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EL ETERNO CONSEJO DE DIOS - Christian Chen

Christian Chen
El eterno consejo de Dios
Una vislumbre en los libros de Génesis y Apocalipsis
Primera edición: Agosto 2004
Los mensajes fueron transcritos desde grabaciones de audio y editados
levemente sólo para dar mayor claridad al texto, pero conservando
su forma hablada original.
Todas las citas de las Escrituras están tomadas de la versión Reina-
Valera, 1960.
Edición: Jairo Dos Santos, Eliseo Apablaza
Diseño & Diagramación: Mario Contreras
EDICIONES «AGUAS VIVAS»
Temuco, Chile.
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INDICE
Presentación ......................................................................... 7
1 Una visión celestial .......................................................... 9
2 Simetría entre Génesis y Apocalipsis ............................. 29
3 Una tragedia en el planeta Tierra ................................... 49
4 Los comienzos en territorio enemigo .............................. 61
5 La consumación del propósito eterno ............................ 81
6
«Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin,
dice el Señor…» (Apocalipsis 1:8a).
7
PRESENTACIÓN
En el Retiro de Rucacura (Chile), en el mes de enero de
2004, el hermano Christian Chen impartió una serie de cinco
mensajes sobre el tema «El eterno consejo de Dios: Una vislumbre
en los libros de Génesis y Apocalipsis». Durante esos
días, el hermano Chen fue usado por Dios para abrir las Escrituras
y conducir a los hermanos en una mirada al maravilloso
propósito de Dios en Cristo Jesús.
El propósito de Dios es reunir todo el universo en Cristo,
el Cordero que fue inmolado, en la consumación de los tiempos.
Su trono será el centro del universo en las edades futuras.
Ahora bien, este propósito de Dios nos es revelado en las
Escrituras, específicamente en el primer y en el último libro:
Génesis y Apocalipsis. El Señor Jesús dijo: «Yo soy el Alfa y la
Omega, principio y fin». Concordantemente, el libro Alfa y el
libro Omega de la Biblia –Génesis y Apocalipsis–, nos hablan
de este propósito eterno, de su principio y su consumación.
Al unir estos dos libros y compararlos, especialmente los
primeros capítulos de Génesis con los últimos de Apocalipsis,
se ve cómo se complementan y explican, configurando
una simetría de espejo, una correspondencia de uno a uno.
Así se develan claramente misterios como, por ejemplo, el
huerto de Edén, las bodas de Adán y Eva, el árbol de la vida,
la serpiente, Babel, Nimrod, la batalla de Abraham contra los
cuatro reyes, entre otros muchos.
8
Necesitamos de Apocalipsis para interpretar Génesis – nos
dirá el autor. Igualmente, necesitamos de Génesis para interpretar
Apocalipsis. Esta es una importante lección que la simetría
entre estos dos libros de la Biblia nos enseña.
Rogamos al Señor que, en su gracia, use estos mensajes
aquí transcritos para la gloria de Su Nombre –porque de él, y
por él y para él son todas las cosas– y para la edificación de su
amada, la Iglesia.
Los editores
9
Capítulo 1
Una visión celestial
«...Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de
Dios» (Hechos 20:27).
Vamos a detenernos en esta frase: «Todo el conse-jo de
Dios». La iglesia en Éfeso debía conocer todo el con
sejo de Dios; hoy también nosotros debemos conocer
todo el consejo de Dios.
Vamos a leer Apocalipsis 1:8: «Yo soy el Alfa y la Omega
... dice el Señor». Y luego leamos el último capítulo del último
libro del Nuevo Testamento, Apocalipsis 22:12: «He aquí
yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar
a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el
principio y el fin, el primero y el último». El tema de esta
conferencia es el consejo eterno de Dios, y me gustaría abordarlo
desde un ángulo específico – porque es posible abordar
este tema desde diferentes ángulos. Yo voy a tomar un aspecto,
tomando como base lo que se nos muestra en Apocalipsis.
Nuestro Señor dijo: «Yo soy el Alfa y la Omega». Sabemos
que en el alfabeto griego, alfa es la primera letra, y ome10
ga es la última. En español, la primera letra es la A, y la última,
la Z. Entonces, Dios dijo: «Yo soy la A y la Z», o «Yo soy
el Alfa y la Omega». El Señor mismo explica eso, diciendo:
«He aquí, yo vengo pronto ... Yo soy el Alfa y la Omega».
¿Qué significa eso? Alfa significa el primero; omega significa
el último. Y por eso él dijo: «Yo soy el Alfa y la Omega, el
primero y el último». Pero más que eso, el Señor nos va a
explicar aún con más claridad: alfa significa el principio, y
omega el final. Por eso dice: «Yo soy el Alfa y la Omega, el
principio y el fin, el primero y el último».
Si nosotros queremos conocer cualquier cosa acerca del
universo, debemos ver que este universo tuvo un principio, y
tendrá un fin. Y Dios dice: «Yo soy el principio y el fin». Así,
el universo empieza con Dios y termina con Dios. El universo
pierde su significado si omitimos a Dios. Si queremos conocer
cualquier cosa acerca del universo, debemos saber que
Dios dijo: «Yo soy el principio y el fin». Gracias a Dios, Dios
nuestro Señor es el comienzo, el Alfa, y el fin, la Omega, del
universo. Él es el primero y el último, el principio y el fin.
Y más aún, él quiere explicarnos el secreto del universo.
¿Cómo nosotros conocemos este universo? Es un enigma.
Muchos científicos trabajan intentando descubrir el misterio
de este universo, tratando de obtener algunas respuestas. Pero
he aquí que Dios no sólo se revela a través de su creación,
sino también nos ha dado un libro maravilloso: los sesenta y
seis libros de las Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis.
A través de ellos, podemos empezar a penetrar en los secretos
de este universo.
Como producto de sus investigaciones, los científicos han
obtenido respuestas, pero sólo respuestas parciales. Si realmente
queremos conocer la historia del universo, tenemos que
permitir que Dios mismo nos hable. En este maravilloso libro,
la Biblia, Dios se revela a sí mismo. Creo que nosotros
somos las personas que tenemos más bendiciones, pues aunque
los científicos conocen algo acerca del universo, su conocimiento
es parcial. En cambio, nosotros tenemos todo el consejo
de Dios, tenemos todo el conocimiento acerca de este
11
universo, porque Dios ha derramado su corazón en la Biblia.
La metáfora de Brasilia
Ustedes saben que en Brasil hay una ciudad llamada Brasilia.
Muchos años, muchos siglos atrás, no había ninguna
ciudad llamada así en este planeta. Pero hoy sabemos que
Brasilia es la capital de Brasil. Si ustedes quieren conocer su
historia, pueden visitarla hoy. Es una ciudad famosa por su
arquitectura. Muchos expertos en arquitectura vienen de todas
partes del mundo para ver esta maravillosa obra maestra.
Si usted visita esa ciudad hoy, va a conocer algunas cosas de
ella; sin embargo, cada persona abordará la ciudad desde distintos
ángulos, y cada una podrá apreciar esa ciudad desde
una perspectiva diferente. Si usted pudiera estar tres meses
allí, podría hacer una investigación profunda y obtener todos
los datos acerca de la ciudad.
Esto es exactamente lo que los científicos han hecho en el
campo de la ciencia. Cuando ellos observan el universo, reúnen
todos los datos, los estudian, e intentan obtener algún
conocimiento a partir de la información recolectada. A esto
llamamos ciencia. De la misma manera, suponiendo que usted
visita Brasilia y reúne algunos datos, ciertamente tendrá
algún conocimiento de la ciudad. Pero si usted realmente quiere
adentrarse en el secreto de esta ciudad, lo mejor sería conocer
a quien construyó la ciudad. Él fue un gran arquitecto, uno de
los más famosos de Brasil.
Antes de la construcción de la ciudad había solamente un
descampado en ese lugar. Él estaba allí, casi en el centro del
país, pero no había nada a su alrededor. Pero un día, una ciudad
salió de la nada. Cuando el constructor estaba en pie allí,
en verdad, la ciudad ya estaba en su mente. Como arquitecto,
él tenía un diseño de esa gran ciudad. Él deseaba construir la
ciudad que iba a ser la capital de Brasil, el centro al cual iban
a mirar todos los brasileños, y que iba a representar el alma de
Brasil.
Ahora, ¿qué tipo de ciudad iba a ser? ¿De qué forma la
ciudad iba a representar a Brasil? ¿Cómo debería ser para que
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fuera el orgullo de los brasileños? En aquel momento, aunque
no se veía la ciudad, ella ya estaba en la mente del arquitecto.
Mucho antes de que fuera construida había una voluntad, y
tras la voluntad había un deseo, había un proyecto. Podemos
decir que la ciudad estaba en él, en su mente. Entonces, es a
partir de allí que tenemos que empezar nuestro conocimiento
de Brasilia, si queremos conocer toda su historia. Tenemos
que empezar con el constructor de la ciudad.
Teniendo esta imagen en nuestras mentes, podemos ser
capaces de comprender la carta a los Efesios. Antes de la fundación
del mundo, este universo ya estaba en la mente de
Dios. Había una voluntad antes de la fundación del mundo. A
eso llamamos la voluntad eterna de Dios, el consejo eterno de
Dios. Todo empezó allí. Lo mismo sucede con el arquitecto
de Brasilia, hemos de permitir que él nos cuente su historia.
¿Cómo podemos saber lo que pasó en su mente? El mundo no
lo sabe. Pero supongamos que un día podemos visitarlo, y él
nos cuenta todo. O bien, leemos el libro que escribió sobre la
historia de Brasilia.
¿Quién es la persona más calificada para contarnos todo
acerca de Brasilia? Nadie mejor que este gran arquitecto. Ahora
podemos verdaderamente saber. Y este conocimiento es diferente
del conocimiento que podríamos obtener visitando Brasilia.
Nosotros podemos reunir alguna información, podemos
quedar muy impresionados con la ciudad, y hablar a nuestros
amigos de lo que vimos allí. Sin embargo, todavía nuestro
conocimiento es parcial. Eso es lo que los científicos hacen
hoy. Nosotros damos gracias a Dios por los esfuerzos que
ellos realizan, pues con su trabajo hemos empezado a conocer
algo acerca del universo. Sin embargo, éste es sólo un conocimiento
parcial, no es la imagen exacta.
Si usted visita Brasilia, y quiere tener un conocimiento verdadero
acerca de ella, debe leer el libro que escribió este arquitecto.
Él le contará que cuando estaba en pie en aquel lugar
donde no había nada, la ciudad de Brasilia ya estaba en él. En
su mente, él ya había visto la gran ciudad.
Si nosotros volamos en un helicóptero sobre Brasilia, ve13
remos que la ciudad fue construida con la forma de un avión
Jumbo 747, y que el Palacio Presidencial es el lugar en que
estaría el piloto. Al mirarla desde arriba, usted va a conocer
algo que nunca había conocido antes. Ahora, ¿cómo lo sabemos?
Porque el mismo constructor lo reveló. Él contó toda la
historia. Él dijo: «Antes de la fundación de la ciudad, ya tenía
la forma de un 747 en mi mente, y toda la ciudad fue construida
de acuerdo a este diseño». Entonces, el arquitecto dibujó
los planos. Los amigos que visitaban su oficina le preguntaban:
«¿Qué es esto?», y él contestaba: «Ese es el proyecto de
la ciudad que voy a construir». Y ese proyecto estaba de acuerdo
a lo que él había visto en su mente.
En el principio, la ciudad estaba en él; pero ahora él iba a
construirla con el apoyo de muchos ingenieros y constructores
que iban a ejecutar este plano. Así, un día la ciudad fue
construida de acuerdo a este diseño. Cuando concluyó su plan,
podemos decir que llegó a la omega de su obra. Si usted quiere
saber el principio y el fin de la ciudad, tiene dos fuentes de
conocimiento. Una, la experiencia de visitar la ciudad, y la
otra es la revelación dada a conocer a usted por el constructor
de la misma.
Hermanos y hermanas, si nosotros queremos tener el conocimiento
completo, no sólo un conocimiento parcial, necesitamos
revelación. Es por eso que Pablo ora por cada uno de
nosotros, para que nos sea dado el espíritu de revelación, y
podamos tener un conocimiento completo de Dios. En griego,
la palabra conocimiento que Pablo usa significa ‘conocimiento
completo’. Nosotros tenemos un privilegio muy grande,
pues sabemos mucho más que los científicos. Damos gracias
a Dios por la contribución de ellos, pero después que
ellos reúnen todos los datos e informaciones, y emiten un juicio,
pueden estar en lo correcto o pueden estar equivocados.
Por eso, si queremos tener el conocimiento correcto, tenemos
que ir al constructor mismo.
Con esta luz, si usted visita Brasilia de nuevo, va a conocer
mucho más acerca de la ciudad, va a entender que fue construida
en la forma de un avión 747. Y cuando maneje por la
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ciudad, podrá decir: «Aquí estamos en un ala del avión», o
«Estamos en la cola del avión». O, si visita el Palacio Presidencial,
podrá decir: «Estamos en el asiento del piloto». Sin el
conocimiento que ha sido revelado por el constructor de la
ciudad, usted podría visitarla mil veces y tener toda la información;
podría ser un experto acerca de la ciudad, pero si no
la ha visto desde la altura en un helicóptero, aunque usted sea
muy inteligente, su conocimiento tendrá solamente dos dimensiones.
Sólo si usted realmente tiene una visión celestial,
si tiene una visión desde arriba, podrá ver la forma del avión
747. Entonces dirá: «No importa cuánto hubiera trabajado por
conseguir este conocimiento, yo nunca lo habría alcanzado».
Sólo Dios puede darnos un conocimiento cierto acerca del
universo
Nosotros queremos conocer el Alfa y la Omega de este
universo. Aunque los científicos nos hablan algo acerca de él,
eso puede ser correcto o puede estar equivocado. Ese conocimiento
siempre es parcial. Sin embargo, si queremos conocer
algo cierto acerca del universo, debemos ir al Constructor.
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra». «En el principio
... Dios». ¿Qué significa? Que Dios es el Alfa. Entonces,
a través de este maravilloso libro, la Biblia, tenemos el
gran privilegio, la gran honra, de tener el conocimiento completo
de este universo. Nuestro conocimiento no proviene de
la investigación científica, sino de la revelación, porque agradó
a Dios revelarse a sí mismo a nosotros.
Desde Génesis hasta Apocalipsis tenemos sesenta y seis
libros. Génesis es el libro Alfa, y Apocalipsis el libro Omega.
Si usted quiere conocer el principio del universo, lea Génesis.
Si usted quiere ver cuál es el final de este universo, lea Apocalipsis.
Por eso, Dios dijo: «Yo soy el Alfa y la Omega». Y
nuestro Señor dijo: «He aquí, yo vengo pronto ... Yo soy el
Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin».
Después que usted termina Apocalipsis, llega al fin del universo.
¿Quiénes somos nosotros, para que podamos conocer el
fin del universo? Todo lo que sabemos hoy es que estamos en
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los últimos días, que nuestro Señor va a regresar pronto. Pero,
¿cómo vamos a conocer el fin del universo? ¿Quién está calificado
para hablarnos de eso? Los científicos hacen algunas suposiciones,
que pueden ser correctas o erradas, tal como el conocimiento
que obtenemos visitando Brasilia puede ser correcto
o errado. Ahora, ¿cómo sabemos si nuestro conocimiento de
Brasilia es correcto? Contrastando nuestro conocimiento con
el conocimiento del libro escrito sobre la ciudad.
Lo mismo sucede con nosotros. Si queremos conocer el
consejo eterno de Dios, tenemos que volver a la Biblia. Nuestro
tiempo es como un paréntesis, izquierdo y derecho. Entre
estos dos paréntesis está nuestro tiempo. Antes del Alfa de
nuestro tiempo, tenemos la eternidad pasada. Después de la
Omega de nuestro tiempo, tenemos la eternidad futura. Después
de la eternidad pasada y antes de la eternidad futura,
tenemos el tiempo.
Todo lo que conocemos acerca de este universo es de la
manera como cuando uno visita Brasilia. Sin embargo, la historia
no empezó allí. Antes de la fundación de la ciudad, algo
ya había ocurrido. Esa ciudad nació de una voluntad, surgió
de una mente. Lo mismo se aplica al universo. Antes de la
fundación del mundo, el proyecto, el diseño, todo acerca de él
ya estaba en la mente de nuestro Dios. Nosotros llamamos a
eso ‘el eterno consejo de Dios’. Indudablemente, el pasaje
más claro acerca de esto nos ha sido dado en la epístola a los
Efesios. Sin embargo, si usted realmente desea conocer todo
el diseño, y desea conocer la obra de Dios de acuerdo a ese
proyecto, necesitará de toda la Biblia.
Nosotros sabemos que hay una voluntad eterna de Dios.
Pero, ¿cuál es ella? Recordemos que no sólo necesitamos ir al
Alfa de nuestro tiempo, o a la Omega de nuestro tiempo, sino
que tenemos que ir a la eternidad antes del Alfa y después de
la Omega. De la eternidad hasta la eternidad, nuestro Dios es
Dios. Ahora, esto es importante: Él dijo: «Yo soy el Alfa y la
Omega». En otras palabras, si queremos entender la voluntad
de Dios, debemos ir al libro Alfa y al libro Omega.
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La voluntad eterna de Dios
Hoy, cuando predicamos el evangelio, tenemos que hacer
a nuestros amigos tres preguntas. Todos los filósofos han intentado
responder a estas preguntas, y nunca han obtenido la
solución. Aunque ellos han sido capaces de formular las preguntas,
no han sido capaces de obtener las respuestas. Las
preguntas son: ¿De dónde viene la humanidad? ¿Hacia dónde
va la humanidad? Y ¿Por qué nosotros estamos aquí? Cuando
los filósofos intentan responder estas preguntas son como
aquellos visitantes de Brasilia que obtienen sólo un conocimiento
parcial, así que no pueden encontrar las respuestas.
Pero, gracias al Señor, hay una respuesta para cada una de
esas preguntas. Génesis, el libro Alfa en la Biblia, nos dirá de
dónde vinimos. Y Apocalipsis, el libro Omega, nos dirá hacia
dónde vamos. Y luego tenemos los sesenta y cuatro libros
entre Génesis y Apocalipsis que nos dirán por qué nosotros
estamos aquí.
Cuando mi esposa estaba en Nueva York, en el principio,
ella trabajaba en una empresa. Cierta vez le preguntó a una
compañera de trabajo: «¿Por qué trabajas tan duro?». Ella le
respondió: «Porque quiero comprarme un Cadillac». Nuevamente
mi esposa le preguntó: «¿Y por qué necesitas un
Cadillac?». «Para venir al trabajo». Esta es siempre nuestra
respuesta, y esta respuesta significa: «Nosotros no tenemos
respuesta». Por eso es tan importante que conozcamos la Biblia
desde Génesis a Apocalipsis. Así, sabremos de dónde
venimos, y dónde vamos a terminar nuestro viaje. Y no sólo
eso, también sabremos por qué y para qué estamos aquí.
Nosotros conocemos el significado del universo, y conocemos
el significado de nuestras vidas. Vivimos una vida de
acuerdo a un propósito. Somos un pueblo que es conducido
hacia un propósito; la iglesia es conducida según un propósito.
Cada individuo es movido por un propósito. Vivimos con
un significado; nuestra vida está llena de significado. Por eso
nosotros siempre miramos hacia el mañana, porque de alguna
forma el mañana está conectado con el futuro, con la voluntad
eterna de Dios.
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Nosotros siempre nos hacemos preguntas. Cuando uno es
joven dice: «Por fin terminé la universidad; ahora estoy satisfecho
». Entonces surge una pregunta: «¿Está el deseo de Dios
cumplido en mi vida?». Algunos años más tarde nos casamos,
y nuestro deseo se ha cumplido una vez más. Sí, estamos
satisfechos, durante la luna de miel toda pareja está feliz.
Pero entonces surge la pregunta: «¿Qué decir del propósito de
Dios? ¿Se está cumpliendo la eterna voluntad de Dios en mi
vida?». Después de unos años llegamos a tener una familia,
una linda casa y unos hijos maravillosos. Podemos llegar a
ser casi las personas más felices del universo: hemos sido
salvos maravillosamente, y decimos: «Gracias a Dios, mis
deseos se cumplieron. Soy la persona más feliz de toda la
tierra». Pero, ¡un momento, hermanos!, hay todavía otra pregunta:
«¿Está siendo cumplida en mi vida la eterna voluntad
de Dios?». Tú has alcanzado tu meta, pero ¿Dios ha alcanzado
su meta?
David había construido su propio palacio, un palacio maravilloso.
Él podía dormir con mucha tranquilidad, y disfrutar
todo lo bueno de su palacio. Sin embargo, no podía dormir.
¿Por qué? Porque Dios no tenía aún su lugar de habitación. Y
este es el sufrimiento de David descrito en el Salmo 132.
Nosotros sufrimos mucho; tenemos muchas clases de sufrimientos.
Pero hay un sufrimiento, que no tiene que ver con
que no estés satisfecho con tu vida, pues lo tienes todo. El
sufrimiento surge de la pregunta: ¿Tiene Dios todo en tu vida?
Amados hermanos, por eso deseamos compartir acerca del
eterno propósito de Dios. Este es un asunto muy importante,
y repercutirá en toda nuestra vida. Va a cambiar nuestra vida.
¿Cuál es el eterno consejo de Dios? Necesitamos los sesenta
y seis libros de la Biblia para explicarlo, pero tenemos
poco tiempo para ello. Con todo, tenemos una gran ambición;
así que vamos a tomar dos libros: Génesis y Apocalipsis. Supongo
que ustedes los conocen bien. Seremos como las aves
que vuelan sobre el bosque. Veremos el bosque de modo general,
pero no podremos mirar cada árbol en especial. En estas
pocas jornadas, queremos dar una visión general, desde
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arriba, acerca de Génesis y Apocalipsis. Nuestro énfasis principal
será la voluntad eterna de Dios.
Veremos algo muy hermoso en estos dos libros; pero lo
más importante es que nosotros conoceremos la voluntad eterna
de Dios. No tenemos tiempo para examinar los árboles. En
un bosque puede haber mil árboles, y probablemente cada
árbol sea un mensaje. Es imposible para nosotros hacerlo ahora.
Pero vamos a intentar tener una visión general de estos dos
libros. Cuando vamos a Apocalipsis, tenemos siete sellos, siete
trompetas y siete copas. Pero no me pregunten: «Hermano
Christian, ¿qué piensa usted acerca de las siete trompetas?».
No tenemos tiempo para los detalles. En Apocalipsis se habla
sobre el arrebatamiento. Pero no me pregunten: «Hermano,
¿usted cree en el arrebatamiento antes de la tribulación o después
de la tribulación?». No tenemos tiempo para eso. La cosa
más importante que debemos conocer es el eterno consejo de
Dios. Cuando esto esté resuelto, usted tiene la solución para
todos los árboles.
El problema hoy es este: Los estudiosos de la Biblia discuten
entre sí: ¿El arrebatamiento es antes de la tribulación o
después de la tribulación? Ellos intentan abordar este asunto
de una manera académica, por eso nunca obtendrán la solución.
Es como aquel visitante que va a Brasilia y lo ve todo
sólo en dos dimensiones. Pero si un día nosotros alcanzamos
aquella posición en lo alto, y podemos ver todo desde el cielo,
nuestra visión cambia. ¿Cómo puede usted explicar Brasilia?
Si usted ve que ella es un avión 747, entonces todos los detalles
se correlacionan.
Este es nuestro problema hoy. El enemigo del evangelio
odia Génesis y Apocalipsis, por eso, estos son los libros más
atacados por él. Así, cuando llegamos a Apocalipsis no podemos
entenderlo, pues hay tantas interpretaciones. Mil visitantes
de Brasilia nos darían mil impresiones distintas de ella,
pero la verdadera interpretación viene por revelación. Nosotros
nunca vamos a resolver el problema de cada árbol si no
vemos todo el bosque.
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Algunos hechos de Génesis y Apocalipsis
Yo sé que los hermanos necesitan un tipo de preparación,
pero no tenemos tiempo ahora para leer todo Génesis y todo
Apocalipsis. Sin embargo, por lo menos, tenemos que establecer
algunos hechos antes de comenzar nuestro estudio.
Por ejemplo, Génesis 1: «En el principio creó Dios los
cielos y la tierra». Capítulo 2: Adán y Eva en el huerto de
Edén. Capítulo 3: la caída del hombre. Hay tres momentos en
la caída del hombre: La caída del hombre en el pecado (cap.
3), la caída del hombre en la carne (cap. 6) –Recordemos que
antes de eso, Dios estaba luchando contra nuestra carne. Aquí
la carne estaba tan corrompida, que Dios dijo: «Yo desisto».
