tan alto, él
deseaba obtener el dinero de su propio pueblo. Por eso chupa la
sangre de su propio pueblo.
Este es el primer punto, que nos lleva al segundo punto: debía
ser un hombre que no sólo conocía hebreo, sino también el
latín. Cuando trataba con el gobierno, él tenía que hablar latín.
Cuando trabajaba con los judíos él tenía que hablar hebreo; cuando
trataba con el gobierno, tenía que hablar latín. Pero más que
eso, él también debía hablar griego, porque era el lenguaje más
común entre el pueblo de aquel tiempo. Entonces, entre los 12
discípulos, Mateo era el que tenía más conocimiento de todos;
no sólo conocía el latín, sino también hebreo y griego.
El tercer punto: él debía saber cómo tratar con los altos oficiales
del gobierno romano. Él había aprendido la habilidad de
109
tratar con las personas. Si uno desea tornarse en un agente del
Imperio Romano, primero tiene que mostrar sus calificaciones –
si sabes cómo tratar con los altos oficiales romanos, deberías
saber cómo jugar golf con ellos (por supuesto, en ese tiempo no
tenían golf, pero tienes que saber cómo tratar con ellos), y, a la
vez, tenías que agradar al pueblo. Este tipo de persona siempre
es muy exitosa. Mateo tenía tal potencial para ser exitoso.
Cuarto punto, vemos que ese cobrador de impuestos tiene
que ser un muy buen organizador; tiene que saber cómo tratar
con el dinero, cómo registrar todo y recordar cuánto impuesto
ha cobrado de quién, y luego pasarlo al gobierno. Entonces, hermanos,
si él no tuviera cómo arreglar bien las cosas, y dijera
«más» o «menos», entonces estaría en problemas, ¿ven eso? Nunca
se hubiera convertido en un agente del Imperio Romano.
Entonces, sabemos que Mateo era alguien que sabía organizar
las cosas muy bien.
Si hubiesen tenido computadores en ese tiempo, él hubiese
puesto todos los datos allí; pero, desafortunadamente, en ese tiempo
no tenían computadores. Sin embargo, él sabía cómo organizar
las cosas.
Hermanos, ese es un hombre de mundo. Ese es un hombre
con tal potencial que un día llegaría a ser muy exitoso. Para ganar
este mundo, estaba dispuesto incluso a sacrificar cualquier
principio del mundo. Aunque supiera que sería odiado por su
propio pueblo, sin embargo, eso no era problema para él. «Con
tal de poder sentarme mañana en el trono del mundo, hoy voy a
emplear todo tipo de método».
Nosotros sabemos que en ese tiempo los del Imperio Romano
eran muy inteligentes. El Imperio Romano tenía tales leyes
que ellos deseaban que todo fuera transparente. Todo judío tenía
que pagar un tipo de impuesto distinto, por ejemplo, el de ingreso
personal. De ese ingreso personal tenían que dar un porcentaje,
un impuesto de la tierra, por los frutos, por los árboles. Ahora,
ellos habían dispuesto que esos impuestos fueran públicos; todos
los conocían y todos sabían cuánto de ingreso personal tenían
que pagar, cuánto impuesto por la tierra, etc. Esa era la
manera en que el Imperio Romano convencía a todos sus súbditos
de que ellos eran justos para con todos. No había lugar para
corrupción.
110
Entonces, si éste es el caso; yo les hago una pregunta: ¿Quién
desea convertirse en un recolector de impuestos? Nunca te vas a
enriquecer con eso. Si uno paga un alto precio para obtener el
derecho de cobrar impuestos, y luego, todo el mundo sabe cuánto
hay que recolectar de cada persona, entonces, si yo les pido
algo más de lo debido, todos saben que soy corrupto, que estoy
robándole a mi propio pueblo. Así, no había posibilidad de que
Mateo se hiciese rico. Sin embargo, el Imperio Romano era muy
inteligente, y ellos encontraron un camino para los cobradores
de impuestos.
La regla era la siguiente: si uno entra en el puerto, tiene que
pagar un impuesto; si usted va al mercado tiene que pagar un
impuesto; si uno empleaba la carretera, tenía que pagar impuesto.
Desde Damasco había una carretera llamada Vía Maris, esto
quiere decir que era una carretera a lo largo de la costa, desde
Damasco hasta Egipto. Si uno usaba la carretera tenía que pagar
impuesto, y ¿quién cobraba ese impuesto? Entonces, descubrimos
que allí había una oficina del recaudador de impuestos. El
recolector de impuestos se sentaba allí donde tenían que ser pagados
los impuestos. Cuando tú vas por el puerto, el mercado o
la carretera ¿cuánto impuesto tienes que pagar? El gobierno hizo
a propósito ese impuesto indefinido. Entonces, como todo es
indefinido, no se sabe cuánto impuesto pagar. Ahora entendemos
por qué aquellos que recogían impuestos en el mercado o
en las carreteras eran todos ladrones: ellos robaban a la gente.
Un día nuestro Señor encontró a Mateo. La Biblia dice que
éste estaba sentado al banco de los impuestos públicos, probablemente
a orillas de la Vía Maris. Todos sabían que él era un
ladrón, que debía ser un ladrón. Todos los ojos estaban puestos
en Mateo – había que tener nervios muy fuertes para estar sentado
allí. Pienso que si yo me sentara allí me sentiría muy incomodo,
como si todos estuvieran apuntando con el dedo y diciendo:
«Eres un ladrón». Pero Mateo tenía tal carácter que aunque todos
lo estuvieran mirando y apuntando con el dedo, él podía
estar sentado allí en paz, muy cómodo. «Si me das el mundo, no
me importa; porque mañana el trono es mío, el mundo es mío y
el dinero es mío».
Mateo era aquel que cuando quería alcanzar una meta empleaba
todo tipo de métodos. Era una persona sin conciencia;
111
nadie podía cambiar a Mateo. Cuando él estaba en el camino
hacia el éxito usaba todo tipo de métodos. Su conciencia nunca
lo cargaba; todos aquellos ojos nunca lo hicieron temblar. Pero
un día el Señor pasó por allí, y según la Biblia, el Señor miró a
Mateo. La palabra «miró» en griego es una mirada con atención
profunda. De alguna manera, nuestro Señor miró a Mateo con
ojo penetrante; aquel ojo fue como un rayo X. Cuando nuestro
Señor miró a Mateo lo miró en lo profundo de su ser.
Eso nunca había ocurrido con Mateo antes. Ninguna mirada
le había molestado; sin embargo, ahora hubo un par de ojos que
lo molestaron. Descubrió que esos ojos penetraron en lo profundo
de su ser, y aquella mirada transformó a Mateo, aquella mirada
realmente lo echó por tierra; aquel mirar lo quebrantó en
pedazos y a causa de este mirar, él no pudo quedarse más sentado
al banco de los tributos. Y la Biblia nos dice que no sólo se
levantó, sino que lo dejó todo y siguió al Señor. Y entre los doce
apóstoles es casi el único que es registrado como aquel que abandonó
todo y siguió al Señor.
No ocurrió así con Pedro. Porque después que Pedro siguió a
su Señor, él todavía poseía su propio bote, pues un día el Señor
tomó prestado su bote. Entre los doce discípulos, Mateo es el
único que a causa de aquel mirar penetrante realmente se derritió.
A causa de esa transformación, Mateo se convirtió en un
discípulo de nuestro Señor. Esta es la historia de la conversión
de Mateo.
Cuando estudiamos a Mateo vemos que, a causa de ese mirar,
él tiene una palabra que usa constantemente. En su evangelio,
Mateo usa la expresión «He aquí...», 62 veces. Si usted quiere
entender el evangelio según Mateo tiene que buscar la expresión
«He aquí». Yo no sé cómo es en su traducción al español,
pero en la versión china algunas veces no está correcto. Si uno
cuenta la expresión «He aquí», debería encontrarla 62 veces.
¿Por qué? Cuando él usa la expresión «He aquí», es porque desea
llamar la atención de sus lectores para que vean exactamente
lo que él vio.
Esa mirada en la oficina de recolección de impuestos, no solamente
trasformó su vida, sino que descubrimos además que la
expresión «He aquí» se torna en su palabra, la palabra de Mateo.
Cuando pasamos por el evangelio de Mateo, encontramos esa
112
palabra en todas partes; vamos a descubrir que es una palabra
importante.
Voy a darles una demostración. En Mateo dice: «He aquí alguien
que es mayor que Salomón ... he aquí alguien que es mayor
que Jonás». Estos dos versículos son capaces de darnos un
bosquejo de todo el libro. ¿Por qué? Porque Mateo era una persona
muy organizada. Después de seguir al Señor, en vez de ser
el agente del Imperio Romano, ahora es un agente del reino de
los cielos. Antes era alguien que se organizaba a sí mismo, que
ponía todas las cosas en orden. Ahora, él pone la Palabra de
nuestro Señor en orden. Nadie lo hizo mejor que Mateo. El Señor
usó a Mateo; él era capaz de organizar bien las cosas, era
capaz de editar las cosas. Si llegamos al evangelio de Mateo
descubriremos que esta es exactamente la característica del Evangelio.
Según Mateo, aquí hay alguien mayor que Salomón y hay
alguien mayor que Jonás.
Entonces, estas dos frases resumen todo el evangelio de Mateo.
Del capítulo 1 al 25: «He aquí el que es mayor que Salomón»;
del capítulo 26 al 28: «He aquí el que es mayor que Jonás».
Ahora voy hacer una pregunta: ¿Quién es Salomón? La reina
del sur vino de lejos a escuchar la palabra de sabiduría de
Salomón. Pero aquí tenemos al que es más que Salomón. Nosotros
somos simplemente como la reina del sur. Cuando estudiamos
el evangelio de Mateo desde el capítulo 1 al capitulo 25 en
verdad encontramos a alguien que es mayor que Salomón. En
otras palabras, aquí vamos a oír las palabras de sabiduría de nuestro
Salomón.
Luego descubriremos que aquellos 25 capítulos pueden ser
divididos en 5 partes. Y después que nuestro Señor concluyó
unas palabras, Mateo nos da la fórmula. Cuando Jesús acabó
una porción de palabras entonces Mateo dice «cuando terminó
Jesús estas parábolas». Recordemos: si queremos conocer el
orden cronológico de la enseñanza de nuestro Señor, tenemos
que mirar los evangelios de Marcos o Lucas. Cuando llegamos a
Mateo, el orden es distinto: no es de acuerdo al orden cronológico.
Mateo, como había organizado bien las cosas, como ha sido
movido por el Espíritu Santo, él puso todo en orden, él puso la
Palabra de Dios en un orden especial; el orden de acuerdo a la
verdad.
113
En los capítulos 5, 6 y 7 encontramos la realidad del reino de
los cielos, porque ellos pertenecen a las mismas categorías. Aunque
el Señor haya hablado estas palabras en distintas ocasiones,
fue Mateo quien las puso juntas. Y no sólo una porción de la
palabra. Si estudiamos la palabra cuidadosamente desde el capítulo
1 al 25 encontramos que el Señor habló 5 porciones de la
palabra, y estas 5 porciones de la palabra tienen un orden.