Ese es el capítulo 6. Pero no olvidemos, aunque la manzana
está podrida, no está podrida hasta su fin–. Y cuando estudiamos
el capítulo 10 y 11 de Génesis, vemos cómo el hombre
ha caído en el mundo. Nosotros vemos tres enemigos de la
cruz. Por eso, nuestro Señor en la cruz tuvo que tratar con
estos tres enemigos: el pecado, la carne y el mundo. Esa es la
historia de la caída, desde el capítulo 3 hasta el capítulo 11.
Entonces, a partir del capítulo 12, Dios llama a Abraham,
y después tenemos a Isaac, a Jacob y a José, hasta el capítulo
50. Dios es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Y con
José, tenemos el fin de Génesis. Los hermanos deberían revisar
eso en este tiempo. Cuando tengan tiempo, vayan a Génesis
y traten de obtener una idea clara de estos hechos. No
estudien los detalles. Una visión general es suficiente para
nuestro estudio.
Después iremos a Apocalipsis y veremos el capítulo 1, cómo
el Señor resucitado aparece a Juan caminando en medio de
los siete candeleros. En los capítulos 2 y 3 están los mensajes
a las siete iglesias, y el llamamiento a los vencedores. Y cuando
llegamos al capítulo 4, tenemos el cielo abierto, y vemos el
trono del universo, el centro del poder del universo. Si usted
no lo ha visto antes, es una cosa maravillosa que podemos ver
en la Biblia. Vemos el universo que Dios ha creado, cómo
este universo es mantenido por el centro de poder.
Entonces llegamos al capítulo 5. Como el universo cayó y
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se corrompió, Jesús tuvo que venir a la tierra como nuestro
Salvador. Él murió por nosotros en la cruz, como el Cordero
de Dios. Él fue inmolado en la cruz. Y ahora es Juan quien
nos habla, en una escena muy hermosa. Después que el Cordero
de Dios murió por nosotros en la cruz, él resucitó y alcanzó
al trono de Dios. Ahora vemos a Cristo como nuestro
Salvador. Él es el Cordero de Dios que quita nuestros pecados.
Ahora él está en medio del trono. «¿Quién es digno de
tomar el libro de la mano de Dios y abrirlo?». Aquí vemos la
redención del universo creado; el universo redimido. Jesús
murió en la cruz; ahora, gracias a Dios, este universo está
siendo redimido. En el capítulo 5 vemos que solamente nuestro
Señor está calificado para abrir el libro y desatar sus siete
sellos. Luego tenemos los siete sellos, las siete trompetas y
las siete copas. Y cuando llegamos al capítulo 11, tenemos el
camino hasta la eternidad.
Es muy claro que el libro de Apocalipsis puede ser dividido
en dos partes. Los primeros once capítulos terminan con la
Jerusalén terrenal. Y cuando llegamos al capítulo 22, tenemos
la Jerusalén celestial. Al comienzo del capítulo 12 vemos una
mujer celestial, con el sol, las estrellas y la luna. Tenemos los
primeros once capítulos y luego los últimos once capítulos,
con una transición en el capítulo 12. Juan nos muestra un cambio
desde la tierra al cielo. Este es el propósito del Apocalipsis.
La revelación siempre nos lleva desde la tierra hacia los
cielos, de la Jerusalén terrenal a la Jerusalén celestial.
Cuando llegamos al capítulo 11, el reino de esta tierra llega
a ser el reino de Cristo. Aquí la Biblia nos habla de galardones.
Entonces es muy claro que cuando llegamos al capítulo
11 es casi como si llegáramos al fin. Entonces, otra vez, el
capítulo 12 empieza todo, pero con un énfasis diferente. De lo
terrenal a lo celestial.
Ahora, entre los doce discípulos, ¿quién era el que tenía
más conocimiento y familiaridad con Jerusalén? El apóstol
Juan. Mateo nos habla de la historia de nuestro Señor en su
mayor parte en Galilea. Marcos, lo mismo. Con Lucas, el énfasis
es diferente; nos habla de algo que pasó más allá del río
21
Jordán. Sin embargo, es Juan quien nos habla de lo que pasó
en Jerusalén. Juan habla como si nuestro Señor siempre hubiera
obrado en Jerusalén. Juan enfatiza la obra de Cristo en
Jerusalén. Sin embargo, era la Jerusalén terrenal. Juan conocía
tan bien a Jerusalén que es el único calificado para mostrar
la revelación del libro de Apocalipsis, pero no sólo la Jerusalén
terrenal.
Desde el capítulo 12, el énfasis cambia de la tierra al cielo.
Veremos cómo el Espíritu Santo intenta describir las cosas en
detalle, hasta que llegamos al fin de Apocalipsis. En los primeros
once capítulos, tenemos detalles de los siete sellos y de
las siete trompetas. Pero si usted quiere conocer las siete copas,
tiene que venir a la segunda parte del libro.
Hermanos y hermanas, sólo cuando uno tiene una visión
celestial es capaz de entender las siete copas. Esto es muy,
muy importante. Cuando los hermanos tengan tiempo durante
estos días lean lo que ocurrió con las siete trompetas y con
las siete copas, no vayan a los detalles. Y cuando comparamos
las trompetas y las copas, encontraremos similitudes; no
obstante, hay una diferencia. En las siete trompetas vemos:
«un tercio ... un tercio ... un tercio». Y cuando vamos a las
siete copas hallaremos: «tres tercios ... tres tercios ... tres tercios
». Denota algo completo. Por eso, intenten obtener los
hechos antes.
¿Por qué nos hemos dividido en distintas interpretaciones?
Porque todos tienen prisa. Antes de juntar los hechos, ya están
haciendo la interpretación. Tenemos que esperar hasta que el
Señor nos revele todo. Algunas personas dicen: «Oh, Apocalipsis
es el libro más difícil de todos». Es el enemigo de Dios
quien desea que usted tenga esta impresión. Él odia este libro,
pues este libro habla de su fin.
Entonces, hermanos y hermanas, por esta razón, tenemos
que entender que estos dos libros –el libro Alfa y el libro
Omega– son muy importantes. Y cuando ponemos a ambos
juntos, pienso que estamos en condiciones de entender el eterno
consejo de Dios.
22
El principio de simetría de espejo
Pero ahora déjenme mostrarles algo muy importante. Supongamos
que tomamos los tres primeros capítulos de Génesis
y los últimos tres capítulos de Apocalipsis (supongo que
conocen muy bien estos seis capítulos). Si comparamos lo
que ocurre en los primeros tres capítulos del libro Alfa y los
tres últimos del libro Omega vamos a descubrir una simetría.
Y esa simetría es llamada «simetría de espejo».
Quizá usted no entiende lo que quiero decir. Vamos a poner
al cuerpo humano como ejemplo. Ahora, ¿por qué el cuerpo
humano es hermoso? Porque Dios le ha creado, y porque hay
en él una simetría. Supongamos que dibujamos una línea central
de arriba abajo, como un espejo. Hay un ojo en el lado
izquierdo y otro en el lado derecho. Eso se llama simetría.
¿Cómo reconocemos la simetría? Si usted hace un cambio, es
como si no hubiera hecho ninguno. Los dos ojos son exactamente
iguales –claro, si un científico investiga eso, va a descubrir
que un ojo es mayor que el otro–. Pero de manera general,
se puede decir que son iguales. Así también, vemos que
hay una oreja en el lado izquierdo y otra en el lado derecho.
Lo mismo ocurre con las manos y también con los pies, hay
un pie derecho y otro izquierdo. Y si uno usa una corbata, ella
estará en el medio. ¿Por qué los hombres siempre usan corbata?
¿Será simplemente para acentuar la simetría? Si hay una
oreja en el lado izquierdo, usted puede estar seguro que hay
otra oreja en el lado derecho. Si hay un ojo en el lado izquierdo,
hay que encontrar otro ojo en el lado derecho. Y podemos
mirar el cuerpo humano desde la izquierda a la derecha, o
desde la derecha a la izquierda. Es exactamente lo mismo.
Esa es la simetría de espejo. ¿Por qué? Porque Dios nos ha
creado así. Somos obras maestras de Dios. ¿Cómo explicar la
belleza del cuerpo humano? Por la simetría. Y esta se llama
simetría de espejo.
Ahora, permítanme darles otro ejemplo. Supongamos que
uno escribe en español de izquierda a derecha: «Isaac ama a
Rebeca como Rebeca ama a Isaac». Tenemos a Isaac al comienzo,
como el Alfa, y también a Isaac como la Omega, al
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final. Luego, la palabra amor está aquí y acá. Rebeca también
está aquí y acá. Y el nexo: ‘como’. Esta es una simetría de
espejo. ¿Cómo sabemos que aquí hay una simetría de espejo?
Uno puede leerlo de izquierda a derecha o de derecha a izquierda,
es lo mismo.
La misma simetría se aplica al libro Alfa y al libro Omega
de la Biblia. Si uno lee los tres primeros capítulos de Génesis,
y también los tres últimos capítulos de Apocalipsis, descubrirá
que hay una simetría. En Génesis, capítulo 1: «En el principio
Dios creó los cielos y la tierra». En Apocalipsis capítulo
21 están los nuevos cielos y nueva tierra. En Génesis 1 se nos
dice que la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas
estaban sobre la faz del abismo. Abismo significa océano. En
el comienzo, la tierra estaba circundada por el océano.
Hoy día, por ejemplo, conocemos el Océano Pacífico y el
Océano Atlántico. Sin embargo, nos referiremos a ellos con
la expresión «abismo». ¿Por qué? Porque en la Biblia, la expresión
«abismo» es empleada para referirse a una gran profundidad.
Significa que en el principio nuestro planeta estaba
rodeado de agua; el océano cubría todo el planeta y con gran
profundidad. El planeta estaba rodeado de agua. No era como
hoy día; no había Océano Atlántico, por un lado, y Pacífico,
por otro. Había agua alrededor de todo el planeta y, por esa
razón, la luz no podía penetrar. Por eso Dios dijo: «Sea la
luz». Sin embargo, es interesante observar que ya en el primer
versículo, la luz del sol y de la luna ya habían sido creados,
pues la Biblia menciona en Génesis 1:1 que Dios creó
«los cielos y la tierra».
Así, hermanos, vemos que en Génesis 1:1 Dios habla de la
creación de los cielos y de la tierra, pero cuando la narración
pasa del versículo uno al versículo dos, ocurre un cambio. Al
pasar al versículo dos, el foco es quitado de los cielos y la
tierra para concentrarse sólo en la historia de la tierra. Entonces,
en el resto del primer capítulo es narrada la historia de la
tierra. Si uno desea conocer la historia del universo, sabrá
que todo se resume en lo que se nos dice en Génesis 1:1. Toda
la información acerca de la historia del universo se encuentra
24
en ese único versículo. A partir del versículo dos, la cámara
enfoca a la tierra. Al continuar, en el capítulo dos, el foco de la
cámara es ajustado nuevamente y pasa a concentrarse en el
hombre.
Así, cuando uno estudia el libro de Génesis, debe ajustar
su cámara. Primeramente, en el capítulo uno versículo uno, la
cámara tiene su foco en los cielos y la tierra, por eso leemos:
«Creó Dios los cielos ... «. Es decir, Dios creó el sol, la luna y
las estrellas. ¡O sea, ya había luz en el universo! Sin embargo,
ahora el problema estaba en la tierra, en nuestro planeta.
Cuando se habla de la historia de nuestro planeta, lo vemos
rodeado de agua, de manera que la luz no podía penetrar, por
eso Dios dice en el versículo tres: «Sea la luz».
Así que en Génesis 1 hay mención de los cielos y la tierra.
Igualmente, en Apocalipsis 21 son mencionados nuevos cielos
y nueva tierra. ¿Ven la simetría? Ahora, si comparamos
los dos pasajes, vemos que en el comienzo tenemos toda la
tierra rodeada por los océanos, pero cuando leemos Apocalipsis
21 descubrimos que no habrá más mar. ¿Por qué? Porque
algo ocurrió entre el versículo uno y el versículo dos de Génesis
1.
Necesitamos de Apocalipsis para interpretar Génesis. Igualmente,
necesitamos de Génesis para interpretar Apocalipsis.
A menudo no entendemos Génesis porque no entendemos
Apocalipsis. Esa es una lección que la simetría entre estos dos
libros de la Biblia nos enseña. Así también, vemos que hay un
huerto en Génesis, pero en Apocalipsis descubrimos una ciudad-
huerto. En Génesis solamente tenemos un jardín, el árbol
de la vida y los ríos. Esto es un jardín; es el Paraíso. Y cuando
llegamos a Apocalipsis, otra vez, toda la nueva Jerusalén es
un paraíso, es una ciudad jardín, pero más que en el principio,
porque a través del tiempo, a través del desarrollo, Dios esta
construyendo esa ciudad con un fundamento. En el comienzo
hay un jardín, y al final una ciudad jardín.
En el jardín del comienzo hay dos árboles: el árbol del
conocimiento del bien y del mal, y el árbol de la vida. Pero
cuando llegamos a la última parte de Apocalipsis, sólo vemos
25
el árbol de la vida. ¿Por qué? Muy sencillo. Cuando Dios dijo
a Adán: «Puedes comer de todos los árboles», incluía el árbol
de la vida. Pero Dios puso el árbol de la vida y el árbol del
conocimiento del bien y del mal en el centro.
Dios podía hacer solamente una sugerencia. Él no escogió
en lugar de Adán y Eva. Dios respeta nuestro libre albedrío.
Si él hubiese querido escoger, habría puesto los querubines
alrededor del árbol del conocimiento del bien y del mal, y
Adán y Eva nunca habrían caído. Pero Dios no deseaba eso.
Él removió todos los impedimentos, removió los querubines.
Ahora Adán podía escoger, podía comer de todos los árboles,
incluyendo el árbol de la vida. Sin embargo, un árbol le fue
prohibido. Dios dijo: «El día en que comieres de él, morirás».
Ahora había que pensar, había que decidir cuál fruto tomar.
Sin embargo, la idea es muy clara. Dios puso el árbol de la
vida en el centro. Ellos podían comer de todos los árboles,
menos de uno. Es muy claro. La sugerencia de Dios era el
árbol de la vida. ¿Por qué? Porque esta es la voluntad eterna
de Dios. Porque, de acuerdo al evangelio de Juan, la vida está
en Cristo. En este universo, sólo la vida de Cristo es vida.
Todas las otras vidas no son sino sombras de esta vida.
Hermanos y hermanas, si Adán y Eva verdaderamente
hubieran tomado del árbol de la vida, habría sido como cuando
uno cree en Jesucristo. Nosotros recibimos a Cristo como
nuestro Salvador, y cuando hacemos eso, estamos tomando
del árbol de la vida. Hoy la vida eterna está en nosotros, la
vida de Cristo está en nosotros. Esta es la voluntad eterna de
Dios. Todo lo que necesitamos es el árbol de la vida. Sin embargo,
para su decepción, en vez de escoger el árbol de la
vida, Adán y Eva escogieron el árbol de la ciencia del bien y
del mal. Y entonces, la muerte entró en este mundo. Y el dolor,
y la maldición. Es una historia muy triste.
Ahora, ¿cómo podemos saber que el árbol de la vida es la
voluntad de Dios? Cuando llegamos a Apocalipsis, cuando
llegamos otra vez al paraíso, el árbol del conocimiento del
bien y del mal ha desaparecido; sin embargo, el árbol de la
vida está allí. El árbol del conocimiento del bien y del mal no
26
ha perdurado. Estaba en el comienzo, pero no está en el fin.
¿Cómo conocemos la voluntad eterna de Dios? Si en el final
hubiese estado allí, ¿cómo habríamos sabido que el árbol del
conocimiento del bien y del mal no está de acuerdo con la
voluntad de Dios? En Génesis hicimos una estimación correcta,
pero no olvidemos que es sólo una estimación. ¿Cómo
podemos estar muy seguros? Porque finalmente, en el paraíso
que está registrado en el último libro, vamos a descubrir
que sólo está el árbol de la vida. El árbol de la vida está en el
principio y está en el final. Nuestro Dios nunca cambia. Eso
no solamente representa la voluntad de Dios, sino es una parte
de la voluntad eterna de Dios.
En el principio, en el jardín tenemos varios ríos. En el final
tenemos sólo uno: el agua de la vida. Y más que eso, después
de la caída del hombre, en el huerto de Edén, la serpiente
entró y tentó a Adán. Pero cuando llegamos al final de Apocalipsis,
aquella serpiente antigua, Satanás, es arrojado en el lago
de fuego. Allí vemos el comienzo de la invasión del enemigo
de Dios y acá conocemos su final.
En el huerto de Edén tenemos el matrimonio entre Adán y
Eva. Y en Apocalipsis, las bodas del Cordero. En los tres primeros
capítulos de la Biblia tenemos la presentación de Eva.
Adán dijo: «Esta es carne de mi carne, y hueso de mis huesos
». En Apocalipsis vemos otra presentación. Esta vez es
presentada la esposa del Cordero. Una en el principio y otra
en el final.
Después de la caída del hombre, la tierra cayó bajo maldición.
Tenemos la maldición, tenemos cardos y espinos, dolor
y tristeza. Pero cuando llegamos a los últimos tres capítulos,
no habrá más tristeza, no más maldición, no más dolor. Dios
va a enjugar todas nuestras lágrimas. Uno en el comienzo,
otro en el final.
Amados hermanos, si leemos muy cuidadosamente los
primeros tres y los últimos tres capítulos, descubriremos una
correspondencia de uno a uno. Como en la frase, encontramos
a Isaac en el comienzo, e Isaac en el final. En el principio,
si seguimos los ríos, encontraremos oro, perlas y piedras
27
preciosas. Cuando llegamos al final de Apocalipsis, aquella
ciudad está construida con tres materiales básicos: oro, piedras
preciosas y perlas. ¿De dónde fueron obtenidos estos elementos?
Del jardín. Si uno sigue el curso del río, si uno sigue
la unción del Espíritu Santo, descubrirá oro, que significa la
naturaleza de Dios; perlas, que significan la vida que salió de
la muerte, y piedras preciosas, que se forman después de pasar
por grandes presiones a gran temperatura. Es la maravillosa
disciplina del Espíritu Santo.
Cuando nosotros pasamos por un tipo de disciplina, es muy
doloroso, casi no lo soportamos. Uno se pregunta por qué la
temperatura es tan alta, por qué es tan grande la presión. Gracias
a Dios, eso significa que ahora la piedra preciosa está
siendo formada. Esta es siempre la obra completa del Espíritu
Santo. Así es el comienzo del jardín de Edén. ¿Por qué estos
materiales? Para la construcción de la ciudad de Jerusalén.
Hermanos, Dios está todavía construyendo esa ciudad que
tiene fundamento. ¿Dónde Dios ha recolectado el oro, las perlas
y las piedras preciosas? Dios los puso en el jardín de Edén.
Entonces, hermano, ¿estás siguiendo el río? Si nosotros lo
estamos siguiendo, todo este material estará listo, y entonces
seremos edificados juntos, y finalmente vamos a descubrir
que el cielo baja a la tierra.
Ahora entendemos cómo la primera parte de Apocalipsis
termina con la segunda parte de Apocalipsis. En los primeros
once capítulos tenemos la Jerusalén terrenal, y en los últimos
once capítulos, la Jerusalén celestial. Dios ha transformado
todo de terrenal a celestial. Esta es la voluntad de Dios, y lo
está haciendo en nuestras vidas.
Yo quería dar esto como una impresión general. Cada mañana
vamos a ocuparnos no sólo con los tres primeros capítulos,
sino con todo el libro de Génesis, y también con todo el
libro de Apocalipsis. Y descubriremos la maravillosa simetría
de espejo entre estos dos libros.
Ahora descubrimos que cada uno de estos libros explica al
otro. Algunas veces, cuando estudiamos Apocalipsis, no entendemos,
porque no tenemos la llave. Hemos leído muchos
28
libros, hemos consultado muchos eruditos de la Biblia, y aun
así no hemos encontrado la respuesta. ¿Por qué? Porque esta
llave está en el libro Alfa. Es a través del libro Alfa que llegamos
a conocer el libro Omega. Y, de la misma forma, es a
partir del Omega que entenderemos el libro Alfa.
Nuestro propósito aquí no es hacer un estudio bíblico. Sólo
deseo que los hermanos sepan que, a partir de estos dos libros,
se nos revela el eterno propósito de Dios. Que el Señor
hable realmente a nuestros corazones. Espero que cada uno
de ustedes esté preparado. Que el Señor nos hable a través de
esos dos maravillosos libros.
29
Capítulo 2
Simetría entre Génesis
y Apocalipsis
«Pero el día el Señor vendrá como ladrón en la noche; en
el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos
ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que
en ella hay serán quemadas ... esperando y apresurándoos
para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose,
serán deshechos, y los elementos, siendo quemados,
se fundirán. Pero nosotros esperamos, según sus promesas,
cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia
» (2 Pedro 3:10, 12-14).
«Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer
cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más»
(Apocalipsis 21:1).
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra
estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la
faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de
las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz» (Génesis 1:1-
3).
30
«Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y
puso allí al hombre que había formado» (Génesis 2:8).
Cada mañana nos reunimos para ocuparnos con el tema
‘el eterno consejo de Dios’. Nos gustaría acercarnos
a este gran tema a partir de dos libros de la Biblia,
Génesis y Apocalipsis.
Hay sesenta y seis libros en la Biblia. Dios dijo: «Yo soy el
Alfa y la Omega». Y nuestro Señor Jesucristo también dijo:
«Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio
y el fin». Entonces, si queremos conocer la historia del
universo, especialmente en relación con el eterno consejo de
Dios, no tenemos otra opción que ir al libro Alfa y al libro
Omega de la Biblia.
Ayer demostrábamos que hay una simetría entre estos dos
libros. En los primeros tres capítulos de Génesis encontramos
el comienzo de los cielos y la tierra, y en los tres últimos
capítulos de Apocalipsis encontramos el final de estos cielos
y tierra. Y más que eso, habrá nuevos cielos y nueva tierra. En
el principio vimos que Adán y Eva estaban en el huerto de
Edén, el paraíso; y en los últimos tres capítulos de la Biblia,
encontramos la nueva Jerusalén –otra vez el paraíso. En Génesis,
el jardín; en Apocalipsis, la ciudad jardín. Un jardín en
el comienzo, un jardín en el final. Bodas en el comienzo, bodas
en el final. El árbol de la vida en el comienzo y el árbol de
la vida en el final. El río de vida en el comienzo y el río de
vida en el final. La serpiente en el comienzo y el dragón en el
final.
En los primeros tres capítulos vimos cómo la serpiente entró
en el jardín, y produjo la caída del hombre. Entonces vino la
maldición, el dolor, los pesares, las lágrimas. Es el comienzo
de la tragedia de la humanidad. Pero cuando llegamos al final
vemos cómo Satanás, aquél que ha creado los problemas en
este universo, es arrojado en el lago de fuego. Dios está concluyendo
los últimos capítulos de la historia humana. Entonces
no habrá más lágrimas, ni más noche, ni más mal. No más
maldición, no más dolor, no más pesar.
31
Hay un huerto al comienzo y un huerto al final. Y si seguimos
el curso del río de vida, encontramos oro, piedras preciosas
y perlas, que son exactamente los tres materiales para la
edificación de la nueva Jerusalén. Ahora entendemos lo que
dijo el escritor a los Hebreos: «Abraham buscaba la ciudad
que tiene fundamento». Él habitaba en tiendas, sin embargo
vio de lejos la nueva Jerusalén. De acuerdo a Hebreos, es
Dios mismo quien todo el tiempo está construyendo esa ciudad
que tiene fundamento; él está recolectando los materiales
–oro, piedras preciosas y perlas– para construir la nueva Jerusalén.
Cuando llegamos al último capítulo de la Biblia, nos preguntamos:
«Después que Dios ha estado ocupado a través de
todas las edades, ¿tendrá éxito? ¿Logrará él lo que ha anhelado
desde el principio?». Antes de la fundación del mundo,
Dios ya tenía una voluntad eterna. Ya tenía el proyecto, y ahora
él deseaba trabajar de acuerdo a ese proyecto. Él creó los
cielos y la tierra, y la rueda de nuestro tiempo empezó a rodar.
Ahora tenemos el tiempo, y nuestro tiempo simplemente significa
que Dios está obrando permanentemente. Dios trabaja
siempre según un propósito.