Por ejemplo, en el capítulo 10, el Señor nos habla acerca del
reino y los discípulos. En el capítulo 13 del misterio del reino.
Cuando llegamos a los capítulos 16 al 18, del reino y la iglesia.
Cuando llegamos al capítulo 23 y 24, encontramos el reino por
venir; toda la realización o manifestación del reino. Mis hermanos
y hermanas, es que Mateo era capaz de poner todo en orden.
Así, cuando ponemos todo junto, este es el logos de Dios; el
logos de Dios es como el universo – descubrimos que tiene una
lógica muy clara; es una lógica sistemática. Cuando estudiamos
Mateo descubrimos que aquí hay alguien que es mayor que
Salomón, y si Salomón es el más sabio de todos, el Señor por
tanto es más sabio aún que Salomón. Así, del capítulo 1 hasta el
25 tenemos las palabras de sabiduría de nuestro Señor.
Es muy interesante que en los cinco libros de Moisés vemos
a un siervo de Dios que habla. Sin embargo, en las cinco porciones
de Palabra que se encuentra en Mateo es el Hijo de Dios el
que está hablando. El Señor dijo: «Oíste algo de lo antiguo, mas
ahora yo os digo...». ¿Quién está hablando? Aquí está hablando
aquel que es mayor que Salomón. Estas cinco porciones de la
Palabra corresponden a los cinco libros de Moisés. En el Antiguo
Testamento vemos lo que el siervo de Dios habló, pero ahora
vemos al Hijo de Dios hablando. Ahora podemos ver qué
ocurrió con Mateo; él de hecho conocía la Palabra y dijo: «He
aquí alguien que es mayor que Salomón».
Ahora, ¿qué decir de los versículos 25 al 28? ¿Quién es Jonás?
Aquel que estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran
pez, a quien el Señor resucitó de la muerte. Entonces, los últimos
tres capítulos hablan de la muerte y resurrección de nuestro
Señor. Mateo no sólo nos ha mostrado el evangelio según Mateo;
él también nos ha dado un bosquejo de todo el evangelio. Los
primeros 25 capítulos: «He aquí alguien que es mayor que
Salomón»; y en los últimos tres capítulos: «He aquí uno que es
114
mayor que Jonás». Entonces sabemos que Mateo, de hecho,
conocía la Palabra. Él amaba al Señor y éste era su ministerio.
Entre los cuatro evangelios, el evangelio según Mateo es el más
largo de todos. Es la manera como Mateo trataba con la palabra.
Entonces, vamos a obtener algunos secretos de Mateo.
Algunos secretos de Mateo
1. Mateo es un hombre de pocas palabras. De hecho, nunca le
oímos hablar de sí mismo. Algunas veces en la Biblia dice: «Los
discípulos dijeron». Quizás Mateo es uno de ellos; sin embargo,
la Biblia nunca menciona claramente a Mateo diciendo alguna
cosa. Entonces, la impresión es muy clara: este hombre no tiene
palabras. Este hombre es como si nunca hubiese hablado nada,
pero cuando él abre su boca, él habla la Palabra de Dios. Este es
el evangelio según Mateo. Hermanos, ¿captaron el secreto aquí?
Algunas veces deseamos hablar por el Señor, pero hablamos
mucho, y por esa razón no tenemos la Palabra. Si alguien no
sabe cómo hablar por el Señor, entonces está capacitado para
hablar por el Señor. Por sí mismo no tiene nada que decir; sin
embargo, cuando habla por el Señor, su evangelio es el más largo
de los cuatro. Entonces, esta es la primera cualidad.
Si uno desea estudiar la Palabra, hay que dar más espacio
para la Palabra de Dios. Algunas veces, tu computador tiene un
problema: se torna muy lento. ¿Por qué? Porque hay mucha basura
que tienes que quitar. Cuando alguien piensa que su pantalla
no es suficientemente bonita, entonces pone una imagen allí.
Al hacerlo, le está poniendo basura a su computador, y éste se
está volviendo más lento. Si quieres que tu computador sea más
eficiente, tienes que darle más espacio. Tienes que borrar muchas
cosas: ese es el secreto de la Palabra de Dios. Porque hablamos
demasiado, por eso nunca oímos la Palabra: hay mucha
basura en nosotros, entonces el Espíritu Santo tiene que borrar
todo lo que hay de nosotros. Y este es el secreto, hermanos y
hermanas. Tenemos que aprender con Mateo.
2. Su nombre originalmente no era Mateo: este es el nombre
que le dio nuestro Señor. ¿Qué significa Mateo? «El don de Dios».
¿Qué es el don de Dios? Un don nunca se puede comprar con
dinero. Sin embargo, nadie conoce más del poder del dinero que
Mateo. Con el dinero que él tenía era capaz de comprar todo el
115
mundo. En su diccionario no existía la expresión «don de Dios».
¿Qué es un don? Es algo dado gratuitamente. Su nombre es
Mateo: sólo un hombre como Mateo está calificado para escribir
la Palabra. ¿Qué significa eso? Es una cosa que nosotros nunca
podríamos comprar: no es porque eres diligente o rico en tus
habilidades naturales que podrás comprar la Palabra de Dios. Es
imposible. Todo es don de Dios. Cuanto más conoces el don de
Dios, más conocerás la Palabra de Dios.
A veces somos ricos porque sabemos cómo trabajar mucho;
y después de trabajar mucho tenemos la cosecha. Hermanos,
esto es lo que ocurrió con Mateo; él trabajaba mucho. Quería
ganar todo el mundo, y para hacerlo iba a emplear cualquier
método; pero, hermanos, él tuvo que aprender una lección: es
solamente por el don de Dios. Entonces, hermanos ¿cuál es el
don de Dios? Ahora él va a entender muchas cosas.
Sin embargo, Dios usó a Mateo. Y cuando Dios usó a Mateo
él usó su trasfondo, porque Mateo estaba familiarizado con el
dinero. Cuando comparamos los cuatro evangelios, descubriremos
que en el evangelio según Marcos el dinero tiene como
unidad el denario. ¿Qué es un denario? El denario era el salario
de un día. La unidad de dinero usada por Marcos es el salario de
un día. En el evangelio de Marcos es dinero pequeño. Si estudiamos
el evangelio según Lucas: Lucas era médico y un médico
normalmente tiene más dinero que las otras personas. Lucas usa
una unidad llamada ‘mina’; la cual es mucho dinero.
Sin embargo, cuando llegamos a Mateo, él había visto mucho
dinero, por eso en su evangelio la unidad de dinero es el
‘talento’. Hermanos, un talento es mucho dinero; es igual a 8 mil
denarios. ¿Qué significa eso? Significa que uno tiene que trabajar
8 mil días para obtener solamente un talento. ¿Cuántos años
son 8 mil días? Aproximadamente 22 años. Piensa en eso. Con
ese dinero no tenemos que trabajar durante 22 años. Si tienes
tres talentos, puedes jubilarte. ¿Entienden cuán grande es un talento?
Recuerden que cuando el Señor envió a sus discípulos,
dijo: «Cuando ustedes vayan, no lleven dinero». Entonces, en
Marcos, en griego, es una moneda de cobre. En Lucas no sólo es
cobre, sino también plata. Y cuando llegamos a Mateo es muy
interesante, no sólo es cobre, no sólo es plata, sino también oro.
Si estudian sus Biblias, ustedes pueden ver que Mateo había
116
visto mucho dinero y con ese dinero se supone que podía comprar
todo el mundo. Sin embargo, ahora el Señor desea enseñarle
una lección: temprano o tarde él tenía que conocer el don de
Dios.
Hermanos, si comparamos los cuatro evangelios descubriremos
que algunos capítulos de Mateo son únicos, como el capítulo
18. Algunas cosas que están registradas aquí no aparecen en
Lucas, Marcos ni Juan, porque es la experiencia de Mateo, es la
lección que Mateo aprendió. Y aquí vamos a aprender definitivamente
lo que es el don de Dios. Entonces, hermanos, tenemos
que recordar cuidadosamente: si leemos este pasaje que ocurre
solamente en el evangelio según Mateo, entonces sabemos que
es algo que tiene que ver con Mateo.
El capítulo 18 de Mateo es un ejemplo de esto. Hermanos,
¿recuerdan la historia? Un día Pedro vino al Señor y preguntó:
«Si mi hermano peca contra mí, ¿cuántas veces yo debo perdonarlo?
¿Siete veces?». Los judíos aprendían a perdonar a las personas
tres veces al día, en la mañana, en la tarde y en la noche.
Pedro decía al Señor: «Yo voy a perdonar a mi hermano siete
veces». Eso es mucho mejor de lo que hace un judío común.
Cuando él preguntó: «¿Cuántas veces tengo que perdonar a mi
hermano?», eso significaba: «Andrés ha pecado contra mí siete
veces». Piensa en eso, ¿quién es el que habla más? ¿Quién es el
que siempre está hablando: Pedro o su hermano?
Andrés era muy callado, era alguien que siempre estaba observando.
Este tipo de personas siempre son de pocas palabras; pero
Pedro está siempre hablando y hablando. Y mientras más se habla,
más se ofende a las personas. Seguramente era Pedro quien
había ofendido a Andrés y no Andrés a Pedro. Pero ahora Pedro
va al Señor y le propone: «¿Que te parece si perdono a mi hermano
siete veces?». Él no dice: «Andrés me ha herido siete veces»,
sino que indirectamente lo está acusando al Señor: «Así es mi
hermano Andrés.» Ahora, hermanos, ahí tenemos la respuesta de
nuestro Señor. El Señor dijo: «No sólo siete, sino setenta veces
siete». ¿Qué significa esto? Que cada dos minutos tienes que perdonar.
Cada dos minutos Andrés te puede herir otra vez y deberás
perdonarlo. ¿Cuántas veces? 70 veces 7. Pedro sólo conocía siete
veces; él solamente perdonó, pero no podía olvidar. Tenía muy
buena memoria; era muy bueno para contar. Él decía: «Esta es la
117
séptima vez que perdono a mi hermano». Pero ¿qué decía el Señor?
«Setenta veces siete». ¿Qué significa eso? «Que no solamente
debes perdonar, sino también olvidar». Perdonar es bastante
fácil pero olvidar es casi imposible.
Nosotros conocemos nuestra memoria muy bien. Algunas
veces tenemos una muy mala memoria para la Palabra de Dios,
sin embargo, espera a que un hermano te ofenda y descubrirás
que tienes una excelente memoria. Sin embargo, 70 veces 7 significa
que tienes que olvidar, que te vuelves muy pobre de memoria.
Entonces nuestro Señor nos cuenta una historia, y a través
de esta historia quiere mostrarnos por qué debemos perdonar
a nuestros hermanos 70 veces 7.
Esta historia sólo aparece en el evangelio según Mateo, porque
sólo él podía escribirla. Había un rey, y un esclavo debía al
rey mucho dinero; entonces el rey le dijo: «Debes pagarme el
dinero que me debes». Entonces la Biblia nos dice cuándo le
debía al rey. Esta es la historia de Mateo y también la de Pedro;
por eso es que solamente Mateo podía escribir esta parte de la
Biblia. ¿Cuánto dinero le debía al rey? La Biblia dice «diez mil
talentos». Ahora, hermanos, ¿cómo puede alguien pagar una
deuda como ésa? ¿Cuántos días tendría que trabajar? Tendría
que trabajar 220 mil años. ¡Es imposible!
Hermanos, sólo Mateo nos podía decir que para pagar 10 mil
talentos tenía que trabajar 220 mil años. Nadie puede pagar nunca
una deuda como esa; entonces el rey le perdonó. ¿Ven eso?
Toda la deuda fue quitada. Ahora, uno ve cuánto le debía al rey;
sin embargo, cuando salió, él encontró a otra persona que sólo le
debía 100 denarios. Piensa en eso: en tres meses de trabajo, él
podía pagar ese dinero. Entonces, cuando vio a ese hombre que
le debía dinero, él le dijo que tenía que pagarle, demandándole
que pagara los 100 denarios. No le dejaba ir, quería ahogarlo.
Piensen en eso, hermanos: ¿Por qué tenemos que perdonar a
nuestros hermanos 70 veces 7? Pedro era el esclavo y nuestro
Señor es aquel Rey, pero nuestro Señor Jesucristo murió en la
cruz por Pedro, un pecador. ¿Cuánto le debía él al Señor? Ahora
vemos por qué nuestro Señor murió en la cruz: él pagó la deuda
de Pedro ¿y cuánto era esa deuda? 10 mil talentos: 220 mil años
de trabajo; esto es imposible. Todo es por la gracia. ¡Cuánto
hemos sido perdonados por nuestro Hermano!
118
Ahora que sabemos que somos receptores de la gracia, aunque
nuestro hermano nos ofenda, sin embargo, él nos debe sólo
100 denarios, y ya queremos ahogarlo. Entonces esta es la explicación.
Tenemos que saber cuánto debemos al Señor. Todo es
don de Dios. Mis hermanos, ustedes piensan que pueden trabajar,
piensan que tienen el mundo, piensan que tienen dinero; sin
embargo, son 10 mil talentos. Mateo debía cobrar impuestos por
220 mil años. Ahora, en el diccionario de Mateo, él descubrió la
palabra «don de Dios.» Esto es muy importante.
Si conocemos el don de Dios, entonces sabremos que es sólo
por gracia, porque hemos sido perdonados por nuestro Padre.
Entonces debemos perdonar a nuestros hermanos y hermanas.
Perdonar y olvidar; porque cuando hacemos esto, sufrimos así
como la ostra cuando la arena entra en ella. La ostra no rechaza
la arena; sin embargo, la envuelve con una capa, otra capa y otra
capa. Setenta veces 7 capas, y finalmente hay una perla formada
allí. Nuestra vida es la vida de las perlas. Este es el don de Dios.
Hermanos, aquí tenemos una preciosa explicación de por qué
tenemos que perdonar a nuestros hermanos 70 veces 7. Es porque
Dios desea crear una perla en ti. ¿Por qué tú sufres tanto?
Dios sabe. Pero, ¿sabes cuánto has herido a nuestro Señor? Nadie
ha herido a nuestro Padre más que nosotros. Nosotros éramos
enemigos de Dios y del evangelio. Cuán terriblemente hemos
ofendido a nuestro Padre celestial, y él siempre perdona y
olvida. Ahora, hermanos, por esa razón aprendemos la lección
del don de Dios. Cuando vemos el Don, entonces perdonamos y
olvidamos.
Ahora entendemos por qué algunas veces tenemos mala memoria;
somos como una computadora. Normalmente conocemos
el límite de la memoria de la computadora, sea 1 giga, 2
gigas, o 3 gigas. Sabemos la capacidad que tiene, y si ponemos
basura en el computador, no debe sorprendernos ver que se ponga
más lento. Ahora, hermanos, ¿entendemos por qué nosotros
no somos capaces de memorizar la Palabra de Dios? Porque nos
acordamos de mucha basura, de aquel hermano que pecó contra
nosotros, y de este otro, y esto hace que nuestra energía se disipe,
y esto nos hace tan lentos en la Palabra de Dios.
Pero, amado hermano, tú no estás lento en tu memoria. Entonces,
tu hermano te va a probar. Es necesario que Andrés prue119
be a Pedro, porque él tiene muy buena memoria. Cuando llegamos
al evangelio de Marcos, él no era como Mateo; él aún se
acordaba de la Palabra de Dios; sin embargo, porque su memoria
era pobre, sólo recordó algunos hechos. El Señor lo sabe y lo
usa para describir la obra del Señor y no la palabra del Señor. Si
queremos conocer la palabra del Señor vayamos a Mateo. Ahora,
hermanos, Mateo puso toda la palabra de Dios en orden ¿por
qué? Porque se vació a sí mismo. Ahora, hermanos, él tenía mucha
memoria, pero como él borraba todo lo que tenía en la memoria,
entonces podía acordarse de la Palabra de Dios. Si Pedro
hubiera podido pasar el borrador a todas las ofensas de Andrés
hacia él… Entonces, hermanos, la Biblia dice: «Cuando te enojes,
no debes pecar»; cuando el sol se pone, entonces tu enojo se
debe ir con el sol.
El enojo es como un globo. Cuando tú estás enojado, es como
si inflaras el globo más y más; cuanto más alimentas tu enojo, la
presión de la sangre sube. Ahora, de acuerdo a la Biblia, en la
puesta del sol tu enojo debería irse. De alguna forma, hay que
pedir al Señor poder pinchar el globo con una aguja para que no
quede nada para mañana. Pero hay muchas personas que lo guardan
para mañana, no pinchan el globo y por eso es que su presión
es más alta cada día. ¿Sabes por qué muchos cristianos tienen
la presión alta? Porque nunca perdonan; van juntando su
enojo. Entonces todos los días, cuando llega la puesta de sol,
tenemos que permitir que se vaya nuestro enojo, tenemos que
perdonar a los hermanos. Si no hacemos eso, estamos contra la
Palabra de Dios. Así tomas tu cruz cada día: perdonas y te olvidas.
Entonces hermanos, ¿es posible que tengamos una presión
alta? Eso es importante, tenemos que recordar: Solamente el don
de Dios, todos los días, va a pasar el borrador en nuestra memoria
y eliminar la basura.
Si uno intenta memorizar la Palabra de Dios y descubre que
tiene una memoria pobre, tiene que ir al Señor, porque de alguna
forma no has permitido que el Espíritu Santo elimine algunas
cosas de tu memoria. Tu memoria es buena: no hay excusa. El
Señor creó nuestra memoria para que el logos de Dios pudiera
habitar en nosotros. Entonces, tenemos que recordar que Mateo
aprendió la lección del don de Dios. Solamente cuando reconocemos
el don de Dios perdonaremos y olvidaremos. En otras
120
palabras, permitiremos que el obrar de la cruz elimine todo lo
que no es necesario. Entonces, hermanos, hay que reservar espacio
solamente para el Señor.
3. Cuando llegamos a la historia de Mateo, ocurre una cosa
muy interesante. Porque tú descubres que en el corazón de Mateo
siempre está la Palabra en primer lugar; para él, la Palabra de
Dios es lo más importante. Ese es el ministerio de Mateo. Ahora,
con Pedro, el énfasis está en la obra de Cristo, y luego con Mateo,
el énfasis está en la enseñanza y en la Palabra del Señor. En el
evangelio de Mateo capítulo 13, la Biblia dice que el sembrador
salió a sembrar, y aquella semilla representa el logos, la palabra
del Reino. Allí hay cuatro tipos de tierra que representan cuatro
tipos de corazones. Aquí vamos a descubrir el corazón de Mateo.
Solamente cuando la semilla cae en buena tierra va a generar los
frutos. ¿Por qué Mateo conocía la Palabra? Porque la Palabra de
Dios fue plantada en buena tierra. Ahora ¿qué tipo de corazón es
éste?
Si revisamos el evangelio según Mateo descubriremos que
él, de hecho, conocía la Palabra; su carga era la Palabra. Ahora,
en el libro de Mateo, tres de cada cinco palabras, es decir, el 60
%, son palabras directas de nuestro Señor. Si escribimos en rojo
las palabras de Cristo en Mateo, el 60% estará rojo, ¿ven eso?
Ahora sabemos que Mateo es el hombre de la Palabra, especialmente
las palabras directas de Cristo. Claro que todo el libro de
Mateo es la Palabra de Dios, pero si deseamos conocer las palabras
directas de Cristo, en el 60% de los 28 capítulos vemos que
el énfasis en Mateo es la Palabra de Dios. Su corazón está lleno
de la Palabra de Dios.
Pero más que eso, si estudiamos el evangelio de Mateo, descubriremos
una cosa muy interesante. Por ejemplo, si comparamos
algunos eventos que están registrados en otros evangelios;
por ejemplo, la sanidad de la hija de Jairo y de la mujer que tenía
un flujo de sangre. Esas son las historias y si comparamos con el
evangelio de Marcos, Lucas y el evangelio según Mateo, descubriremos
que Lucas utilizó 17 versículos para describirlo, 289
palabras; Marcos utilizó 23 versículos, 374 palabras; y Mateo
solamente 9 versículos, 135 palabras. ¿Qué significa esto? Que
cuando él describe el mismo evento, cuando Marcos usó tres
palabras, Mateo usó sólo una. Se ha ahorrado 2 palabras, ¿puede
121
ver eso? Porque esto es acerca de la obra de Cristo, y su carga es
la palabra de Cristo – aun va a describir la obra de Cristo, pero
cuando Marcos usa 3 palabras, Mateo usa sólo una, y usa 28
capítulos para describir la Palabra. Él tiene mucho espacio para
hacer eso, pero, hermanos, cuando llegamos a la obra de Cristo,
comparado con Marcos y con los otros evangelios, descubrimos
que Mateo ahorra espacio para la Palabra de Cristo; él intenta de
todas maneras dejar espacio para la Palabra de Dios. Él atesora
la palabra de Cristo. No hay duda, si describimos la misma cosa,
entonces Mateo va a usar palabras tan simples para mantenerlo
bien compacto y ¿por qué hizo eso? Porque quería reservar espacio
para la Palabra del Señor.