Cuando llegamos al final de la Biblia, tenemos una pregunta:
¿Va a tener éxito? Dios tenía un sueño en la eternidad
pasada, y, aunque el enemigo se ha opuesto fuertemente –una
batalla tras otra a lo largo de las edades–, finalmente Dios va
a cumplir su sueño. Entonces vemos que la nueva Jerusalén
desciende del cielo a la tierra. ¡Este es el momento más glorioso
en la historia del universo! Finalmente Dios obtendrá lo
que él desea.
En el principio de Génesis estaba solamente el huerto, en
dos dimensiones; una llanura llena de árboles y de hermosura.
Pero cuando llegamos a Apocalipsis, aparece sobre esta
tierra una estructura tridimensional, basada en aquel huerto
bidimensional. Dios es el constructor de esa ciudad que tiene
fundamento.
32
El principio de simetría permite conocer más claramente
el propósito eterno de Dios
Entonces, si comparamos Génesis con Apocalipsis, es como
si pudiéramos ver todo el diseño de la voluntad de Dios. Está
el principio y el final, y en el medio tenemos el desarrollo y el
progreso. Génesis describe el comienzo, Apocalipsis el final,
y los sesenta y cuatro libros entre Éxodo y Judas nos hablan
del progreso y el desarrollo. Y aunque no podamos abarcar
los sesenta y seis libros en esta oportunidad, a través del libro
Alfa y el libro Omega podemos vislumbrar la voluntad eterna
de Dios.
Como explicábamos ayer, hay una simetría de espejo entre
estos dos libros. Hemos usado una frase para describir esta
simetría. Si uno escribe la frase: «Isaac ama a Rebeca como
Rebeca ama a Isaac», tiene la palabra «como» en el medio,
igual que un espejo. Entonces, tenemos a Isaac en el principio,
e Isaac en el final; amor en el principio, y amor en el final;
Rebeca en la primera parte y Rebeca en la segunda parte. A
esto llamamos simetría de espejo.
La corbata roja de nuestro hermano Jairo nos da una idea
de cuán simétrico es él. Al lado izquierdo y al derecho hay dos
partes exactamente iguales. El ojo derecho está aquí, el derecho
está al otro lado. Eso es la simetría de espejo. Lo mismo
se aplica al libro Alfa y al libro Omega.
Ahora, ¿por qué hay esa simetría? ¿Hay alguna razón para
eso? Por ejemplo, supongamos que nuestro hermano tenga
una infección en su ojo derecho y el doctor le puso una venda,
cubriéndolo. Cuando su esposa lo vea, aunque ha desaparecido
su ojo derecho, ella sabe con seguridad que su ojo está allí,
porque su esposo es un marido simétrico. Si hay una oreja
aquí, sin duda habrá otra oreja en el lado opuesto. Aunque su
ojo está cubierto, uno sabe que está allí. Uno usa su ojo izquierdo
para explicar su ojo derecho. ¿Cómo puede probar
usted la existencia de su ojo derecho, si está oculto, si no lo ve
claramente? Por el principio de la simetría. Usted puede estar
muy seguro de que el ojo derecho está allí. Pasadas una o dos
semanas, cuando el ojo ha sanado y el velo es removido, en33
tonces es evidente: el ojo derecho está allí.
Cuando comparamos el libro Alfa con el libro Omega y
vemos, por ejemplo, el árbol del conocimiento del bien y del
mal, nosotros sabemos que éste en verdad no es conforme al
deseo de Dios. «Y Dios dijo: El día que comieres de él, ciertamente
morirás». Sin embargo, no sabemos si Dios aborrece
este árbol sólo por un período o para siempre. Pero cuando
comparamos Génesis con Apocalipsis, tenemos el árbol de la
vida en el principio y en el final; sin embargo, el otro árbol, el
del conocimiento del bien y del mal, no está al final.
Así, es evidente que el propósito eterno de Dios está en el
árbol de la vida. Hay sólo una forma de vida que Dios considera
vida. En este universo hay solamente una vida. Dios dijo:
«Esta es la vida, y la vida está en Él». La vida está en Cristo.
La voluntad de Dios está totalmente ocupada con Cristo, y
sólo Cristo. De esta forma estamos absolutamente seguros de
lo que es la voluntad eterna de Dios. En esta mañana y en las
mañanas restantes hablaremos un poco más en detalle.
Dos grandes estruendos
En el comienzo tenemos los cielos y la tierra, y en el final
tenemos nuevos cielos y nueva tierra. Según Pedro, los viejos
cielos y la vieja tierra desaparecerán con gran estruendo. Después
del estruendo vienen los nuevos cielos y la nueva tierra.
Gracias a Dios por ello. Sin embargo, en el primer versículo
de Génesis –»En el principio creó Dios los cielos y la tierra»–
la Biblia no dice cómo creó Dios los cielos y la tierra.
Un carpintero piensa que Dios creó la tierra como un carpintero,
con herramientas. Para un matemático, Dios ha sido
el mayor de los matemáticos, que ha hecho muchas ecuaciones
para crear el universo. Cuando un ingeniero informático piensa
acerca de la creación de Dios –como él está acostumbrado
a manejar un programa en su computador– piensa que cuando
Dios creó los cielos y la tierra, no sólo creó el equipo –el
hardware– sino también el programa de computación –el
software–. Dios no sólo creó lo material, sino también la vida
del alma, la personalidad.
34
Alguien a quien le gusta cocinar, imaginará que cuando
Dios creó los cielos y la tierra fue como si tuviera un plato de
comida puesto en la mesa para una fiesta. Cuando los niños se
juntan alrededor de la mesa, ellos aman la comida que hace
mamá. Pero supongamos que ella sale, y ellos sólo ven los
sabrosos platos sobre la mesa – por ejemplo, pescado; ellos
empiezan a preguntarse cómo la madre lo cocinó. Si han estado
en la cocina y han visto el fuego, la olla sobre el fuego, y el
pescado sobre el aceite, es como si la mamá hubiera sacado
todo del fuego. Ven el fuego ardiendo, la olla sobre el fuego y
finalmente el pescado sale de allí. Entonces ellos saben cómo
la mamá cocinó el pescado.
Yo pienso que el apóstol Pedro vio eso.
Ahora, supongamos que Pedro viene hoy de visita, y usted
le ofrece pescado. Usted se sienta con él e intentan descubrir
cómo fue preparado ese pescado. Pedro cuando era joven tuvo
una experiencia de cómo se preparaba al fuego, pero él no
sabe lo que es un microondas. Supongamos que él desea saber
cómo ha sido cocinado. Para las personas de hoy, hay por
lo menos dos formas de hacerlo, pero para Pedro hay sólo
una.
Pero es sólo una suposición, porque la mamá no está allí
para decirnos cómo preparó el pescado. Aquellos que nunca
han visto un microondas, no pueden imaginarse cómo se pone
el pescado crudo y después sale preparado. No se ve fuego,
no se ve el calor; sólo se ve que está hecho. ¿Cómo creer eso
si el pescado tiene que pasar por el calor, y el fuego tiene que
estar debajo del pescado? La mamá cocinó el pescado al fuego.
Sin embargo, esa es solamente una forma. Hay también
otra forma. La mamá lo pudo haber cocinado sin usar fuego,
sin usar calor visible.
Usted puede preguntarse cómo preparó la mamá este plato.
Cuando ella no está allí, usted sólo puede conjeturar, puede
examinar el pescado y creer que ha pasado por el
microondas. Pero sólo si la mamá está presente, y puede preguntarle,
ella le dirá: «Bueno, usé el microondas».
Hay dos tipos de conocimiento aquí. Cuando la mamá está
35
ausente, si uno quiere saber cómo el pescado ha sido preparado,
tiene que hacer una investigación, y puede discutir. Puede
acertar o equivocarse. Si usted nunca ha visto un microondas,
va a insistir en que el pescado tiene que haber sido pasado por
el fuego. Pero este conocimiento es parcial. Podemos estar en
lo correcto o estar errados. Esto es exactamente lo que ocurre
con los científicos. Así es el conocimiento obtenido a través
de sus investigaciones cuando ellos sacan la persona de Dios
fuera del universo. A partir de la creación, ellos recolectan
datos, y basados en esa información formulan algunas hipótesis.
Pero no olvidemos: Estas conclusiones pueden ser correctas
o pueden estar erradas. Sin embargo, cuando la mamá
dice: «Yo preparé el pescado en el microondas», ¡es maravilloso!
¡Ahora lo sabemos!
El conocimiento del mundo científico nos habla acerca del
origen del universo, de cómo empezó; y puede ser correcto o
puede estar errado. Basa su investigación en la creación de
Dios. Agradó a Dios poner señales escondidas en este universo,
y también permitió que haya evidencias de que él creó el
universo. Luego nosotros aprendemos ese conocimiento en la
escuela; pero ese no es el único conocimiento. Cuando estudiamos
la Biblia, la Palabra de Dios, está aquí el Creador del
universo. Que él nos enseñe cómo lo hizo. No vamos a discutir
cómo la mamá cocinó el pescado. El punto importante es
que fue ella quien lo preparó. Lo importante es lo que la Biblia
dice. El hecho importante es que Dios creó los cielos y la
tierra.
Ahora, cuando estudiamos Génesis 1, dice que en el principio
Dios creó los cielos y la tierra, pero no nos dice cómo lo
hizo. Sin embargo, si estudiamos 2ª de Pedro, sabemos cómo
este universo va a terminar; cómo un día estos cielos y esta
tierra van a desaparecer. Esto es muy interesante. Según la
Biblia, habrá un gran estruendo, casi como una explosión;
todos los elementos arderán, todo desaparecerá. Después de
la explosión, después que los viejos cielos y la vieja tierra
desaparecen, Pedro dice que esperamos la aparición de nuevos
cielos y nueva tierra. Así, tenemos cielos y tierra en Gé36
nesis, y tenemos nuevos cielos y nueva tierra en Apocalipsis
21. La Biblia no dice cómo se han creado los cielos y la tierra
en Génesis. Sin embargo, es evidente, de acuerdo a Apocalipsis
21:1, que los viejos cielos y la vieja tierra pasarán. Entonces
tendremos nuevos cielos y nueva tierra.
Antes que aparezcan los nuevos cielos y la nueva tierra,
hay un gran estruendo. Después de ese gran estruendo, los
viejos cielos y la vieja tierra pasarán, y aquí vienen nuevos
cielos y nueva tierra. Entonces, estamos absolutamente seguros
de una cosa: Después de un gran estruendo, una explosión
en el universo, tenemos nuevos cielos y nueva tierra.
Ahora vamos a aplicar aquí el principio de la simetría.
Aunque en Génesis la Biblia no nos dice cómo creó Dios los
cielos y la tierra, si vemos la simetría, si encontramos el ojo
izquierdo aquí, sin duda vamos a encontrar el ojo derecho
acá. Así como, después del gran estruendo tendremos nuevos
cielos y nueva tierra, por este principio de simetría, probablemente
después de un gran estruendo, de una gran explosión,
fueron creados los cielos y la tierra. Nosotros no estamos seguros,
porque la Biblia no lo dice. Sin embargo, por el principio
de la simetría de espejo, es muy posible, es muy probable.
Estamos muy seguros acerca de los nuevos cielos y la nueva
tierra después del gran estruendo. Y si el método de Dios es
siempre consistente, es muy posible que la misma manera en
que Dios trata con los nuevos cielos y la nueva tierra sea la
manera en que Dios trató con los viejos cielos y la vieja tierra.
La teoría del Big-Bang
Tenemos algo muy interesante. Después de muchos años
en que los científicos estudiaron el universo, la mayoría de
ellos creen que hubo un principio del universo. Recuerden
que hace muchos años hubo una teoría acerca del universo,
sustentada por personas que creían en el materialismo. Ellos
creían que la materia del universo es eterna, que el universo
no sólo era material, sino eterno e infinito. Esta fue una teoría
muy importante. Es por eso que algunas personas creían en el
comunismo. El fundamento del comunismo es el materialis37
mo. ¿Por qué ellos no creen que hay Dios? Porque piensan
que el universo es materia infinita y eterna.
Nosotros los cristianos, conforme a la Biblia, sabemos que
Dios es eterno, Dios es infinito. Sólo él es eterno e infinito.
Hay quienes consideran que el universo en sí mismo es como
si fuera Dios; creen en el materialismo. No es de sorprendernos
que ellos no crean en Dios. Ellos piensan que el universo
es infinito; que no tiene principio ni fin. Eso ha llegado a ser
casi la verdad en algunos lugares del mundo.
Pero un día hubo un famoso científico llamado Albert
Einstein. Según su Teoría de la Relatividad, él descubrió que
el universo tuvo un principio, y que es finito, no infinito. Algunos
no podían aceptar eso; por un tiempo, en Rusia consideraron
que la teoría de Einstein era una herejía. ¡Cómo creer
que el universo tiene un principio y un fin! Si uno cree que el
universo tiene principio y fin, tiene que creer en Dios, y ellos
no podían aceptar eso. Ellos querían que el universo fuera
Dios, querían ellos mismos ser Dios. Y dijeron: «Nosotros no
tenemos religión». Pero habían creado otra religión.
Gracias a Dios, por la investigación científica, ellos gradualmente
llegaron a concluir que Einstein estaba en lo correcto,
que el universo tiene un principio y un fin. Entonces
reunieron todas las evidencias, hicieron una estimación, y especularon
que probablemente en el principio hubo un ‘big
bang’ –una gran explosión– y ese gran estruendo, fue el principio
de este universo. Hay científicos que aún no lo creen,
pero la mayoría sí lo cree, por todas las evidencias. Ellos creen
que el universo comenzó con un gran estruendo, un ‘big bang’.
Para nosotros, los cristianos, lo importante es que Dios creó
los cielos y la tierra.
La Biblia nunca ha sido el libro de texto de las ciencias; sin
embargo, ella nos habla del misterio del universo. Aquí y allí,
hay evidencias de Dios escondidas en este universo. Ahora
podemos decir que si los científicos están en lo cierto, si esto
del ‘big-bang’ es verdad –aunque la Biblia no lo dice–, por el
principio de la simetría, lo que ellos han descubierto está probablemente
muy próximo a la verdad. Sin embargo, no olvi38
demos que ellos pueden estar errados, porque este conocimiento
es fruto de la investigación, es solamente parcial.
Pero, gracias a Dios, el Constructor, el Creador, nuestro
Dios, está aquí. A él le agradó revelarse a sí mismo en la Biblia.
Por eso leemos Génesis y vemos el origen del universo.
Sin embargo, ahora tenemos un problema: Si no somos cuidadosos,
podemos malinterpretar lo que Dios ha querido decirnos
en los tres primeros capítulos de Génesis.
La voluntad eterna de Dios está conectada con la tierra y
con la humanidad
Ahora tenemos que concentrarnos en los capítulos 1 y 2.
Deseo aclarar –si alguien me pregunta si el Espíritu Santo
intenta contarnos la historia del universo– que el versículo 1:1
es el más importante. «En el principio creó Dios los cielos y la
tierra». En este versículo, Dios creó el sol, la luna y las estrellas.
Todo está hecho en el versículo 1.
Sin embargo, cuando llegamos al versículo 2: «Y la tierra
estaba desordenada y vacía», la cámara del Espíritu Santo está
enfocando a la tierra. El resto del capítulo 1 nos narra la historia
de nuestro planeta. Cuando Dios dijo: «Sea la luz» (v.3),
se refiere a nuestro planeta. En el versículo 1, él ya había creado
la luz; había luz en todo lugar de este universo, pero algo
malo sucedía con la tierra. Algo ocurría con este planeta.
Entonces ahora el Espíritu Santo nos cuenta la historia de
este planeta. ¿Qué ha pasado con él? Esto es muy importante.
La cámara está enfocando la tierra. En el sexto día, Dios creó
al hombre de acuerdo a su imagen. La Biblia sólo lo menciona
rápidamente en el capítulo 1. Sin embargo, en el capítulo 2,
la cámara enfoca ahora al hombre –cómo la humanidad, cómo
Adán y Eva fueron creados. Sabemos que fuimos creados a
partir del polvo. (No es de sorprender que cuando uno se ducha,
encuentra tanto polvo en su cuerpo). Entonces, si queremos
saber los detalles de la creación de la humanidad, debemos
ir al capítulo 2. Lamentablemente, la gente se olvida de
eso. Es muy importante.
Cuando un fotógrafo quiere tomar una foto, tiene un pro39
yecto en su mente antes de hacerlo. No fotografía cualquier
cosa: tiene un objetivo en su mente. Supongamos que quiere
tomar una linda foto de unos novios. A ellos les gustaría ir a
un parque, cerca de bellos árboles, flores, y un lago. Él es un
hombre con un propósito; quiere captar a los novios de manera
que sus descendientes siempre tengan el recuerdo de esa
bella imagen. Todo va a ser muy hermoso. Podemos imaginarlo.
En el comienzo, la cámara va a captar el entorno: los
árboles, las flores, el lago. Es una linda escena. Sin embargo,
eso es sólo el fondo; no es lo más importante. Con su cámara,
él ha encuadrado un plano general. Pero luego va ajustando
su enfoque. Aunque el paisaje es muy bello, no es lo principal
que él desea fotografiar. El interés está en la novia y el novio.
Entonces ajusta su encuadre a la pareja. Y más aún, aunque
tenemos a la novia y el novio, nuestro hermano desea que la
descendencia de ellos pueda ver esa sonrisa de felicidad. Desde
la distancia se puede ver la pareja, pero, ¿cómo saber que
están muy felices? Él desea mostrar una pareja muy contenta.
¿Cómo sabemos que están felices? Viendo sus rostros. Entonces
acerca la cámara y enfoca sus rostros. Así, finalmente,
tenemos una preciosa foto.
Ahora bien, ¿cómo conocemos la voluntad eterna de Dios?
El Espíritu Santo ha escrito Génesis 1 y 2, y usa solamente un
versículo, el primero, para describir el universo en general.
Ese es sólo el trasfondo. Sin embargo, lo importante ahora es
nuestro planeta. Y lo más importante: en este planeta Dios
puso a Adán y Eva en el huerto de Edén. Entonces, cuando
vemos Génesis 1 y 2, el foco pasa del universo a nuestro planeta,
y de nuestro planeta al género humano. Ahora estamos
muy seguros de que la voluntad de Dios está conectada con
este planeta y con la humanidad.
Recuerden cómo nuestro Señor Jesucristo enseñó a orar a
sus discípulos. «Hágase tu voluntad en la tierra así como en el
cielo». Si queremos conocer la voluntad eterna de Dios, no
podemos dejar de lado nuestro planeta. Es por eso que la cámara
está con su foco en la tierra; porque a través de este
planeta, Dios es capaz de cumplir su propósito. Dios nunca
40
estará satisfecho si su voluntad es hecha solamente en el cielo.
Su corazón estará satisfecho cuando un día su voluntad sea
hecha también sobre esta tierra. Es evidente que nuestro planeta
es algo especial para Dios.
Nosotros hemos enviado una nave espacial a Marte con un
propósito, con una misión. Pero antes de que la NASA enviara
esa nave, ellos tuvieron que pensar todo lo que querían
hacer allí, cómo esa nave iba a cumplir su propósito. Dios
creó los cielos y la tierra, un universo maravilloso. Pero piensen
esto: si uno conoce un poquito del universo, sabe cuán
pequeño es nuestro planeta, y cuán grande es el sol. Supongamos
que podamos vaciar el sol y pudiéramos poner nuestro
planeta dentro del sol. Una tierra nunca va a llenar el espacio
del sol, ni diez, ni cien tierras, ¡sino un millón! En verdad, es
necesario más de un millón de planetas como el nuestro para
casi llenar el volumen del sol. Hermanos y hermanas, en este
universo hay miles y miles de sistemas solares. El sistema
solar no está en el centro de nuestra galaxia, sino casi en sus
fronteras.
Es como si la tierra no fuera en nada importante. Pero no
olvidemos que este planeta es algo especial para Dios. Por
eso es que tenemos que orar para que su voluntad sea hecha
en la tierra así como es hecha en el cielo.
Ahora entendemos por qué después de sólo un versículo
que habla del cielo y de la tierra, el Espíritu Santo está intentando
decirnos una cosa importante: «Voy a centrar mi mirada
en este planeta». Ahora bien, no es tan importante cómo
Dios ha creado los cielos y la tierra: lo importante es que la
voluntad de Dios sea realizada en este planeta.
Recuerdo cuando por primera vez descendió el hombre en
la Luna. Al día siguiente, el New York Times publicaba un
anuncio en el cual había una foto de la nave espacial. Y el
texto decía: «Es fea, y sin embargo te ha llevado a la Luna».
Uno se preguntaba quién habría pagado tanto dinero por esa
publicación. Y en un recuadro pequeño al final del aviso había
una foto de un vehículo pequeño y feo de una conocida
marca. Así, nuestro planeta es muy pequeño; sin embargo está
41
en el corazón de Dios. La voluntad de Dios va a ser realizada
a través de este planeta. Y más aún, hablando estrictamente,
cuando llegamos al capítulo 2 de Génesis, en verdad, vemos
que Dios puso a la humanidad, a Adán y Eva, en su corazón.
Por eso en Job hay una frase que pregunta qué es el hombre
para que esté en el corazón de Dios. Entonces, no es de sorprender
que el Espíritu Santo haya buscado este enfoque.
El enemigo intenta frustrar la voluntad de Dios
Ahora tenemos Génesis 1 y Génesis 2. Es evidente que en
estos dos capítulos el tema principal no es cómo Dios creó los
cielos y la tierra; lo importante es que algo ocurrió con este
planeta y que eso tiene relación con su voluntad. De alguna
manera, el enemigo de Dios intentó frustrar la voluntad de
Dios.
Entonces, comenzando del versículo 2, se nos cuenta una
historia muy importante: «Y la tierra estaba desordenada y
vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo». Aquí
descubrimos inmediatamente que algo ha ocurrido con la tierra.
Cuando Dios crea algo, es siempre perfecto y bello. Y
cuando estudiamos Isaías y otros libros proféticos, vemos que
cuando el juicio de Dios ha caído sobre un área determinada,
el Espíritu siempre usa la expresión «desordenada y vacía».
Eso sencillamente significa que cuando Dios creó los cielos y
la tierra, él nunca quiso que la tierra estuviera desordenada y
vacía.
Si uno estudia cuidadosamente la expresión «estaba desordenada
y vacía», la palabra «estaba», traducida del hebreo,
significa «se volvió». Recordamos cómo la esposa de Lot se
volvió estatua de sal. La palabra hebrea usada para decir que
la esposa de Lot ‘se volvió’ estatua de sal es la misma palabra
que se traduce como «estaba» en Génesis 1:2. La esposa de
Lot no era una estatua de sal; sin embargo, una tragedia le
sucedió, y ella se transformó en una estatua de sal.
Lo mismo ocurrió aquí. En el principio la tierra no estaba
desordenada y vacía, pero algo sucedió. «Y las tinieblas estaban
sobre la faz del abismo». Si reunimos todos esos térmi42
nos –desordenada, vacía, tinieblas– de acuerdo a como el Espíritu
Santo usa las palabras en la Biblia, siempre hacen referencia
a un juicio. Después de un juicio de Dios, la tierra se
transformó, y se volvió desordenada y vacía.
Ahora tenemos tinieblas en este mundo. «Y las tinieblas
estaban sobre la faz del abismo». No sólo había tinieblas, sino
también estaban sobre la faz del abismo. Y el abismo –como
antes lo mencionamos– significa el océano. Significa que toda
la tierra estaba rodeada por el océano, y ahora la luz no podía
penetrar el océano. No es de sorprender que las tinieblas estén
aquí. Algo ocurrió con nuestro planeta.
La Biblia no nos habla en detalle aquí. Sin embargo, al
estudiar otras partes de la Biblia podemos saber lo que ocurrió.
Recordemos que Dios creó los cielos y la tierra, no sabemos
después de cuántos años. Entre los seres creados por Dios
antes de esto, Satanás era el más bello de los ángeles, había
sido creado maravillosamente. Entre todas las criaturas, ninguna
se comparaba a aquel jefe de los ángeles. Sin embargo,
él se volvió orgulloso y quiso ser igual a Dios. Entonces hubo
una gran rebelión en este universo; y no sólo Satanás se rebeló,
sino que un tercio de los ángeles le siguió. Esos ángeles se
volvieron diablos, y siguieron a Satanás en su rebelión contra
Dios.
Hermanos y hermanas, esa tragedia ocurrió verdaderamente.
Ahora sabemos cómo las tinieblas entraron en este mundo.
Aquel mundo que se rebeló fue un mundo de tinieblas. Ellos
ya no pudieron permanecer en presencia de la luz. La presencia
de Dios está llena de luz. Entonces fueron arrojados fuera
de la presencia de Dios hasta nuestro planeta, y no sólo a
nuestro planeta sino también el espacio exterior, probablemente
nuestro sistema solar y quizá aun nuestra galaxia.