Ahora, lo mismo vemos en otro relato, la historia de la sanidad
del endemoniado de Gadara. Si estudiamos esa historia, Lucas
usa 12 versículos, 284 palabras, Marcos usa 20 versículos, 328
palabras, y Mateo usa sólo 7 versículos y 136 palabras. En otras
palabras, cuando Marcos usa 5 palabras para describir el evento,
Mateo usó sólo 2 palabras. ¿Dónde usa estas otras 3 palabras? Él
deja más espacio, para que el Señor pueda hablar más aún. Ahora
conocemos el corazón de Mateo. En su corazón, cuando escribe
su evangelio, él desea que la Palabra de Dios tenga más
espacio.
Ahora, hermanos, si recolectamos algunos eventos de la Biblia,
supongamos que uno elija nueve historias, puedes hacer
los estudios por ti mismo y puedes contar cuántos versículos
hay en cada uno. Si estudiamos realmente estos nueve eventos,
desde el capítulo 8 de Mateo al 26, Marcos usa 1840 palabras,
Lucas 1476, y Mateo 971. Entonces, en promedio, cuando Marcos
usa dos palabras, Mateo usa una. Ahora pienso que ustedes
están convencidos de que Mateo ha dado más espacio al Señor,
a la Palabra. Él permitió al Espíritu Santo eliminar todo lo que
pertenecía a él mismo. Él era un hombre sin palabras, pero cuando
habla, todo es la Palabra de Dios. Sin embargo, aun cuando él
habla de la obra de Cristo, entonces el Espíritu Santo le toca y le
da más espacio para la Palabra de Cristo. Entonces, hermanos,
es por eso que Mateo era el hombre de la Palabra. Damos gracias
a Dios por Mateo. Nos da una maravillosa lección que podemos
aprender. Es por eso que conoce al Señor. Es por eso que
es rico en la Palabra.
122
Un día estaba visitando un lugar de adoración en los Estados
Unidos. Ellos tenían un fichero con la programación, y yo tenía
curiosidad por saber qué iban a predicar ese domingo. En los
Estados Unidos el culto de domingo comienza a las 11 de la
mañana, y es de 11 a 12; eso es todo. Por supuesto, hay música,
coros y muchas otras cosas en la programación, y la palabra
ocupa entre 20 y 40 minutos. Las personas llegan para la Palabra
de Dios; debiera ser ese un momento muy precioso, sin embargo,
las personas no tienen oído para oír la Palabra. Si sólo tienes
entre 20 y 40 minutos, deberías intentar lo mejor que puedes
para presentar la Palabra de Dios. Entonces pensé que deberían
intentar enseñar la Palabra en la mejor forma. Sin embargo, el
título de la predicación era «Una mosca»: eso es todo.
El corazón de Mateo era una buena tierra
No es así con Mateo, él deseaba dar lo mejor, él deseaba el
mejor espacio para su Señor. Él sabía que había desperdiciado
mucho tiempo, había desperdiciado su memoria, y tenía mucha
basura en su mente. Tenía que permitir que la obra de la cruz
tratase con él. Este es Mateo. Más que esto, él tenía una buena
tierra, pero esta tierra es solamente para la Palabra de Dios. Él
dará todo el espacio, porque esa es su misión, que Dios le ha
encargado. Él es tan fiel. Pero, amado hermano, usted puede
decir ¿cómo es posible esto? ¿Cómo podía Mateo tener ese corazón?
Ahora, gracias a Dios, el Señor dijo: «Solamente la buena
tierra va a producir 30, 60 y 100 por uno». ¿Qué significa
eso? Es la cosecha de la Palabra. Comienza con la semilla de la
Palabra que va a crecer y depende de qué tipo de tierra tienes tú.
Ahora, hermanos, ya conocen el camino para la cosecha de la
Palabra.
Pero hermanos, aún estamos en la carne; nosotros no estamos
calificados. Él tiene que hacer la obra. Entonces el Señor
hizo la obra. Si visitas la tierra prometida, ¿cuál es la mejor tierra
allí? Porque allá encuentras tierra por todas partes, sin embargo,
ahora descubres dónde se encuentra la mejor tierra. Tienes que
preguntar ¿dónde en la tierra prometida se encuentran las primicias?
En cada Pascua, cuando las primicias están maduras, son
llevadas al templo y son presentadas ante Dios. Las primicias
son siempre para Dios. Las primicias siempre vienen de la mejor
123
tierra. Ahora, si preguntamos a los sacerdotes. «Dígame, de toda
la tierra santa, ¿de dónde vienen siempre los primeros frutos?».
El sacerdote va a decir: «En el área del mar de Galilea, en el área
de Capernaum».
Entonces hermanos ¿ven eso? En aquella parte tienen una
buena tierra, pero ¿cómo es posible que tengamos buena tierra
en una sola parte? Porque el mar de Galilea no está lejos del
monte Hermón, y en algún lugar cerca del monte Hermón había
un volcán y un día el volcán explotó. Ahora sabemos que las
rocas y la tierra fueron lanzadas fuera del volcán, por eso las
rocas son de coloración oscura y también la tierra es oscura. Por
eso, cuando construyen las casas en Capernaum son de esa piedra.
¿Se acuerdan de Isaías capítulo 9? Las personas que vivían
en el mar de Galilea casi vivían en la oscuridad y construían sus
casas con esas piedras oscuras.
Sin embargo, no olvidemos que esa área es la mejor tierra. Si
es oscura, es mucho más fácil que absorba la luz solar. Por ejemplo,
la tierra en Nazaret es hecha de tiza; es todo blanco. Tenemos
una tierra que es toda blanca, y cuando esta tierra es blanca
raramente absorbe la luz solar; refleja la luz solar y por eso este
tipo de tierra es muy pobre. Nunca crece nada en ella; ese es
Nazaret. Sin embargo, ese tipo de tierra es bueno para pavimentar
una carretera. Entonces, Nazaret para nuestro Señor es un
camino. Ahora, de Nazaret no sale nada, es todo estéril.
Sin embargo, la tierra del mar de Galilea, porque es oscura,
siempre está absorbiendo la luz solar. Entonces, el trigo de esa
área va a madurar mucho más temprano que en cualquier otra
área. Ahora entendemos por qué Mateo tenía tal corazón: por el
obrar de la cruz.
El Señor arregló todos sus ambientes, tal como un volcán
que está haciendo erupción. Hermanos y hermanas, por este obrar,
el Espíritu Santo está haciendo el proceso de eliminación. Mateo
disminuyó y Cristo creció, y se convirtió en un hombre sin palabras.
Pero cuando él habla, habla la Palabra de Dios. Ahora deja
todo el espacio para la Palabra de Dios, y no sólo eso, sino que el
Señor le encargó el evangelio según Mateo. Él tocó las obras de
Cristo, pero atesoró las Palabras de Cristo, y el Señor le dio sabiduría
para saber cómo usar las palabras. Una palabra en Mateo
es igual a dos palabras en Marcos, pues ahorraba más espacio
124
para la Palabra de Dios.
Esto nos hace recordar las 14 secciones del Salmo 119. Gracias
a Dios, esto es lo que el Señor está haciendo con Mateo. A
través del evangelio de Mateo se nos da una clave muy importante
para entender la Palabra de Dios. Cuán importante es este
hombre. Mateo es el hombre que conoce el don de de Dios. Él
era un pecador salvo por la gracia y ahora conoce el don de Dios.
Antiguamente, era un agente del Imperio Romano, mas ahora se
tornó en un agente del reino de los cielos. No es de sorprender
que en el Evangelio según Mateo, descubrimos la palabra del
reino del cielo: algo único en este evangelio y más que eso, hermanos
y hermanas, conociendo el don de Dios, gracias a Dios,
él aprendió a perdonar y a olvidar. Y no sólo eso, porque había
recibido el obrar de la cruz, descubrimos que la tierra de Mateo
es una buena tierra, y en esta tierra él dio la prioridad, todo el
espacio, a la Palabra de Dios. Ahora sabemos cómo estudiar la
Palabra. ¿Deseas dar el mejor tiempo de tu vida al Señor, o solamente
vas a dar lo que resta de tu vida al Señor?
No necesitas que nadie te enseñe cómo estudiar la Biblia.
Hermano, ¿sabes cuál es la mejor parte de tu día? ¿Sabes cuándo
tu mente está más clara? ¿Estás dispuesto a darle el mejor tiempo
de tu día al Señor? Si estás estudiando, tienes que ser un buen
estudiante, ser un testimonio en la escuela. No pares de estudiar
en la escuela. Si amas al Señor, siempre encontrarás un tiempo,
y este debe ser el mejor tiempo en tu día: Dile al Señor: «Esto es
tuyo». Mis hermanos, entonces van llevar a cabo los estudios
bíblicos; de esta forma estarán ocupados con la Palabra. Entonces,
ya tienes un corazón, ya tienes un camino. «Donde hay una
voluntad, hay un camino» – eso es lo que el mundo dice; sin
embargo, donde hay una buena tierra allí hay un camino: el camino
para la cosecha de la Palabra de Dios. Nosotros lo aprendemos
muy bien a partir de la vida de Mateo. Que el Señor hable
a nuestros corazones.
***
125
7
EL PRINCIPIO DE LA DOBLE MENCIÓN
Vamos a leer Mateo 9:13: «Id, pues, y aprended lo que
significa: Misericordia quiero, y no sacrificio». Luego,
capítulo 12:7: «Y si supieseis qué significa: Misericordia
quiero, y no sacrificio». Vamos a prestar la mayor atención a
estos dos versículos. En ambos tenemos la expresión: «Misericordia
quiero, y no sacrificio». La misma expresión se ha repetido
dos veces, en el capítulo 9 y en el capítulo 12.
Ahora veamos en el capitulo 12:39: «El respondió y dijo: La
generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le
será dada, sino la señal del profeta Jonás». Ahora, capítulo 16:4:
«La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no
le será dada, sino la señal del profeta Jonás». Otra vez, la misma
declaración dos veces.
Vamos a leer el capítulo 10, versículo 38: «Y el que no toma
su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí». Capítulo 16,
versículo 24: «Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame».
Luego, capítulo 10, versículo 39: «El que halla su vida, la
perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará».
Capítulo 16, versículo 25: «Porque todo el que quiera salvar su
vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la
hallará». Vemos que la misma declaración Mateo la repite dos
veces. Así que, de alguna forma, el Señor quiere enseñarnos a
través de este hecho.
126
En la sesión anterior hablamos acerca de Mateo. Mateo era
un hombre de la Palabra, y era también ministro de la Palabra.
Por sí mismo él no tenía nada que decir, sin embargo, a causa del
Señor, él tenía todo que decir. Es así como él nos ha dado el
evangelio según Mateo. Ayer pudimos ver por qué él era tan rico
con la Palabra, algo que tenía que ver con su corazón, porque la
palabra del reino pudo caer en la buena tierra y dar fruto. Entonces,
en la vida de Mateo encontramos el secreto de la cosecha de
la Palabra. La cosecha de la Palabra significa que cuando la semilla
cae en nuestro corazón, luego la Palabra crece a treinta, a
sesenta y a ciento por uno.
El principio de la ‘doble mención’
Cuando llegamos al evangelio de Mateo descubrimos algo
muy interesante. Ya hemos leído algunas declaraciones donde él
no habla sólo una vez sino dos veces. Nosotros llamamos
«duplas» a esas declaraciones que son mencionadas dos veces.
Si no les gusta llamarlas duplas, pueden llamarlas «gemelas».
Cuando una mamá tiene dos bebés los llamamos gemelos. Entonces,
¿cuántos gemelos tenemos en Mateo? Tenemos 22. ¿Les
suena familiar este número 22? En este libro encontramos 22
duplas o gemelos. Yo pienso que debo dárselos, para que así
ustedes puedan apuntarlos:
1. Mateo 5:29-30 y 18:8-9
2. Mateo 5:22 y 19:9
3. Mateo 7:16-18 y 12:33-35
4. Mateo 10:15 y 11:24
5. Mateo 10:22a y 24:9b
6. Mateo 10:22b y 24:13
7. Mateo 10:38 y 16:24
8. Mateo 10:39 y 16:25
9. Mateo 12:39 y 16:4
10. Mateo 13:12 y 25:29
11. Mateo 17:20 y 21:21
12. Mateo 19:30 y 20:16
13. Mateo 20:26-27 y 23:11
14. Mateo 24:42 y 25:13
15. Mateo 4:23 y 9:35
127
16. Mateo 9:27-31 y 20:29-34
17. Mateo 9:32-34 y 12:22-24
18. Mateo 12:38-39 y 16:1-2
19. Mateo 3:2 y 4:17
20. Mateo 3:10 y 7:19
21. Mateo 9:13 y 12:7
22. Mateo 16:19 y 18:18
Esto es muy interesante, especialmente cuando consideramos
Mateo después de estudiar cuidadosamente el Salmo 119.
Tenemos que observar atentamente estas 22 duplas que aparecen
en Mateo. Deseamos derivar una lección muy importante de
este hecho, porque Mateo intenta hacernos recordar que cuando
Dios habla, él siempre lo hace dos veces. Este es un principio
muy importante. Si nosotros deseamos tener una correcta comprensión
de la Palabra, debemos intentar descubrir en qué consiste
este principio. ¿Cómo podemos entender el principio de la
doble mención? ¿Qué queremos decir con que Dios habla dos
veces?
Dios habla dos veces
Hay tres aspectos en este principio:
El primero: En la historia, Dios ha hablado una vez, pero hoy
Dios habla una vez más a través del Espíritu a nuestro corazón.
Es decir, Dios habla dos veces. Cuando Dios habló la primera
vez, eso es logos. Nosotros tenemos el logos en la Palabra de
Dios; sin embargo hoy (especialmente después de la ascensión
de nuestro Señor), él ha enviado otro Consolador, que nos va a
conducir a toda verdad. Aún más, el Espíritu Santo nos va a
recordar toda Palabra que el Señor ha dicho. Gracias a Dios, el
Espíritu Santo habita en nuestro espíritu, y él, basado en la palabra
que el Señor ha hablado una vez en la historia y que ha sido
preservada en la Biblia, hablará una vez más. La misma palabra,
que seguramente usted ha escuchado muchas y muchas veces,
el Espíritu Santo en nosotros nos la recuerda. Esto es rhema, esta
es la palabra de vida.
Dios ha hablado una vez en la historia: eso es logos; Dios a
través del Espíritu Santo habla hoy, una vez más: eso es rhema,
es decir, palabra de vida. Rhema, en verdad, significa la palabra
128
de poder, con rhema ahora podemos andar, con rhema podemos
vivir nuestra vida cotidiana, con rhema nosotros sabemos cómo
vivir por la fe. ¿Qué es la fe? La fe simplemente significa que
Dios ha dicho algo y que usted lo cree.
Cuando el Señor envió a sus discípulos al otro lado del mar
de Galilea, él dijo: «Crucemos al otro lado». Y, cuando ellos
intentaron atravesar, hubo una tempestad. Ellos eran marineros,
así que no había razón para que tuviesen pánico. Sin embargo,
esta tempestad era tan grande que hasta los marineros expertos
tuvieron miedo. Mientras esto sucedía, nuestro Señor dormía.
Entonces ellos lo despertaron, diciéndole: «Señor, nos vamos a
hundir». ¿Y qué les dijo el Señor? «Hombres de poca fe, ¿por
qué no tienen fe?».
Pero, ¿qué es fe? El Señor dijo: «Vamos a cruzar al otro lado».
El Señor no dijo: «Vamos hacia el fondo del mar». Si el Señor
dijo: «Vamos al otro lado», significa que irían «al otro lado».
Aunque la tempestad sea grande, sabes que llegarás al otro lado.
Eso es fe.
Esto, de hecho, le ocurrió al hermano Nee. Él conocía la carta
a los Efesios muy bien. Él sabía que en la primera parte de la
carta a los Efesios estaba la palabra: «Sentaos» –que estamos
sentados con Cristo en los lugares celestiales (eso es maravilloso).
Sin embargo, cuando seguimos más adelante en la misma
carta, encontramos la importante palabra: «Andad». Y cuando
llegamos al último capítulo, encontramos la expresión clave: «Estad
firmes». Si deseamos hacer un resumen de toda la carta a los
Efesios, sería este: «Sentaos, andad y estad firmes». Eso es logos.
Un día, cuando el hermano Nee tenía casi 30 años de edad,
estaba muy enfermo. Los médicos le sugirieron que volviera a
casa, descansara y esperara la muerte. Él pensaba que estaba
muriendo. Estaba acostado en su cama, cuando vino la Palabra
de Dios. La palabra era: «Sentaos». Antes Dios ya había hablado
esta palabra cuando él había estudiado el libro de los Efesios,
pero aquello era solamente logos, es decir, la palabra en un sentido
muy objetivo.
Pero cuando estaba en el lecho de muerte, vino la palabra:
«Sentaos», y él discutió con el Señor, diciendo: «Ahora que estoy
muriendo, permíteme morir acostado y no sentado; es más
cómodo de esta manera». Pero el Señor dijo: «Sentaos». Enton129
ces él dijo: «Sí, Señor, me voy a sentar», y se sentó, y mas aún, el
Señor le dijo «Andad». Entonces el hermano dijo: «¿Cómo puedo
andar si no tengo fuerza?». Finalmente, el Señor dijo: «Estad
firmes». Luego él se paró frente a la puerta de una habitación
donde las hermanas estaban orando por la salud del hermano
Nee. Cuando la hermana abrió la puerta –así como en el libro de
Hechos cuando Pedro golpeó la puerta, y no pudieron creer que
Pedro estuviera en pie– cuando una hermana vio a Watchman
Nee de pie en la puerta, ellas dijeron: «Este es Watchman Nee;
no es un fantasma; es realmente Watchman Nee».
De ahí en adelante él fue sanado. Y luego el Señor lo mantuvo
vivo por otros 39 años. Recién a los 69 años de edad se fue
con el Señor.
Hermanos, necesitamos fe. Solamente a través de la fe, el
Señor va a hacer un milagro en nuestra vida. ¿Cómo uno obtiene
fe? Es necesario el rhema, pero ¿qué es el rhema? Dios tiene que
hablarte una vez más a través del Espíritu Santo y esa palabra se
vuelve poderosa. Cuando obedeces, tú tienes experiencias de fe.
Este es el principio de la doble mención. Cuando uno tiene rhema,
no es sólo para que se vuelva un erudito de la Biblia; necesitamos
rhema en nuestra vida cotidiana. De otra forma, ¿cómo
podremos caminar en este gran y terrible desierto? Ya he compartido
con ustedes la experiencia de que, cuando fui herido por
alguien, quise vengarme, porque aquella herida era muy grande.
Le dije al Señor: «Yo no puedo avanzar, no puedo seguir adelante
». Sin embargo, vino la Palabra, y fui tocado. Aquella palabra
me hizo perdonar y olvidar. Esta es nuestra vida diaria.
La necesidad de ‘rhema’ en todos los ámbitos de la vida
Ustedes son jóvenes. Tarde o temprano van a encontrar su
otra mitad, o mejor dicho su ‘mejor mitad’. Vamos a describirlo
de otra forma. Cuando Dios creó a Adán, la Biblia dice que Dios
creó varón y hembra, que los creó según su propia imagen. ¿Qué
es el hombre? Varón y hembra. Sólo cuando el hombre y la mujer
están juntos terminan siendo un círculo completo. Adán es sólo
la mitad de ese círculo.
Déjenme preguntarles: ¿Piensan que las dos mitades formarán
un círculo? ¡No! Dos mitades juntas sólo podrán llegar a ser
un círculo cuando el radio de esas dos mitades sea igual. Es por
130
eso que antes de casarse, los hermanos y hermanas tienen que
usar sus reglas. Si estás buscando tu otra mitad, tú tienes que
medir el radio. Si el radio es igual significa que esa es tu otra
mitad. Es por eso que Dios hizo pasar a todos los animales delante
de Adán, y cuando vino el león, él midió con su regla y
dijo: «No, esto no es». Entonces pasaron muchos animales, y
¿qué dice la Biblia? Que Adán no halló ayuda idónea para él.
Entonces, Dios hizo dormir a Adán, y cuando despertó, y vio a
Eva, dijo: «Esto es ahora hueso de mis huesos, carne de mi carne
». En hebreo tenemos la expresión: «Esta es ahora». Las otras
veces podía nombrar todos los animales, pero no podía decir:
«Esta es ahora hueso de mis huesos, carne de mi carne».
Adán encontró su otra mitad. Tarde o temprano ustedes llegarán
a su crisis y procurarán su otra mitad; pero hermanos, si
ustedes no conocen la voluntad de Dios, algunas veces se van a
dejar llevar por sus emociones. Ahora, supongamos que un hermano
encuentra a una hermana, y cada vez que ella habla, le
parece una avecilla cantando. Y él decide invitar a ese pajarillo a
su casa, porque desea escuchar su canto cada mañana. Sin embargo,
después que se casa, en vez de escuchar el ave cantando
sólo escucha al león rugiendo.
¿Qué estuvo mal? No siguió la voluntad de Dios. Antes de
casarte, debes mantener tus ojos abiertos; después de casarte debes
mantener tus ojos cerrados. Sin embargo, desafortunadamente,
siempre hacemos lo contrario. Antes de casarte, tus ojos están
cerrados, y luego de casarte, tus ojos se abren. Antes de casarte,
Dios te da sabiduría, después de casarte Dios te da la cruz. Si
haces lo contrario, tendrás problemas toda tu vida.
Hermano, ¿amas la voluntad de Dios? Si preguntamos a los
hermanos qué es la voluntad de Dios, algunos jóvenes dirán:
«Es todo lo que va en contra de mi voluntad». Es por eso que
muchos jóvenes tienen miedo a enfrentar la voluntad de Dios.