¿Cómo lo sabemos? Si estudiamos la carta a los Efesios,
capítulo 6, sabemos que el poder de las tinieblas está en los
lugares celestiales. Eso es muy evidente. Así, no es de extrañar
que las personas adoren al sol o a la luna, porque el sistema
solar es el territorio de los diablos, y ellos hacen que las
personas adoren al sol y la luna. En verdad, Satanás mismo
43
desea recibir adoración. Ahora podemos saber por qué muchas
religiones adoran al sol y a la luna; esto prueba que el
enemigo de Dios realmente ocupa ahora el espacio exterior. Y
más aún, probablemente ha penetrado hasta toda nuestra galaxia.
¿Cómo sabemos esto? Porque hoy tenemos la astrología,
basada en el conocimiento de nuestra galaxia. Ellos han
llegado a concluir que de alguna manera las estrellas pueden
gobernar nuestro destino. Y si uno cree en eso, Satanás va a
recibir la adoración que él desea. Entonces es evidente que el
enemigo de Dios ha sido echado fuera de la presencia de Dios
hasta llegar a nuestro espacio exterior.
Ahora, cuando llegamos a Apocalipsis capítulo 12, vemos
que el dragón no estaba en este planeta, sino en algún lugar de
nuestro espacio exterior. Un día habrá una batalla en que los
ángeles buenos van a batallar contra los malignos, y Satanás
será derrotado. A partir de ese momento ellos van a ser expulsados
desde los lugares celestiales hacia nuestro planeta. Hasta
entonces, el poder de las tinieblas estaba esparcido por nuestra
galaxia; sin embargo, ahora son arrojados a nuestro planeta.
Antes estaba toda la galaxia para soportar esos poderes de
las tinieblas, pero ahora nuestro pequeño y pobre planeta tendrá
que soportar todos los poderes de las tinieblas. ¿Cómo la
Biblia describe eso? Como el comienzo de la gran tribulación.
¿Cómo definimos la gran tribulación en Apocalipsis? Cuando
el enemigo ocupaba el espacio exterior, ya era una tragedia.
Es por eso que tenemos tanto sufrimiento hoy. Pero piensen
esto: Hoy nosotros sufrimos, pero esos poderes de las
tinieblas están distribuidos por toda la galaxia. Nosotros sentimos
ese poder, pero no estamos bajo su total influencia. Pero
un día Satanás, el dragón, y su poder serán expulsados de los
lugares celestiales –el espacio exterior– y estarán limitados a
la superficie de nuestro planeta. No es de admirarnos que la
Biblia diga: «¡Ay de la tierra y del mar!», porque he aquí viene
la gran tribulación.
Hoy la humanidad ya sufre bastante por el dolor, el sufrimiento,
las enfermedades y todas esas cosas, pero cuánto más
44
irá a ser aquel día en que todo ese poder esté concentrado en
la tierra. Ahora aparece el dragón en la costa del mar. Vemos
el primer monstruo salir del gran mar; luego hay otro monstruo
de la tierra. Ahora sí que hay sufrimiento. Según nuestro
Señor Jesucristo, este sufrimiento nunca ha ocurrido antes.
Este conocimiento es seguro: hoy el enemigo de Dios aún
está en el aire. Por eso, en la Biblia es evidente que cuando
estamos involucrados en la batalla espiritual, estamos tratando
con poderes malignos, poderes de las tinieblas en las regiones
celestes. Al comienzo toda la tierra siguió a Satanás, y
es probable que haya habido algunos seres vivientes en este
planeta –nosotros no sabemos los detalles–, que también se
rebelaron contra Dios. De alguna forma, lo que nosotros conocemos
como demonios hoy día, están relacionados con estos
hechos. Sin embargo, eso no está muy claro. Algunas veces
pensamos equivocadamente que los que mueren se vuelven
demonios. Sin embargo, tal idea no es bíblica. De hecho,
los demonios tienen algo a ver con estos seres vivientes que
otrora vivieron en la tierra. De cualquier forma, una cosa sabemos:
que el juicio de Dios vino sobre la tierra, que ésta se
volvió desordenada y vacía, y que hubo tinieblas por todas
partes. Todo el planeta estaba rodeado del océano.
Recordemos que en la nueva creación no habrá océano,
porque los océanos tienen que ver con las tinieblas. Así que,
hay una evidencia de que la tierra pasó por un juicio muy
severo; que Dios juzgó a este planeta. Antes que Dios dijera
que haya luz, hubo una historia de juicio de Dios. No sabemos
cuánto tiempo pasó; sin embargo, sabemos que durante
un largo período en la historia de nuestro planeta éste estuvo
bajo el constante juicio de Dios.
Los juicios de Dios sobre la tierra
Ahora, ¿cómo Dios juzgó al planeta? No lo sabemos. Sin
embargo, cuando llegamos a Apocalipsis, antes del regreso
de nuestro Señor, cuando Satanás y sus seguidores están diseminados
en este planeta, estará no solamente el anticristo, sino
el dragón y el falso profeta: habrá una trinidad diabólica. Dios
45
es Trinidad. Satanás trata de imitar a Dios; él es contra Dios
Padre. El anticristo intenta imitar a Cristo y es contra Cristo, y
el falso profeta intenta imitar al Espíritu Santo y es contra él.
En el tiempo de la gran tribulación habrá tinieblas por todas
partes; la tierra y el mar estarán rodeados de tinieblas, es
decir, la misma condición de Génesis 1:2. Si deseamos saber
qué ocurrió con nuestro planeta en aquel tiempo, podemos
decir que después del juicio de Dios la tierra se volvió desordenada
y vacía, y que las tinieblas estaban por todas partes.
En Génesis no sabemos cómo Dios juzgó a este planeta,
pero lo sabemos en Apocalipsis. Vemos las siete trompetas y
las siete copas. Especialmente las siete copas, representan las
copas de la ira de Dios derramadas desde el cielo, y cada juicio
tiene como objetivo todo el planeta. Hay unas montañas
muy grandes, y la Biblia dice que todas están ardiendo, y de
alguna forma chocan sobre este planeta. Pero más aún, hay
una estrella que cae; esa estrella también está ardiendo, y choca
con los ríos.
Nosotros no sabemos lo que ocurrió en Génesis; sin embargo,
sabemos lo que ocurre en Apocalipsis. No sólo una
vez, sino siete veces. Siete iras que vienen sobre esta tierra. Y
probablemente en una de esas, nuestro Señor provoca la colisión
de una gran montaña incandescente contra este planeta.
Alguna cosa que viene desde el espacio exterior como una
montaña ardiendo, cae y choca sobre la tierra. En ese tiempo
sabremos cómo Dios sacudirá este mundo, cómo juzgará este
mundo con los siete juicios.
Ahora, hay algo muy interesante. Los científicos nos han
dicho que en la historia de nuestro planeta ocurrieron cinco
eventos. En ellos, las especies del planeta casi desaparecieron.
En otras palabras, de acuerdo a los científicos, Dios ha
enviado cinco juicios a este mundo. Es casi como si siete copas
hubieran caído sobre esta tierra. Es muy interesante. No
tenemos detalles, pero si creemos que nuestro Dios es un Dios
consistente, que es el mismo ayer, hoy y por siempre, y que
sus métodos son siempre los mismos, la forma como él va a
juzgar a la tierra al final de los tiempos probablemente sea la
46
misma forma en que él la juzgó en el comienzo.
Este es un hecho casi reconocido en el mundo científico:
Sesenta y cinco millones de años atrás, hubo una gran montaña
ardiendo que vino del espacio exterior y chocó con el Golfo
de México. Hoy, si uno visita México, puede ver un gran
hoyo creado por esa montaña. ¿Qué ocurrió? Por causa de
este juicio, desaparecieron todos los dinosaurios. ¿Qué son
los dinosaurios? Los hermanos conocen esos pequeños reptiles
que trepan por las paredes, las lagartijas. Una lagartija puede
ser peligrosa; felizmente es un animal pequeño. Pero, ¿qué es
un dinosaurio? De acuerdo a los científicos, un dinosaurio es
similar a una lagartija. La diferencia es que las lagartijas, así
como las abejas, no crecieron. Ahora, ¿por qué las abejas no
crecieron más? Si una abeja fuese tan grande como un león,
¡todos estaríamos en problemas! Sin embargo Dios ha creado
los cielos y la tierra, y él puso un límite a la abeja. El tubo
digestivo de ella nunca ha crecido, y por eso el cuerpo de la
abeja se ha mantenido pequeño. Si ella hubiera crecido, tendríamos
problemas, tendríamos abejas como leones por todas
partes. Sin embargo, eso nunca ha ocurrido en nuestro universo.
Dios creó los cielos y la tierra, y él puso límites en todos
esos seres que se arrastran. Sin embargo, desafortunadamente,
cuando ellos siguieron a Satanás, o cuando fueron poseídos
por espíritus malignos, crecieron en demasía. Esos son
los dinosaurios. Sabemos cuán grande era un dinosaurio: tenía
como treinta metros de longitud y veinte metros de altura,
con una gran cola y un gran cuello. Necesitaba un corazón
muy fuerte. El corazón de un dinosaurio pesaba casi cuatrocientos
kilos. Nuestra presión sanguínea es siempre entre 80
y 120, pero si pudiéramos medir la presión arterial de un dinosaurio,
¡sería de 600!
Los dinosaurios siguieron a Satanás y ocuparon todo este
mundo, por todas partes. Hubo un crecimiento anormal de la
creación de Dios. Así, en Apocalipsis tenemos langostas.
Normalmente, las langostas comen las cosas verdes, las hierbas;
ellas nunca intentan atacar a las personas. Pero no olvide47
mos, aquellas langostas de Apocalipsis deben ser poseídas de
demonios, o ser la consecuencia del proceso de clonación. No
lo sabemos.
En el principio, cuando Dios dijo: «Sea la luz», ¿quién
ocupaba este planeta? Los dinosaurios. Esto es muy real. Especialmente
el país vecino, Argentina, estaba lleno de
dinosaurios. De alguna forma, había algo errado con este planeta.
Hoy los científicos comienzan a creer que hubo cinco
tribulaciones, y el último juicio ocurrió hace sesenta y cinco
millones de años atrás. Sin embargo, de acuerdo a nuevas
investigaciones, ellos creen que muchos años atrás, antes que
eso ocurriera, hubo otra estrella que chocó con este planeta, y
entonces, ¿qué ocurrió? Antes de eso, todos los cocodrilos
estaban esparcidos sobre la tierra; pero después de ese juicio,
todos desaparecieron. Pero ahora había dinosaurios. Entonces,
hermanos y hermanas, de acuerdo a la Biblia, es evidente
que eso ocurrió.
Este capítulo llega a su fin, pero no olvidemos que en él
hay una importante lección. Si estudian su Biblia cuidadosamente,
y aplican este principio de simetría, descubrirán que la
manera como Dios juzgará al final nos permite concluir con
alguna seguridad lo que, de hecho, ocurrió en el principio. Es
verdad, Dios juzgó la tierra. Sin embargo, vemos que la historia
no termina allí. Dios tiene que actuar. Cuando había tinieblas,
cocodrilos y dinosaurios por todos lados, vemos por un
lado, los juicios de Dios sobre el planeta – como las siete
copas de la ira. Sin embargo, después de eso, Dios hará algo
en la tierra, en el territorio del enemigo: Dios dijo: «Sea la luz;
y fue la luz»!, y eso significa luz para ese mundo. En otras
partes del universo había plenitud de luz, o sea, la presencia
de Dios estaba en todas partes; la gloria de Dios llenando todo.
La tierra era ahora territorio del enemigo y Dios trajo luz a ese
territorio; trajo luz a las tinieblas. Eso nos muestra que Dios
puede hacer algo empezando en territorio del enemigo. Eso
es lo que veremos en los próximos capítulos.
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49
Capítulo 3
Una tragedia en el planeta tierra
«En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra
estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la
faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de
las aguas. Y dijo Dios; Sea la luz; y fue la luz» (Génesis 1:1-
3). «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó» (1:27). «Y Jehová Dios plantó
un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que
había formado» (2:8).
En el principio Dios creó los cielos y la tierra, y esa
creación era perfecta. Él creó un cielo perfecto y una
tierra perfecta. Sin embargo, comenzando el versículo
2, la cámara del Espíritu Santo centra su foco en nuestro
planeta, y nos damos cuenta de que una historia triste ha ocurrido
en él. Hubo una tragedia. Tenemos que buscar en otros
libros de la Biblia para descubrir lo que ocurrió. Si reunimos
toda la información que hay en la Biblia, sabemos que después
que Dios creó los cielos y la tierra, Satanás se rebeló
contra Dios, y en esa rebelión le siguió la tercera parte de los
50
ángeles. Ellos fueron lanzados fuera de la presencia de Dios
hasta nuestro planeta y el espacio exterior. Eso es lo que ocurrió
con la tierra.
Entonces Dios juzgó a este planeta y también al espacio
exterior. A causa de este juicio, la tierra se volvió desordenada
y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. Es
muy probable que en esa ocasión también haya habido seres
vivientes que se rebelaron contra Dios. A causa de este juicio
–como en el diluvio, cuando él usó el agua para juzgar la
tierra– muchos de esos seres murieron. Y descubrimos que
los espíritus de esos seres fueron separados de sus cuerpos, y
se volvieron espíritus desnudos, buscando un lugar donde tener
reposo. Por eso había tinieblas sobre la faz del abismo.
En la Biblia vemos que cuando nuestro Señor estuvo sobre
la tierra, hubo una tempestad en el mar de Galilea, y él reprendió
al mar y al viento. De alguna forma, percibimos que había
una personalidad detrás de esa tempestad. Es evidente que
hay un aspecto natural del mar y del viento; sin embargo, hay
también un aspecto sobrenatural. Si sabemos lo que ocurrió
en la historia temprana de la tierra, podemos entender lo que
pasó cuando nuestro Señor estuvo en la tierra. Por eso él reprendió
al viento y al mar, y el mar se calmó y el viento cesó.
Eso significa que había algo detrás del viento y del mar.
Si leemos la Biblia cuidadosamente, vemos que cuando
nuestro Señor fue al otro lado del mar de Galilea, un hombre
estaba poseído por un demonio, y aquel demonio era muy
fuerte. Finalmente, éste fue echado fuera y entró en dos mil
cerdos. Se supone que eran necesarios dos mil cerdos para
soportar aquel tipo de poder. Aquel poder de las tinieblas estaba
en una persona. Entonces es claro por qué, cuando nuestro
Señor los echaba fuera, los demonios decían: «No nos atormentes
». Ellos tenían miedo, porque no querían ser atormentados.
Ahora estaban habitando en este cuerpo y se sentían
cómodos. De alguna forma, el espíritu inmundo tiene que estar
en un cuerpo humano. Los espíritus inmundos estaban alojados
en él para tener reposo, por eso rogaron al Señor: «No
nos atormentes». Pero el Señor los reprendió, y entraron en
51
los dos mil cerdos. Finalmente, todos ellos cayeron en el mar.
Es decir, en algún lugar del mar está el lugar de los espíritus
malignos, y entendemos ahora por qué en los nuevos cielos
y en la nueva tierra no habrá mar. La tempestad, la violencia
del mar, tiene que ver con el poder del reino de las tinieblas.
Sí, hay un mar delante del trono de Dios, pero es un mar
de cristal. El mar de cristal tiene la hermosura y majestad del
mar, pero sin la violencia de éste. Esta perturbación o violencia
viene del mundo de las tinieblas de Satanás. Entonces ahora
con más probabilidad conocemos el origen de esos demonios.
(No es que alguien muera y se transforme en un fantasma
o un demonio).
Dios no sólo tiene todo poder, sino toda sabiduría
Cuando estudiamos la Biblia, podemos ver que hay una
historia muy triste en nuestro planeta, y que Dios juzgó este
planeta. Sin embargo aquí encontramos un problema: Dios
nunca creó a Satanás. Sabemos que más tarde Satanás se rebeló
contra Dios y Dios juzgó a este planeta, y por ello la
tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre
la faz del abismo. Ahora, ¿quién es el que creó los problemas
detrás de todo eso? Naturalmente, Satanás y sus seguidores.
Pero no olvidemos que Dios es el Creador; y Satanás una
criatura. Entonces, ¿por qué Dios no destruyó al enemigo, a
Satanás, en el principio? Así no tendríamos problemas. Sin
duda, Dios podría haber hecho eso, porque él es el Creador, él
tiene el poder de la creación. Es Dios quien lo creó, y quien
también podría destruirlo.
Pero no olvidemos que sólo una tercera parte de los ángeles
se rebeló contra Dios. En este universo aun había dos tercios
de los ángeles que estaban mirando. Si Dios destruía a
Satanás, eso sería una demostración del poder de Dios, el Dios
Todopoderoso. Todos los ángeles iban a adorarlo, diciéndole:
«Tú eres el Dios Todopoderoso, el Dios que creó, el Dios que
destruye». Si eso hubiera ocurrido, este universo hubiera sido
algo muy simple. Todos los ángeles adorarían a Dios confesando
que él es el Todopoderoso.
52
Pero, hermanos, ¿este es el único atributo de Dios? ¿Sólo
le conocemos como un Dios Todopoderoso? Sí, él es Todopoderoso;
sin embargo, él es también todo sabiduría. Nuestro
Dios es muy grande. Él sabía que había dos terceras partes de
los ángeles que estaban mirando. Si él hubiera hecho eso, este
universo hubiera sido muy simple, muy mecánico. No; nuestro
Dios es muy sabio; él no sólo quiere demostrar su poder,
sino también su sabiduría. Él desea enseñar una importante
lección a todos los ángeles. Él desea que los principados y
potestades sepan que nuestro Dios no sólo es Todopoderoso,
sino también lleno de sabiduría.
Sí, es un problema muy complicado; sin embargo, Dios sabe
cómo tratar con su enemigo. Un día, todo el universo confesará
que Dios no sólo es Dios de todo poder, sino también Dios de
toda sabiduría. Ahora, ¿cómo sabemos esto? Veamos Efesios
3:9: «...y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio
escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;
para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada
a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades
en los lugares celestiales...». Los principados y potestades
están en los lugares celestiales. Estos son ángeles, son las dos
terceras partes que no siguieron a Satanás. Ellos tienen que
aprender una lección. Dios desea darles una lección muy importante:
que no sólo lo adoren como el Dios Todopoderoso,
sino que ellos sepan, que les sea dada a conocer la multiforme
sabiduría de Dios. Es por eso que tenemos el capítulo 2 de
Génesis. El motivo es muy sencillo: Ese es el propósito de Dios,
aunque el universo estaba desintegrado. Originalmente, el universo
era uno, lleno de la gloria de Dios. Pero en su rebelión, el
enemigo de Dios intentó desintegrar el universo En el comienzo
era uno, había armonía; la voluntad de Dios era hecha en
todo lugar. Ahora, a causa de la rebelión, sabemos que una
parte de la creación no oyó a Dios. Cuando ellos estaban sujetos
al gobierno de Dios, el universo era uno; sin embargo, ahora
está esparcido. Todo el universo tiende a la desintegración.
Pero gracias a Dios, él aún tiene el control.
Hay otro poder que intenta dividir el universo, intenta ha53
cerlo pedazos. Originalmente todo era tan hermoso, con tanta
armonía; era uno. Ahora el enemigo de Dios quiere frustrar la
voluntad de Dios, y los otros dos tercios de los ángeles quieren
ver cómo Dios puede hacer que todo sea unificado otra
vez. Ahora entendemos por qué la Biblia habla de reunir todas
las cosas del universo en Cristo. Es necesario un centro de
autoridad para poner todas las cosas en orden y hacerlas una.
Aquel reino de las tinieblas, más temprano o más tarde,
será sojuzgado, y finalmente el universo llegará a ser uno. Si
deseamos entender Efesios, es muy fácil: reunir todas las cosas
en Cristo. Tenemos que conocer la historia, y con ese trasfondo,
seremos capaces de apreciar lo que Pablo dice en Efesios.
Desde que esta tragedia ocurrió, todos los ángeles estaban
esperando a ver qué haría Dios. Si Dios hubiera dado
muerte al enemigo, ellos habrían dicho: «Oh, claro, puedes
hacerlo». Pero más que eso, esperamos ver cómo Dios va a
tratar con su enemigo y cómo finalmente todo el universo se
volverá uno.
A veces pensamos que el enemigo de Dios es muy poderoso:
hay tinieblas por todas partes. Y por eso, a lo largo de su
historia, la iglesia ha pasado por persecuciones. Satanás es un
homicida desde el principio, y el espíritu de homicidio ha entrado
en la humanidad. Por eso hay terroristas por todas partes,
asesinatos, enfermedades, dolor, sufrimiento y maldición.
Pero Dios no fue nunca el autor de estas cosas. Todo eso viene
del enemigo. A veces sentimos como si el enemigo fuera muy
poderoso. En verdad, él intenta desintegrar el universo; sin
embargo, todo el universo está esperando saber cómo Dios va
a tratar con esta situación.
Hermanos, ahora Dios va a revelar su propósito. Por eso
tenemos Génesis 1. Con ese trasfondo, comenzamos a ver lo
que Dios va a hacer. «Las tinieblas estaban sobre la faz del
abismo». Todo el planeta tierra estaba rodeado por el mar, y el
mar era tan profundo que la luz no podía penetrar en él. Por
eso había tinieblas, espíritus malignos por todas partes. Pero
Dios tiene algo en su mente. Si seguimos leyendo, veremos lo
que había en la mente de Dios. Él sabe como tratar con el
54
enemigo. Empezamos a ver que de acuerdo a esa sabiduría,
paso a paso, finalmente Dios va a ejecutar su plan.
Ahora, hay una cosa importante. Si tomamos un mapa del
universo, podemos ver que sólo hay tinieblas en nuestro planeta
y en el espacio exterior. El universo es muy grande, pero
si miramos el mapa del universo descubrimos que los cielos
revelan la gloria de Dios. Si tenemos ojos espirituales, descubrimos
algunas partes del universo donde hay tinieblas. La
Biblia llama «el reino de las tinieblas» al lugar donde Satanás
gobierna.
En este gran mapa vemos que este planeta, nuestro espacio
exterior, y probablemente nuestra galaxia, son muy oscuros.
Es como si Dios hubiera perdido su territorio. De alguna manera
el enemigo ha usurpado esta parte del universo. Por eso
dice la Biblia que «el mundo entero está bajo el maligno».
Recuerden que cuando el Señor fue tentado en el desierto,
Satanás le ofreció la gloria de todos los reinos. Si nuestro Señor
hubiera adorado a Satanás, éste le habría dado la gloria de
los reinos de la tierra. Nuestro Señor no le dijo: «Estás equivocado;
este mundo no te pertenece»; él sabe que Satanás es
el dios de este mundo, y que todos los reinos están bajo el
maligno.
Entonces, ¿qué hará Dios? Esta parte del universo está caída,
está en tinieblas. Pero he aquí la sabiduría de Dios. Esta es
la parte más difícil en todo el universo, porque toda la tierra
está rodeada de tinieblas. Pero Dios es capaz de comenzar
desde el territorio del enemigo, y por eso vemos que el Espíritu
de Dios estaba sobre la faz del abismo. Recordemos que
aun en ese reino de tinieblas, en territorio enemigo, Dios dijo:
«Sea la luz». Y fue la luz.
Sin embargo, hermanos y hermanas, había luz en todas las
demás partes. En la presencia de Dios hay luz, siempre hay
luz. Recordemos que esta es la historia de la tierra, de nuestro
planeta. Dios dijo a nuestro planeta: «Haya luz». Y fue la luz.
Y ese fue el primer día. Dios estaba reordenando este planeta.
Después de su juicio –nosotros no sabemos cómo, quizás a
través de una montaña ardiendo– los cocodrilos y los
55
dinosaurios, fueron destruidos, y todo el planeta quedó limpio.
Dios hizo un trabajo de aseo, limpiando todo.
La restauración del planeta tierra
Ahora Dios desea hacer algo aquí. Por eso hubo juicio tras
juicio. A través de esos juicios, el enemigo de Dios fue juzgado,
pero al mismo tiempo, en el territorio del enemigo, Dios
quiso organizar toda la situación, limpió toda la tierra y trató
de hacer algo. Por eso en el primer día, Dios dijo: «Sea la
luz», y hubo luz. Ese fue el primer día de la recuperación de
Dios, la restauración de Dios, la reorganización de Dios.
Recordemos que probablemente en el principio la tierra no
sólo estaba rodeada por el mar, sino que a causa de los juicios
el planeta estaba muy caliente. Y cuando llegamos al segundo
día, de alguna forma la temperatura del planeta descendió.
Ahora las aguas pudieron ser separadas. Ahora había aguas
abajo, en la superficie de la tierra, y aguas arriba, cerca de los
cielos. Tenemos el aire, y arriba del aire también hay agua.
Hoy, si sabemos algo de ciencia, sabemos que hay agua en los
cielos, por eso hay nubes y lluvias. Estas son las aguas de
arriba. Y también hay aguas abajo, en la superficie. Tenemos
el cielo entre dos aguas. Este es el segundo día. Ahora, recordemos
que Dios creó todo en el versículo 1. La tierra ya estaba,
pero desafortunadamente después del juicio hubo tinieblas
en todas partes. Dios dijo «Sea la luz». Y cuando llegamos
al segundo día, tenemos la separación de las aguas arriba
y abajo.
Cuando llegamos al tercer día, las aguas retrocedieron, y
apareció la tierra. Es evidente que esta no fue la creación original.
Había agua por todas partes. La tierra estaba allí, y ahora
las aguas estaban retrocediendo. Algunas formaron el Océano
Pacífico, otras el Océano Atlántico. Eso ocurrió el tercer
día. Pero ahora tenemos la tierra, y por supuesto, los árboles
empiezan a crecer. Dios no creó los árboles en este tiempo;
los había creado en el versículo 1. Todo ya estaba ahí. Pero
ahora que las aguas retroceden, aparece la tierra firme, y es
muy natural que los árboles y las flores empiecen a crecer.
56
Fue el día tercero.
Ahora, uno se pregunta: ¿Cómo pueden crecer los árboles
sin el sol y sin la luna? Es imposible. Los árboles crecen con
la luz del sol. Recordemos, Dios creó el sol en el versículo 1.
Cuando él dijo: «Sea la luz», de alguna forma la luz del sol
comenzó a entrar en nuestro planeta. Cuando llegamos al tercer
día, recordemos, la temperatura fue bajando y bajando y
el aire se hizo más fino, haciendo posible que la luz del sol
penetrara aún más.
Probablemente en el tercer día, si uno miraba al cielo sólo
veía una luz, no se veía la luna ni el sol como los vemos ahora.
Era como un bebé recién nacido. Las primeras veinticuatro
horas, aunque el bebé esté en el regazo de su madre, él sólo es
capaz de ver un poco. Cuando mira a su mamá, apenas puede
ver la diferencia entre luz y tinieblas, algo muy vago. Sabe
que hay alguien allí, pero no puede verla claramente. Sin
embargo, el rostro de la madre ya está allí. Pero pasadas veinticuatro
horas, gradualmente, el rostro de la madre se hace
claro. Hoy diríamos que mejoró la resolución para verla. A
partir de entonces, el rostro de la madre va a permanecer siempre
con el bebé. Por eso, todos nosotros conmemoramos el
Día de la Madre, porque desde muy pequeños vimos su rostro.
Ahora podemos entender, podemos ver claramente. En el
tercer día, el sol está allí, la luna está allí. No conocemos las
estaciones, porque la resolución no es buena aún. Pero aún
así, ello puede sostener la vida; los árboles pueden crecer,
porque han recibido luz, aunque la resolución de la luz no es
óptima. En el tercer día no hay separación entre las cuatro
estaciones.
Cuando llegamos al cuarto día, el sol y la luna comienzan
a funcionar plenamente. Eso es muy importante. Entonces,
vienen el cuarto y el quinto día. Si leemos cuidadosamente la
Biblia, veremos que todo esto es una restauración; no es creación.
Dios creó todo en el versículo 1 de Génesis; sin embargo,
después del versículo 2, la cámara del Espíritu Santo pone
su foco en este planeta, diciéndonos que Dios va a preparar
esta tierra tal como una madre prepara la cuna. Cuando la
57
cuna está preparada, sabemos que un bebé está por venir.
Hermanos y hermanas, ésta es la historia del capítulo 1.
Dios estaba preparando nuestro planeta. Dios no sólo ha creado
el hombre, sino que nos ha puesto en un paraíso. Y eso es
lo que él quiere hacer, porque de alguna forma, por medio de
este plan, Dios va a cumplir su voluntad. De acuerdo con los
científicos, sesenta y cinco millones de años atrás no había
humanidad, era imposible. Lo mismo dice la Biblia. Sólo después
que Dios juzgó al planeta, éste estuvo disponible, entonces
Dios intenta llevar adelante su plan.
Recién en el sexto día, sí tenemos creación. Cuando llegamos
a los seres humanos, a la raza de Adán, es evidente que
en el sexto día Dios creó la humanidad. Este es el capítulo 1.
En el versículo 1 tenemos el universo, así como el fotógrafo
enfoca al hermoso paisaje de fondo. Luego el enfoque pasa a
nuestro planeta, así como el fotógrafo enfoca a la pareja de
novios. Sin embargo, lo que el fotógrafo quiere mostrar son
los bellos rostros del novio y de la novia.
Sólo cuando llegamos al capítulo 2 entendemos por qué
Dios inició la restauración de este planeta: porque él desea
hacer algo en el territorio del enemigo. Recordemos que todo
esto es territorio del enemigo. En esta tierra Dios ha separado
un área. En este territorio, en esta parte del planeta, Dios desea
tener el cielo en la tierra. Antes de eso, los cielos estaban
en los cielos. Cuando Dios nos puso en el huerto de Edén, él
deseaba crear el cielo en la tierra, en el territorio del enemigo.
A partir de allí, Dios desea llevar adelante su propósito.
Entonces, cuando llegamos al capítulo 2, descubrimos que
Dios puso a Adán y Eva en el huerto de Edén. El huerto de
Edén es sólo una pequeña parte de todo este planeta, pero la
voluntad de Dios va a ser llevada a cabo a partir de allí, aunque
Satanás aún ocupa este planeta y el espacio exterior. Esto es lo
que Dios ha estado haciendo: Primero ha juzgado el planeta; no
hay más cocodrilos, no hay más dinosaurios. Ahora es posible
que los hombres vivan en la cuna, porque el huerto de Edén es
como una cuna. A partir de allí, Dios va a cumplir su propósito.
Cuando Dios puso a Adán y Eva en el jardín, en aquel
58
tiempo, nuestro planeta era casi como es hoy, el clima era casi
como el de hoy. ¿Por qué hoy tenemos civilización? Por causa
del clima. Supongamos que volvemos muchos años atrás,
con toda la tierra cubierta por los hielos, con los cocodrilos y
los dinosaurios, ¿cómo podrían vivir los hombres en un ambiente
como ése? Pero, ¿qué nos dice la Biblia? Dios nos puso
en el jardín de Edén.
La civilización de hoy tiene que ver con el clima. Si preguntamos
a los científicos cuántos años de historia tiene nuestra
civilización, ellos nos van a decir que 6.000 años, o algo entre
6.000 y 10.000 años. Aunque la tierra tenga una larga historia,
la historia de la civilización es de unos 6.000 a 10.000 años.
Entonces vemos cuán precisa es la palabra de Dios. Recordemos
que Adán no era uno de aquellos hombres de las cavernas.
No, hermanos, cuando la Biblia habla acerca de Adán y
Eva, dice que Dios nos creó en el huerto de Edén, y el clima
de nuestro planeta era similar al de hoy. Dios puso a Adán y
Eva en el huerto de Edén. Ese es el capítulo 2.
El huerto de Edén es un lugar real
Hay muchas cosas que tenemos que compartir. Sin embargo,
antes de concluir este capítulo, permítanme decirles una
cosa: El huerto de Edén es un lugar real en nuestro planeta.
¿Dónde está el huerto de Edén? La Biblia nos dice que en él
había cuatro ríos. Entre estos cuatro ríos, los dos últimos son
bien conocidos hoy –el Tigres y el Éufrates–; los primeros
dos desaparecieron y no sabemos dónde estaban.
Cuando vemos televisión, especialmente a propósito de la
última guerra en el Golfo Pérsico, o si miramos el mapa de Irak,
descubrimos dos ríos que fluyen a través de esta tierra: el Tigris
y el Eufrates. Esta tierra entre dos ríos es llamada Mesopotamia.
Es evidente entonces que el huerto de Edén es un lugar real. No
sabemos dónde estaba; sin embargo, la Biblia nos dice que por lo
menos cuatro ríos fluyen a través de esa tierra. Aquí debemos
recordar que la historia de la humanidad comienza en el Medio
Oriente y terminará en el Medio Oriente.
En el principio encontramos el río Éufrates y también en
59
Apocalipsis capítulos 9 y 16. Otra vez vemos aquí la simetría
de espejo. En el libro Alfa y en el libro Omega está el río
Éufrates. La historia de la humanidad comienza con el Éufrates
y termina con él. En el comienzo, se suponía que el Éufrates
iba a llevar bendiciones a todo el mundo. Pero desafortunadamente,
Adán cayó, y todo cambió. El canal de bendiciones
se convirtió en un canal de maldición. De esta forma sabemos
por qué también tenemos al Éufrates en Apocalipsis.
Doscientos años atrás pensábamos que China y Egipto eran
las naciones más antiguas del mundo. ¿Por qué? Porque China
tiene el río Amarillo, y Egipto el río Nilo; a causa de estos
ríos, la civilización china y la civilización egipcia son muy
antiguas. Sin embargo, los recientes descubrimientos de la
arqueología confirman que la civilización más antigua no es
China, ni Egipto, sino el territorio del río Éufrates. Esto es
muy claro.
Pero, por sobre todo, recordemos que el huerto de Edén es
un lugar real. Desafortunadamente, los dos primeros ríos han
desaparecido; no sabemos dónde estaban. Si lo supiéramos,
podríamos saber aproximadamente dónde estaba ubicado el
huerto de Edén. Pero antes de concluir, me gustaría contarles
una buena noticia: Los científicos recientemente han descubierto
el primero de los dos ríos que no eran conocidos – el
Pisón. Si uno sigue el curso del río, va a descubrir oro, perlas
y piedras preciosas, en la tierra de Havila. Esta es la clave
para descubrir si ellos han encontrado o no el huerto de Edén.
Es una historia muy interesante, y demuestra que el huerto de
Edén es un lugar muy real en este planeta.
Nos hacemos una pregunta: ¿Por qué Dios puso a Adán y
Eva en ese huerto? Cuando leemos Génesis y Apocalipsis,
deberíamos ser capaces de extraer una conclusión y entender
lo que es la eterna voluntad de Dios. Entonces, si tienen un
tiempo, por favor, lean el capítulo 2, 3, 6, 10 y 11 de Génesis.
Si leen cuidadosamente, cuando yo mencione esto en los próximos
capítulos, sabrán de qué estamos hablando, porque en
verdad deseamos conocer la voluntad eterna de Dios.
El enemigo en verdad odia este libro, ataca este libro. Dice
60
que el capítulo 1 no está en armonía con la ciencia. Eso no es
verdad. Tenemos que decir que este es un libro maravilloso.
Sin embargo, hemos de leerlo cuidadosamente. Nuestra idea
no es satisfacer nuestra curiosidad. Hay muchas cosas maravillosas
aquí, pero nuestra atención está centrada en la voluntad
eterna de Dios. Anhelamos llegar al centro de la revelación
de Dios, pero teníamos que mencionar todos esos hechos
para tener una base que nos permita entender mejor aún.
61
Capítulo 4
Los comienzos en territorio enemigo
«Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces
del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la
tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó
Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón
y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los
peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra» (Génesis 1:26-28).
«Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente,
y puso allí al hombre que había formado. Y había Jehová
Dios hecho nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y
bueno para comer: también el árbol de vida en medio del huerto,
y el árbol de ciencia del bien y del mal (Génesis 2:8-9).
«Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol
del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del
bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás» (Génesis 2:16-17).
62
En el capítulo anterior llegamos a la parte del libro de
Génesis donde vimos cómo Dios puso a Adán y Eva
en el huerto de Edén. En Génesis 1 hemos visto cómo
Dios creó los cielos y la tierra. Entonces la cámara del Espíritu
Santo se concentra sólo en nuestro planeta. Luego hablamos
acerca de la historia de nuestro planeta, la tierra.
Ahora, después del juicio de Dios sobre la tierra, Dios la
va a preparar para algo que ya estaba en su mente. Cuando
estudiamos el capítulo 1, es muy claro cómo esta tierra fue
preparada. Aproximadamente 6.000 años atrás, Dios puso a
Adán y Eva en el huerto de Edén, cuando aún era territorio del
enemigo. Allí Dios creó el cielo en la tierra. Este es el Paraíso,
el huerto de Edén. A partir de allí, Dios va a llevar adelante su
voluntad.
En busca del primer río de Edén
Tenemos que recordar que el huerto de Edén es un lugar
real en este planeta. Había cuatro ríos que fluían por esta tierra.
Hoy existen sólo dos ríos, el tercero y el cuarto, Tigris y
Éufrates. Si hoy usted visita Irak, si empieza su viaje en el
Golfo Pérsico y viaja hacia el norte, va a descubrir que el río
Eufrates está a la izquierda, y el Tigris a la derecha. En las
riberas del Eufrates hubo una gran ciudad llamada Babilonia,
y a orillas del Tigris hubo otra gran ciudad llamada Nínive.
Babilonia fue la capital del imperio babilónico, y Nínive la
capital de Asiria. Asiria es hoy día el norte de Irak, y Babilonia,
el sur de Irak.
Hoy tenemos en Irak dos ríos que fluyen por toda su tierra;
sin embargo, la Biblia nos habla de cuatro ríos. Había otros dos
ríos: el primero es llamado Pisón, y el segundo Gihón. Pero
hoy ambos han desaparecido; no sabemos dónde están. Si usted
es capaz de localizar dónde están esos dos ríos, sería capaz
de localizar el huerto de Edén. Gracias a Dios, recientemente
algunos científicos de los Estados Unidos hicieron el siguiente
descubrimiento: encontraron algunas pequeñas piedras redondas
cerca del Golfo Pérsico, en Kuwait, y eso prueba que había
un río que fluía y entraba en el mar cerca de Kuwait.
63
Si usted conoce de geografía, Kuwait está junto a Irak.
Entonces los científicos hicieron sus investigaciones e identificaron
la composición de esas piedras. Teniendo toda la información
en sus manos, y empezaron a buscar las otras piedras
que estaban faltando.
Entonces fueron a Arabia Saudita. Ustedes saben que hay
dos ciudades famosas en Arabia Saudita. Una de ellas es la
Meca y la otra es Medina. Cerca de Medina hay una colina.
Los científicos visitaron aquella colina y descubrieron exactamente
las mismas piedras redondas en aquella colina. ¿Qué
significaba esto? Esto significaba que es muy posible que el
río iba desde Medina hasta Kuwait. Sin embargo, se necesitaban
evidencias, así que miraron algunas fotos de la NASA.
La NASA había tomado muchas fotos desde el espacio exterior.
Ellos decidieron concentrarse en la región entre Medina
y Kuwait, y verificar si había alguna huella que quedara cerca
de un río. Estaban muy entusiasmados porque cuando estudiaron
todas las fotos, en verdad, había un río debajo del desierto.
Arabia Saudita es todo un gran desierto. Sin embargo, en
verdad hay un río enterrado bajo la arena. Claro, a simple
vista, no había manera de saber eso. Sin embargo, si un río
verdaderamente fluye por allí, usted puede imaginar que hay
arena a lo largo del río. Ahora, por causa del vapor de agua,
usted puede imaginar que el color de la arena es distinto de la
arena del desierto. Si usted camina en el desierto no es capaz
de ver eso. Sólo cuando usted mira desde arriba, es muy claro
que debe haber un río enterrado bajo aquella arena.
Para saber si este es el primer río en el huerto de Edén,
necesitamos algunas indicaciones de la Biblia. Hay dos evidencias.
Primero, si usted sigue el curso del río, va a descubrir
oro, perlas, piedras preciosas. Los científicos intentaron descubrir
si esto era así. Otra vez tenemos noticias casi increíbles:
Ellos descubrieron oro muy fino cerca de Medina, y también
piedras preciosas y perlas. Y más que eso, la Biblia dice
que ese río rodeaba la tierra de Havila. Si usted estudia la
Biblia cuidadosamente, verá que Havila está en Arabia Saudita.
64
Entonces, al colocar todas estas informaciones juntas, los científicos
empezaron a creer que ellos probablemente habían
encontrado el primer río del huerto de Edén. Así que, el huerto
de Edén es un lugar real.
En el principio había verdaderamente un paraíso, pero desafortunadamente,
el hombre cayó, y la tierra fue maldita. Entonces
usted tiene los espinos y cardos. ¿Dónde encuentra
espinos y cardos? En el desierto. El desierto está lleno de espinos
y cardos. Ahora bien, se supone que debía ser un paraíso,
con cuatro ríos fluyendo a través de él, dando vida, dando
bendiciones. Luz por todas partes, bendiciones por todas partes.
Eso es el paraíso. Sin embargo, cuando la tierra fue maldita,
no hubo más paraíso, todo el huerto se convirtió en un
desierto.
Anteriormente esos cuatro ríos fluían a través del jardín.
Ahora, por causa de la caída de Adán, toda el área cambió.
Arabia Saudita se convirtió en un desierto, y muy probablemente
los dos ríos quedaron enterrados. Los científicos nos
dicen que probablemente en el tiempo del jardín de Edén, en
este planeta había muchas zonas donde llovía. Y en las zonas
de lluvia todo se torna en verde, todo es fresco, es como un
jardín. De acuerdo a los científicos, en el principio aquella
franja de lluvia estaba donde hoy está Arabia Saudita. Entonces,
a causa de la caída del hombre, esta franja de lluvia se
movió hacia el norte. Por eso, si hoy usted visita el norte de
Irak, todo es verde, pero si visita el sur de Irak, todo es amarillo.
Es muy claro, entonces, que por causa de la caída del
hombre, todo el clima cambió. Y no sólo eso: Todo el jardín
de Edén se convirtió en un desierto. Por eso tenemos los cardos
y los espinos. Si usted visita hoy el Medio Oriente, recuerde
que la historia que ocurrió en el segundo capítulo de
Génesis es verdadera. ¡El Edén es un lugar real!
Dos ríos de bendición convertidos en ríos de persecución
Después de dos o tres años, cuando la situación de Irak se
calme, nos gustaría hacer un viaje de estudio, empezando en
el Golfo Pérsico, y siguiendo hacia el norte. Primero, nos gus65
taría visitar la ciudad natal de Abraham, Ur, que no está lejos
del Eufrates. Después viajaremos más al norte, y visitaremos
Babilonia. Y si viajamos al lado del Tigris, tendremos Bagdad
y Nínive. Nínive es hoy la ciudad llamada Mosul.
No olvidemos: antes de la caída de Adán estos cuatro ríos
dieron a este mundo vida así como bendición. Sin embargo,
después de la caída, cuando Satanás se apoderó de este planeta,
el Eufrates y el Tigris se convirtieron en ríos que persiguieron
al pueblo de Dios en esta tierra. Las diez tribus del reino
del norte de Israel fueron llevadas cautivas a Asiria, bajo la
persecución del Tigris. Y cien años más tarde, las dos tribus
del reino del sur fueron llevadas a Babilonia, bajo la persecución
del Eufrates.
Si usted conoce la historia, si sabe lo que está ocurriendo
hoy, usted puede comprender a partir de la palabra de Dios,
que hubo una tragedia. Se suponía que estos ríos iban a dar
vida y bendiciones a todo el mundo, pero se convirtieron en
instrumentos en las manos de Satanás.
Cualquiera que desee seguir a Dios, cualquier pueblo que
confiese que Dios es su Dios, verdaderamente pasará por la
persecución. Esa es la historia del Antiguo Testamento, y es
también la historia del Nuevo Testamento. Sólo hay dos tipos
de personas que son perseguidos. Si usted va al libro de Apocalipsis
y aplica el principio de simetría, descubrirá que en la
gran tribulación, hay sólo dos pueblos que sufren tan profundamente.
Si usted estudia su Biblia cuidadosamente, verá que
sufrirán persecución aquellos que guardan los mandamientos
de Dios, y también aquellos que están por el testimonio de
Jesús. Ustedes saben quiénes son esas personas.
Si ustedes aplican el principio de la simetría, entenderán
por qué hay un Eufrates en el principio y un Eufrates en el
final, por qué la historia de la humanidad comienza en el Medio
Oriente y un día va a terminar en el Medio Oriente. ¿Por qué
hoy día Irak, Irán, Israel y Siria están siempre en los diarios?
Porque nuestro Señor va a regresar pronto. Todo el universo
está llegando a su fin.
Todo lo que está descrito en Apocalipsis es ahora tan vivo,
66
tan real para nosotros, especialmente después del 11 de septiembre.
Todo el mundo se ha despertado, pues ha percibido
una transformación muy grande en nuestro planeta. Es un llamado
a despertar. El Señor Jesucristo regresará muy pronto,
más pronto de lo que usted puede pensar, más pronto de lo
que usted puede esperar. Así que, si usted desea entender el
Apocalipsis, tiene que entender el Génesis. Si no entiende el
comienzo, ¿cómo podría explicar el final?
Sólo la palabra de Dios puede interpretar la palabra de
Dios
¿Por qué hoy las personas estudian Apocalipsis y están
confundidas? Hay tantas interpretaciones, y muchas de ellas
son de eruditos de la Biblia, siervos de Dios. Sin embargo,
hermanos y hermanas, sólo la palabra de Dios puede interpretar
la palabra de Dios. Sólo el Alfa es capaz de explicar la
Omega. Sólo Génesis puede explicar Apocalipsis.
Los enemigos de Dios odian estos dos libros. Ellos atacan
el primer libro. Dicen: Eso no es científico, es sólo superstición.
Ellos odian este libro; no pueden entenderlo. Y también
el Apocalipsis. Hay tanta confusión. Aun el mismo Juan
Calvino, el gran reformador, un gran estudioso de la Biblia,
que fue casi el único en toda la historia de la Iglesia que interpretó
la palabra de Dios de una manera científica, él escribió
comentarios sobre todos los libros del Nuevo Testamento,
excepto sobre uno, Apocalipsis.
¿Qué significa eso? Que las personas piensan que este libro
es casi imposible de entender. ¿Por qué? ¿Cuál es la instrucción
al final del libro de Daniel? Daniel tenía que cerrar el
libro hasta los últimos días, cuando sería abierto. Sin embargo,
en aquel tiempo, Daniel debía cerrar el libro. En otras
palabras, uno no era capaz de entender aquel libro; estaba
cerrado. Pero, gracias al Señor, cuando uno llega al último
capítulo de Apocalipsis, descubre que Apocalipsis ha de ser
abierto en estos últimos tiempos.
Ahora los sesenta y seis libros están listos. Dios ha concluido
su obra, su Palabra. La Biblia se tornó un sistema ce67
rrado. Si Dios no hubiera concluido su Palabra, nosotros no
tendríamos una manera para interpretar la palabra de Dios.
Por ejemplo, supongamos que una mamá dice a su hija: «Por
favor, anda a...». Si la hija oye solamente esas dos primeras
palabras, ella puede entender erradamente las palabras de su
mamá, porque ella no ha terminado de hablar. Entonces, debe
escuchar cuidadosamente, con paciencia, hasta que la mamá
termine sus palabras. Si uno tiene paciencia suficiente, oirá
decir a la mamá: «Por favor, anda a la panadería a comprar
pan para nosotros». Si esperamos a que termine la frase, nuestra
interpretación será correcta.
Ese es nuestro problema. Nosotros intentamos explicar el
Apocalipsis solamente estudiando el libro de Apocalipsis.
Gracias a Dios, un día él concluyó los sesenta y seis libros de
la Biblia, y ahora nosotros podemos entender Apocalipsis.
Está abierto. Y ahora somos capaces de entender el libro de
Daniel. En Daniel es mencionada la expresión «...un tiempo,
dos tiempos y la mitad de un tiempo». En hebreo, eso no
significa un año, dos años y medio año. No; solamente significa
un período, dos períodos y la mitad de un período. Si uno
sólo estudia Daniel, uno no sabe cuán grande es ese tiempo.
Uno puede hacer una estimación, pero no está seguro. Si uno
pregunta a los rabinos, ellos conocen el Antiguo Testamento
muy bien. Y si ellos estudian la profecía de Daniel, les digo,
según al Señor, este libro estaría cerrado hasta los tiempos del
fin, cuando Dios revelaría su Palabra a través del libro de
Apocalipsis.
Ahora todo queda muy claro. ¿Qué significa eso? Que usted
necesita del libro de Apocalipsis para interpretar el libro
de Daniel. ¿Cómo sabemos esto? Porque en Apocalipsis también
tenemos la expresión: «...un tiempo, dos tiempos y la
mitad de un tiempo»; pero, gracias a Dios, también el Espíritu
Santo dijo a través de Juan, que ese período de tiempo equivale
a cuarenta y dos meses, o 1.260 días. Los rabinos hoy rechazan
el libro de Apocalipsis; por tanto, el libro de Daniel es
un libro cerrado para ellos. Ellos pueden ser eruditos bíblicos,
pero no conocen la voluntad de Dios.