Según ellos, aquella hermana debe ser un ángel, pero Dios nos
conoce muy bien. Y a veces piensan: «No; esta no es para mí»;
sin embargo, ella será una gran bendición si la recibes. Lo importante
es la voluntad de Dios. Entonces, en esta cuestión de
elegir una pareja, uno dice: «Yo quiero conocer la voluntad de
Dios». ¿Qué es la voluntad de Dios? Muy sencillo: el logos.
Cuando uno va a la Biblia, ella nos da los principios. Dios
131
nos ha hablado una vez. ¿Qué dice la Biblia? Que cuando uno
cree y el otro no cree, no pueden estar bajo el mismo yugo. Entonces,
esto está muy claro; es un principio muy importante.
Esto significa que siempre buscarás a alguien que ya haya creído
en el Señor. Esto es logos; esto es la voluntad de Dios. ¿Ustedes
lo saben claramente? Entonces deberían obedecer la Palabra
de Dios. Algunos sienten que esto es muy estricto o estrecho.
Pero, de hecho, esto no es ley. Hay muchos jóvenes que piensan
que es una limitación, que es una ley, No, hermanos, deben recordar
que esta es una magnífica protección. Cuando Dios dijo:
«Si pones tus manos en el fuego, te quemarás», y tú dices: «No
lo creo»; si luego pones las manos en el fuego, te quemarás. Así,
si tú no lo crees, después de casarte aprenderás una amarga lección.
Sin embargo, será demasiado tarde.
Entonces hermanos, tenemos que recordar que lo importante
es conocer la voluntad de Dios. Cuando llegamos a una determinada
edad, el Señor va a preparar toda clase de ambientes. Tienes
que mantener tus ojos bien abiertos y tener tu regla preparada;
entonces busca la otra mitad. Luego, cuando estés buscando
la voluntad de Dios, yo no sé cómo Dios te va a hablar. Probablemente,
cuando estés estudiando la Palabra y la Palabra de
Dios venga a ti, Dios te hablará una vez más, y entonces tendrás
claridad. Esa es la voluntad de Dios.
El Señor puede hablarte no sólo cuando estudias la Biblia o
cuando estás escuchando un mensaje. A través de la Palabra él
ya ha hablado contigo, eso está muy claro. Incluso cuando estamos
en la mesa del Señor, cuando nos acordamos del Señor,
cuando estamos dando gracias, o lo estamos alabando, entonces
puede venir un rhema. Hermanos, esto es muy importante, esto
se llama principio de la doble mención.
La razón por la que estudiamos la Biblia, es para que Dios
pueda hablarnos a través del logos, entonces conoceremos todos
los maravillosos principios. El Señor dijo: «El que cree no puede
estar bajo el mismo yugo con el que no cree». En el circo,
hemos visto a aquellos que cabalgan en dos caballos. Pero, ¿han
visto ustedes a un hombre cabalgando en dos caballos si estos
dos caballos toman diferentes direcciones? ¿Podría él hacer eso?
Es imposible. Así que, basados en esta palabra, ¿qué hermana es
para ti? ¿qué hermano es para ti? Hermano, ¿qué necesitas? Ne132
cesitas rhema; necesitas que Dios, a través del Espíritu Santo, te
hable una vez más. Esta es la Palabra de Dios, esto es rhema.
Hoy estás en la flor de la vida; por todas partes hay tentaciones
¿Cómo podrás resistir a las tentaciones? A través del rhema.
¿Cómo sabrás que hay lugares donde se supone no debas ir?
¿Cómo sabrás que hay cosas que no debes hacer? Hermanos,
este mundo está lleno de peligros. Si uno va a Internet, se encontrará
con un área de tentaciones. Cuando vamos por la calle, va a
encontrar tentación, o en la Universidad. En casa eres un buen
niño; incluso cuando estás trabajando en el computador y tus
padres están tan felices, porque «mi niño –dicen– está haciendo
la tarea»; sin embargo, hay tentaciones por todas partes. Entonces
¿cómo podrás resistir a la tentación? Como nuestro Señor
fue tentado y venció al enemigo de Dios. ¿Saben cómo? Cuando
el enemigo citó la Palabra de Dios (eso es logos, ¿cierto?), ¿qué
le respondió nuestro Señor? «También está escrito» (segunda
vez). Eso es rhema y por eso, con aquel rhema, por la gracia de
Dios, nosotros podemos vencer al enemigo. Entonces, hermano,
en todas partes necesitas rhema.
Hermanos, sin rhema ¿cómo podremos andar a través de este
desierto? Necesitamos el maná del cielo todos los días. De este
modo, el Señor puede hablar a nuestro corazón, sin embargo, sin
logos tampoco tenemos rhema. Por eso tenemos que estar familiarizados
con el logos.
Para tener ‘rhema’ debemos estar familiarizados con el
‘logos’
Según Pablo, debemos usar todos los tipos de sabiduría para
que la palabra de Cristo, o el logos de Cristo, habite en nosotros
ricamente. No importa el método que emplees. Si eres bueno
con la memoria, entonces memoriza un libro de corazón; en cambio,
si dices que tienes mala memoria, sigue el método del hermano
Campbell Morgan. Si vas a leer el libro de Mateo, léelo 50
veces – aunque para algunas personas es suficiente 10 veces,
depende de su memoria. ¿Cuál es el significado de 50 veces?
Que después de 50 veces, la Palabra de Dios ya ha sido impresa
en ti. Antes de eso, no tienes ninguna impresión, no tienes idea
de lo que el libro de Mateo trata; sin embargo, ahora tienes una
impresión: en los primeros 25 capítulos está Aquel que es mayor
133
que Salomón, y en los últimos 3 capítulos está aquel que es mayor
que Jonás. ¿Ven esto? Uno se queda con una impresión.
Cada uno de nosotros es distinto. Si tú tienes buena memoria,
será suficiente con 20 veces; sin embargo, para el hermano
Campbell Morgan eran necesarias 50 veces. ¿Qué significa esto?
Que antes de 50 veces nunca intentes tomar apuntes, ni intentes
consultar algún libro de referencia. Porque si vas a una biblioteca
y escoges un libro sobre Mateo, nuestra naturaleza humana es
tal, que lo más probable es que seas influenciado por ese libro.
Por esta razón, tienes que permitir que Dios te hable primero,
antes de consultar cualquier otro libro de referencia. Pero no nos
vayamos a los extremos. Nosotros de igual manera necesitamos
libros de referencia; pero no antes de que ya lo hayas leído 50 ó
70 veces. De esta forma el logos habitará en nosotros ricamente.
Debo mencionar otra cosa más. Algunos de ustedes que están
sumamente ocupados, probablemente no podrán dedicar
mucho tiempo a esto. Sin embargo, por lo menos deberían tomar
la decisión de leer toda la Biblia por lo menos una vez al
año. ¿Es eso muy difícil? ¡No! Cada día solamente 3 capítulos
del Antiguo Testamento y un capítulo del Nuevo. Si hacen esto
cada día (5 minutos en la mañana, 15 minutos en la tarde), después
de un año habrán leído la Biblia completa. Y cuando lleguen
a sus 40 años ó 50 años de edad (piensen esto), ya tendrán
20 ó 30 veces la Biblia en su corazón. Yo pienso que esto no es
tan difícil.
Una vez, un hermano había viajado a cierto lugar, y en el
living de la casa, encontró una Biblia familiar, una Biblia muy
grande. Cuando la tomó, descubrió que tenía un hoyo de tapa a
tapa. Él podía mirar a través de la Biblia. Él fue muy tocado por
esto. Supo que un gusano come-libros había hecho este hoyo. Él
le dijo al Señor: «Señor, por favor, hazme como ese gusano,
para que así pueda comer toda la Biblia desde Génesis hasta
Apocalipsis». Hermanos, ¿están dispuestos a hacerlo cada año?
Van a comerlo todo, desde Génesis hasta Apocalipsis.
Sin embargo, tal vez digas: «Yo siempre comienzo muy bien,
pero nunca termino mis proyectos». El primer mes, cada día,
estudias la Biblia; pero mañana tendrás un examen, entonces,
claro, no puedes olvidarte. Entonces te dices a ti mismo: «Después
del examen quiero volver a estudiar». Sin embargo, luego
134
tienes otro compromiso. Entonces te empujas una vez y otra
vez, pero después de un mes dices: «No puedo hacerlo», y renuncias.
Pero, gracias a Dios, tú eres realmente bendecido, porque
vives en la iglesia; hay muchos hermanos a tu alrededor. Si
estudiaras la Biblia solo, nunca durarías.
Muchos hermanos en Brasil lo han hecho muy bien, especialmente
cuando viven en la misma localidad, porque los hermanos
se ayudan y alientan mutuamente. Por esta razón, todos
terminaron su proyecto. Necesitamos de la ayuda de los hermanos
y hermanas. Pueden chequearse unos con otros, o puedes ir
a uno de los hermanos más ancianos o ancianas, y decirles: «Nunca
llegaré al final solo; por favor, hermano, llámeme cada día y
chequee conmigo». Si le das la autoridad, él va a chequear contigo
cada día. Es muy doloroso tener siempre a alguien a tus
espaldas, sin embargo, gradualmente se torna tan natural que se
hace parte de tu vida. Esta es la manera en que la Palabra de Dios
crecerá ricamente en nosotros.
Leamos Colosenses capítulo 3:16. (El capítulo 3, versículo
16, en el Nuevo Testamento es siempre un versículo importante;
también en Colosenses): «La palabra de Cristo more en abundancia
en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros
en toda sabiduría…». ¿Cómo puede morar abundantemente la
palabra de Cristo en nosotros? Necesitamos toda sabiduría; entonces
cualquier método funcionará. Si tienes una buena memoria,
memoriza la Palabra de corazón, pero si tienes mala memoria,
lee la Biblia una y otra vez. Esto se llama ‘memorización
compulsiva’, y consiste en repetir una y otra vez. Finalmente, si
es posible, lee la Palabra de Dios cada día. Intenta comer, como
aquel gusano, desde Génesis hasta Apocalipsis una vez al año.
Eso es el logos; pero ¿cómo obtendremos el rhema?
Cómo obtenemos el ‘rhema’
Hay otro versículo, espero que ustedes puedan recordarlo. Es
Juan 15:7: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen
en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho». La
palabra mencionada aquí es rhema: «Si permanecéis en mí, y mi
rhema permanece en vosotros...». Entonces el secreto es que si
permanecemos en el Señor, si permanecemos en Cristo, no solamente
en Cristo, sino que permaneciendo en Cristo, teniendo
135
una maravillosa comunión con el Señor, basados en la Palabra
de Dios, basados en el Logos, entonces la Biblia dice: «Mis
rhemas permanecen en vosotros». ¿Qué significa esto? Que tenemos
que buscar los rhemas, tenemos que esperar en la presencia
del Señor y sólo esperar, buscando su Palabra, y aunque no la
entiendas, o si no estás claro, entonces tú sólo esperas delante
del Señor, y si habitas en Cristo, descubrirás que sus rhemas
habitarán en ti. Así que, la meditación es muy importante (meditar
en la Palabra de Dios).