68
Sin embargo, gracias a Dios, cuando nosotros llegamos a
Apocalipsis, todo se torna muy claro. Es por esa razón que en
esta oportunidad nosotros deseamos estudiar el libro Alfa y el
libro Omega juntos. Así seremos capaces de conocer el eterno
consejo de Dios.
Dios pone al hombre en territorio enemigo
Pero ahora vamos a hacer una pregunta muy importante.
¿Por qué Dios puso a Adán y Eva en el huerto? No olviden, el
huerto de Edén estaba en el territorio del enemigo. Recuerden
que Dios deseaba tratar con Satanás. Ahora, aquí viene el drama,
pero por detrás del drama, hay sabiduría. Ahora, Dios va
a revelar este drama, y aquí nosotros vemos el huerto de Edén.
A partir de este lugar, Dios va a obtener lo que desea.
Para Dios como Creador, sería muy fácil tratar con los seres
creados. Es muy fácil para él estrangular al enemigo hasta
que muera. Pero Dios no quiso hacer eso, porque hay dos
tercios de ángeles en este universo, y Dios no solamente desea
mostrar su poder. Él es el Dios todopoderoso, pero es
también el Dios de toda sabiduría. Dios no deseaba tratar,
como Creador, con Satanás. Sería como cuando un adulto
lucha con un niño. Cuando usted derrota a un niño, las personas
dicen: «Es un adulto, claro que puede vencerlo». Dios no
va a hacer eso; él no desea actuar como el Creador. Siendo
Satanás un ser creado, Dios creó otro ser, y lo llamó hombre.
El primero fue Adán. ¿Por qué Dios creó a la humanidad?
Dios decidió que un ser creado tratara con otro ser creado.
Ahora es un juego justo, limpio. ¡Esa es sabiduría de Dios!
Satanás ha sido creado como la criatura más hermosa, más
perfecta, representando la obra maestra de Dios. Desafortunadamente,
Satanás se rebeló, y entonces Dios decidió hacer
algo. Aquí viene la humanidad; ellos también son seres creados.
Pero recuerden, este ser creado es un poco distinto; él fue
creado a la imagen de Dios. Ese es el deseo de Dios: que la
humanidad fuera creada a su imagen. Entonces, no importa
donde van, ellos siempre van a permanecer como pueblo del
propio Dios. La gloria y belleza de Dios se supone que debe69
ría ser mostrada a través de ese pueblo. Ese es el deseo de
Dios. Por esa razón, nosotros fuimos creados conforme a la
imagen de Dios. En otras palabras, Dios desea que toda la
humanidad se torne semejante a él.
Eso no significa que ellos se van a convertir en Dios. No,
ellos fueron creados según su imagen. Entonces, no importa
dónde ellos vayan, llevan la imagen de Dios. Es así como el
embajador chileno en Estados Unidos. Cuando camina por
las calles de Washington, él está representando a todos los
chilenos. Cuando vemos al embajador, sabemos cuán maravilloso
es el pueblo que hay en Chile. Esto es lo mismo aplicado
al hombre, al cual Dios ha creado de acuerdo a su imagen.
Ahora, recordemos, es el deseo de Dios que un día todos
nosotros seamos conformados a su imagen. Pero si este propósito
es llevado adelante, ellos nunca podrán depender de sí
mismos; ellos necesitan una vida de completa dependencia, y
hay solamente una vida así en este universo. Dios tiene solamente
un Hijo unigénito. Sólo la vida del Hijo unigénito en
verdad es vida sobre este universo. Todas las otras cosas que
llamamos vida son sólo sombras de esta verdadera vida.
Solamente aquella vida es una vida de obediencia. Satanás
se rebeló contra Dios, desafió la autoridad de Dios. Era el
trono de Dios que mantenía todo unido. Donde el trono de
Dios gobierna, hay unidad. No olviden eso. Por eso, cuando
el Cordero está en medio del trono de Dios, uno ve que todo el
universo se reúne en Cristo. No debemos olvidar que solamente
esa vida de obediencia va a mantener todas las cosas
juntas. Satanás desafió la autoridad de Dios, desafió el trono
de Dios. Cuando el trono tiembla, todo el universo tiembla.
Ellos deseaban derrocar el trono de Dios; en otras palabras,
querían hacer que todo el universo se pusiese cabeza abajo. Y
entonces ellos fueron echados de la presencia de Dios hasta
nuestro planeta.
Por eso, esta pequeña parte del universo ahora quedó bajo
el poder del maligno. Pero, gracias a Dios, él deseaba empezar
su obra en el territorio del enemigo. Por eso fuimos crea70
dos a imagen de Dios. Ahora, cuando vivimos en la tierra,
¿cómo podemos verdaderamente manifestar la gloria y la belleza
de Dios? Solamente cuando recibimos la vida. Porque
Cristo dijo: «Yo soy la vida». Aparte de Cristo, no hay vida.
El secreto del universo es éste: ¿Quién es la imagen del Dios
invisible? Solamente su Hijo. Su único Hijo es la plena manifestación,
la expresión del Padre. Entonces, si el deseo de Dios
se va a cumplir, es muy claro, uno necesita la vida.
Fuimos creados; sin embargo, esto es solamente vida humana.
Lo que nosotros necesitamos es recibir un día aquella
vida. Ese es el secreto de ser transformados a la semejanza de
Dios, solamente cuando estamos siendo transformados a la
imagen del Hijo de Dios. Ahora no sólo somos creados a la
imagen de Dios, ahora las personas finalmente pueden ver la
belleza y hermosura de Dios. Ese es el propósito de Dios.
Creados con una voluntad libre
Pero no lo olviden, todo está ocurriendo aún en el territorio
del enemigo. Toda la tierra está bajo el maligno. ¿Qué puede
hacer Dios entonces? Otra vez digo, a fin de tener esta vida,
Dios puso esta vida en medio del huerto de Edén. Dios creó al
hombre con una voluntad propia. ¿Por qué? Porque Dios tiene
voluntad propia. Nosotros fuimos creados de acuerdo a su
imagen. Dios puede decir Sí, y Dios puede decir No. Dios
creó muchas estrellas. Las estrellas siempre dicen Sí; ellas
nunca pueden decir No. Dios tiene suficiente número de estrellas.
Dios desea alguien que sea como él, que pueda decir
Sí, y que pueda decir No. Y no solamente eso, Dios nos ha
creado de acuerdo a su imagen, Dios es todo sabiduría. Entonces,
de alguna forma, alguna chispa de su sabiduría vino
hasta nosotros, y comenzamos a pensar. ¿Cómo yo sé que
estoy aquí? Yo pienso, por eso sé que estoy aquí.
Esa es la prueba de que fuimos creados de acuerdo a su
imagen. Dios es amor. Gracias a Dios, de alguna forma, la
chispa del amor por la creación entró en nosotros. Entonces,
ahora aprendemos a amar como la madre y el padre aman a
sus hijos, como el esposo ama a su esposa. ¿Qué significa
71
esto? Que fuimos creados de acuerdo a la imagen de Dios.
¡Gracias a Dios! Pero eso no es suficiente. A fin de cumplir el
propósito de Dios, él puso dos árboles delante de Adán. Él
creó a Adán con libre albedrío. Él podía decir Sí, y podía decir
No.
Un ingeniero puede, por ejemplo, construir un robot, poner
en él un programa de computación, y oprimir un botón.
Supongamos que es un robot femenino. Al oprimir el botón,
el robot dirá: «Yo te amo, papá». Puede hacer cualquier cosa.
El robot va a seguirle. Es lo que ocurría con Hitler. Cuando
Hitler daba un discurso, en la plataforma tenía muchos botones.
Cuando él apretaba un botón, todos aplaudían. No había
nada espontáneo. Todo era de acuerdo a los botones que Hitler
apretaba.
Dios tiene suficiente número de estrellas, y también tiene
planetas, como Marte y Venus, por ejemplo. La razón por la
que una nave espacial puede aterrizar en Marte, es porque
Marte no tiene voluntad. Siempre va a decir Sí, nunca va a
decir No. Gracias a Dios por eso. Todos los días el sol se
levanta del oriente al occidente. El sol siempre hace lo mismo,
siempre dice Sí. Si el sol dijera No, entonces estaríamos
en problemas. El sol nunca se va a levantar del occidente.
Ahora, los hermanos ven que todas las cosas obedecen a
Dios. El problema es el siguiente: él ha creado una cosa con
libre voluntad, porque fue creada de acuerdo a su imagen.
Dios puede decir Sí y Dios puede decir No. Y nosotros podemos
decir Sí, y podemos decir No.
Hay una historia real, ocurrida en Corea. Una esposa hablaba
mucho. Un día su esposo le dijo: «Tú hablas demasiado.
Me gustaría que te callaras». Entonces la esposa se calló.
A partir de aquel momento, ella nunca más abrió su boca. Su
esposo estaba impávido; no podía hacer nada. (Eso se llama
«guerra fría»). Cuando eso empezó, él pensó «es sólo por una
semana». Pero pasó un mes, un año, y nada cambió. En aquel
tiempo, su hija era aún una niña pequeña. Y un día aquella
niña llegó a ser adulta, y deseaba casarse. Ella preguntó a su
padre. El papá dijo: Sí. Sin embargo, ahora tenía que pregun72
tar a su madre. Ella fue donde su mamá. En ese momento
muy importante, la mamá debería decir Sí o No. Pero no dijo
ninguna palabra. Sólo hizo un movimiento con su cabeza.
Eso fue todo. Ese es el poder de la voluntad. Los maridos
deben ser cuidadosos. Las esposas también deben ser cuidadosas.
Fuimos creados con una libre voluntad. Dios nunca permitió
que los querubines estuvieran resguardando el árbol del
conocimiento del bien y del mal. Si eso hubiera ocurrido, no
había manera de que Adán cayera. Entonces Satanás iba a
decir: «Mira, tú lo pusiste en tal condición que tiene que obedecer
». Si Dios es como un dictador, entonces no hay elección.
Esa es la sabiduría de Dios: Dios no puso ninguna protección
frente a los dos árboles. Sin embargo, Dios dio una
indicación para Adán. Este es un principio muy importante
para los padres. Hoy nosotros vamos al otro extremo. En los
Estados Unidos, los padres fueron al otro extremo, se olvidaron
de su responsabilidad. Allí los hijos e hijas tienen toda
libertad. Pero cuando sus hijos ya han crecido, y ustedes desean
respetar el que Dios los haya creado como personas con
libre voluntad, eso no significa que ustedes no tengan una
influencia sobre ellos.
Dios permitió que Adán pudiera elegir. Sin embargo, le
hizo una advertencia. «De todo árbol del huerto podrás comer
libremente –en la versión inglesa–, mas del árbol de la ciencia
del bien y del mal no comerás». Pero al mismo tiempo, aunque
había tantos árboles, Dios puso dos árboles en el centro.
Era imposible no verlos. Y Dios dice: «De todo árbol podrás
comer», sin embargo hay un árbol que es prohibido. En todo
eso, Dios hizo una sugerencia a Adán. Él debería elegir el
árbol de la vida. Es lo que Dios deseaba.
Cuando verdaderamente recibimos el árbol de la vida, ¿qué
tipo de vida es ésta? La vida que está en Cristo, la vida que
está en el Hijo unigénito de Dios. Sólo aquella vida es la vida
de obediencia. Solamente hay un Hijo obediente en este universo.
Nosotros amamos a nuestros hijos e hijas. Gracias a
Dios por ellos. Pero todos somos testigos de que algunas ve73
ces ellos no nos escuchan. Ellos obedecen, sin embargo son
muy lentos y tardíos. Algunas veces dicen: «Sí, papá»; sin
embargo, el próximo día hacen otra cosa distinta. No es así
con nuestro Señor Jesucristo.
Creados con una vida dependiente
Entonces, recordemos que la vida de Satanás es rebelión,
es división. Es desintegrar el universo. Solamente la vida de
aquel Hijo obediente mantiene todo unido, todo en armonía.
Él es el pacificador en la cruz. Por un lado, él tomó nuestra
mano, y por otro lado, tomó la mano de Dios. Cuando él murió,
él puso esas dos manos juntas. Ahora podemos estar reconciliados
con Dios.
Y no sólo eso. A partir de la rebelión del enemigo de Dios,
hay una separación entre cielo y tierra. Anteriormente, el cielo
era el cielo y la tierra también era el cielo, porque la tierra
fue creada para reflejar el cielo. Uno puede distinguirlos, pero
no puede separarlos. Pero a causa del pecado, descubrimos
una separación entre cielo y tierra. Cristo es la escalera hacia
los cielos: por un lado, él toca el cielo, y por otro lado, él toca
la tierra. Y en la cruz todo el universo estaba siendo reconciliado
en él.
Entonces uno ve la naturaleza del árbol de vida. Ahora uno
entiende por qué Dios ha creado al hombre, por qué esa vida
es una vida de dependencia. Por eso es que el Señor Jesucristo,
siendo el Hijo de Dios, el Creador, él puede hacer muchas
cosas, pero dijo: «Yo hago solamente lo que mi Padre quiere
». ¡Qué obediencia, hermanos! Esa es la naturaleza del árbol
de vida: dependencia.
¿Cómo uno sabe si alguien es sabio o no? Los científicos
tienen una manera de saber si alguien es sabio o no: ellos
miden su cuociente de inteligencia, su CI. Cuando un bebé
nace, su CI es cero. Sin embargo, si uno compara un bebé
humano con un bebé animal, descubre que un animal tiene un
gran CI. Por ejemplo, un ternero, el mismo día en que nace,
puede sostenerse en pie y beber la leche de su madre. Su CI
no es cero. ¿Han visto un bebé en su cuna, que en el día de su
74
nacimiento pudiese decir: «Hola, mamá»? ¡La madre se desmayaría!
Eso es imposible. El CI de un bebé humano es cero.
Cuando un tiburón nace, en el primer día, la cría tiene
dientes, puede nadar y alimentarse. ¿Ha visto usted un bebé
que tenga todos los dientes en el primer día? El CI de un
tiburón es mayor que el nuestro. Pero espere cinco o diez
años. Si invitamos a un mono aquí, y tenemos dos
montoncitos de maníes, todo lo que el mono puede distinguir
es que aquí hay más maní que acá. Él no puede decir
cuánto maní hay aquí, ni cuánto hay acá. Pero eso no ocurre
con el hombre. Nuestros niños saben que esto es diez y esto
es veinte. Él intentará contar con sus diez dedos. Y si hay
más de diez maníes, va a sacarse los zapatos y con la ayuda
de los diez dedos de los pies descubrirá que aquí hay diez
maníes y acá hay doce. ¿Cuál es el secreto? El secreto es que
el bebé ha empezado de cero; sin embargo, los animales
empiezan siendo muy independientes. El primer día, el bebé
sólo sabe llorar. Cuando él llora, viene la mamá, o toda la
familia. ¿Qué significa eso? «Yo no puedo vivir por mí mismo;
todo lo que puedo hacer es llorar». Es una vida de dependencia.
En otras palabras, puedo vivir sobre esta tierra
porque dependo de mi mamá y de mi papá. Éste es el principio
del árbol de vida, porque el bebé comienza en cero, y
finalmente es muy sabio. Ese es el secreto.
Pero, desafortunadamente, ese no es nuestro caso. Recuerdo
que cuando yo estuve en Nueva York me gustaba visitar
las librerías. Un día fui a una librería, y encontré un libro. En
la portada, decía que este libro era muy útil. Era para los escritores,
para las secretarias, para los banqueros, para las dueñas
de casa y para los estudiantes. Yo pensé que ese libro debería
ser muy útil. Y costaba solamente dos dólares. Yo debía comprar
este libro, y lo compré. Quedé muy contento con tener
este libro. Cuando empecé a leer, muy cuidadosamente, el
título decía: Libro Nada. Y cuando lo abrí, no tenía nada escrito.
Todo estaba en blanco. Es por eso que era útil. La secretaria
podía escribir algo en él; una mamá puede escribir algo
en él. Ese es el significado de Nada: Nada es cero.
75
Nosotros somos cero, porque tenemos una vida dependiente.
Cristo puede escribir todo en nuestros corazones. ¡Gracias
a Dios! Ese es el principio del árbol de vida. Cuando usted
tiene diez mil dólares en su bolsillo, es muy difícil para usted
orar. Pero cuando no tiene nada en el bolsillo, sus rodillas se
ablandan y usted ora. Cuando uno ora es como cuando el bebé
está llorando. El doctor es muy cuidadoso: si el bebé no está
llorando cuando nace, él lo pone con la cabeza hacia abajo y
le da una palmada. ¿Cuál es nuestro llanto? Nuestra oración.
Así es como nosotros crecemos. Cuando uno ora, significa:
«Yo me rindo, yo no puedo vivir sin Dios, no puedo vivir sin
Cristo». Este es el árbol de vida. Gracias a Dios, este es el
principio del árbol de vida.
Extendiendo el reino de Dios
Si Adán y Eva hubieran tomado aquel fruto del árbol de
vida, ellos habrían sido transformados en aquella vida. Entonces
la hermosura y la gloria serían manifestadas a través
de aquella vida. Pero más que eso, Dios dijo a Adán: «Multiplicaos
y llenad la tierra y sojuzgadla». ¿Qué supone la idea
de sojuzgar? Que la tierra estaba bajo el maligno, que nunca
había sido sojuzgada. Ahora, ¿qué deseaba Dios? Que, comenzando
desde el huerto de Edén, Adán y Eva deberían
multiplicarse. Ahora, después de multiplicarse, es evidente
que el paraíso no sería suficientemente grande. Entonces, con
la vida del árbol de vida dentro de ellos, cuanto más ellos se
multiplicaran, más se esparcirían. Y cuando más se esparcen,
el deseo de Dios es que toda la humanidad llene esta tierra.
Piensen eso: Cada uno teniendo la vida del árbol de vida, aquella
vida obediente que siempre dice Sí a Dios, y siempre dice
No a Satanás, y avergüenza a Satanás. Pero más que eso, ahora
es esparcida para llenar toda la tierra. Dios dijo:
«Sojuzgadla». ¿Qué significa eso? «Ejercita tu autoridad en
ellos, ponlos bajo tus pies».
¿Cuál es el secreto? Cuando ellos recibían esa vida, Adán
y Eva y los otros descendientes estaban bajo la autoridad de
Dios. Entonces la humanidad se tornaba en una autoridad de76
legada. Ellos estaban bajo la autoridad de Dios, porque tenían
la vida obediente de Dios. Ellos siempre iban a decir Sí a
Dios, y a avergonzar al enemigo de Dios, porque él siempre
dice No a Dios.
Ahora, por un lado, ellos expresan a Dios, expresan la gloria
y belleza de Dios; y por otro, la bendición comienza de
allí, la influencia del cielo comienza a esparcirse; porque el
deseo de Dios es que la humanidad coma del árbol de la vida
y finalmente pueda llenar toda la tierra. Que toda la tierra sea
sojuzgada bajo sus pies. Cuando eso ocurra, la voluntad de
Dios será hecha en la tierra así como es hecha en el cielo. De
esta manera, Dios va a recuperar ese territorio.
Cuando todo esté bajo los pies de la humanidad, por causa
de que la humanidad está bajo los pies de Dios, con la autoridad
de Dios, entonces el reino de Dios estará aquí. El trono de
Dios habrá sido establecido aquí. De esa manera, los enemigos
van a ser avergonzados. Esta es la multiforme sabiduría
de Dios.
Anteriormente, ¿cómo sabíamos que este planeta era el
reino de las tinieblas? Porque teníamos cocodrilos en todas
partes, teníamos dinosaurios en todas partes. Uno sabe que
eso es el reino de las tinieblas. Gracias a Dios, Dios dijo: Sea
la luz. Ahora, ¿cómo vamos a saber que el nombre de Jehová
va a ser tan hermoso en todo el mundo? Cuando la humanidad
llene esta tierra, cuando ellos traigan la autoridad de Dios
a todas partes. Ellos no son la autoridad, no tienen autoridad,
pero ellos obedecen a Dios, están bajo su autoridad, y entonces
se convierten en autoridad delegada. Es una autoridad
derivada de la vida que está dentro de ellos. Ese es el deseo de
Dios.
Un día, a través de la creación de la humanidad, Dios va a
recuperar para sí mismo aquel territorio que está en manos
del enemigo. Entonces la voluntad de Dios va a ser hecha en
la tierra, así como es hecha en los cielos. Esta es la voluntad
eterna de Dios. Cuando esto ocurre, tenemos su reino sobre
esta tierra.
77
La multiforme sabiduría de Dios es comunicada por medio
de la Iglesia
Antes de terminar, déjenme darles un versículo muy importante,
porque muchas personas se olvidan de ese versículo
y lo comprenden mal. Veamos Mateo 25:34. Es la palabra de
nuestro Señor: «Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para
vosotros desde la fundación del mundo». Algunas veces estamos
intrigados por este versículo, porque nosotros sabemos
que el reino de los cielos es desde antes de la fundación del
mundo. Pero aquí nosotros tenemos un reino que es desde la
creación del mundo. Entonces el deseo de Dios, el propósito
eterno de Dios, y la manera como él va tratar con el enemigo,
es estableciendo un reino sobre la tierra. Ese es el reino que es
desde la fundación del mundo.
Aquí podemos ver que esa es en verdad la voluntad de
Dios, y esta es de hecho la sabiduría de Dios. Hoy hemos
recibido a Jesucristo como nuestro Salvador. Piensen eso. La
vida está en nosotros. Ahora tenemos vida eterna. Todos nosotros,
en principio, hemos tomado del árbol de vida. Entonces,
cuando llenamos esta tierra, dondequiera que vayamos,
por un lado, estamos siendo transformados a la imagen de
Cristo, y por otro lado, estamos verdaderamente trayendo la
autoridad de Dios. Entonces, cuando juntamos todo este pueblo,
de acuerdo a la Biblia, hay un nombre para este pueblo
que tiene la vida de Cristo: la Iglesia.
Antes de terminar, leamos Efesios 3:10. «Para que la multiforme
sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio
de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales.
» ¿Cómo los ángeles en el cielo van a aprender la
multiforme sabiduría de Dios? Ellos adoran a Dios porque
Dios es todopoderoso. Los ángeles ven la gloria de Dios en
los cielos. Los ángeles son testigos del poder de la creación.
Sin embargo, ellos nunca han entendido la multiforme sabiduría
de Dios. Ellos necesitan ser enseñados por medio de la
iglesia. ¿Qué significa eso? Simplemente significa que sólo
aquellos que han recibido a Jesucristo como su Salvador, tie78
nen la vida de Cristo en ellos. Cuando ellos están juntos, cuando
llenan esta tierra, se convierten en autoridad delegada para
Cristo. Adonde vayan, encontrarás el cielo y la tierra. Esos
cristianos llevan el cielo a todas partes. Ellos llevan la autoridad
de Dios por todas partes. De esta forma, el enemigo de
Dios es avergonzado.
¿Ven cuán importante es la iglesia, y por qué el enemigo
de Dios odia a la iglesia? Él divide a la iglesia vez tras vez y
tras vez. Amados hermanos, cuando nosotros estamos divididos,
el enemigo de Dios se está riendo. Pero no se olviden: es
por intermedio de la iglesia que se va a hacer la voluntad eterna
de Dios. Solamente de esta forma el enemigo de Dios va a
ser avergonzado; de esta forma todos los ángeles van a decir:
«No sabemos sólo que Dios es todopoderoso, sino también
conocemos su multiforme sabiduría». Nosotros somos testigos
de un drama que empezó en el huerto de Edén, que siguió
hasta la cruz, y hasta el regreso del Señor. Gracias a Dios, la
iglesia no es algo pequeño de ninguna manera. La iglesia es
algo que está conectado con el reino. Dios usa la iglesia para
cumplir su propósito. Él va a recuperar todo el territorio perdido,
y finalmente la voluntad de Dios va a ser hecha en la
tierra, así como es hecha en el cielo.
Hermanos y hermanas, vean cuán grande es nuestra responsabilidad
aquí hoy. No podemos considerar solamente a
la iglesia como una edificación, como una institución, o una
congregación. Si uno toma prestada la escalera de Jacob, y si
sube al cielo hoy, ¡cuán importante es la iglesia en el corazón
de Dios! Porque cuando la vida de Cristo está en su iglesia,
aquella vida es una vida obediente. No solamente anuncia al
mundo que Jesucristo es Señor; sino también por medio de su
vida es un testimonio vivo.
Uno va a su cocina, otro va a su escuela. Uno sabe que
Jesucristo es el Señor en estas vidas. No solamente es un eslogan;
es una realidad. Ahora vemos que esa es la voluntad eterna
de Dios. Es el propósito de Dios que los cielos y todo el
universo sean reunidos en Cristo. Entonces, ahora entendemos
el eterno consejo de Dios. Por esa razón, en Génesis,
79
tenemos el reino desde la fundación del mundo. Llegamos al
capítulo 11 de Apocalipsis, cuando nuestro Señor regrese,
entonces los reinos de este mundo habrán venido a ser de
nuestro Señor y de su Cristo.
Entonces, finalmente, Dios habrá cumplido su propósito,
y el drama llega a su final. Y vemos que la nueva Jerusalén
baja de los cielos. Cuando veas la nueva Jerusalén, vas a recordar
el huerto de Edén.
Si uno sigue el curso de los ríos, hay oro, piedras preciosas
y perlas. Con aquel material, Dios está construyendo la nueva
Jerusalén. Finalmente, Babilonia habrá caído, y la nueva Jerusalén
desciende de los cielos. En el comienzo, el árbol de
vida, y en el final, el árbol de vida. Finalmente, vemos a Dios
y su Cordero en el trono. El trono es el centro del poder de
todo el universo. Y ese es el centro que reúne todas las cosas,
es el centro que mantiene todo el universo en armonía. Ahora,
en el centro mismo del trono está Dios y el Cordero.
Ahora vemos a Cristo, y sólo Cristo se torna en el centro
del universo, porque aquel día vendrá en que Dios reunirá a
todo el universo en Cristo. Este es el cuadro que se nos da en
Apocalipsis. Gracias a Dios, de esta forma, por la misericordia
del Señor, nosotros tenemos una vislumbre del eterno consejo
de Dios.
80
81
Capítulo 5
La consumación del propósito eterno
«Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente
como cristal, que salía del trono de Dios y del
Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro
lado del río, estaba el árbol de la vida» (Apocalipsis 22:1-2).
Nos vamos a detener en aquello que nuestro Señor nos
quiere mostrar aquí. ¿Dónde está el árbol de la vida?
En el paraíso o en la nueva Jerusalén. La Palabra nos
dice que a uno y a otro lado del río estaba el árbol de la vida.
Allí donde está el río de vida va a estar el árbol de la vida.
Cuando uno descubre el río de vida, también va a encontrar el
árbol de la vida.
¿Qué es el árbol de la vida? Si deseamos entender su significado,
hemos de permitir que la palabra de Dios nos lo explique.
No sólo Génesis habla del árbol de la vida; si llegamos a
Apocalipsis, el Espíritu Santo nos muestra lo que es el árbol
de la vida. La interpretación es dada en Apocalipsis. Tenemos
que leer con mucho cuidado, pues el árbol de la vida está
82
conectado con el río de vida. El río de vida sale del trono de
Dios y del Cordero.
El universo tiene un centro dual
Si uno quiere conocer el río de vida, tiene que rastrear su
fuente hacia atrás, hasta el trono de Dios y del Cordero. En
otras palabras, donde encontramos el río de vida, se encuentra
también el árbol de la vida. El camino para el río de vida va
hacia atrás, hasta el trono de Dios y del Cordero. Eso significa
que el árbol de la vida también tiene que buscarse hacia atrás,
hasta llegar al trono de Dios y del Cordero, que es su fuente.
Aquí, el secreto es encontrar al Cordero. Si uno quiere saber
cualquier cosa sobre el árbol de la vida, tiene que buscar hacia
atrás, hasta llegar al Cordero. Ese es un pensamiento muy
importante que obtenemos de estos versículos.
Volvamos a Apocalipsis 7:17: «Porque el Cordero que está
en medio del trono los pastoreará». El Cordero está en el
centro del trono. Este es un versículo muy importante. El trono
es el centro del poder del universo, y el Cordero está en el
centro, en medio del trono. En otras palabras, el Cordero es el
centro del poder. Si nosotros queremos explicar el universo,
es muy claro que el universo está centrado en Cristo. Y aquí
es tan claro, que podemos conocer la voluntad eterna de Dios.
Este versículo de la Biblia muestra cuál es el deseo de Dios,
de que todo el universo esté centrado en Cristo.
Pero más que eso, la Biblia se refiere al Cordero. ¿Por qué
el Cordero? El Cordero se refiere a Cristo; pero más aún, a
Cristo crucificado. No sólo Cristo, sino Cristo que murió por
nosotros en la cruz.
La Biblia usa una palabra muy simple para hablarnos de
dos grandes asuntos en todo el universo. Todo el universo
tiene sólo un centro: Cristo. Eso es muy claro. A causa de la
desafortunada caída del hombre, Dios tenía que restaurarnos.
Dios quería traer la salvación a la humanidad. Esta es la historia
de la cruz. La cruz se convirtió en el centro del universo.
Por eso Pablo dijo: «Pues me propuse no saber entre vosotros
cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.» No sólo a
83
Cristo glorificado, sino a Cristo crucificado. Cristo glorificado
es bien conocido por todos los rabinos y por todos los
judíos; sin embargo, Pablo dijo: «Yo tengo sólo un tema, Cristo
crucificado». Cuando hablamos acerca de Cristo crucificado,
hay dos pensamientos implicados: Cristo y la cruz.
Después de la caída del hombre, la cruz es la única solución.
Nunca podemos soslayar la cruz. No podemos tener a
Cristo sin la cruz, ni tener la cruz sin Cristo. Es imposible.
Este es el evangelio, este es el propósito de Dios. En este
universo tenemos un centro dual, un centro que tiene dos pensamientos
detrás: Cristo y la cruz. ¿Cómo podemos combinar
estos dos pensamientos juntos en una palabra? Cuando leemos
Apocalipsis, es el Cordero. El Cordero es el centro del
trono, y el trono es el centro del universo. Es muy claro.
Ahora, no es de sorprender que Pablo diga: «No conozco
nada más que a Cristo, y a Cristo crucificado». Nosotros no
podemos sólo gritar un slogan; tenemos que saber dónde la
Biblia nos dice que esto es verdaderamente así. Quisiera que
cada uno de los hermanos pudiera memorizar Apocalipsis 7:17.
Es muy interesante saber que el Cordero va a hacer algo: «El
Cordero los guiará a fuentes de aguas de vida». Esas fuentes
de aguas de vida no son nada más que el río de vida.
Recordemos que cuando el Cordero está en el trono, hay
un río que sale del trono. Y si queremos saber cualquier cosa
acerca de la vida, hay que seguir el río que llega hasta el trono.
El río de vida, o el agua de vida, cualquier cosa conectada con
la vida, tiene sólo una interpretación, porque hay sólo una
fuente, cuando se recorre todo el camino hacia atrás, hasta
llegar al Cordero. El Cordero que está en el centro del trono
nos va a conducir al río de vida; él nos va a señalar el río de
vida. Más aún, si uno encuentra el río de vida, también va a
descubrir allí el árbol de la vida. El río de vida tiene que hacer
su camino hacia atrás hasta llegar al trono donde está el Cordero,
y el Cordero siempre nos conduce al río de vida. Es una
interpretación mutua. El Cordero interpreta para nosotros el
árbol de la vida, y el árbol de la vida interpreta al Cordero.
Este es un concepto muy, muy importante.
84
La maravillosa experiencia de Juan
Ahora, ¿por qué en Apocalipsis tenemos al Cordero por
todas las partes? Veintiocho veces se menciona esta expresión
–el Cordero– en el Apocalipsis. Esto tiene que ver con la
experiencia de Juan.
El apóstol Juan, inspirado por el Espíritu Santo, tuvo una
experiencia maravillosa cuando tenía casi cien años de edad.
Inspirado por el Espíritu Santo, este anciano empieza a recordar.
Su memoria lo llevó hacia atrás, hasta sus días primeros.
Como anciano, probablemente había olvidado muchas cosas;
sin embargo, él nunca olvidaría aquellas cosas de que había
sido testigo en los días tempranos. Por esa razón empezó a
escribir los primeros capítulos de su evangelio. Y cuando escribió
el evangelio, recordó que él tenía dulces memorias de
sus días tempranos. Había una cosa que nunca podría olvidar:
el recuerdo de su primer encuentro con su Maestro.
Hermanos y hermanas, en nuestras vidas, si hay alguien
que nosotros amamos profundamente, si nosotros caminamos
con él o con ella por veinte, veinticinco, o treinta años, y ya
estamos envejeciendo, cuando miramos hacia atrás, siempre
nos vamos a acordar del primer encuentro con esa persona a
quien amamos tanto. Este recuerdo nunca se nos va a borrar.
Entonces, no es de sorprender que en su evangelio, Juan
hable de muchos lugares que en los otros evangelios no son
mencionados. Por ejemplo, Juan menciona Betania, la que
quedaba más allá del río Jordán. Esa no es la Betania cercana
a Jerusalén. No; es la Betania que estaba a cuatro días de camino.
Es un lugar que está en la parte sur de Siria, y es exactamente
el lugar donde el Señor alimentó a Elías por medio de
los cuervos. En los otros tres evangelios, no hay ninguna mención
de la Betania que quedaba más allá del río Jordán. Sin
embargo, este lugar era importante porque fue allí donde Juan
encontró a su Maestro por primera vez, y aquel encuentro
determinó el curso de toda su vida futura. Otras personas,
otros discípulos podían olvidarse, pero Juan nunca se olvidó.
Él se acordaba muy vívidamente del momento en que por
primera vez encontró a su Maestro: las cuatro de la tarde, y el
85
sol se estaba ya casi poniendo.
Esas dulces memorias retornaban a Juan, y él recuerda que
antes era un discípulo de Juan el Bautista. No era fácil ser
discípulo de Juan el Bautista. Era necesario ser muy fuerte
físicamente, pues sus discípulos le ayudaban a bautizar a la
gente. De ahí se deduce que Juan debía ser muy robusto físicamente.
Él estaba con Andrés, otro que también después se
hizo discípulo de Cristo. Sin embargo, en el principio, tanto
Juan como Andrés eran discípulos de Juan el bautista. Y cuando
él estaba con Juan el bautista, oyó aquella voz: «He aquí el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo».
En el tiempo del Antiguo Testamento, todos los pecados
eran cubiertos bajo la sangre del cordero o de los animales
que eran sacrificados. En ese tiempo, todos los pecados estaban
cubiertos por la sangre. Los pecados estaban allí aún; pero
uno no los veía, porque estaban bajo la cobertura de la sangre.
Pero ahora Juan dijo: «... He aquí el Cordero de Dios.»
Cuando Abraham ofreció a su hijo Isaac, éste hizo una
pregunta: «¿Dónde está el cordero?». En todo el período del
Antiguo Testamento, no sólo Isaac hizo esta pregunta; muchas
personas preguntaron: «¿Dónde está el Cordero?». Ellos
tenían los sacrificios de los animales, tenían la sangre; y sus
pecados estaban cubiertos bajo la sangre. Sin embargo, ellos
necesitaban al Cordero de Dios que verdaderamente quita para
siempre todos los pecados de los hombres. No sólo los cubre,
sino los quita completamente. En tiempos del Antiguo Testamento,
el pueblo de Israel sufrió mucho dolor, y siempre preguntaba:
«¿Dónde está el Cordero?».
Sin embargo, un día, gracias a Dios, hubo una voz maravillosa,
y se oyó la respuesta a la pregunta hecha por siglos.
Cuando Juan el bautista vio a nuestro Señor Jesucristo, dijo:
«He aquí el Cordero de Dios que quita para siempre todo
pecado». Los discípulos de Juan el bautista deseaban conocer
la voluntad de Dios, deseaban conocer la respuesta a la pregunta
«¿Dónde está el Cordero?». Pero ellos nunca pensaron
que esa pregunta tendría una respuesta. Año tras año, la interrogante
estaba allí. Así es el Antiguo Testamento. En él, uno
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hace preguntas, pero nunca obtiene respuestas. Sin embargo,
ahora estaba la respuesta: «He aquí el Cordero de Dios que
quita para siempre nuestros pecados».
Uno puede imaginarse el impacto que eso tuvo en el corazón
de Juan y Andrés. Aquello no era sólo una frase. Luego,
hubo otro día cuando estos dos discípulos estaban juntos con
su antiguo maestro Juan el bautista, y aquí oyeron de nuevo el
clamor: «He aquí el Cordero de Dios». Ahora, el Maestro
tenía que proseguir, así que Juan inmediatamente tenía que
seguir al Cordero. A partir de ese momento, Juan se convirtió
en un seguidor del Cordero. Esto explica Apocalipsis 14. ¿Qué
son los vencedores? Son los que siguen al Cordero por dondequiera
que él va.
Esta es la historia del apóstol Juan. ¿Qué es un vencedor?
Un vencedor no es nada más que un discípulo del Cordero.
Por eso no nos sorprende en Apocalipsis encontrar: «el Cordero
... el Cordero ... el Cordero». Fue como un terremoto en
su vida, y él no lo olvidó. Sus ojos se abrieron cuando su
antiguo maestro dijo: «He aquí el Cordero de Dios», y Juan el
bautista perdió a dos de sus mejores discípulos.
Mis hermanos, ¿cómo saben ustedes que su obra es exitosa?
Cuanto más espiritual es su obra, cuando más exitoso es en su
ministerio, los mejores de sus discípulos van a seguir al Cordero.
No a usted, sino al Cordero. Este es el ministerio más
exitoso que el Señor nos ha encargado. ¡Oh, cuántas veces
deseamos tener una multitud alrededor de nosotros! Usted
nunca haga eso. Eso no significa éxito; eso significa un gran
fracaso. En el principio del evangelio de Juan, hubo un siervo
de Dios que tenía éxito, y cuanto más trabajaba, más perdía a
sus discípulos. Recordemos algunos comentarios que le hicieron.
Alguien dijo: «Mira, Juan bautista, todos le siguen a
él». Y él respondió: «Es preciso que él crezca y que yo mengüe
».
¿Por qué hoy nosotros estamos aquí? ¿Por qué servimos a
los santos, al pueblo de Dios? ¿Buscamos éxito? Sí. Sin embargo,
el éxito no significa una multitud alrededor de nosotros.
No, el éxito significa que usted se quedará solo. Si usted
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estaba rodeado de una multitud, y si verdaderamente conduce
a las personas al Cordero; si usted verdaderamente dice: «He
ahí el Cordero», los mejores de sus discípulos le van a seguir
a él. ¡Sin embargo, usted está tan contento, lleno de alegría!
«Que él crezca y yo mengüe». Él es el novio. Y este novio
está buscando su novia. ¡Gracias a Dios! Y Andrés y Juan son
parte de la novia. Y cuando Juan el bautista oyó la voz del
novio, él estaba tan feliz. Ese es el principio de la historia del
Cordero.
Ahora, ¿quién sigue al Cordero? Sabemos que Juan siguió
al Cordero, y también Andrés. Por eso, cuando Juan empieza
a escribir su diario, su evangelio, descubrimos que es muy
distinto de los otros tres evangelios. ¿Por qué? Porque en los
otros evangelios uno sólo encuentra una pascua. ¿Qué significa
eso? Nuestro Señor empezó a predicar cuando tenía treinta
años. Si es una Pascua, significa que probablemente los días
de nuestro Señor fueron sólo treinta y un años. Sin embargo,
eso no es verdad. ¿Cómo lo sabemos? Porque en su evangelio,
Juan habla de tres Pascuas. Por eso estamos seguros de
que la vida de nuestro Señor Jesucristo sobre la tierra fue de
cerca de treinta y tres años.
Cuando Juan siguió al Cordero, su vida fue marcada por
él. Cuando llegó a la primera Pascua, significaba que él había
seguido al Cordero por un año. Cuando llegó a otra Pascua,
otro año. Ahora, la Pascua es la historia del Cordero. Nosotros
descubrimos cómo Juan escribió su evangelio, y en él
tenemos tres Pascuas.
Probablemente Pedro y Juan iban al templo en el día de la
Pascua, al mediodía. Todo el pueblo de Israel iba al templo, y
había cerca de doscientos cincuenta mil corderos que iban a
ser inmolados. A la noche, todos tenían que comer el cordero
pascual. Entre las doce horas y las tres horas, los sacerdotes
inmolaban aquellos corderos.
En la primera Pascua, Juan y Pedro fueron al templo representando
al grupo, y probablemente trajeron el cordero de
vuelta al lugar donde estaban reunidos. Esa fue la primera
Pascua. Pero Juan seguía al verdadero Cordero de Dios. To88
dos aquellos otros corderos no eran sino sombras. Cuando él
miraba al cordero, él sabía que era sólo una sombra.
Eso fue el primer año. Luego, el segundo año. Después, el
tercer año. Según Juan, Jesús murió en la cruz exactamente
en aquel día de la Pascua. Alrededor de las doce horas, nuestro
Señor dijo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
». Y a las tres horas, él murió. Exactamente en el período
entre las doce horas y las tres de la tarde, cuando los
sacerdotes estaban ocupados inmolando todos aquellos corderos,
que no eran sino sólo sombras, Juan estaba a los pies
de la cruz. Amados hermanos, él vio con sus propios ojos al
Cordero de Dios en la cruz. Las otras dos Pascuas eran sólo
sombras; sin embargo, en esta Pascua, él vio al Cordero en la
cruz.
La cruz de Cristo es el árbol de la vida
Recuerde: es el Cordero el que le va a conducir al árbol de
la vida. Es el Cordero quien nos conduce al río de vida. Donde
encontramos el río de vida encontraremos el árbol de la
vida, y, al mismo tiempo, desde el árbol de la vida siempre
puede ser trazado el camino hacia atrás hasta el Cordero. ¿Qué
significa eso? Solamente Juan el apóstol nos dice que allí donde
Jesús fue crucificado, había un huerto. En medio del huerto,
el Cordero estaba en la cruz. De acuerdo a 1ª Pedro, él mismo
llevó nuestros pecados en su cuerpo en el madero, en el árbol.
Ahora, en medio del huerto hay un árbol. El Cordero está en
el árbol. El Cordero nos señala el árbol, y el árbol siempre
traza un camino de retorno hasta llegar al Cordero.
Hermanos y hermanas, ¿por qué la cruz de Cristo es el
árbol de la vida? Porque Jesucristo murió por nosotros en la
cruz. Ahora, de acuerdo a la interpretación de Juan –por primera
vez tenemos conciencia de ello– cuando Jesús murió
por nosotros en la cruz, la cruz fue para nuestro Señor vergüenza
y muerte; sin embargo, para nosotros, es vida. Ese es
el árbol de la vida para cada uno de nosotros.
Recordemos el Salmo 22:1: «Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has desamparado?». Es la profecía de nuestro Señor
89
en la cruz. Y cuando llegamos al versículo 6, dice: «Mas yo
soy gusano y no hombre». ¿Qué significa eso? ¿Por qué él es
un gusano y no un hombre? La palabra gusano en hebreo es la
misma palabra escarlata que aparece en el libro de Éxodo. En
el tabernáculo había distintos colores, entre ellos, el escarlata.
Es la misma palabra. El gusano escarlata no es un gusano
común; es un gusano especial.
En los tiempos antiguos, si un rey deseaba tener una vestimenta
real de color rojo escarlata, ¿de dónde se obtenía la
tinta? Ellos no tenían el proceso químico para obtener ese
color. Entonces, para tener una vestimenta escarlata, tenían
que encontrar muchos gusanos de esa especie. En el estómago
de este gusano había un líquido escarlata, rojo. Entonces,
cuando uno aprieta este gusano, obtiene la tinta. Así obtenían
el color escarlata.
Este tipo de gusano siempre habita en un árbol de tronco
ancho. Cuando viene una tempestad, la madre trata de proteger
sus huevos o sus hijos pequeños poniéndolos en su vientre,
y se aprieta firmemente al tronco del árbol. Cuando la
tempestad arrecia, ella se aprieta contra el tronco del árbol
con más fuerza aún, hasta que las espinas del árbol penetran
en su cuerpo. Cuando ha pasado la tormenta, la madre está
muerta, pero están los pequeños gusanos llenos de vida moviéndose
aquí y allá. Cuando brilla la luz del sol sobre aquel
árbol, si uno mira de lejos, es como si hubiera sangre derramada
en aquel tronco. ¡La madre ha dado su vida para que sus
hijos puedan vivir! La generación más joven tiene un mañana,
porque la madre dio su vida por ellos. Hermanos y hermanas,
para aquellos gusanos jóvenes, este árbol es el árbol de la
vida. Por eso, no nos sorprende que el capítulo 22 del libro de
los Salmos nos hable de la maravillosa historia de la cruz.
¿Por qué nos hemos dado el trabajo de explicar todo esto?
Ahora usted entiende. Cuando recibimos a Jesucristo como
Salvador, nuestros pecados no sólo han sido cubiertos, él los
ha quitado para siempre, pues él murió por nosotros en la
cruz. En verdad, él murió por nosotros en el árbol, y aquél
árbol es el árbol de la vida para usted y para mí. Cuando noso90
tros recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador significa
que nosotros estamos tomando el árbol de la vida, y no sólo
eso: la vida que está en Cristo. Ahora tenemos la vida de Cristo
en nosotros. No es de sorprender cuando Pablo dice: «No
más yo, sino Cristo vive en mí».
La tragedia de la humanidad
Gracias a Dios, esta vida es la vida obediente, esta es la
vida del Hijo de Dios. Es la única vida en este universo. Cuando
vivimos de acuerdo a esta vida, nosotros crecemos, y vamos
siendo transformados de acuerdo a la imagen de Cristo. Y
cuando más personas son salvas y son multiplicadas y llenan
la tierra y la sojuzgan, cuando estamos bajo la autoridad de
Dios, entonces nos volvemos su autoridad delegada. Nosotros
traemos los cielos a todas partes, traemos la autoridad de
Dios a todas partes, traemos el reino de los cielos a todas
partes. Esta es la eterna voluntad de Dios.
¿Cómo se llama ese pueblo que tiene la vida de Cristo en
ellos? En la Biblia, ellos son llamados la Iglesia. A través de la
iglesia, la multiforme sabiduría de Dios puede ser conocida
por los principados y potestades en los lugares celestiales. No
es de sorprender, en Mateo capítulo 25 dice que él va a separar
dos grupos de personas, tal como aparta el pastor a las
ovejas y los cabritos. El Señor dice a sus ovejas: «Venid, benditos
de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo». Por supuesto, nuestro Señor
quería decir que ahora este pueblo iba a entrar en el reino
milenial, pero nuestro Señor estaba en la tierra y él dijo: «El
reino de los cielos está cerca». Un día nuestro Señor regresará
y él va a traer este reino, y por eso él habla del reino que está
preparado para nosotros desde la fundación del mundo. Eso
es parte del reino milenial.
Cuando llegamos al reino milenial, significa que algo vino
hacia atrás hasta el huerto del Edén. Si el hombre no hubiera
caído, si realmente hubiera llenado la tierra y la hubiese sojuzgado,
aquel reino se hubiese cumplido en aquel tiempo.
Oh qué triste es que Adán fallara. Ahora tenemos la tragedia
91
de la caída de la humanidad. De alguna forma, la voluntad de
Dios o el deseo de Dios ha sido frustrado. Todo se trastocó. El
clima cambió. Es por eso que Dios caminaba en el jardín al
aire del día; entonces, el viento empieza a soplar. ¿Por qué?
Porque el pecado entró en el huerto de Edén. Cambió el clima,
y la tierra fue maldecida; Edén debía ser un huerto, y
ahora se convirtió en un desierto. Por esa razón, por esta maldición,
encontramos las espinas y los cardos, y por eso, de los
cuatro ríos, dos de ellos probablemente quedaron enterrados
en la arena.
En el capítulo 3 comienza la tragedia de la humanidad. Sin
embargo, la caída de la humanidad no fue inmediata. Empezó
con el pecado, pero desde el capítulo 3 hasta el 10 descubrimos
que hay tres movimientos de esta caída. Capítulo 3: el
hombre cayó en pecado. Capítulo 6: el hombre cayó en la
carne. Capítulo 10: el hombre cayó en el mundo. Ahora no es
sólo una rebelión individual; en el capítulo 11 tenemos una
rebelión colectiva. Cuando eso ocurre, es como si el fruto
podrido llegara a su máxima expresión.
Al llegar al capítulo 10 contamos el número de las naciones,
y descubrimos que son setenta. Ahora, en la mente de
Dios, él usó esas setenta naciones para representar a este mundo.
Nuestro Señor envió doce discípulos desde el mar de
Galilea para ir a las ovejas perdidas de Israel, y la casa de
Israel tiene doce tribus; sin embargo, más tarde, cuando él fue
a Betania, más allá del Jordán, él envió setenta discípulos, lo
cual nos habla de Génesis 10, las setenta naciones que representan
al mundo.