Supongamos que memorizas el libro completo de Hebreos.
Eso es la Palabra de Dios, es logos; luego meditas en ella cuando
vas en el metro, o en el bus o incluso cuando estás muy ocupado,
entonces habitas en el Señor, esperas delante del Señor, al igual
que María. Porque según la Biblia, María meditaba en la Palabra
de Dios; ella quería saber cuál era su significado. Hermano, si
habitas en Cristo, su rhema habitará en ti. Ese es el secreto. Espero
que ahora entendamos que cuando Dios habla, siempre habla
dos veces. A través de la Biblia él ha hablado a nosotros una vez,
y a través del Espíritu Santo él nos va hablar una vez más. Va a
hacer que esto sea algo vivo, personal, va a hacer la palabra subjetiva,
poderosa, para que podamos seguir al Señor.
Hermano, si estudias las historias de los misioneros, ¿por qué
ellos renunciaron a sus hogares, pasando casi todas sus vidas en
tierras extrañas? Uno descubre que fue la Palabra de vida, la
Palabra de Dios que vino a ellos, y tuvieron que obedecer al
Señor. Este es el principio de la doble mención. Sin embargo, si
realmente te ocupas de la Palabra de Dios, del logos ¿cómo vas
a entender la Palabra? Nuevamente, es el principio de la doble
mención. Sólo la Palabra de Dios puede interpretar la Palabra de
Dios; eso significa que Dios no habla solamente una vez, Dios
tiene que hablar otra vez. Tenemos dos pasajes; entonces este
pasaje va a explicar aquel otro pasaje. Es por esto que cuando
nuestro Señor fue tentado, él dijo: «También está escrito».
El principio de interpretar la Palabra con la Palabra
Esto es algo importante. Si solamente tomamos en cuenta
una porción de la Biblia, estarás en peligro, porque puedes mal
entender la Palabra de Dios. El Señor dijo: «Si tus ojos te hacen
pecar, sácatelos». Mi hermano, ¿eso quiere decir que si amas al
136
Señor, y quieres seguirlo, deberás ir a la cocina y sacarte los
ojos? El Señor dijo: «Tienes que cortarte uno de tus miembros».
Esta es la Palabra de Dios. Ahora, si de hecho quieres conocer la
voluntad de Dios, entonces debes saber que nuestro cuerpo es el
lugar de habitación del Espíritu Santo. Es así que para glorificar
a nuestro Dios a través de nuestros cuerpos, todos deberíamos
cuidar de nuestros propios cuerpos. Entonces descubrimos que
también esta escrito. De este modo descubrirás la voluntad de
Dios.
¿Saben? Nuestra carne siempre tiende a ir hacia los extremos.
Si deseamos conocer el logos correctamente, el principio
es muy simple: entender la Palabra es interpretar la Palabra con
la Palabra. Es por eso que tenemos el Salmo 36, que dice: «En tu
luz vemos la luz». Hay dos luces aquí: la Palabra de Dios nos
dará luz; pero si hay solamente una luz, no hay interpretación,
no sabrás nada en lo absoluto.
Por ejemplo, en el evangelio de Juan recordarán cuando Pedro
negó al Señor, en torno a una fogata. La Biblia dice ‘fuego
de carbón’. Luego, una mañana, después de la resurrección del
Señor, recordarán cuando nuestro Señor le pregunta a Pedro:
«¿Me amas más que a éstos?». Entonces descubrimos en la playa
otro fuego de carbón. Esto es muy interesante: en todo el
Nuevo Testamento, el fuego de carbón sólo aparece dos veces.
La primera, cuando Pedro negó a nuestro Señor tres veces, y
luego, cuando el Señor le dijo tres veces: «¿Me amas más que
éstos?». ¿No es algo interesante? Delante del fuego, Pedro negó
al Señor tres veces; ahora tenemos otra vez el fuego de carbón
donde Pedro no negó al Señor, diciendo: «Señor, tú sabes que te
amo». Tres negaciones y tres confesiones. Dos fuegos de carbón,
en estos dos fuegos de carbón obtenemos la Palabra de
Dios. Entonces necesitamos la Palabra de Dios para explicar la
Palabra de Dios. Si deseamos comprender el logos –porque el
logos es como el universo– tenemos que encontrar ahí la simetría,
el equilibrio.
El texto debe entenderse en su contexto
Hermanos, por ejemplo: ¿Cómo sabemos lo que es el reino
de los cielos? ¿Cómo definiremos el reino de los cielos? Esa
definición se encuentra en la oración de nuestro Señor y descu137
briremos que hay poesía ahí. Aquí encontramos un paralelismo;
así sabremos como un pasaje interpreta al otro. «Padre nuestro
que estás en los cielos, venga tu reino». ¿Qué es el reino de los
cielos? Porque este reino pertenece a nuestro Padre que está en
los cielos ¿Entonces qué ocurre? «Sea hecha tu voluntad aquí
en la tierra como en el cielo».
La voluntad de Dios no tiene problemas en el cielo; el problema
está en la tierra. Cada vez que el reino de los cielos baja a
la tierra, cuando realmente descubrimos el cielo en la tierra, de
ese modo la voluntad de Dios es hecha aquí, así como en los
cielos, y cuando esto ocurre, aunque estás en la tierra, en verdad
estás en los cielos. Es el cielo en la tierra, es el reino de los cielos.
Hermanos, ¿cómo definiremos el reino de los cielos? A partir de
la Palabra de Dios, tenemos que mirar el contexto, no podemos
sacar algo simplemente fuera del contexto. Entonces la Biblia se
va a explicar a sí misma.
¿Qué dice la Biblia con respecto a los siete candeleros? La
Biblia dice que los siete candeleros representan las siete iglesias.
Ahora, necesitas que Dios hable una vez más. Entonces, para
entender la Palabra de Dios es muy simple: necesitas leer el contexto,
y si a partir del contexto no obtienes la respuesta tienes
que procurar en el mismo libro. Por ejemplo: Si deseas entender
Apocalipsis, si en el contexto no logras ver la interpretación, por
ejemplo: el hijo varón que ha sido arrebatado a los cielos. ¿Cómo
vas a interpretar este hijo varón? Tenemos que leer el contexto,
el contexto ya dice que él gobernará a las naciones con vara de
hierro, esto es muy claro, esto es un hijo varón. Entonces ¿quién
va a gobernar las naciones con vara de hierro? Luego encuentras
que en el libro de Apocalipsis ya está explicado. Cuando nuestro
Señor llamó a los vencedores, especialmente a Tiatira, dijo: «Al
que venciere … yo le daré autoridad sobre las naciones, y las
regirá con vara de hierro»; y cuando llegamos al capítulo 19
sabemos que se refiere a nuestro Señor y que él durante un milenio
gobernará las naciones con vara de hierro. Así que ahora es claro:
el hijo varón se puede referir a nuestro Señor o se puede
referir a los vencedores. Ahora tenemos que juzgar de acuerdo al
contexto. ¿Ven que es así como llegamos a la conclusión acerca
de quién es el hijo varón? Esto es muy, muy importante.
Voy a darles otra ilustración. Volvamos a Isaías 7:14: «Por
138
tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá,
y dará a luz un hijo y llamará su nombre Emanuel». Con
este versículo no tenemos problema, porque sabemos a través
de esta palabra profética que Jesús iba a nacer de María, la virgen.
Este nacimiento fue predicho 800 años antes de Cristo.
Porque todos somos la simiente del hombre, solamente Jesús es
la simiente de la mujer.
Ahora, si uno pregunta a los rabinos, ellos tienen un problema
porque dicen que la palabra ‘virgen’ en hebreo tiene dos traducciones:
puede significar virgen, sin embargo, también puede
significar mujer joven. Entonces, si hay dos posibilidades, ¿cómo
sabemos cuál de ellas es correcta? Pero si leemos el contexto, es
muy simple, porque la Biblia dice: «el Señor mismo os dará
señal; he aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo.»
Esto esta muy claro, es una señal. Señal significa que es un evento
que no ocurre todos los días, que no ocurre con mucha frecuencia.
Ahora supongamos que cambiamos la palabra ‘virgen’ por
‘mujer joven’, entonces diremos: «He aquí una mujer joven concebirá,
y dará a luz un hijo», pero esto ocurre cada día. Nunca
llamamos a esto una señal; solamente cuando una virgen concibe
y da a luz un hijo es una señal. Tenemos que recordar que, por
el contexto, la única palabra correcta aquí es virgen.
Estás contento, pero no estás demasiado feliz, a pesar de que
esta es una buena explicación. Pero tú quieres que esa verdad
del nacimiento de una virgen esté basado un muy buen fundamento,
por esto, Dios tiene que hablar una vez más. Dios habló
en Isaías 7:14; no obstante, vayamos ahora a Mateo 1:23: «He
aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su
nombre Emmanuel que traducido es Dios con nosotros». Aquí
Dios habla una vez más, sin embargo, ahora Dios habló en griego.
En el Antiguo Testamento, Dios habló en hebreo, pero ahora
el problema esta resuelto, porque en griego la palabra ‘virgen’
sólo puede significar ‘virgen’, nunca podrá significar ‘mujer joven’.
Ahora, hermanos, el problema está resuelto, conocemos que
el nacimiento virginal está bien establecido en la Palabra de Dios.
Es así como conocemos la verdad; todo está conectado con la
verdad. Hermanos, la Palabra de Dios es tan exacta que finalmente
encontraremos la verdad. Esto es acerca del logos. Si de139
seamos conocer el logos, necesitamos que la Palabra de Dios
interprete la Palabra de Dios, y por esta razón Dios tiene que
hablar una vez más, y este es el principio de la doble mención.
Luego llegamos al rhema, si nosotros tenemos la palabra de vida.
¿Cómo estar seguros de que es la verdad? Algunas veces es algo
muy subjetivo, porque si no estamos siendo tratados por el Espíritu
Santo, entonces frecuentemente inyectamos nuestros deseos
en la Palabra.
Cómo conocer la voluntad de Dios tocante al cónyuge
Conozco a un hermano que se enamoró de una hermana, entonces
él pensaba: esta debe ser la voluntad de Dios. Él estaba
tan obsesionado con ella, que pensaba que ella debía ser y cuando
leía en la Biblia todos los versículos en contra de ese matrimonio,
aunque los había leído, no los había oído. Sin embargo,
porque ella es la única, entonces en cada pasaje a favor de su
matrimonio él dice: «Esta es la voluntad de Dios». ¿Ven esto,
hermanos?
El problema es el siguiente: Si un hermano viene a ti, en realidad
él no quiere tu opinión, porque él ya tiene su propia idea.
Él se quiere casar con esa hermana; sin embargo, él viene a ti y te
pregunta. Pero yo pienso que antes de la pregunta él ya tiene la
respuesta. Todo lo que quiere es el consentimiento de alguien
más, porque no está seguro. Hermanos, de alguna manera él piensa
que tiene la Palabra de Dios, que él tiene el rhema; sin embargo,
no está muy seguro.