Entre esas setenta naciones, había algunas que se localizaban
a orillas del río Tigris y del Eufrates. Nimrod es el fundador
de la nación de Babilonia, y también del reino de Asiria.
Un reino junto al Tigris, otro junto al Eufrates. No lo olvidemos.
El fundador de Babilonia se convirtió en líder de todo el
mundo. Finalmente, ellos decidieron construir la torre de Babel,
y eso fue una rebelión colectiva contra Dios. Las setenta
naciones se convirtieron en un imperio, bajo un gobernante
que era contra Dios, un «antidiós». Hermanos, esto mismo va
92
a ocurrir antes del regreso de nuestro Señor. Cuando llegamos
a Apocalipsis, habrá muchas naciones que se van a reunir en
una bajo el gobierno del anticristo.
Entonces, descubrimos un anticristo en Apocalipsis, y un
«antidiós» en Génesis. Otra vez tenemos la simetría de espejo.
Nimrod era un gran guerrero, tuvo la capacidad de reunir
todas las naciones para enfrentarse a Dios, y tras él estaba el
dios de este mundo, porque todo el mundo está bajo el maligno.
No es de maravillarnos que Satanás sea capaz de ofrecer a
Jesucristo la gloria de todo este mundo, que es la gloria de
setenta reinos. Esa es su esfera de acción. Por eso se une contra
Dios.
Para conocer el fin hay que conocer el principio
Hermanos y hermanas, si ustedes quieren entender Apocalipsis,
deben entender Génesis. Ahora descubrimos que aquellos
dos ríos, que en el principio eran bendición y vida para
todo el mundo, después de la caída del hombre se transforman
en instrumentos en las manos del enemigo de Dios. A
partir de ese momento, se convirtieron en dos factores de persecución
en las manos de Satanás.
Ahora entendemos por qué en el capítulo 9 y 16 de Apocalipsis
la Biblia habla acerca del Eufrates. Especialmente después
del capítulo 9 de Apocalipsis, en la sexta trompeta, hay
cuatro ángeles caídos que serán liberados. Cuando son liberados,
ellos conciben un plan. De acuerdo a este plan, en cierto
año, cierto mes, cierto día, a cierta hora, la tercera parte de la
población será extinguida. Hay tres armas, tres plagas que
representan tres armamentos. Si hay tres armas que pueden
matar a más de la tercera parte de todo el mundo, esas deben
ser armas de destrucción masiva. Y entonces, a lo largo del
Eufrates, sea en Irak o Siria o Turquía, un día, antes del regreso
del Señor, se descubrirán armas de destrucción masiva, y
una tercera parte de los hombres va a ser eliminada.
El atentado del 11 de septiembre en Nueva York es sólo un
principio de lo que va a ocurrir. En Nueva York murieron sólo
tres mil personas. Ahora las personas han despertado en cuanto
93
a las armas de destrucción masiva, pero esto es sólo el nacimiento
del nuevo terrorismo. Este nuevo terrorismo va a alcanzar
su culminación cuando el ángel toque la sexta trompeta.
En el principio, en el huerto de Edén, el río Eufrates era
bendición y vida para el mundo; ahora se vuelve maldición.
Hoy vivimos bajo la sombra del terrorismo. Yo pienso que el
11 de septiembre ha sido para el pueblo de Dios un llamado a
despertar. Nosotros sabemos que el Señor volverá muy pronto.
No nos sorprende que al final del Apocalipsis encontremos
a Babilonia. Pero, gracias a Dios, encontramos también
«¡Babilonia ha caído, Babilonia ha caído!». Eso significa que,
en el tiempo del fin, antes del regreso del Señor, habrá una
Babilonia. En Génesis hubo una Babilonia, y aquel poder se
va a levantar una vez más. Si no fuera así, si no se va a levantar
Babilonia nuevamente, ¿cómo se podrá decir: «Babilonia
ha caído»? No debe sorprender que hoy Irak, Siria, Turquía o
Irán siempre estén en los titulares de los principales diarios
del mundo. Hermanos, esto es muy importante, ¿ven la simetría
de espejo aquí? A veces estamos tan ocupados con el
anticristo que nos olvidamos de Nimrod.
¿De dónde viene la religión de este mundo? Apocalipsis
nos dice que Babilonia es la madre de todas las religiones. Si
queremos conocer la fuente de todas las religiones, hemos de
mirar hacia atrás, a Babilonia. Todas las religiones, todos los
ídolos, comenzaron a partir de Babilonia. Es muy importante
conocer la historia de las religiones. Cuando la religión
babilónica llegó a India, se convirtió en budismo; cuando entró
a Egipto, se convirtió en otra religión. Sin embargo podemos
buscar sus raíces hasta llegar a Babilonia.
Babilonia fue muy famosa por su astronomía. Desafortunadamente,
algunos de esos conocimientos sobre astronomía
cayeron en las manos de los sacerdotes de Babilonia. Entonces
la manipularon, y se convirtió en astrología. Entonces no
nos sorprende que Apocalipsis 17 nos muestre la Babilonia
religiosa. En otras palabras, antes del regreso del Señor, todas
94
esas religiones volverán hacia su madre; van a converger en
una religión. Eso ocurre en Apocalipsis, pero no olvidemos:
hay una religión única en Génesis 11 y una religión única en
Apocalipsis 17.
¿Ven la correspondencia uno a uno; la simetría de espejo
aquí? Si uno quiere conocer el fin, tiene que conocer el principio.
Las personas están ocupadas con Apocalipsis y se olvidan
de Génesis. Así es imposible. Hermanos, todo ha cambiado
ahora. Antes teníamos el huerto de Edén, ahora se convirtió
en desierto, con espinas y cardos. Probablemente dos
de los ríos están ahora enterrados bajo la arena, y los dos ríos
que aún existen se han convertido en instrumentos de persecución
en manos del enemigo. Toda la historia del Antiguo
Testamento da testimonio de este hecho. Las diez tribus del
norte de Israel fueron llevadas cautivas a Asiria –el río Tigris.
Y, cien años después, las dos tribus del sur fueron llevadas
cautivas a Babilonia –el río Eufrates.
Ahora podemos ver todas las naciones organizadas como
un sistema bajo el liderazgo humano de Nimrod. No sólo el
reino de Babilonia, sino también la torre de Babel, ellos querían
construir su propio nombre; se rebelaron contra Dios.
Ahora uno entiende el significado del mundo, y por qué la
Biblia dice: «No améis el mundo; cualquiera que ama al mundo,
se hace amigo del mundo, se convierte en enemigo de
Dios».
Si uno sabe lo que ha pasado, lo que han sido los orígenes
del mundo, entonces uno sabe cómo la cruz ha resuelto este
problema del mundo. Entonces, no es sorprendente que Pablo
diga: «Respecto a mí, el mundo está en la cruz, y respecto al
mundo, yo estoy en la cruz» En otras palabras, respecto al
mundo yo estoy acabado; y respecto a mí mismo, el mundo
está acabado. Así que no hay forma para que nosotros nos
mezclemos con el mundo. La manzana está podrida hasta lo
último. Gracias a Dios, él prometió que un día vendría la simiente
de la mujer, quien iba a tratar con el enemigo e iba a
traer de vuelta el reino de Dios. La simiente de la mujer iba a
ser el Salvador de la humanidad, quien iba a morir por noso95
tros en la cruz para que nosotros pudiéramos tener el árbol de
la vida. Esta fue la promesa de Dios. Ahora la esperanza es la
simiente de la mujer, el Salvador de la humanidad.
La elección de Abraham
Ahora, ¿cómo la profecía sobre la simiente de la mujer iba
a ser cumplida? Dios otra vez tenía que comenzar a trabajar
en el territorio del enemigo: en Ur de los caldeos. Ur era como
es hoy la ciudad metropolitana de Londres. En la época de
Abraham era casi la capital de Babilonia, en el corazón del
territorio enemigo. Abraham creció en aquel ambiente de adoración
a los ídolos. De acuerdo a la arqueología, había allí dos
mil tipos distintos de ídolos. Abraham era un caso sin esperanza,
porque había sido educado allí y habían lavado su cerebro
en ese tipo de ambiente. Cuando Abraham pensaba acerca
de Dios era siempre en plural. Era imposible que Abraham
pudiera descubrir que había sólo un Dios. Él tenía su mente
lavada; sólo conocía los ídolos a su alrededor. Pero para traer
al mundo el Salvador de la humanidad, Dios eligió a Abraham.
Antes que Abraham hubiera visto a Dios, él tenía una religión.
Era una falsificación, por eso la religión era popular.
Aquel era un ambiente de tinieblas, que había sido creado por
Satanás. Entonces, Abraham necesitaba una luz. Los ídolos le
consolaban porque en un mundo de tinieblas, esos ídolos eran
casi como la luz de una vela. Abraham no podía vivir sin la
luz de una vela. Pero gracias a Dios un día, el Dios de la
gloria, cuya luz es como la luz del sol, se apareció a Abraham.
Él no sabía cómo definir las tinieblas. En su diccionario había
una palabra llamada tinieblas; sin embargo, no sabía cómo
definirla. Pero cuando la luz de la vela se quedó bajo la luz del
sol, fue la primera vez que él conoció lo que eran las tinieblas.
Gracias a Dios, nunca más necesitó tener la luz de una vela,
porque estaba siendo cubierto por la maravillosa luz del sol.
Por esa razón Dios llamó a Abraham de Ur de los caldeos
y se convirtió en el primer hebreo. ¿Cuál es el significado de
la palabra hebreo? Si uno lee la Biblia, esa palabra aparece
por primera vez en Génesis capítulo 14. Hebreo significa que
96
él cruzó el río. Abraham fue el primero que cruzó el río Eufrates.
Él abandonó el reino de los ídolos y siguió al Dios vivo y
verdadero, aunque no sabía adónde estaba yendo. Eso es vida
de fe.
Dios llamó a Abraham para salir fuera de Ur, para despedirse
del reino de las tinieblas. Gracias a Dios, él llegó al otro
lado del río Eufrates, y aquí tenemos el cielo en la tierra, aquí
tenemos Canaán, la tierra prometida. Así comenzó la vida de
fe de Abraham. Pero, ¿por qué? El propósito es que un día la
simiente de la mujer viniera a nacer. De Abraham Dios deseó
una familia –la familia de Jacob–, y deseó una nación –la
nación de Israel–. ¿Por qué Dios hizo esta obra? Para que un
día la simiente de la mujer naciese en Belén.
Ahora se entiende, cuando la simiente de la mujer naciera,
iba a herir la cabeza de la serpiente en la cruz, e iba a traer el
reino de los cielos a la tierra. Entonces, un día, el enemigo
podrá ser echado al lago de fuego, a través de Cristo, y la
voluntad eterna de Dios va a ser hecha en esta tierra. Y no sólo
por Cristo, sino también por sus seguidores, la iglesia.
Cuando el enemigo de Dios supo de este plan, intentó de
todas maneras destruir a Abraham. Pero el enemigo sabía que
sería muy difícil destruir a Abraham. Él tenía una visión de
primera mano, había estado cara a cara con el Dios vivo. Una
vez que él cruzó el río, nunca más iba a volver atrás. Ahora,
todo el reino de las tinieblas se inquietó mucho, porque si se
permitía que esa historia siguiera delante, cuando naciera la
simiente de la mujer, sería el fin del enemigo. Él no iba a
permitir que esto ocurriera. Entonces, antes que Abraham
engendrara a Isaac, antes que se formara la casa de Jacob, el
enemigo tenía que hacer algo para frustrar la voluntad de Dios.
Esto es muy importante. Antes que la casa de Jacob hubiera
sido formada, Satanás tenía que hacer algo. Por un lado,
Satanás y sus seguidores lamentaron la pérdida de uno de sus
súbditos, pues Abraham y su pueblo eran adoradores de ídolos.
El enemigo perdió un seguidor fiel. Pero más aún, él sabía
que, un día, a través de Abraham, esa simiente le iba a
aniquilar a él. De todas maneras, el enemigo quiso impedir
97
que eso ocurriera. Pero él sabía que era casi imposible derrotar
a Abraham.
Sin embargo, Abraham era débil en el principio, y dio lugar
para que el enemigo pudiera trabajar. Recuerden la historia.
Cuando Dios dijo: «Abandona tu familia, tu tribu, y ve a
Canaán», Abraham obedeció a Dios. Sin embargo, fue una
obediencia a medias. Abraham llevó con él a su padre y también
a su sobrino Lot. ¿Por qué? Porque él no tenía hijos.
Tenía casi setenta y cinco años: era casi un viejo. En su camino
a Canaán, claro, él tenía fe en Dios; sin embargo, era muy
débil y tenía mucho miedo. Él no sabía nada acerca de Canaán,
ni acerca del mañana. ¿Qué ocurriría? En su camino a
Canaán, tenía miedo de tener un «ataque de apoplejía». Ahora,
si él tenía a Lot consigo, sabía que por lo menos Lot podía
cuidar de él. Así, por su debilidad, él llevó consigo a Lot.
Cuando mi hija era sólo un bebé, no tenía sentido de seguridad,
y por eso, ella siempre tenía un pañuelo en su mano. En
medio de la noche, si se despertaba y tenía miedo, buscaba su
pañuelo, y cuando lo tomaba, se dormía de nuevo. Así, cuando
Abraham entró a Canaán, trajo su pañuelo con él. Lot era
su pañuelo. En todo lugar, un hombre que lleva su pañuelo,
significa que no ha crecido, y por eso Dios tenía que destetarlo.
Sólo cuando fuera destetado podría crecer. Por eso, Lot tenía
que irse.
Recuerden que Abraham tenía la visión. Lot no tenía visión.
Lot era un muy buen seguidor, pero nunca había visto al
Dios viviente. Por causa de esa obediencia a medias, Lot se
volvió un territorio propicio para que el enemigo pudiera obrar.
Entonces, hermano, sé cuidadoso. Si tú tienes una visión del
Señor, aunque los Lot te estén siguiendo, de alguna manera
ellos también tienen que tener una visión de primera mano de
Dios. ¿Cómo sabemos que Lot no tenía visión? Porque finalmente
Lot movió su carpa hasta Sodoma y Gomorra. Ustedes
conocen la historia. Cuando llegó a Sodoma y Gomorra, había
una manera en que el enemigo podía cazar a Lot. Y eso es
descrito en Génesis 14.
98
Babilonia versus Jerusalén
Veamos la historia del capítulo 14 de Génesis. Hubo una
batalla de cuatro reyes contra cinco. ¿Quiénes eran los cinco
reyes? Ellos eran del área del Mar Muerto, y dos de las ciudades
que había allí eran Sodoma y Gomorra. Los cinco reyes
fueron derrotados, y muchas personas que vivían en Sodoma
y Gomorra fueron tomadas cautivas. Lot era uno de ellos. Era
casi imposible para el enemigo llevar de vuelta a Abraham
hacia el otro lado del río, pero el enemigo de Dios le puso una
trampa aquí. Él sabía que un hombre que tiene una visión es
casi imposible de mover, entonces pone una trampa a su seguidor.
Y Lot era un seguidor, sin visión.
El enemigo de Dios trabajó en Lot y, finalmente, Lot se
fue a Sodoma y Gomorra. Entonces vino la guerra, y Lot fue
llevado cautivo. Si no hubiese sido por Abraham, Lot hubiese
regresado al otro lado del río. Ahora entienden la trampa del
enemigo. Como ese pueblo era del otro lado del río, los llevaban
hacia allá, y si eran llevados allá, no habría ninguna posibilidad
de que Jesucristo viniera a nacer en Belén. ¿Ven cuán
serio es cuando uno obedece a medias?
Ahora, permítanme explicarles acerca de esos cuatro reyes,
porque es muy importante. Esos cuatro reyes son del otro
lado del río, uno de ellos es el rey de Babilonia, y otro es el rey
de Elá; todos son ejércitos del otro lado del río. Esta es la
primera batalla en la Biblia. No era una guerra local, una guerra
tribal, sino una guerra entre dos grandes regiones. En términos
de hoy, era una guerra internacional. Esta es la primera
batalla de este tipo en toda la Biblia.
Cuando llegamos a Apocalipsis, tenemos la batalla de
Armagedón, la última guerra internacional. Aquí vemos la
simetría de espejo. Entonces, hemos de entender esta guerra
con mucha claridad.
Entonces, ¿por qué las personas que vienen del otro lado
del río tienen que luchar contra los cinco reyes? Porque había
un tesoro en aquel mar. Cada vez que había un terremoto,
algún material flotaba en la superficie de aquel mar, a veces
materiales muy preciosos. Los egipcios usaban ese material
99
para hacer las momias. Así que había un tesoro en el Mar
Muerto. Si miramos la situación política y económica en aquel
tiempo, ¿por qué hubo esta guerra entre los cuatro y los cinco
reyes? Por razones económicas. Lo mismo que hoy. Debía
haber alguna razón económica, una razón política para aquella
guerra. Probablemente la causa fue el tesoro que estaba
allí.
Pero más que eso, tenemos que entender lo que el enemigo
estaba haciendo. Sabemos cuán fuerte es el enemigo que está
al otro lado del río. No olvidemos, Babilonia siempre ha sido
la nación líder del mundo. En aquel tiempo era una súper
potencia. Pero más aún, de acuerdo a la Biblia, cuando ellos
viajaron desde el otro lado del río hasta llegar al Mar Muerto,
conquistaron todo lo que había en su camino. No había otro
camino, pero ellos crearon el camino, y aquel camino es muy
importante. Aquella era ‘la carretera del rey’ mencionada en
la Biblia, y ese camino fue creado por la guerra, conquistando
al enemigo.
¿Quiénes son los enemigos? Si estudias el capítulo 14,
aquellos enemigos eran gigantes. ¿Cómo lo sabemos? En la
Biblia, el rey de Basán tenía una cama muy grande. Eso nos
muestra que las personas allí eran muy grandes. Según los
descubrimientos arqueológicos, sus tumbas eran muy grandes.
En esta guerra, ellos destruyeron a todos los gigantes. En
otras palabras, los gigantes no pudieron resistir a estos guerreros.
Eran el ejército más terrible en el mundo en aquellos
tiempos, porque aun siendo gigantes, fueron derrotados.
Hermanos, esa es la trampa del enemigo. Abraham amaba
a Lot, y cuando supo que Lot había sido capturado, ni siquiera
lo pensó. Aquel amor era muy profundo. Él nunca hizo un
análisis, no hizo los cálculos. Ni siquiera sabía quién era el
enemigo. Entonces, con sólo trescientas dieciocho personas
de su familia, persiguió al enemigo todo el camino hasta Dan.
Un milagro ocurrió, así que finalmente trajo a Lot de regreso.
Ahora, hermanos, piensen esto: ¡Abraham estaba golpeando
un huevo contra una roca! ¿Y qué ocurrió? ¡La roca se
rompió! Era el huevo que debía haberse roto, pero él no pensó
100
en eso. Sin embargo, más tarde tuvo miedo. ¿Cómo sabemos
eso? En el capítulo 15, Dios dice a Abraham: «No temas».
Ahora él tuvo miedo, cuando se sentó y pensó en lo que había
hecho, que con trescientas dieciocho personas había derrotado
a una súper potencia de aquellos tiempos. ¿Qué pudo haber
pasado? Que no sólo Lot, sino también Abraham, fueran
llevados de vuelta a Babilonia. No era a Lot a quien deseaba
el enemigo, sino a Abraham. Si aquello hubiese ocurrido, no
habría ya familia de Jacob, ni nación de Israel, ni simiente de
la mujer, ni Salvador de la humanidad, ni cruz, ni Cordero.
Nada. Esta era la trampa estratégica del enemigo.
En el camino de vuelta a Jerusalén, para sorpresa de
Abraham, Melquisedec, el rey de Salem, le salió al encuentro.
No sólo lo saludó, sino que intentó explicarle lo que había
ocurrido. Entonces, le dijo: «Bendito es el Dios de los cielos y
de la tierra que entregó tus enemigos en tu mano». Ahora
entendemos por qué los trescientos dieciocho fueron capaces
de conquistar a aquella súper potencia. Hablando externamente,
la guerra era por interés de los tesoros del Mar Muerto.
Externamente, eran cuatro reyes contra cinco reyes. Pero si
tienes ojos espirituales, era una batalla entre Babilonia y Jerusalén.
Nosotros creemos que por primera vez los ojos de
Abraham se abrieron, y aunque vivía en tiendas, ahora él
empezó a esperar la ciudad que tiene fundamento, que está
siendo construida por Dios mismo.
Ese fue el primer encuentro entre Babilonia y Jerusalén.
En Apocalipsis 17 y 18 tenemos el último encuentro entre
Babilonia y Jerusalén. «Babilonia ha caído, Babilonia ha caído
». En el capítulo 17, la Babilonia religiosa; en el capítulo
18, la Babilonia política y económica. Finalmente, el anticristo,
así como Nimrod, desea unificar toda la tierra, para que sea
un mundo económico, con una moneda única, y el 666. Sin
esas cosas, uno no podrá sobrevivir. Y así habrá un mundo
religioso, y una religión única. Todos ellos regresan a Babilonia,
y habrá un solo mundo político.
Hermanos, eso es otra vez la repetición del capítulo 11 del
Génesis. En Génesis tenemos el principio de la historia, y en
101
Apocalipsis tenemos su fin. En el capítulo 17 y 18 encontramos
la Babilonia política, económica y religiosa que representa
el mundo que está bajo el maligno. Representa la gloria
de los reinos del mundo, unidos, los que Satanás ofreció a
nuestro Señor, y que él rechazó.
Gracias al Señor, «Babilonia ha caído, Babilonia ha caído
». Los reinos del mundo se tornarán en el reino de nuestro
Señor Jesucristo y, a través de la iglesia, la multiforme sabiduría
de Dios será dada a conocer a los principados y autoridades
en los lugares celestiales. La nueva Jerusalén descenderá
de los cielos a la tierra.
Babilonia significa que el hombre está buscando llegar a
Dios; ellos querían usar la torre de Babel para tratar de alcanzar
los cielos. Eso es la religión, esos son ladrillos. Pero Jerusalén
ha sido construida con piedras, y las piedras fueron creadas
por Dios. Ahora, en Babilonia no hay piedras, no hay
montañas, por eso hicieron ladrillos. Los ladrillos son una
imitación de las piedras. Y eso es la religión; eso no es el
evangelio.
Pero, ¿qué dice el evangelio? Dios es quien busca al hombre;
no es el hombre intentando alcanzar el cielo. Al final, la
nueva Jerusalén baja desde los cielos. La paz viene de los
cielos. Uno nunca trabaja para obtener la paz, uno nunca trabaja
para ganar el cielo.
«Babilonia ha caído, Babilonia ha caído». Gracias a Dios,
ahora la nueva Jerusalén desciende de los cielos, y Jerusalén
significa paz. Ahora los cielos bajan y ahora la paz viene desde
los cielos cuando vemos la nueva Jerusalén sobre esta tierra.
Finalmente la voluntad eterna de Dios se habrá cumplido.
La multiforme sabiduría de Dios es mostrada por medio
de la Iglesia
Nuestro tiempo ha terminado. Sin embargo, pienso que
hemos oído suficiente por esta vez. Nosotros sabemos cuán
rico es todo el libro de Génesis. ¿Por qué? Porque tenemos la
interpretación de Apocalipsis. Sabemos cuán rico es el libro
de Apocalipsis, porque tenemos la interpretación de Génesis.
102
Hermanos y hermanas, gracias a Dios, aunque no hemos
terminado todo, yo pienso que ustedes son capaces de llenar
los detalles que quedan. Pienso que ahora es muy fácil. Gracias
al Señor, amados hermanos.
Finalmente, a través de la iglesia, la multiforme sabiduría
de Dios va a ser mostrada a los seres angelicales. Ahora los
ángeles no sólo van a adorar a Dios por ser el Dios todopoderoso,
ahora ellos habrán aprendido la lección de la iglesia, la
multiforme sabiduría de Dios que es expresada a través de la
voluntad eterna de Dios.
Que el Señor hable a sus corazones.
***
103
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7 Preguntas y 21 excusas que suelen darse para no seguir a
Cristo
Los Amigos También Tienen que Morir
La Buena Tierra
Claudio Ramírez
Del Cielo hasta la Tierra (poemas)
Como el Rocío de Hermón (poemas)
Varios autores
Mensajes a la Iglesia
Pedidos a:
Jorge Geisse D.
Ediciones «Aguas Vivas».
Fono (45) 642904, Casilla 3045, Temuco, Chile.
E-mail: jgeissed@hotmail.com
www.aguasvivas.cl
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