Mis hermanos, ¿cómo conocerán con exactitud la voluntad
de Dios? Algunas veces, cuando manejas el auto, ya has puesto
la primera velocidad, eso significa que quieres avanzar, y aún
preguntas: ¿Debo avanzar o no? Sin embargo, ya lo has decidido;
está muy claro para ti. No obstante, si estas buscando la voluntad
de Dios, tienes que poner el cambio en neutro y debes
preguntar al Señor si debes ir hacia delante o hacia atrás. Eso
depende de nuestra condición; porque si nunca hemos sido tratados
por la cruz entonces algunas veces nuestras emociones
son tan grandes que tú dices: «Quiero la voluntad de Dios», pero
de hecho ya has puesto primera velocidad, y cuando estudias la
Biblia, esos pasajes que van en contra no los has visto; sin embargo,
ves aquellos versículos que aparentemente están a favor
140
del matrimonio, y entonces dices: «Esta es la voluntad de Dios»,
pero no lo es, porque ya has sido tomado por tu pasión o tus
emociones y te vuelves ciego, y usas la Palabra de Dios para
apoyarte.
¿Cómo vamos a ser libertados de una situación como esta?
Otra vez, si el Señor verdaderamente te da un rhema, lo hace no
solamente una vez sino que siempre dos veces. Cuando tienes
una cosa dos veces significa que estás seguro; tienes la confirmación.
Pero quizás ese rhema no sólo venga de leer la Palabra,
sino que también algunas veces tienes comunión con tus padres
y hablas con ellos, porque deseas su opinión, o también tienes
comunión con los hermanos y hermanas más experimentados
de la iglesia, o cuando estás en la mesa del Señor. Hermano,
entonces serás capaz de saber la voluntad de Dios.
Cuando el hermano Watchman Nee tenía la edad de ustedes,
se enamoró de una chica, pero ella no era salva. Ella era la flor de
la Universidad; entonces el decidió tomarla como su novia; sin
embargo, ella no creía en el Señor. ¿Pueden creer? Con la elocuencia
que tenía el hermano Nee, no fue capaz de convencerla,
no fue capaz de que se convirtiera. Sin embargo, hermanos, él
estaba luchando en la presencia del Señor. Un día él estaba caminando
bajo la luz de la luna, cuando una porción del libro de
Salmos vino a él y confesó al Señor: «Yo no puedo decir como
el salmista ‘Aparte de ti, no tengo a nadie en los cielos y no
tengo a nadie en esta tierra», y dijo: «Señor, permíteme tenerla,
yo estoy dispuesto a ir hasta Mongolia o lugares muy lejanos a
predicar el evangelio por amor de ti». Pero el Señor dijo: «No».
Finalmente él le dijo «Sí» al Señor. Después de que él dijo «Sí»
al Señor, salió fuera de la ciudad y predicó el evangelio. Hermanos,
lo que Dios deseaba del hermano Nee era la obediencia y
después que él obedeció, finalmente se casó con esa chica y ella
se tornó en la señora Nee. Finalmente ella fue salva.
Estas cosas pasan todo el tiempo a los jóvenes. Entonces,
¿estás dispuesto a seguir al Señor? ¿Han observado que Moisés
conoció a su esposa frente al pozo, y lo mismo ocurrió con Isaac,
que encontró a Rebeca frente al pozo? ¿Por qué frente al pozo?
Tenemos que ir más profundo. Si de hecho esperas en la presencia
del Señor, habitando en Cristo, entonces conocerás la voluntad
de Dios; pero, ¡cuidado!, algunas veces podemos ser lleva141
dos por nuestras emociones, así que lo que necesitas es lo siguiente:
que Dios hable otra vez y si eso es rhema, nunca la
perderás. Entonces Dios va a confirmar el rhema yo no sé cómo,
pero si pones la caja de cambio en neutro conocerás la voluntad
de Dios.
Finalmente, déjenme darles una ilustración de la Biblia. ¿Recuerdan
aquellos magos que vinieron del oriente? Ellos vieron
la estrella en el oriente, y después de viajar por más de un año,
fueron a Jerusalén. Eso es rhema. ¿Cómo sabemos eso? Porque
cuando estudiaron el libro de Números, de acuerdo a la profecía,
una estrella saldría de Jacob. ¿Ven eso? Esto es logos; pero cuando
Dios habla una vez más a aquellos magos a través de la observación
de los cielos, ellos encontraron la estrella. ¿Qué significa
esto? Este es el principio del rhema. Fue por causa de este rhema
que ellos fueron a Jerusalén. De hecho, cometieron un error porque
debían ir a Belén, sin embargo, fueron extraviados porque
siguieron sus sentidos: Todos los reyes de hecho deberían nacer
en la capital, y como Jesús era el Rey de los judíos ellos ya
sabían donde ir: por supuesto que a Jerusalén.
Luego en Jerusalén, aquellos eruditos de la Biblia buscaron
en Miqueas, y dijeron: «Cristo debe nacer en Belén». Ahora hermanos,
después de decir adiós a Jerusalén –nos dice la Palabra–
que aquella estrella que ellos habían visto en el oriente un año
atrás apareció una vez más. Gracias a Dios, con esa estrella descubrieron
la dirección detallada de donde se encontraba nuestro
Señor Jesucristo. ¿Ven eso? La estrella significa el rhema. La
estrella no apareció sólo una vez sino que apareció por segunda
y tercera vez. Ahora estás seguro de que de esta manera seguirás
la unción del Señor y, más que eso, ahora conoces la voluntad de
Dios.
Hermano, cuando estudias el evangelio según Mateo, 22 dobles
menciones nos van a deletrear el principio de la doble mención.
En general, Dios nos habla la primera vez en la Biblia en
nuestra vida diaria para nuestra guianza, para nuestro fortalecimiento,
para nuestro vivir. Luego descubrirás que Dios hablará
una vez más por medio del Espíritu Santo. Entonces tenemos fe,
entonces sabemos cuándo seguir, conocemos la voluntad de Dios.
Ahora tenemos la fuerza para consagrarnos. Dios nos va hablar
una vez más hoy día de una manera muy subjetiva y con poder.
142
Hermanos y hermanas, Dios ya nos ha hablado una vez, pero él
les va a hablar una vez más hoy a ustedes.
En este asunto del logos, ¿cómo puedes entender la Biblia?
Necesitas que la Palabra de Dios interprete la Palabra de Dios.
«En tu luz vemos la luz». Gracias a Dios, «también está escrito».
Entonces sabremos cómo interpretar la Palabra. Ahora, cuando
llegamos al rhema, ¿cuántas veces somos llevados por nuestras
emociones? Pero gracias a Dios, podemos estar seguros. Por un
lado, tenemos que poner la caja de cambio en neutro, y también, si
es la voluntad de Dios, si es rhema, Dios va hablar una vez más. Y
si es la estrella que has visto en el oriente, ¿cómo puedes llegar al
lugar donde está nuestro Señor? Entonces descubrirás que esa estrella
va aparecer una vez más; así encontrarás a nuestro Señor.
Hermanos, el camino es muy claro desde la Palabra de Dios.
Este es sólo el comienzo
Hermanos, ¿han notado que hemos pasado este fin de semana
haciendo nada, excepto comenzando por la Palabra de Dios
para mostrarnos cómo podemos entrar en la cosecha de la Palabra?
Pero, ¿esto es todo lo que yo deseaba hablar? No. Pero
pienso que es un buen momento para detenernos. No necesitan
más mensajes, lo que necesitan es trabajar. No esperen hasta
mañana, porque el mañana pertenece al Señor; el ahora y el hoy
son tuyos. Entonces, hermanos, comiencen hoy, conságrense al
Señor y díganle que lo quieren seguir. Y, hermanos, esto tiene
que ser parte de su vida. Cuando sigan al Señor tendrán muchas
preguntas; algunas veces encontrarán dificultades. Si, por la voluntad
de Dios, nosotros tuviéramos otra ocasión, podremos ir
más profundo.
Lo que han oído este fin de semana es muy básico. Cuando
alguien estudia Física, primero tiene Álgebra 101, luego tienes
102 y luego 103, y cuando llega a Álgebra 201 significa que ya
ha llegado al segundo año. 301 significa que va en el tercer año;
402 que está casi graduándose y cuando llega al 501 ya está
graduado. Cuando llega al 601 ya casi ha obtenido su doctorado.
Entonces, hermanos, lo que hemos compartido este fin de
semana es muy básico, muy fundamental, es 101. Pero les voy a
decir que, si es la voluntad de Dios, a mí me gustaría ayudarlos
a proseguir adelante. Pero no estoy seguro de que todos van a
143
llegar al segundo año; no todos se van a graduar, sin embargo
vamos a seguir adelante. Así que, si realmente necesitan ayuda,
sólo infórmenme, estoy dispuesto a ayudar. Pero teníamos que
empezar por algún lugar.
Que el Señor hable a nuestros corazones, incluso en este tiempo
limitado. Que, al menos, sepamos algo básico, para de aquí
avanzar. Gracias a Dios por ustedes.
Este entrenamiento es muy diferente del de Brasil. El entrenamiento
de Brasil es para todos los hermanos y hermanas, de
todos los trasfondos. Allí es casi como si estuviésemos plantando
la semilla sin saber qué pasará después. Sin embargo, lo que
el Señor está haciendo aquí es diferente. Ustedes son muy afortunados
de que algunos hermanos y hermanas estén a su lado.
La vida de iglesia es una realidad para ustedes; no pueden vivir
sin el Señor, no pueden vivir sin los hermanos o hermanas. Entonces,
es muy diferente.
Si comenzamos algo, toda la iglesia esta detrás de ti, toda la
iglesia te está apoyando. Entonces, para la generación más joven,
para el futuro de la iglesia, para el mañana de la iglesia, es el Señor
quien la toma. Entonces, hermanos, gracias a Dios, si este es un
buen comienzo y nosotros tenemos como meta la cosecha de la
Palabra de Dios; si el Señor es misericordioso, sólo esperen por
diez o veinte años; quién sabe si el Señor hará una maravillosa
obra entre ustedes. Y probablemente por medio de ustedes, si son
fieles, él va a hacer un reavivamiento en esta tierra. Nosotros creemos
que el Señor puede hacer una obra maravillosa.
Ahora vamos a estar en la presencia del Señor, consagrándonos
a él. Díganle: «Señor, úsanos. No permitas que nos alejemos
luego que nos has dado tanto este fin de semana. Oramos para
que esta palabra se vuelva parte de nuestras vidas».
Esto es todo lo que yo tengo que decir. Vamos a orar: Padre,
te damos gracias por tu Palabra. Te damos gracias por tu amor
y por tu misericordia. Padre, traduce esta palabra en nosotros
por tu Espíritu Santo, y que, de hecho, tengamos en Chile, quizás
en algunos años, una gran cosecha de tu Palabra. En el
nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
***
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